Complicaciones y avances
Jueves, 18 de enero 2018
Se había esforzado, este había sido uno de los casos más difíciles que había tenido hasta el momento, pero lo había terminado y se había esforzado para hacerlo en un tiempo récord para conseguir algo de tiempo de calidad con su amado rubio.
Estaba preparando todas sus cosas para irse cuando vio a su compañera acercarse, ella al ver sus intenciones le dijo:
- ¿Zoro-san a dónde va? No me diga que olvido que aún nos falta el caso del señor Kuroyami, no hay tiempo para descansar- Dijo enojada la chica por la falta de compromiso de su compañero, él los había metido a todos en ese lio de días sin descanso, no iba a permitir que ahora él se escapara y les dejara con todo ese trabajo acumulado.
-Yo… este…- Debía aceptarlo, el mismo se puso obstáculos para cumplir su nuevo objetivo, pero que iba a pensar el que al aumentar excesivamente el trabajo iba a provocar pequeñas fracturas en su relación. - Yo solo…
-No, nada de peros, estamos con demasiado trabajo como para perder a alguno del equipo. Todos debemos de cooperar para que todo salga como esperamos y ganar. - Y aunque todas sus palabras eran verdaderas también debía admitir que no quería dejarlo ir porque le gustaba pasar tiempo con él, aunque fuera por trabajo. El amor que le tenía desde hace años no desaparecía tan fácil, llevaba años enamorada pero tampoco se interpondría en la relación que él tenía, ella solo quería estar a su lado y compartir esos pequeños momentos de trabajo con él, ese era su pequeño capricho.
-Yo lo entiendo…- Él había sido el que los había metido en aquel aprieto, ahora no podía abandonarlos. - Solo quería hacer una llamada.
-Está bien, iré preparando lo que tenemos del caso para discutirlo entre todos- Ella se marchó a su oficina.
Mientras el saco su teléfono para llamar a su amado.
-Cocinero- Dijo al escuchar que habían contestado al otro lado de la línea.
-Marimo, justo estoy preparando la cena para ambos, hoy fue un día difícil en el restaurante y preparar los detalles de la boda es un poco más complejo de lo que creí. De no ser por la ayuda de mi bella dama no creo que pudiera lograrlo para el gran día- Hablo el rubio con entusiasmo, tan entusiasmado que no podía parar de hablar y no era consiente que no estaba dejando hablar, al contrario.
-Sanji yo… lo siento, sé que ayer te prometí que hoy si llegaría, pero hoy tampoco creo poder lograrlo, aun me falta un caso más y no creo poder llegar por un tiempo, lo siento, pero prometo recompensarte solo espérame por favor- Lo último lo dijo en un susurro casi como una petición desesperada que esperaba fuera escuchada, pero a la vez se avergonzaba de ello.
-Comprendo- El tono no quería que sonara tan decepcionado como se sentía, pero no pudo evitarlo- Solo quería verte, pero se cuán importante es tu trabajo para ti, solo no te sobre esfuerces y espero que sea una buena recompensa por todo el tiempo que me estás haciendo esperar- Dijo en tono de juego, aunque por una parte el reclamo fuera verdad.
- ¿Sabes que te amo verdad?
-Lo sé, yo también te amo marimo- No mentiría estaba triste, pensó que a partir de esa noche todo sería como antes, como antes de aquella propuesta de matrimonio, como antes de esos más de dos meses en las que el de cabellos verdes ya no llegaba a su hogar todas las noches, en las que no era necesario que pasara todo el día trabajando y compartía más tiempo con él.
Luego de aquellas palabras colgaron la llamada, el de cabellos verdes suspiro resignado y se dirigió dónde Tashigi.
Mientras tanto el rubio decidió guardar todo lo que ya tenía preparado, ya no tenía ese entusiasmo por cocinar como hacía unos minutos.
En lo que se iba a preparar para dormirse recibió un mensaje.
- “Sanji-ya ¿Estas libre? ¿Quieres salir a cenar conmigo?”
Lo pensó detenidamente, y decidido respondió
- “Claro, tengo tiempo”
- “Estupendo, nos vemos en el restaurante que está cerca de Imperio”
- “En unos 30 minutos estoy ahí”
- “Está bien, te espero”
Decidido se vistió con su mejor ropa para dar una buena presentación y se dirigió al tan aclamado restaurante que era uno muy bueno si debía admitir.
Treinta minutos después a como había acordado el rubio ya estaba en la entrada del restaurante, y en una de las mesas cercanas a la ventana vio al de cabello azabache.
-Law, lamento la demora espero no haberte echo esperar mucho. - Se disculpó para luego disponerse a tomar asiento.
-No, tranquilo, no hace mucho que llegue, y no llegas tarde, estás justo en el tiempo acordado. Pero dime ¿Cómo has estado?
-Bueno después de la última vez que nos vimos que fue hace unos cuatro días sino me equivoco- Le dirigió una mirada sarcástica- No hay mucho que contar que no sea trabajo ¿y tú? ¿Cómo sigues con lo de buscar un apartamento? - Pregunto con genuino interés.
-Que te puedo decir, es un poco difícil encontrar apartamento que se encuentre en la zona norte pero que se encuentre cerca del hospital.
-Sino es muy inoportuna la pregunta ¿por qué tiene que ser específicamente en la zona norte?
Antes de que el contario respondiera un mesero se les acerco para dejar los menús, ellos sin más, se dispusieron a ordenar al ya conocer lo que ofrecía aquel restaurante, no era la primera vez que ambos frecuentaban aquel lugar.
-Respondiendo a tu pregunta- Retomo el tema una vez el mesero se retiró- Debo ser sincero, tengo un ex que vive en la zona sur y quisiera alejarme lo más que se pueda- Admitía que referirse de Kid como ex le dolió, pero imaginaba que eso eran, total el pelirrojo ya volvió a iniciar una nueva vida con aquella odiosa chica de cabello rosado, ya no creía ser parte de la vida de aquel grandulón.
-Oh lo siento- No quiso ahondar más en el tema- Supongo que yo podría ayudarte un poco con eso, tengo un amigo que tiene muchos contactos en cuanto a bienes raíces, el trabajo un tiempo en el campo, yo tengo su tarjeta permíteme- En su billetera siempre mantenía la tarjeta de contacto de sus amigos para ofrecer los servicios de estos cuando fuesen necesarios, claro que también se encontraban la suya y la de Roronoa- Listo, su nombre es Jimbei, es el mejor en el campo, como podrás observar en la tarjeta ya no trabaja de ello pero aún tiene contactos e influencias por lo que si le dices que yo te envié él las moverá para ti.
-Lo agradezco mucho Sanji-ya- El moreno había tomado la costumbre que en cada oportunidad que tuviera tomaba la mano del rubio y es justo lo que hizo en esos momentos, Sanji admitía que ahora lo sentía un poco más normal pero no dejaba de ser un gesto íntimo y hacerle sentir que aquello estaba mal.
-No tienes nada que agradecer, sabes que lo hago con gusto- No aparto su mano sino hasta que llego el mesero con sus órdenes.
-Sanji-ya, me gustaría que cenáramos juntos en este restaurante mañana también, claro si a ti no te molesta.
El rubio recordando que su amado no estaría disponible por un buen tiempo y ya que estaba disponible por aquellas noches decidió aceptar.
-Si me gustaría.
Law sonrió con gusto. Estoy cada vez más cerca, pensó con entusiasmo.
Ambos se dispusieron a disfrutar la comida y charlar con entusiasmo de lo que habían realizado en el día y todos los contratiempos y momentos divertidos vividos en sus trabajos.
Y aunque ambos solo habían quedado para el día siguiente aquellos encuentros se habían extendido a todas sus noches libres por el siguiente mes en el cual ambos se volvían cada vez más cercanos y parte de la vida del otro, aunque claro no conocían toda la verdad de la vida del contrario.
Mientras tanto el abogado se encontraba concentrado en su trabajo para terminar lo antes posible y así poder reunirse con su amado y recuperarlo de las garras de aquel que intentaba separarlos, no sabía quién era y no deseaba molestar a su amado con sus pensamientos, ya habían tenido problemas antes por sus celos que en ocasiones eran infundados debía admitir, además no estaba seguro de que algo estuviera sucediendo, él confiaba en que Sanji no sería capaz de traicionarlo. Por otro lado, no confiaba en aquel sujeto que había tomado la mano de “SU” rubio, aquel gesto por simple que fuera desde su punto de vista iba cargado de muchas intenciones ocultas y él no se dejaría vencer sin antes dar una buena pelea, aunque claro no podía luchar si su trabajo no estaba concluido.
Al mismo tiempo el mecánico entraba a un bucle de bebidas y rencores, logrando autodestruirse en la melancolía de haber perdido a la primera persona que llego amar, aquella que le hizo descubrirse capaz de ser amado y de amar de igual manera, y sin embargo a pesar del dolor que aquella ruptura presentaba para su corazón no pensaba pelear por alguien que le dio la espalda fácilmente, lo cual lo hacía sentir peor. En esta ocasión sentía que en su vida aplicaba la frase “No puedes vivir sin él ni con él”.