Harry Potter da un largo suspiro. Lo suficiente como para atraer la atención de su amigo. Ron deja de beber y mira al pobre sujeto que está a su lado.
“Harry llevas años con esa actitud, si no cambias morirás en completa soledad”. Potter le dirige una mirada enojada. Ron insiste en el tema porque no es capaz de percibir el creciente malestar del pelinegro. “Terminaste tu relación hace mucho tiempo, mi hermana tiene pareja, pero tú sigues culpándote, vamos amigo, busca alguien el bar está repleto de gente”.
Se mira a sí mismo y luego el bar, jóvenes en busca de una noche de borrachera y sexo, y él en cambio solamente quiere satisfacer a su amigo para que lo deje dos meses en paz sin obligarlo a salir.
Harry bufa sin interés, sus ojos verdes siguen recorriendo el lugar, seres humanos llenos de vida bailando bajo las luces de colores. Su mirada cae en una brillante cabellera rubio platino, se queda mirándolo.
Es atractivo lo suficiente como para quedarse cautivado y sobre todo tiene la espalda curvada, una actitud similar a la suya y siente un poderoso deseo de ir y poner su mano en su cabello y decirle que…
Es la cosita más atractiva que ha visto en… toda su vida. Asombrado desvía la mirada por si el muchacho tiene un sexto sentido y lo descubre mirando. Sin embargo, incluso si lo descubren vuelve a dirigir sus ojos hacia él.
Está con una cara seria mientras todos festejan, tiene esa aura de malcriadez que poseen los chicos jóvenes que saben son deseables, mueve sus brazos delgados para beber de su bebida. Harry siente que el aire se queda atorado en su pecho, casi por un momento pensó que tenía un tatuaje.
Está tan embobado mirando que incluso Ron lo nota. Porque lleva diez minutos hablando al aire.
“Oh así que al viejo Harry le gustan los niñitos de papá”. Ron parece encontrar este hecho muy interesante, lo suficiente como para fingir que va al baño y tocar el hombro de una jovencita que está alejándose del foco de atención de su amigo.
“A mi amigo le gusta mucho el chico de nariz presumida”. La joven observa a Ron y luego mira en dirección que él señala, eleva las cejas al notar al pelinegro que tiene la mirada pegada en Draco y sonríe porque sabe lo que hará.
“Tengo una idea”. Dice Pansy. Ron asiente porque ya es hora de que Harry salga de la burbuja de lamentación en la que está desde su accidente.
Harry mira la aplicación y luego levanta la mirada para observar el rostro del que se hace llamar su amigo. Está con una resaca horrible y recibir la visita de Ron tan temprano no le ha puesto de mejor humor.
“¿y esto qué es?” preguntó mirando su celular. Ron sonríe y agita los brazos emocionados. Comentándole su increíble idea para una aplicación de citas. Está por eliminarla cuando el otro le detiene.
“El chico lindo está en ella”. Le menciona apresuradamente Ron para que Harry no la borre antes de empezar, este se detiene mirándolo incrédulo.
“¿Ron sinceramente crees que tendré el valor de hablarle a una belleza como ese chico?” Harry se acomoda los lentes. Deja escapar un suspiro, mira la aplicación, de solo imaginar que puede entablar una conversación con el muchacho rubio siente que le tiemblan las rodillas.
“No necesitarás eso, él te hablará a ti”. Ron sonríe, poco sabe él que emparejar a Harry con esa dulzura rubia es el peor error de su vida.
Harry pasa los siguientes días mirando el celular. Traga saliva y bebe café compulsivamente. No ha recibido ningún mensaje del chico que le interesa. Es casi humillante haberse dejado convencer por el tonto de Ron.
Mira los mensajes que ha estado recibiendo, ninguno es de él, casi desea hablarle, pero siente que si lo rechaza sería devastador.
Ron le aseguro que antes de que finalice la semana tendrá una respuesta. No sabe por qué su amigo está tan seguro de eso, sin embargo, si todo es una broma va a matarlo.
Mira la foto del chico a través de la aplicación. Es tan adorable que se emociona solo con mirar su carita de niño lindo. Físicamente, es todo lo contrario a lo que pensó que le gustaba, incluso es un hombre, cuando todas sus relaciones pasadas fueron con mujeres.
Es mucho más joven, y seguramente manipulador, puede saberlo por esos ojitos inteligentes. Cuando el celular suena, casi se queda congelado permanentemente.
Es como dijo Ronald, el niño lindo le habló por sí mismo. ¿Por qué? ¿Acaso le pagaron? ¿O es una broma de mal gusto? Puede que ni siquiera sea él y Ron solamente haya robado su perfil. Al final de la noche el chico rubio es mucho mejor de lo que Harry imaginó.
Sorprendentemente desde ese día sus deseos de morirse se acabaron. Por qué lo único en lo que puede pensar es en Draco Malfoy. En cuidarlo y mimarlo, y por sobre todo tratar de que no huya cuando se entere de la verdad, que le sea imposible huir de él incluso si está asustado.
Besa el cuello del joven mientras este se relaja en sus brazos. Le parece tan tierno que sea tan celoso. Harry no tiene tiempo libre desde que lo conoció. No logra concentrarse en nada y en nadie que no sea el hurón albino.
Exigente, controlador, escandaloso, exagerado, posesivo y agresivo. Draco es todo lo que Harry quiere. Lo hace olvidarse de sí mismo porque no tiene espacio para adorar a otra cosa que no sea el joven rubio.
Por eso cuando el chico comienza a bajar las barreras siente que realmente puede llegar a sentir algo por él y ser correspondido.
Le besa el cuello, justo donde tiene las leves marcas de mordidas que le dio juguetonamente. Malfoy parece dejarse llevar porque se acomoda dándole espacio para seguir.
“¿hasta dónde puedo tocar?” le pregunto dudoso, quería que el chico le pusiera límites porque, de no ser así, solo le quedaba la opción de follarlo y eso es lo que ha estado esperando desde que lo conoció. No deseaba arruinar nada de su primera noche juntos.
“Puedes tocar donde más te guste”. Murmuró con suavidad, Harry cerró los ojos y besó suavemente la frente del chico que le miraba entristecido.
Draco parpadeó confundido cuando las manos grandes y morenas son puestas en su pecho. Vio los dedos húmedos palpar la piel, se movió incómodo, sus pezones fueron rozados, eran pequeños y no le gusto como los sujetó con brusquedad.
“No quiero que duela”. Murmuró bajito, casi quería llorar de nuevo. Sintió besos en su oreja y los dedos acariciaron con más suavidad sus pezones doloridos.
“Seré suave, gentil, prometo cuidarte y darte todo lo que tengo que ofrecer”. La voz de Harry le tranquiliza, asiente, está intranquilo e inseguro, los nervios que no sintió cuando lo invito parecen llegar ahora.
“Harry”. Murmura al sentir su miembro ser tocado suavemente bajo el agua. “Si te permito tocarme es para que no toques a nadie más”. Sabe que está actuando justo como esas personas a las que decía odiar.
Quiere ser el único en la vida del hombre, que Harry sufra si no siente su presencia cerca, ser su primer pensamiento en la mañana y el último al dormir.
Y desea horrible y egoístamente que todos los demás sean desplazados del corazón de ese viejo. Ansía tanto poder poseer absolutamente al hombre. Que si necesita entregarse a él para tenerlo lo hará. Por eso, aunque está avergonzado permite que Harry lo deposite en la cama y le haga el amor.
Los besos le dejan suspirando, la forma en que el cuerpo cubre a Draco dejándolo atrapado, abre sus piernas para recibirlo y es grandioso cuando su mente se vuelve nebulosa y en lo único que puede pensar es el aroma de la piel de Harry.
Se abraza a su espalda, rasgando la piel para dejar su marca, Harry le muerde, mordidas suaves y que le dejan el cuerpo tembloroso, grita cuando siente su entrada ser forzada a abrirse. El hombre le distrae con besos y palabras dulces.
El calor sofocante lo hace llorar, está enfermo opina, no es posible que todo se sienta tan bien y perfecto. Cada parte de Harry calza con la suya. Casi como si hubiese nacido para estar en ese momento y lugar.
Lo cual le hace reír entre medio de los besos, es tonto reflexionar de esa forma tan romántica. Está teniendo sexo, no entregando su alma.
Le tiemblan las piernas cuando el hombre penetra, es caliente y duro, pierde la respiración, y sus dedos se clavan en la espalda, abre la boca, pero el grito no sale. La lengua de Harry se pasea por sus labios entreabiertos.
“Draco”. Murmuró pesadamente, el placer le hace mantener la mandíbula tensa tratando de no correrse. El hombre rubio gimotea desesperado, está listo, quiere que se mueva.
Luego de eso todo se vuelve extraño, sus recuerdos son confusos, se está asfixiando por el placer que Harry le proporciona. Pierde muchas cosas esa noche, siente que entregó más de sí mismo de lo que creyó en un inicio.
Quería poseer a Harry y este terminó devorando todo lo que Draco podría entregarla a otro ser humano. Está asustado de eso, de aceptar cosas que siempre desesperadamente negó.
Al día siguiente, Harry quiso mimarlo, llenarlo de atenciones y hacerlo sentir como un ser perfecto. Pero Draco le dio la espalda, solo ve su cuello mordido y sus orejas rojas, la piel pálida llena de pequeñas marcas que hizo cuando succiono cada porción de carne.
Las enumera para recordar cada marca que hizo, quiere grabar esos detalles del cuerpo de su huroncito. Trata de tocarlo, sin embargo, Draco se estremece bajo su toque y se aleja.
Ambos lo disfrutaron, fue agradable y sinceramente el mejor momento de su vida, pero Draco no lo mira ni siquiera cuando desayunan, parece estar metido en sus pensamientos e ignora a Harry como si no existiera.
Todo se rompió y no logra entender por qué está pasando esto.