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Daddy Issues por mfernandasadiklover

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Notas del capitulo:

¡Hola! Bueno, luego de casi un año sin actualizar soy casi una descarada.

Se me cruzó por la mente varias veces eliminar el fic y publicarlo cuando estuviera finalizado, pero ni tiempo para eso tuve. Además de estar ocupada, la verdad es que no lograba escribir y sentirme satisfecha con el capítulo, así que lo reescribía varias veces. Aun así, espero les guste, y si notas faltas de ortografía o errores, no duden en decirme para corregir. Si tienen dudas o sugerencias, no olviden dejar un comentario. ¡Espero les guste!  
 

Luego del desastroso incidente de la presentación de Draco, pasaron varias semanas ante de que una nueva noticia cayera en la familia Potter, el joven rubio conocido como la serpiente borracha, se mudaba junto al topo cegatón.

La llegada de Draco a la familia Potter fue un verdadero caos. Malfoy miraba a los hijos de su pareja como intrusos en su propia casa. Como elfos domésticos diría un buen entendedor.

Los chicos, a su vez, le miraban de reojo. Tenían tantas preguntas y la mayoría de ellas eran demasiado vergonzosas para ser dichas.

¿Su padre era gay? ¿Fue por eso que había dejado a mamá? Se preguntaban mirando como el joven rubio se comía a gritos a su papá.

¿Por qué dejaba que lo mangonearan de esa manera? ¿Era tan bueno el sexo para soportar todo?

Siempre fue un hombre amable, pero firme. Contrario a ahora, que era todo un osito cariñosito. ¿Quieres esto bebé hurón? Lo compraré de inmediato para ti, ¿te sientes cómodo? ¿Quieres otra algo más?

Era realmente increíble la forma en que ese chico lo tenía en la palma de su mano. Suspirando se miraron entre ellos y decidieron que era mejor dejar de pensar y mover más rápido los muebles o si no, el rubio los miraría de reojo alzando una ceja.

Un gesto increíblemente irritante.

No entendían lo que su padre veía en él, era un chico atractivo, pero sus expresiones siempre eran desagradablemente altaneras, y sobre todo, era un gran culo gordo y flojo, y aun así, de cierta manera, Albus sentía que las mejillas le ardían al verlo.

La hija, por otro lado, odiaba con el alma a ese hombre rubio que parecía querer dejar en la calle a su padre. ¿Cambiar los muebles que ella había escogido por ser feos? ¡Cómo se atreve!

Su padre parecía completamente sumiso ante la personalidad exigente del muchacho, no se daba cuenta del error que estaba cometiendo. Lily era una chica amable. Sinceramente, pensaba que era una buena niña.

Pero este chico simplemente era más de lo que podía tolerar.

“¿Por qué tienes que cambiar los sillones? Los escogí yo cuando papá se mudó”. Reclamó haciendo énfasis, cruzándose de brazos se le quedó mirando con mueca en el rostro. El hombre de ojos grises le dio un vistazo breve, desinteresado y aburrido.

Casi igual que si mirara a un bebé que hace berrinche, Lily se sintió con ganas de chillar, pero se contenía porque de seguro eso quería el otro, darle un motivo para que su padre le quitara su llave justo como hizo con mamá.

Su madre había quedado sorprendida, más que eso, todos habían abierto la boca de la sorpresa, años sintiendo que la casa de papá era el lugar de vacaciones de la familia, y ahora, simplemente no podían entrar sin permiso de un extraño.

Su mamá, como la mujer madura que era, devolvió la llave que tenía y se marchó sin decir nada, a pesar de que podían notar cierto brillo astuto en los ojos de esa víbora rubia, su madre guardo silencio.

Pero Lily era diferente, la situación le parecía injusta, y sencillamente no iba a aguantar la actitud burlona de ese tonto.

“Por lo mismo, ahora los escojo yo, porque me estoy mudando”. Respondió Draco y siguió dando órdenes a James y Albus para que sacaran el sillón de un bonito rojo que ella había escogido,

Lily apenas lo vio, supo que debía ser ese, lo escogió por simples razones.

Era de la misma tonalidad del cabello de sus más grandes amores, mamá y ella, y ese era evidentemente el color favorito de su padre.

“¡Pero si están buenos todavía! Además, ¿sabes cuánto costará remodelar el lugar? ¡Tú apenas eres un universitario!” gritó cada vez más molesta. Era obvio quien pagaría todo.

El chico le miró de reojo, alzó una ceja y luego su nariz se curvó en un gesto desagradable.

“¡Harry!” gritó sorprendiéndola, ella le miró enojada porque sabía que planeaba. Su padre sacó la cabeza de la cocina y les observó curioso. “Tu hija está molestando”. Acusó acercándose al pelinegro.

Lily se quedó sin saber qué decir ante ese acto de infantilismo. Su padre se acomodó los lentes, y suspiró pesadamente.

Se acercó a ellos y puso su mano en la mejilla del chico rubio.

“Espérame en la cocina, tengo un pastelito de manzana para ti”. La dulzura en su voz fue algo raro de escuchar, no recordaba que le hablara de esa manera a mamá o a ella. El hombre rubio beso lentamente la mejilla de Harry antes de irse, dirigiéndole una socarrona sonrisa se fue.

La pelirroja se quedó ahí de pie, observó a su padre y este volvió a suspirar. Ella le miró recriminando su actitud, no podía creer que escogiera a ese hurón molesto sobre su familia.

“Papá, deberías darte cuenta…” dijo arrastrando la voz enojada. ¿Por qué no se percataba que ese chico estaba exprimiendo su dinero? ¡Era un maldito cazafortunas!

“No”. Susurró Harry cortante. El pelinegro respiró profundo y observó a su espalda, donde sabía el hurón estaba escuchando a escondidas. “Lily, por favor, trata de llevarte bien con él, es mi pareja y es importante para mí que sea aceptado”.

No puede ser posible, pensó ella.

“Papá… ¿Lo has visto? Parece de ese tipo de chicos que busca hombres mayores y…” su padre le mando una mirada de advertencia de inmediato. Pero ella, furiosa y valiente como su madre, ignoro el creciente miedo. “¡Cuándo se aburra de ti, te dejará por otro tonto!”

“¡Cállate!” dio un brinco y observó detrás de su padre, el chico rubio le miraba con los ojos cegados de malestar.

Así que sí estaba espiando la conversación.

“¡Tú no me haces callar!” gritó de vuelta.

¿Por qué su padre lo había escogido? ¿Qué pasaría con las risas del sábado? ¿Con la cena del domingo? ¿Con su pequeño deseo de que sus padres se volvieran amar? ¡Ese hombre era un estorbo!

¿Ese bastardo rubio tendría que estar presente en cada reunión familiar? ¿Tomaría el lugar que le corresponde a su mamá?

“¡Yo soy su pareja mocosa, estúpida!” el hombre parecía tan seguro de todo, como si la pobre relación que tenía con su padre le diera derecho a sentirse con autoridad sobre ellos.

“¡Draco!” amenazó Potter con una mirada severa, el chico pareció dudar ante el tono agresivo con el que le hablaron. Sus labios temblaron y apretó los puños, indeciso entre la idea de sacar la rabia acumulada y el creciente miedo a que Harry se enfade realmente.

Se quedó en silencio, a pesar de que todo lo que dijo era verdad, era suyo, todo suyo, y no importaba si tenía hijos o no, le pertenecía a Draco, y, sin embargo, dejaba que esa tonta pelirroja dijera cosas sobre dinero y aburrirse del otro.

Que insinuara que se alejarían.

La chica pelirroja le dio un último vistazo, su padre estaba detrás de ese bastardo con las manos sobre sus hombros.

Quizás fue su imaginación, pero creyó que la fuerza con la que las manos de papá sostenían esos delgados hombros era excesiva. Podía notar los nudillos blancos y la forma en que la ropa se arrugaba a su alrededor.

“Pediré que devuelvan las cosas que sacamos, es tonto remodelar el lugar solo por un capricho”. Sugirió Lily mirando a su padre, aunque este parecía distante sobre el asunto.

Sus ojos a través de los lentes se giraron para mirarla, luego suspirando negó.

“Con Draco decidimos comprar unos nuevos”. La voz de Potter sonó nuevamente tranquilizadora. Pero su comentario, solo había servido para que la pelirroja de nuevo se sintiera enojada.

“¡Pero son nuestras cosas!” reclamó. “¡mamá y yo pusimos mucho esfuerzo para decorar todo!”

Y ahí estaba la gota que rebalso el vaso, que en este caso era la paciencia de Draco.

“¡Él no volverá con la estúpida de tu mamá!”

Lily apretó la mandíbula y arrugó los ojos por la ira, ¡no lo soportaba!

Lo próximo que supo fue que sus manos se movieron solas, se acercaron peligrosamente hacia el cabello rubio y tiró, tan, tan fuerte que sus dedos se enredaron impidiendo que salieran de esa maraña rubia.

La familia estaba rota.

 

***

Draco cada vez que se acordaba de eso, sentía que la rabia bullía furiosamente, si no fuera porque Harry los separó rápidamente se hubiese quedado calvo, esa bruja tenía manos de hombre, y fuerza de trol de montaña.

Y lo peor no fue eso, lo peor es que cada noche Harry se encargó de explicarle amablemente por qué no debería provocar a sus hijos.

Aún duele al pensar en ello, amarrado a la cama mientras le estrujan los testículos con una mano, como si fueran pelotas antiestrés.

Todo mientras el bastardo le enseña videos de la bonita familia feliz, todos ellos riendo y siendo la definición de hogar perfecto, enseñándole lo que nunca tuvo y que si sigue comportándose así jamás podrá tener.

“Tú podrías aparecer en estos videos si solo aprendieras a callar esa boquita malhumorada”. Draco sollozó cuando dijo eso, la mano de Harry se apretó clavando las uñas en la sensible piel.

“Duele”. Lloriqueó sintiendo los músculos de su vientre tensándose. 

“En cambio, solamente tengo videos tuyos, mientras eres castigado, y esos no se los puedo mostrar a nadie, ¿o sí?” preguntó moviendo la cabeza de forma reprochadora.

Su toque se volvió más suave, acariciando sutilmente la vena sobresaliente entre sus testículos, Draco hizo pucheros ante su manera tierna de acariciar sus bolas heridas.

“Estaba diciendo cosas malas sobre mí”. Se defendió, la mirada verde se sintió inusualmente poderosa esa noche, y no le quedó más opción que quedarse en silencio.

Harry parecía triste.

“Quiero grabar una bonita escena familiar con todos mis amores en ella, presumir al estupendo chico que es mi pareja, pero si sigues discutiendo por cada cosa que digan mis hijos, nunca pasará”. Draco apretó los labios al escucharlo hablar con ese tono.

Harry lo miró largamente, con ojos indescifrables, luego apretó sus testículos hasta que latieron dolorosamente, se estaban poniendo visiblemente moradas, dolía como el infierno, pero la presión en su vientre se estaba volviendo aún más dolorosa.

Su pene no estaba totalmente erecto, pero la sensación de un orgasmo era bastante palpable, el cosquilleo era intenso, y parecía latir cada vez que su corazón lo hacía. 

Su respiración se agitó en su pecho, inquieto y casi con ganas de llorar, de desesperación y frustración, estaba ardiendo, la sensación de humedad pegajosa se extendía por todo su cuerpo.

Lloriqueó y agitó las piernas, ansiaba moverse, pero tenía las manos y pies atados con esposas para nada suaves a cada poste de la cama, intento detener cualquier movimiento, Draco no quería un bono extra por desobedecer una orden, la última vez le habían marcado la piel por días.

Harry lo llamaba, hora del castigo al hurón, sinceramente, odiaba mirar su piel estropeada por ronchas coloradas y dolorosas, no poder moverse debido al dolor y la incomodidad, pero también amaba con locura que su pareja lo vistiera, le preparara cada comida, y lo tratará como un bebé.

Uno grande con el que tiene sexo, pero el punto se entiende, Draco amaba ser mimado, recibir todo el cariño que nunca experimento, ahora mil veces más. Harry saciaba sus necesidades, no necesitaba pensar en nada.

Al moverse atrajo la atención del hombre mayor, este lo observó detenidamente, y luego su mirada se suavizó, parecía maravillado con lo que veía, con tanta ternura reflejada en sus ojos.

Era esa mirada por la que Draco le permitía jugar tan dolorosamente con su cuerpo. Porque detrás de esos castigos, de sus palabras celosas y posesivas, había un sofocante amor, y cada golpe de la varita era cargado de dulzura, lo hacían sentir tan amado.

“Quiero que te lleves bien con ellos, no quiero tener ninguna razón que impida nuestra relación”. Draco arrugó el entrecejo y soporto las ganas de tirarse a los brazos de ese malvado hombre de ojos verdes.

Harry sorpresivamente se levantó de la cama, la mirada plata vio lo tenso que estaban sus pantalones en su entrepierna, arrugó los ojos ante eso, ese viejo pervertido, pensó sonriendo, aunque la sonrisa le duro bastante poco cuando Potter se acercó al temible cajón, ese donde estaba la varita de acebo.

Tembló involuntariamente y el vello de sus brazos se levantó en consecuencia de su escalofrío, no necesitó mirarla, solamente con escuchar como corta el aire hasta llegar a la mano de Harry y el sonido del golpe contra la piel resuena clavándose en sus oídos es suficiente para estimular su cerebro.

Provoco algo en su mente, fue como una chispa de electricidad recorriendo su cuerpo, un choque de adrenalina que le puso los nervios sensibles, Draco solamente pudo dejarse llevar, porque fue una explosión mental que le dejó el cerebro nadando en el vacío.

Y en la negrura mental en que nada quedaba, además del orgasmo atravesando su cuerpo, una pequeña frase se deslizó por sus labios, una que tenía escondida desde que conoció a Harry.

“¡Me portaré bien!” gritó mientras su cadera se alzaba, casi viendo fuegos artificiales explotando frente a sus ojos, creyó infantilmente que la vida se le iba en ese orgasmo seco. “¡papá!”

Sus dientes se apretaron y el dolor atravesó su pene como latigazos, fue intenso, incluso doloroso, pero la mirada que recibió fue absolutamente satisfactoria, un absoluto cariño desbordándose porque cada poro del cuerpo de Harry.

“Oh bebé, ¿qué tan maravillo puedes ser?”.

 

***

Fue grandioso hasta que la realidad lo golpeo en la cara, opinó temblando ante ese recuerdo.

Se sentía humillado y avergonzado, de solo acordarse quería morirse, ni siquiera sabe en qué pensaba, pero evidentemente era culpa de Harry, porque era tan buen padre, tan cariñoso y consentidor, le mostró las fotos familiares y le hizo desear inconscientemente tener una figura paterna como él.

Si dijo esa palabra fue obviamente porque estaba pasando un proceso de cambio mental, en el cual el viejo había influido en su psique sin que Draco se diera cuenta.

Y que alcanzará el orgasmo mientras gritaba esa barbaridad demostraba su punto, ni siquiera le habían tocado, así de instruido estaba su cuerpo, de solo imaginar a ese hombre castigándolo y luego amándolo hasta hacerlo dormir, fue lo suficiente estimulante para llegar al clímax.

Todavía al recordar aquello, un cosquilleo se extiende por su barriga, a pesar de la vergüenza, aún desea continuar donde lo dejaron esa noche. 

Harry no comentó nada sobre su pequeño desliz, pero, estuvo cerca de una semana dándole masajes para calmar el dolor de su cuero cabelludo, el viejo fue muy consentidor, aún más amoroso de costumbre, eso fue lo mejor del asunto, además claro, de que ahora ninguno de los hijos podría entrar al departamento sin permiso.

 

Pansy recostada en la cama, lo observaba detenidamente, Malfoy llevaba media hora haciendo muecas solo.

Estaba un poco preocupada, el chico simplemente les había avisado que se iría del edificio de la universidad, para irse con ese famoso Harry Potter, así sin más.

No creyó que eso pasaría cuando lo animo a salir del closet, comenzaba asustarse.

¡Por Merlín Draco! ¿Qué tan bien cogía ese viejo? Es que no era posible, un día dice, no me gustan los hombres, no tengo traumas relacionados con la paternidad, y al otro se va a vivir con ese hombre que es tan antiguo como su padre.

En fin, la hipotenusa.

Lo observa tararear y no parece preocupado, ni infeliz, lo cual es curioso porque ella sabía que el chico había tenido un gran problema con la familia del viejo.

“Oye Draco. ¿Qué harás cuando tu padre se entere?” el hombre rubio, giro la cabeza y dejó de ordenar su ropa. Pareció meditar un poco, luego se encogió de hombros sin interés.

“Hace mucho que no hablo con él”. Pansy arrugó el entrecejo ante eso.

¿Draco dejando de ser el niño de papá? ¿Era por culpa de ese viejo? ¿Por su control excesivo? Tenía tanta curiosidad, pero debía contenerla, o su amigo se iría sin decirle nada.

“¿Y si te deshereda?” preguntó curiosa. Tal vez poniendo el dinero de por medio, su amigo renunciaba a la idea de amarrarse a alguien que claramente estaba obsesionado con él.

Porque no era estúpida como para no notar, que le enviaba mensajes cada diez minutos y sabía que la mayoría era para preguntar con exactitud qué estaba haciendo.

Y si Draco no enviaba uno, lo llamaba, iban tres veces en menos de una hora. La voz de él resonaba en el celular, fuerte y clara, con un tono grueso y que provocaba que las mejillas pálidas de su amigo se tornaran rosas.

¿Dónde estás? ¿Con quién estás? ¿No estarás bebiendo? ¿Cuándo vuelves? ¿Te voy a buscar? ¿Necesitas algo? Vuelve pronto.

Draco, el chico más arrogante y corto de paciencia que conoce, parece horriblemente enamorado al recibir una llamada, y lo peor, es que cuando Pansy le preguntó, él dijo.

¿Acaso eres tonta? Así es como sé dónde está ese viejo, si no me llama es porque algo más importante está interrumpiendo, y no voy a permitir eso, es mi manera de controlarlo.

“Se encargará Potter”. Ella salió de sus pensamientos cuando escuchó la respuesta de su amigo.

“¿Qué?” murmuró sorprendida. Draco cerró su maleta y dio un suspiro aliviado.

“Potter se hará cargo si me quedo en la calle. ¿O piensas que me dejara ir? Por favor, después de conocer este cuerpo, nadie sería capaz de hacerlo”. Pansy dio una risa leve.

Qué presumido se ha vuelto. Parece feliz, lo cual es bueno, por otro lado, cuando el amor pase. ¿Qué sucederá? Draco está dejando todo por Harry Potter. ¿Y si ese hombre se aburre de su amigo?

“Draco”. Murmuró suavemente, ante su tono, los ojos grises la miraron inmediatamente.

“No me dirás que te embarazaste o algo”. Dijo de la nada. Pansy apretó la boca y contuvo las ganas de tirarle una almohada en la cara.

Tenía que mantener la compostura para que el hombre frente a ella, entendiera que esto que está pasando le preocupa mucho.

Ese viejo se ve sumiso en algunos aspectos, pero es claro que es un controlador y que enojado es capaz de llegar a extremos.

Lo sabe porque ella se llevó sin saber el celular de Draco mientras estaban en la universidad.

Y cuando él llamó, Pansy no tuvo interés en contestar. Media hora después vio un increíble hombre de ojos verdes moja bragas fuera de su salón.

“¿Por qué tienes el celular de Malfoy?”

Instintivamente, ella tragó saliva, la expresión de su cara y su cuerpo tenso le dejaban más que claro que quería una explicación. Le dio miedo, mucho miedo.

Fue entonces que Pansy supo que ese viejo, de seguro, tiene un GPS en el celular de su amigo. Cuando se lo contó a Draco, este le dio una mirada enojada.

“¿No habrás coqueteado con él? Sé sobre tu gusto por los viejos”. Pansy se sintió inusualmente molesta.

Suspirando pensó en que decirle. Draco le miraba curioso, pero aburrido, seguramente más entretenido con la idea de llamar a su amorcito para preguntar por qué no lo ha llamado en cinco minutos.

“¿Qué harás si la relación con él no funciona?” sinceramente estaba angustiada en que Draco saliera herido de esto.

Parecía estar entregándose demasiado a ese hombre, más de lo normal, y eso le aterraba un poco porque no sabía qué pasaría.

Malfoy le miró unos instantes con una seriedad casi aterradora.

“Supongo que lo denunciaría”. Dijo sonriendo, con esa mueca encantadora que hace.

Pansy no logró sentirse satisfecha con eso, ni siquiera entendió qué quiso decir, pero supuso que solo era su instinto maternal saliendo a flote.

“Si ese viejo celoso te hace algo, te juro que le daré un susto tan brutal que le dará un infarto”.

 

 

***

Draco tarareaba en el auto cuando siente la mano de Harry toquetear su muslo. Alza la mirada y ve los ojos verdes fijos en el camino.

Malfoy recordó la preocupación que mostraba Pansy, fue inevitable que también sintiera una leve amargura.

“Si me dejas, haré que pases el resto de tu vida en prisión”. Amenazó suavemente, Harry arrugó el entrecejo confundido mientras sonreía por su comentario salido de la nada.

“Bueno, si tú me dejas, haré que pases el resto de tu vida amarrado a mi cama”.

“Es un trato”. Murmuró más aliviado.

Acomodó su cuerpo para que la mano grande de Potter acariciara con más confianza su entrepierna.

Le gustaba mucho cuando iban en auto y Harry comenzaba a tocarlo, tan cerca de ser vistos, pero nunca descubiertos porque el hombre era demasiado celoso para que alguien pueda verlo en ese estado.

Draco separo sus piernas y le dio una mirada de reojo, una clara provocación al otro hombre.

“Es cierto, dragón, ¿te parece salir a cenar esta noche?” el chico joven asintió con rapidez, sintiendo que el placer se extendía por su piel. Era tan gratificante pasear con él, la gente se moría de envidia y celos.

Ahora que se habían acabado las camisas anticuadas, Harry era todo un viejo sabroso, y lo mejor es que le pertenecía a Draco. Además, siempre lo llevaba a lugares llenos de sirvientes, podía volverse tan exigente y arrogante como quisiera.

“Con mi familia”. Agregó el pelinegro.

Draco apretó tanto las piernas que la mano traviesa se quedó atrapada dolorosamente entre ellas.

“¿¡Por qué!?” chilló mirándolo furioso.

Harry detuvo el auto y Draco paso saliva ante su mirada inexpresiva.

“Iremos”. El hombre rubio arrugó la nariz y sus ojos se humedecieron ante el tono borde que uso para hablarle. Harry le dio una mirada de reojo y su mano acarició suavemente la rodilla. “Lo haremos porque mi hija quiere disculparse contigo”.

Malfoy curvo la cabeza casi inocentemente.

“Que se vaya a la…” ante la mirada furiosa de Potter, el hurón se quedó en silencio. Draco, aún molesto por la situación, arrugó la boca.

No le interesaban unas disculpas, es más, mucho mejor que no se disculpara nunca, de esa forma, tenía todo el derecho de pedirle a Harry que no la dejara volver a la casa.

Un momento, ¿acaso no era esto una gran oportunidad? Si la familia de Harry se negaba a aceptarlo, no habría razón para volver a verlos, solo debía arruinar el encuentro.

Se giró rápidamente para mirar a su viejo, este pareció confundido ante su cambio radical de expresión. Draco mostraba una enorme sonrisa ladeada, ojos brillantes y juguetones.

Esa clase de mirada hizo que el hombre pelinegro tragara pesadamente saliva y que su mano apretara con fuerza los muslos regordetes.

“Me portaré tan bien que estarás orgulloso de mí”. Declaró satisfecho.

Harry supuso que algún plan malvado se le había ocurrido a esa rubia y peligrosa cabeza. Bueno, también tenía su propia manera de controlar a su hurón salvaje.

***

Harry observó la espalda delgada, Draco había salido de la ducha, y el vapor aún salía de su piel mojada, inhaló levemente, sintiendo el aroma de su pareja inundar sus sentidos.

Olía maravilloso, tan bien que no lo soporto y lo abrazo por la espalda. El chico se estremeció y curiosamente no lo miró disgustado, a él no le gustaba que lo distrajeran de su sesión de belleza.

Harry observó cómo aplicaba crema perfumada a sus hombros, inhalo despacio y decidió que le gustaba más sin ella, luego Draco con esos elegantes dedos acaricio suavemente sus pezones dejándolos brillantes y colorados.

“¿Es algún tipo de trampa?” Preguntó notando la lentitud con la que Draco se movía.

El chico le dio una mirada de reojo, justo frente a él había un espejo, así que Harry pudo notar como su mano viajaba directo a las cicatrices y las acariciaba hasta dejarlas visiblemente enrojecidas.

Sin resistirse apretó los labios y pegó su miembro levemente duro al culo redondo y desnudo que tenía a disposición. Adoraba cuando Malfoy jugaba con las heridas, lo encendía tan rápido.

A veces Draco pedía que Harry succionara la piel lastimada hasta dejarlo en un estado febril de excitación, no solo el hurón era el afectado, también sentía que era capaz de correrse solamente amando esas perfectas cicatrices.

Los cortes largos se estaban volviendo rojos ante sus ojos, Malfoy parecía estar volviéndose suave, había algo raro aquí.

“¿Estás seduciéndome?” murmuró besando la delicada piel de su oreja, el chico suspiró suavemente y movió su cadera para aumentar la presión contra sus nalgas.

Escuchó una risa leve, y al alzar la mirada los ojos grises lo observaban con atención.

“Estoy de muy mal humor”. Dijo hundiendo su boca contra la de Harry.

Admite que fue un poco brusco cuando lo arrojó a la cama, Malfoy todavía estaba desnudo y mojado, pero ensuciar las sábanas era la última cosa que le interesaba.

Fue todo un placer poner la lengua sobre su piel y comenzar a chupar para dejar marcas nuevas en ese cuello. Se alejó para mirarlo.

“Serpiente malvada”. Murmuró antes de atacarlo.

Draco estaba con el culo alzado y las piernas temblorosas, Harry hundía la boca en ese pequeño y adorable agujero, Malfoy apretaba las sábanas provocando que sus músculos tensos rodearan la lengua estremeciéndose contra ella.

No parecía ni siquiera darse cuenta de que el hombre mayor estaba masturbándose mientras probaba su sabor.

Malfoy, siempre después de una ducha, se dilataba por si Potter deseaba comer su trasero hasta dejarlo extendido, todo para que Harry se acomode y duerma con el pene puesto dentro.

El hombre mayor chupó profundamente cuando lo sintió hincharse bajo su lengua, dejó un beso en la nalga redonda y se alejó, casi recibe una patada en la cara por haberse detenido.

No va a caer en su juego macabro, Harry sabe que él otro está tentándolo para no asistir a la cena. Así que con todo el autocontrol que posee, guarda su miembro endurecido dentro de sus pantalones.

“¿Por qué?” chilló mirándolo con lágrimas en los ojos. “No solo tengo que ir a una cena con enemigos, sino que debo ir reprimido”.

Harry casi se conmueve con sus ojitos suplicantes, con su voz temblorosa y rota, lo hubiese hecho sinceramente porque siempre funciona, pero hoy no, debe ser firme con él.

Si cede, de seguro se aprovechará de eso. En su lugar se levanta de la cama bajo la atenta mirada del chico que rápidamente paso de ser un hurón tierno y pequeño a una víbora venenosa.

La mirada de fastidio que le dio fue increíblemente sofocante. Vaya que si estaba de mal humor.

“Te vas a arrepentir de esto, Harry Potter”. Amenazó con la voz más ruda que ha escuchado. “Esa cena será un verdadero infierno”.

Harry caminó hasta uno de sus muebles, tarareo levemente y abrió el cajón de los juguetes.

“No, mi bebé hurón, eres tú el que se arrepentirá si no se comporta”.

Draco arrugó el entrecejo y observó el vibrador, tenía una forma ridícula, similar a un martillo torcido y pequeño. Tragó saliva al observar el control remoto en la otra mano.

Sus piernas por inercia se cerraron. No le gustaban los juguetes porque Harry lo usaba para castigarlo, una manera de privarlo de su calor.

“¿Harry?” preguntó dudoso. “¿No lo harás verdad?”

El hombre mayor sonrió un poco, su mano viajo hasta su endurecida entrepierna, acarició con la palma abierta, notando como se iba mojando dentro de sus pantalones.

“Ambos vamos a disfrutar la cena de alguna u otra forma”. Potter parece divertido al hablar.

“Tú eres el único feliz con esto” gruñe inconforme con el trato que está recibiendo.

“¿Quién dijo que no lo serías?” comenta Harry con una mirada amorosa en el rostro.

Draco lo observó casi ilusionado, el chico era codicioso en el sexo, le gustaba tanto tocar como ser tocado, había perdido la restricción que lo ataba y ahora era bastante libre de pedir lo que quisiera.

Harry lo tendió en la cama, sonriendo rozó sus labios contra su pequeño ombligo. Malfoy solo lo miraba ansioso.

Extendido y dócil, Harry beso la primera cicatriz, esa que estaba más cerca de su vientre, la piel herida sobresalía y era fácil sentir los relieves, Malfoy disfrutaba mucho cuando chupaba con fuerza.

Así que lo hizo, uso la lengua para presionar y humedecer la zona, luego mordió la carne maltratada hasta que la sintió latir contra su boca. Nerviosa y palpitante, nada describía mejor la sensación de sus dientes al clavarse.

Draco se removió deseoso y desesperado, si fuera por el hurón, Harry podría pasar la cabeza de su pene por cada corte en su cuerpo y correrse sobre sus heridas abiertas y seguiría sin ser suficiente, todo por satisfacer el deseo de pertenecerle a alguien.

Harry no iba a abandonarlo, nunca lo haría, aunque no se correría en heridas abiertas, tan dañado no estaba, esperaría que se volvieran cicatrices, entonces si cumpliría los caprichos de su joven amante.

Dejo besos en la piel, unos tan suaves que podrían pensar que son una ilusión.

Hizo eso una y otra vez, besando hasta llegar a la herida sobre su corazón, era hermosa, Draco a menudo pedía que Harry durmiera con la mano encima de ella, acariciándola la noche entera.

Una larga y extensa marca de propiedad, una que ambos amaban.

 

***

 

Draco ni siquiera se molestó en ocultar su expresión de aburrimiento al sentarse en la mesa. Los chicos lo observaban de igual manera, así que no importaba.

Claro que a Harry no le gusto su ruda manera de llegar y se lo hizo notar encendiendo el molesto aparato que llevaba en el culo.

El sonido de la vibración lo hizo enmudecer y bajar la cabeza, miró de reojo a Potter, este sonreía levemente, nada delataba que ahora mismo tenía la polla mojada y sucia después de la mamada que Draco le dio en el auto, en un vano intento de que lo dejara terminar.

El bastardo solo estaba jugando con él, con su desesperación, incluso había besado sus heridas mientras juraba amor, cosa que siempre entusiasmaba a ambos, y aun así, no puso la maldita polla en su culo.

Solo ese maldito aparato presionando su próstata.

“Me alegro de que hayas aceptado venir”. Se tardó unos segundos en darse cuenta de que le hablaban a él.

La princesita, la niña de papá, pensó mordazmente.

“No tuve opinión en esto”. Contestó dando un sorbo a su copa, se contrajo y casi la escupe. Observó de reojo a Harry, este le ofrecía una servilleta, como si no fuera culpa de él que Draco se pusiera en ridículo frente a todos.

Esto era horrible, seguía mojado por la lengua de Harry, tenso por sus dedos que abrieron su cuerpo para poner a ese intruso dentro.

Y ahora ese aparato pequeño seguía estimulando sin piedad, no era tan fuerte, ni desesperante, como la lengua de cierto hombre, pero era constante, y llevaba con esa cosa dentro más de media hora.

Observó a Harry suplicante, este le dio una mirada, estaba incitándolo a algo.

“Tu padre me contó que querían verme, no podía negarme”. Comentó suavemente, el ritmo se volvió suave de nuevo, y maldita sea, no sabía si llorar de alivio o de desesperación.

La joven pelirroja dio un suspiro y observó a sus hermanos, estos parecían más entretenidos en comer, dejó escapar el aire por la nariz y finalmente se rindió.

Extrañaba a su padre, lo suficiente para resistir la mirada de ese chico cada vez que vaya a visitarlo.

“Lamento lo que hice”. Murmuró bajando la vista, escucho una risa que le hizo levantar la cabeza y arrugar el entrecejo.

¿El imbécil se estaba riendo?

“Discúlpate cuando me mires a la cara, y hazlo sinceramente”. Lily abrió la boca y observó a su padre, este no la mirada, sus ojos estaban fijos en él.

Casi como si estuviera embrujado. Tal vez lo estaba.

“Me disculpé sinceramente”. Reclamó y observó los ojos grises brillar con algo similar a la burla, o tal vez no era eso, ahora que se fijaba, tenía el rostro rosado y perlado de leve sudor. ¿Estaba enfermo?

“Lo hiciste pensando en tu papá, no en mí”. Su boca se curvó en esa desagradable sonrisa, y Lily no tuvo más opción que aceptar que eso era verdad.

No lamentaba ni por un segundo lo que hizo.

“Perdón por lo que hice”. Murmuró nuevamente, no era sincera, pero era lo máximo que tendría de ella.

Su padre extendió su mano y ella emocionada la tomó, sintió un leve dolor en su pierna, y al entender observó al hombre rubio, su rostro había perdido la burla.

El cabrón le había dado una patada al igual que un niño celoso lo haría.

Ella abrió la boca para acusarlo, pero al reflexionar en eso, se dio cuenta de que actuaría igual que él, y a Lily si la habían educado bien.

Entonces entendió una pequeña cosa, ella había tenido a su madre y su padre, no necesita a ningún viejo que suplantara una figura paterna, pero este chico… tal vez él…

“A mí… mis padres si me amaron lo suficiente para enseñarme a reconocer mis errores, no necesito un reemplazo”. Ella pensó que eso le dolería más a ese hombre sin amor que cualquier otro insulto.

Al observar la mirada de ese joven rubio, se dio cuenta de que no se equivocó, por desgracia, su padre también noto el pesado silencio y soltó su mano para aferrarse a la de él.

Lily creyó que tal vez se había excedido, los ojos verdes de su amoroso padre se giraron a mirarla con enfado, una leve reprimenda.

“Tienes razón, fuiste muy amada por papá”. Murmuró Draco atrayendo la atención de todos, el ligero indicio de vulnerabilidad que había mostrado, nuevamente fue cubierto con esa máscara de burla y sarcasmo. 

“Por eso escogí a tu padre, ¿quién no quisiera ser hijo de él?” preguntó sonriendo de lado mientras alzaba una ceja. 

Lily abrió los ojos y apretó los labios, sus hermanos se miraron entre ellos, luego la observaron a ella, no parecían ni siquiera con ganas de participar en la conversación, no habían pasado ni diez minutos y ya se sentía como una eternidad.

Observó a su cansado papá, que ahora usaba ropa bonita, se afeitaba mostrando una apariencia ordenada, y que parecía feliz.

“Siempre seré tu hija, papá, no importa quien este a tu lado”. Murmuró y desistió del tema.

El resto de la cena fue menos incómoda, Harry parecía feliz de charlar con sus hijos, Draco podría querer matarlo, pero se alegraba de que estuviera de buen humor.

Desvió la vista y bajo la mesa toco su pierna, los ojos verdes se giraron a mirarlo, el hurón le observó casi adorablemente.

Estaba rogando por favor que ya detenga esa maldita vibración en su culo.

“¿Te sientes mal? ¿Te acompaño al baño?” preguntó Potter con tanta inocencia que Draco quiso arrancar esa cana blanca que sobresalía en esa cabeza hueca.

Se levantó con cuidado, sintiendo que la humedad mojaba su ropa interior, su miembro hace mucho que debería haber eyaculado, no sabe cómo no se ha corrido en una estruendosa escena.

Caminar era doloroso, observó al viejo notando maravillado que tenía un bulto marcando sus pantalones. Llegaron al baño rápidamente.

Draco casi grito cuando lo metieron violentamente a un cubículo, la fachada de tranquilidad de Harry había caído miserablemente, estaba tan desesperado.

“Por favor, mételo, rápido, rápido”. Su voz fue amortiguada por los dedos grandes que cubrieron su boca, Draco separó sus labios y succionó el pulgar desesperadamente.

“Pareces un bebé llorón”. Comentó Potter suspirando. El chico succionaba sola la punta del dedo, le recordaba a la manera tierna en que chupaba su miembro.

Con su mano libre acomodó la cadera de Draco para qué alzará el trasero, tomó la base del vibrador y lo retiro en un rápido movimiento. El lubricante que había utilizado y que todavía quedaba dentro salió disparado mojando las redondas nalgas.

Coloco sus manos en los carnosos globos, y suavemente las separo para mirar directamente, dio un leve silbido impresionado, puso el dedo pulgar sobre el arrugado agujero y froto con rapidez para probar su elasticidad.

Ese agujero estaba colorado por la previa estimulación, dilatado y sensible, su pene sería absorbido por esa cavidad sin resistencia, ni queja. El cuerpo de Draco se había convertido en algo tan complaciente.

Harry desabrochó sus pantalones, Malfoy tembló cuando lo sintió apegarse a él. La cabeza de su miembro estaba sensible, y de alguna manera parecía que se correría humillantemente.

“Irá dentro”. Murmuró Harry, avisando que no usaría condón. Draco gimoteó dándole permiso. Las nalgas se frotaron contra su pene para tentarlo. “Profundo, hasta el fondo, de esa manera lo quiero”.

“Si…” susurró Draco utilizando su mano para separar sus nalgas y enseñarle su entrada. Harry arrugó el borde de sus ojos, excitado, movió su glande contra la carne suave. Lo escuchó gemir fuerte ante eso, temblando de inmediato mientras su ano se extendía para tragar su miembro.

Aunque por el estado desesperado del chico joven, no creía que le tomaría mucho. Ambos cerraron los ojos y tuvieron que apretar su mandíbula para evitar gritar. La punta de su pene parecía estar derritiéndose, ese interior era demasiado bueno.

“Demonios, bebé, tienes un agujero tan caliente”. Draco emitió un quejido doloroso.

Fue una pésima idea mantener la estimulación por tanto tiempo, ahora solo podía bombear su polla contra el interior de Draco sin cuidado alguno.

“Duele”. Se quejó el chico rubio, Harry apretó la mandíbula, la sensación era tan buena. “¡Duele!”

“¿Debo sacarlo?” preguntó sin intención alguna de detenerse, golpeando con fuerza la pequeña protuberancia que se hinchaba cada vez más. “¿Lo quieres fuera de ti? Solo dilo, ¿quieres que papi lo saque de tu interior?”

Draco gimoteó humillado y contrajo sus músculos para impedir que el pene se deslizara fuera, la penetración se volvió dolorosa y sofocante, ese maldito hurón caprichoso.

Chasqueando enfadado, tuvo que apretar su mano contra la boca del chico porque este se había olvidado donde estaban y gemía demasiado fuerte, utilizo mucha fuerza, quizás dejaría marcas, la idea lo hizo estremecer.

¿De qué manera puede seguir marcándolo?

Harry se apretujó al cuerpo contrario, dejando escapar jadeos rápidos y dolorosos contra el cuello del Draco.

“Vas a matarme”. Confesó mordiendo ferozmente el cuello pálido y delicado.

Draco no podía respirar, su cuerpo estaba tenso y su frente se frotaba contra la puerta del baño, su trasero parecía estar sobre estimulado y extendido.

Se sentía flojo y sinceramente le daba la sensación de que su ano estaba morbosamente suelto alrededor del pene.

Entrecerró los ojos y contrajo el cuerpo, apretando su agujero, estaba por llegar, y ni siquiera había tocado su miembro, que fuera de la ropa goteaba líquido contra sus pantalones que se habían quedado en sus tobillos.

Sintió una mano clavarse en la piel de su cintura, Draco relajo el cuerpo lo más posible, se sentía bien entregarse a Harry, dejar que este hiciera lo que quisiera, solo cerraba los ojos y era consumido por la sensación que le entregaba.

Amaba tanto ser sostenido por él, no había mejor sensación que esa, una unión absoluta, una conexión inquebrantable.

Harry estaba ardiendo y calentaba su espalda, estúpidamente pensó en ello como protección, se sintió seguro debajo de sus brazos, siendo aplastado y sostenido con esa ferocidad. 

Fue entonces que algo se rompió en su mente, una ligera palabra calando por sus oídos hasta el núcleo de su ser. Abrió los ojos al darse cuenta de ciertas cosas que no quería entender.

Se supone que esos sentimientos debería haberlos sentido de su progenitor, y fue horrible darse cuenta por primera vez en su vida, que quizás buscaba desesperadamente el afecto de Harry porque lo consideraba un reemplazo de su padre.

Apretó los puños y cerró los ojos, sintiéndose repentinamente asustado. No pienses en eso, no lo hagas. 

Llegar al orgasmo lo hizo morder la palma áspera del hombre pelinegro, sus carnes palpitaron contra el miembro de Harry, se apretó a su alrededor, y suspiro extasiado al sentir que sus entrañas se llenaban.

Draco sentía que todo daba vueltas, había perdido la fuerza en sus extremidades y si no es por el cuerpo firme para mantenerlo en su sitio se hubiera caído, y no gracias, aún conservaba un grado de racionalidad que le decía que no pondría sus bonitas nalgas en un suelo sucio.

Se giró despacio, intimidado con que el hombre se diera cuenta de las cosas que pasaban en su cabeza.

“¿Sucede algo?” preguntó Potter, Draco lo miró temeroso, luego al notar que sus lentes estaban torcidos, sonrió un poco, con ternura, lo acomodo despacio, dejando más del tiempo necesario su mano en la nariz del hombre.

Bajando suavemente hasta sus labios, luego se alejó, el hombre mayor se le quedó mirando sin entender su actitud. Draco no resistió su mirada confundida, acercó su boca y lo beso tímidamente.

Demasiado suave considerando que le habían penetrado con tanta violencia que su interior se sentía caliente e inflamado.

“Nos descubrirán”. Murmuró dando un paso lejos del cálido cuerpo.

Harry fue el primero en salir de su pequeño nidito de amor, y aunque lo miraba de reojo, Draco fingió que nada pasaba, como tuvo que quedarse y sentarse en el baño mientras el semen escapaba, no fue obligado a dar explicaciones.

Era la parte vergonzosa de no usar condón, la limpieza siempre era un desastre. Estaba entretenido en eso cuando escucho la puerta abrirse, por inercia apretó el trasero, la mitad de la semilla de Harry aun dentro. 

“¿Papá?” reconoció la voz, era del hijo menor.

“¿Cuánto llevas ahí fuera?” el tono del adulto fue dudoso, Draco no presto mucha atención, estaba más entretenido en subirse los pantalones, arrugó la nariz al notar que su ropa interior tenía semen fresco en ella.

Y a pesar de que era suyo, sinceramente prefería el de su pareja. Si es que podía decirle así, la palabra reemplazo seguía clavándose en un costado de su mente, quería a Harry, lo amaba y le gustaba hacer cosas sucias con él.

No era su padre, tampoco quería que lo fuera, y aun así, se sintió enfermo por dentro.

Con cuidado se quitó la ropa interior, las miró fijamente sin saber qué hacer con ella, ¿debería dejarlo ahí tirado? Se preguntó dudoso.

“Lo suficiente como para decirle a los demás que están limpiando el baño”. La voz juvenil lo distrajo y aguantando la respiración salió de su escondite.

Cuando salió del cubículo, noto que dos personas se giraban para mirarlo, Draco aún conservaba un saludable sonrojo en el rostro, así que no le ardía por vergüenza o algo similar

“Bueno”. Comentó el adolescente mirando a Draco. “Me alegro de que seas tú y no mamá a quien descubro teniendo sexo en un baño con papá”.

Draco creyó que eso significaba que no le interesaba con quien estaba su padre, se encogió de hombros y le sonrió lo menos tenso posible. Le agradaba un poco, aunque no mucho.

Albus observó a su padre de reojo, estaba ayudando a acomodar la ropa desordenada del chico rubio, usaba tanta suavidad para tocarlo, tan diferente a lo que había escuchado cuando entro al baño, ellos ni siquiera lo notaron al entrar.

Golpes duros y rápidos, resonando vergonzosamente por las paredes hasta sus oídos. Los jadeos ahogados y obsceno sonido de penetración húmeda.

Quien iba a imaginar que el hombre que creció viendo como un héroe ahora tiene sexo con un chico que es de la misma edad que uno de sus hijos. Parecía casi irreal.

Albus no considera visitar pronto a su padre, no hasta que logre borrar esos recuerdos de su mente. La cena marchó bastante bien siendo sincero, solo esperaba que no volviera a ocurrir en mucho tiempo.

Cuando la pareja quedó sola, Harry le arrebato su ropa interior.

“¿qué te sucede?” la pregunta ni siquiera le tomó por sorpresa, Harry le tomó de la barbilla para obligar a que sus ojos chocarán.

“Tu semen está dentro… y todavía no me sirven el postre”. El hombre mayor parpadeo confundido, y la esquina de su boca tembló para retener la sonrisa. 

“Sopórtalo un poco más”. Rogó cariñosamente. 

 

***

Draco, al llegar a casa, a su nuevo hogar con Harry, se quedó quieto en el auto sin querer salir. El hombre mayor le acaricio la mejilla para llamar su atención. Tragó saliva y se giró para mirarlo.

“Cariño, ¿qué sucede?” reconoció su voz, pero no vio a Harry, al hombre de ojos verdes y cariñosos. En su lugar, observó un rostro pálido y frío.

Tenía que detener esto, antes de que no pudiera mirar a su pareja sin pensar en su padre. No era un reemplazo, esa mocosa se equivocaba. 

“Voy a volver a casa de mi padre, tengo algo que resolver en ese sitio”. Dijo mirándolo fijamente.

Harry permaneció en silencio unos instantes.

“¿Es porque me dijiste papá?” preguntó suavemente. Draco finalmente se rompió. Lo observó asustado con los ojos húmedos por las lágrimas no derramadas.

“¡Necesito aclarar mi cabeza!” Grito desesperado. Al ver los ojos verdes, no pudo sostener la mirada, desvío la vista “Debo hacerlo porque no puedo dejar de sentir que eres un reemplazo” 

Como estaba mirando sus manos, no se dio cuenta del dolor reflejado en el rostro de Potter, no quería que se fuera, pero esta vez no podía detenerlo. 

¿Qué pasaría si Draco finalmente decide que le importa más el amor de su padre que el de Harry? ¿Y si ve que todo este tiempo es un error? ¿Y si no quiere volver a casa con él? 

“Dos días”. Dijo cortante. “Es el tiempo que te doy, si no llegas a casa iré a buscarte”. 

Sale del auto sin mirarlo, no está enojado, solamente siente que el miedo lo hará vomitar, si se quedaba cerca del chico, no podría alejarse.

Draco se queda sentando y llorando, no sabía que esperar al ir donde su padre, tampoco entendía que lograría al enfrentar a ese hombre, pero, fue lo único que se le ocurrió.

Harry había bloqueado sus mensajes y llamadas, además no lo dejaba solo en ningún momento, no era como si en estos meses Draco hubiese tenido contacto con él, de seguro no estaba nada feliz.

Pero Draco había estado tan aliviado con eso, porque de esa forma su padre no le exigiría que corte su relación con Harry y no obtendría un castigo por lo que hizo.

Porque la realidad aún no tocaba su puerta, había estado viviendo en su pequeña burbuja llena fantasía, pero explotó solo por una duda clavada en su corazón.

Limpio sus lágrimas y observó la puerta de la casa de Harry, el hombre se había ido sin siquiera mirarlo, eso lo hirió más que cualquier otra cosa, lo hizo sentir horrible.

Al pensar en eso volvió a llorar, estaba llorando acurrucado contra el asiento cuando escuchó unos golpes en la ventana.

Se quedó mirando a Potter con la boca abierta y las mejillas rojas, casi chillando, salió del auto, se tropezó, pero el hombre lo abrazo con fuerza y lo mantuvo seguro entre sus brazos. Había vuelto por Draco.

“Cariño, vamos a dormir, mañana te acompañaré yo mismo”. Draco asintió contra su pecho, mojando la ropa del viejo con fluidos nada agradables. “E iré por ti, si sientes que es demasiado para ti”.

Draco sollozó y lo miró a los ojos, eran de nuevo tan cariñosos, Malfoy se abrazó a su viejo buscado refugio.

“Sí”. Murmuró abrazándose lo más posible a Harry. “Di que me amas”. Rogó asustado.

“Te amo”. Le respondieron de inmediato. “¿Tú me amas?”

Draco abrió los ojos sin saber qué decir, el hombre mayor entristecido bajo la mirada y lo alejo de su cuerpo, en su lugar se giró para entrar a casa.

Tímidamente, lo siguió, sin detener el llanto porque su pareja había cortado el abrazo, no podía culparlo, era su culpa por ser un cobarde y herirlo.

¿Qué quería de Harry? Se preguntó mientras veía su espalda. Lo quería todo, esa respuesta era sencilla.

Pero, ¿realmente solo lo quería porque inconscientemente necesitaba el afecto de su padre? 

¿Si su padre le pedía dejar a Harry, lo haría?                                                   

Notas finales:

¿bueno qué tal estuvo? Espero les haya gustado, intentaré actualizar lo más rápido posible. Y nuevamente me disculpo por todo el tiempo que me demoré para actualizar.

No abandonaré la historia, quiero aclarar eso, y agradezco sinceramente a quienes leyeron hasta aquí, gracias por su paciencia. Ahora bien, ¿Sugerencias? ¿Criticas? ¿Dudas? Todo es bienvenido. ¡Nos leemos en la actualización!


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