Mientras completaba el aviso oficial que debía colgarse en medio de la sala común, que les permitiría a los muebles de bajo nivel salir de su habitación incluso durante el toque de queda única y exclusivamente para un uso rápido de los baños, Louis pensó en su extraño encuentro con Orphe unos días antes.
***
El lugar que Lord Zavi había elegido para reunirse con el gerente de los muebles era inusual. Normalmente, todo lo que tenía que ver con el funcionamiento de la torre se llevaba a cabo en su oficina, pero hoy le dijo específicamente que viniera a su departamento.
A las nueve en punto sonó el timbre. Quino - un eunuco de unos treinta años, de estatura media, calvo y con gruesas gafas - fue inmediatamente a abrir la puerta. Se inclinó tanto que el recién llegado temió que se golpeara la frente contra el suelo. "Bienvenido, Sir Louis".
"Buenos días Quino. Supongo que Lord Zavi te avisó de mi llegada".
“Sí, señor. Mi amo le está esperando en la sala de estar. Sígame". El mueble acompañó al invitado y luego inmediatamente huyó a la cocina.
El Blondie estaba sentado frente a una pequeña mesa de té cerca de la ventana. Los primeros, tímidos rayos del día iluminaban su cabello dorado. A pesar de estar en casa, iba vestido con ropa formal de color crema.
El eunuco sonrió mientras inclinaba ligeramente su cabeza. "Me alegro de verte, Orphe."
"Buenos días, Louis", respondió Lord Zavi, sonriendo a su vez. "Le pedí a Quino que nos sirva el desayuno, espero que tengas hambre. Toma asiento".
"La hospitalidad de alguien tan refinado y de buen gusto como tú siempre es bienvenida", el hombre tomó asiento en la única otra silla alrededor de la pequeña mesa. "Supongo que esta convocatoria urgente se debe a los disturbios de ayer por la tarde y de anoche, pero la elección del lugar me sorprende un poco. ¿Por qué no en tu oficina como siempre?"
Lord Zavi suspiró, mirando distraídamente la grandiosa vista de la reluciente Tanagura matutina debajo de él. "Quería asegurarme de que nuestras palabras no salieran de estas paredes".
El eunuco anciano asintió: "Entiendo. En este caso, protegeré el secreto de esta conversación a costa de mi propia vida".
La entrada de Quino en la habitación los interrumpió por un momento. La mesa se puso con un mantel de encaje azul, una tetera humeante, dos tazas de porcelana fina, varios pasteles en un plato y dos servilletas de raso ingeniosamente dobladas en forma de flor. Antes de marcharse, el mueble le hizo a Louis otra reverencia tan exagerada y cómica que aflojó la seriedad del ambiente.
"Perdona sus formas", dijo Orphe, riendo discretamente con la boca cerrada. "Creo que Quino quiere impresionarte. Esta es la primera vez que tiene la oportunidad de atenderte y está tratando causar una buena impresión".
"Ya veo. Lo felicitaré por el té antes de irme, entonces. De hecho, tiene un gran aroma". Louis se sirvió una taza y dio el primer sorbo. "Pero ahora pongámonos a trabajar. Sin duda querrás que hablemos de la conducta de Katze ayer".
"Sí, podríamos empezar por ahí. Ese mueble me ha causado dolores de cabeza desde que trabajaba para Iason. Tus métodos suaves no son suficientes con él, se necesita una mano más firme para doblegar su terquedad. La próxima vez que un mueble cause problemas con una mascota, quiero que los guardias se encarguen".
"Vamos, Orphe", Louis dejó su taza y acarició tranquilamente a su interlocutor con la mirada. "Fue provocado, tú también viste las grabaciones. Katze fue un líder hasta hace unos meses, hay que darle un tiempo para que se acostumbre. Estoy seguro de que la disciplina pública de ayer hirió su orgullo. La próxima vez lo pensará dos veces antes de rebelarse. Démosle otra oportunidad".
"Orgullo", repitió molesto el Lord de Eos. "¿Te parece normal hablar de orgullo refiriéndose a un mueble de tipo D? ¡Ese hombre debería agachar la cabeza y estar agradecido por seguir vivo! De todos modos, está bien, confío en ti. Démosle una última oportunidad". Orphe dio a su vez el primer sorbo de té. "Pasemos al segundo tema: la paliza recibida por Reinold".
Louis asintió con gravedad. Era un tema espinoso. La nota amenazante sugería que lo hizo un mueble, o al menos alguien que por razones misteriosas se preocupaba por su bienestar. "Estuve pensando en ello desde que me informaron del ataque, pero desgraciadamente no se me ocurre ningún culpable".
"A mí sí, en cambio", lo sorprendió el rubio.
"¿Crees que conoces la identidad del atacante?"
"Sí, y no sé qué hacer. Según las leyes de Eos, debería denunciarlo e iniciar una investigación para demostrar su culpabilidad usando las pistas a mi disposición... pero algo me dice que hacerlo sería un error colosal. La razón por la que te estoy contando esto es que quiero tu consejo. ¿Qué debo hacer, Louis? Mi sospechoso es Raoul Am".
"¿Lord Am?" El eunuco exclamó incrédulo.
Orphe pulsó el botón de encendido de un pequeño aparato electrónico que había en la mesa al lado de la taza. Un vídeo holográfico se materializó entre ellos. En primer plano estaba Raoul, sentado en uno de los taburetes de la barra de Oasis mientras miraba fijamente un punto con los ojos rojos de ira.
“Es una grabación contemporánea del castigo público del antiguo mueble de Iason. Raoul estaba allí. Y eso no es todo..." El Blondie desplazó el vídeo, moviéndolo con la mano, y abrió otro que mostraba una figura encapuchada que cargaba a un muchacho llorando sobre su hombro, con las manos atadas y la boca amordazada.
"Es la única grabación existente del ataque de esta noche", explicó. "Ese es definitivamente Raoul. No se le ve la cara, pero podría reconocer su postura entre mil. Ahora explícame, Louis, ¿por qué demonios mi hermano atacaría a una mascota y defendería a un mueble? ¡No tiene sentido! Últimamente actúa de forma tan extraña que no parece él mismo. Temo por su cordura, y por supuesto, por su seguridad. Si Júpiter se entera..."
Al hablar de ello, la voz del Blondie se volvió inestable. Él y Louis se parecían: así como el eunuco intentaba mejorar y salvaguardar la vida de los muebles mediante el respeto a las reglas, Orphe quería mantener los privilegios de los Elites siguiendo las tradiciones y asegurándose de que cada uno de ellos cumpliera su papel al pie de la letra. La muerte de Iason, la huida de Gideon y la caída de estatus de Raoul representaban una gran derrota para él.
Verlo tan angustiado hirió el corazón de Louis, que instintivamente colocó su mano sobre la de Lord Zavi. Tal gesto - un mueble tocando deliberadamente a un Elite - sería normalmente inconcebible, pero los dos se conocían tan bien y desde hacía tantos años que podían permitirse algunas pequeñas confidencias de vez en cuando, si estaban solos. O tal vez simplemente se estaban engañando a ellos mismos pensando que podían.
"Estoy seguro de que Lord Am sabe lo que está haciendo”, lo tranquilizó. “En cuanto a su relación con Katze, no conozco los detalles, pero sé que hay una conexión entre ellos. Katze posee las habilidades para hackear el mecanismo de su propia pulsera rastreadora, abrir las puertas de Eos y escapar. Incluso podría desviar a los guardias y huir sin ser molestado si quisiera, pero no lo hace porque Júpiter lo chantajeó amenazando con borrar la mente de Raoul si lo intenta. Estoy bastante seguro de que Lord Am también recibió amenazas similares. Sigue tus instintos, Orphe. Ya sabes lo que tienes que hacer".
De hecho, Lord Zavi lo sabía pero necesitaba un pequeño estímulo para proceder. Con un rápido movimiento de sus dedos, destruyó todos los registros que mostraban la presencia de Raoul en Oasis y su participación en el ataque a la mascota de Zeke. "Por favor, no le cuentes esto a nadie", dijo en voz baja.
Louis se limitó a tomar un pastel de cereza negra del plato. "No tengo ni idea de lo que estás hablando. Sólo vine para beber un excelente té y disfrutar de la estimulante compañía del Lord de Eos, además de, por supuesto, hacer mi trabajo. De hecho, da la casualidad que necesito hablar contigo sobre un problema inherente al pabellón de los muebles de tipo D que necesita de tu intervención”.
Orphe puso los ojos en blanco, mientras a su vez sacaba un pastelito de jengibre. "¿Una nueva petición? Te recuerdo que ya mejoramos la calidad de su comida hace tan solo unos días".
"Es cierto, y los cambios fueron muy bienvenidos. Verás que la torre se beneficiará en productividad. El tema de hoy tiene que ver con sus necesidades fisiológicas nocturnas".
"¡¿Necesidades fisiológicas nocturnas?!"
Al darse cuenta de que la conversación estaba a punto de centrarse en la necesidad de orinar por la noche de los muebles de tipo D, Orphe casi se atragantó con la galleta.
***
Júpiter chantajeando a un mueble y a un Blondie.
Lord Am persiguiendo en secreto a la mascota de uno de sus hermanos y dejando notas anónimas amenazantes.
Un Blondie muerto, uno fugitivo, uno privado de sus derechos.
¿Qué estaba pasando en Tanagura?
Pero, sobre todo, ¿qué era ese extraño cosquilleo en su estómago que él sentía cuando recordaba el sonido tranquilizador de la voz de Orphe, la amabilidad de sus gestos y la calidez de su mano?
Louis sabía que había algo mal con su forma de interactuar con el Blondie. Con el paso de los años, se había rendido ante las solicitudes cada vez más insistentes de Lord Zavi de hablarle y dirigirse a él de una manera igualitaria y conversacional. Permitió que sus interacciones perdieran toda connotación formal y se volvieran casi íntimas, pero fueron demasiado lejos. Toso eso estaba prohibido. A la luz de los nuevos eventos, una violación tan flagrante de las reglas era un comportamiento peligroso.
Absolutamente tenía que poner remedio. De ahora en adelante sólo aceptaría las invitaciones de Orphe en la esfera profesional de su oficina. Minimizaría el contacto y haría que sus conversaciones sean más formales.
Louis no podía permitir que otro Blondie perdiera prestigio a los ojos de Júpiter debido a su encaprichamiento con un ser humano.