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La Elección por Liss83

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El paisaje era abismalmente diferente a Wakanda y el clima ni que se diga. Estados Unidos en esa época del año estaba totalmente cubierta de nieve. Era un espectáculo para los ojos que él prácticamente nunca había presenciado, ya que apenas y tenía recuerdos de la época en la que vivió con sus padres en su país de origen. Si viajaba a su pasado solo tenía recuerdos borrosos de ellos o de ese lugar. Era su primera visita a Nueva York en casi veinte años y lo que en verdad lo emocionaba era la persona que viajaba a su lado en el Mercedes Bend negro con placa diplomática.

T’Challa le contaba sobre los acuerdos que concretaría y él se esforzaba por concretarse en las palabras y no dejarse llevar por el deseo que despertaba en él. “Soy el rey consorte de Wakanda y debo comportarme” se había convertido en su mantra durante los últimos quince meses que llevaba de casado, sin embargo se estaba volviendo inútil cuando a su esposo se le ocurría intentar tomarlo de la mano y usar ese tono que usaba en ese momento

 

 

 

-          ¿James, me estas ignorando a propósito? – pregunto su marido intentado llamar su atención

-          Sí, mi rey, lo estoy haciendo  – dijo James mirando por la ventana

-          ¿Y se puede saber porque lo haces? – pregunto T’Challa intrigado y algo molesto

-          Porque cuando mi señor me habla de esa manera  terminamos en posiciones… un tanto… usted me entiende – dijo James negándose a mirarlo por lo que no vio pero sintió cuando su marido le soltó la mano y se alejó lo más posible al escuchar un par  de risas nada disimuladas – y tanto Okoye como Nakia están a menos de un metro de nosotros

-          Muchas gracias, alteza, por notar nuestra presencia – dijo Okoye pero si distinguía la burla en sus palabras

-          Sin embargo – dijo Nakia – debo también recordarles a mis señores que los padres de su majestad vienen en el auto de atrás y ven perfectamente todo lo que la pareja real está haciendo – y ambos hombres giraron en automático hacia el vidrio trasero y escuchando las carcajadas de sus guardaespaldas

-          Esa me las vas pagar, hermanita – siseo James amenazante mirando por la ventana

 

 

 

En cuanto bajaron del automóvil los recibió la secretaria de relaciones exteriores en persona, Ororo Munroe, quien no ahorro sonrisas al dirigirse al joven rey, quien le pidió una hora para instalarse y empezar la reunión. En cuanto la puerta de la habitación se cerró, James lanzo un grito ahogado cuando fue arrastrado hasta la cama y aprisionado en esta mientras sus labios, cuello, pecho o cualquier parte de su cuerpo era capturada por la boca de su esposo con abrazadores besos mientras él reía a carcajada

 

 

 

-          T’Challa, T’Challa – intentaba llamar el más joven  en medio de carcajadas – T’Challa, tienes una reunión ¿lo recuerdas? Te están esperando

-          Que se vayan a… – replicó este

-          ¿acaso planeas dejar mal parado a Wakanda por culpa de tu lívido insaciable? – dijo James

-          Es tu culpa, no la mía – dijo T’Challa atacando su cuello nuevamente

-          ¿Mi culpa? – dijo el consorte

-          Quien te manda a volverme adicto a tu cuerpo, provocarme en media vía pública y después fingir ignórame descaradamente

-          ¿Y cómo te provoque yo en media publica? – dijo James atónito con esa respuesta

-          ¡Respiraste! – replico su marido volviendo a atacar su cuello y James lanzo otra carcajada

 

 

 

Cuando una hora más tarde la familia real se encontró en el lobby de la sala, T’Chaka evitaba mirar a la pareja real que solo miraba al suelo, mientras la reina madre hacia todo lo contrario

 

 

 

-          ¡Ustedes dos no conocen la vergüenza! – siseo la mujer

-          ¡Fue su culpa! – la pareja se señaló mutuamente

-          Además ¿cómo nos viste si eran vidrios…? – dijo su hijo e inmediatamente miro a sus guardaespaldas quienes se mantuvieron imperturbable

-          Se callan o les bajo los pantalones a los dos en este momento y les doy la paliza que ninguno recibió de niño – sentencio la mujer – T’Chaka llévate a tu hijo antes que…

-          ¿Puedo ir con ellos? – suplico James mirando a su suegra atemorizado

-          Alteza, usted viene conmigo – siseo la mujer girando sobre sus talones y alejándose del lugar

-          Deberías intentar rescatarlo – dijo su padre

-          Nah – le contestó – James me necesita vivo esta noche. Muy vivo – y se alejó en el sentido contrario mientras su padre reía por lo bajo

 

 

 

Ororo Munroe era una mujer realmente impactante, tanto a la vista como a los sentidos. Joven alta, de escultural anatomía. Llevaba su pelo teñido blanco en una cola alta que le llegaba hasta la cintura. Vestida con una blusa celeste cielo y una falda negra que le llegaba hasta los muslos

La reunión había sido larga pero productiva. Habían avanzado considerablemente en los acuerdos sobre la venta de tecnología a base de vibranio, un material de múltiples usos y exclusivo del país africano. Mientras se dirigían al lugar donde almorzaría la delegación wakandiana, Munroe les hablaba sobre los lugares que podrían visitar al día siguiente

 

 

 

-          Hay uno que quiero conocer en especial aquí en Nueva York – dijo el rey –. Brooklyn

-          ¿Brooklyn? – dijo la joven morena de pelo blanco

-          Si – dijo T’Challa – ¿podría facilitarnos algún guía o alguien que nos ayude?

-          Disculpe que insista majestad – dijo ella – pero es uno de los…

-          Conozco su fama – dijo T’Challa deteniéndose y junto con él la comitiva – pero necesito ir a ese lugar. Dígame sinceramente ¿Esta en su manos ayudarme o no?

-          Coordinare su visita al lugar y seré personalmente su guía – dijo la mujer sonriendo

-          Muchísimas gracias – dijo T’Challa inclinando levemente la cabeza – este es un favor personal al hombre, no al rey

 

 

 

¿Acaso T’Challa Udaku, rey de una de las naciones más poderosas del planeta acababa de coquetear con ella? No pudo evitar sonrojarse ligeramente. Entraban al restaurant del hotel, cuando la reina madre llego escoltada de dos mujeres y un hombre blanco, lo cual le llamo  poderosamente la atención a Munroe. Sabía que Wakanda tenía uno de los ejércitos más letales del planeta, pero no tenía idea de que también aceptaran hombres, y menos blancos. Tal vez sería una especie de servicio secreto.

 

 

 

Estaba a punto de ser presentada con el resto de la comitiva cuando el teléfono del hombre blanco sonó y este se disculpó para alejarse a contestar. Era interesante para Munroe la manera en la que la que la realeza de ese país aparentemente subdesarrollado se desenvolvía. Obviamente, por su posición ella ya había tratado con personas de todo tipo. Pero las maneras de los Udaku no tenían nada que envidiarle a la realeza europea.

 

 

 

Al volver a la mesa el hombre blanco se disculpó nuevamente mientras se sentaba al lado derecho del rey quien le pregunto si todo estaba bien, a lo que este tan solo respondió un “era mi babba”. Al terminar la cena la delegación se retiró a sus respectivas habitaciones mientras el rey conversaba con su padre y el hombre blanco con la reina madre. Para Ororo quedo más que claro a quien cuidaba el hombre a quien había escuchado que el rey llamo James

 

 

 

Era el tercer día de visitas de los Wakandianos en tierras neoyorquinas y todo había salido a pedir de boca. Al día siguiente regresarían a su país, por lo que esa noche se haría una cena en honor a la corona y a los lazos que se habían creado con ese país. James estaba un poco nervioso por no estar a la altura por lo que decidió salir a jardín de hotel a distraerse un rato. Por la mañana un guía turístico los había acompañado al que había sido su barrio de niño, pero ya nada era igual. O tal vez sería que él ya no se sentía parte del lugar

Por la tarde había acompañado a su suegra en unas extenuantes reuniones en las que había evitado hablar para no hacer algo de lo cual se pudiese arrepentir, pero sin duda había aprendido como debía comportarse, ya que llegaría el momento en el cual él debería hacerlo solo.

Estaba mirando el jardín cuando alguien hablo detrás de él

 

 

 

-          ¿No está aquí el rey?

-          Buenas tardes, señorita Munroe – dijo James

-          Te pregunté donde esta T’Challa – dijo la mujer

-          Mi… señor tenía una entrevista con un periodista del Clarín – dijo James – y luego asistirá a una cena con el presidente de los empresarios afroamericanos

-          Yo también tengo que asistir a esa cena – dijo Munroe sonriendo – ¿crees que hay alguna… “posibilidad” – dijo abriendo su bolso y sacando unos billetes – de que arregles que tu rey y yo coincidamos un momento a sola?

-          ¿Perdón? – dijo James

-          Tú me entiendes – colocándolos en el bolsillo de su saco y le guiño el ojo – te prometo que cuando sea la reina de Wakanda serás mi mano derecha

-          Señorita creo que usted… – dijo el pelinegro

-          James – dijo Ramonda – acompáñame por favor

-          Por supuesto – dijo este sin quitarle los ojos de encima a la funcionaria norteamericana – permiso – y se alejó en dirección de su reina

-          ¿Todo bien, hijo? – pregunto su suegra al verlo alterado

-          Si madre, no te preocupes – besándole la mano – solo pensaba si algún día estaré a tu altura. Si seré un consorte tan extraordinario como tú

-          Deja de alabarme, niño malcriado, que no conseguirás que te libere antes de tiempo para que vayas con mi hijo a hacer… – dijo la mujer sonrojada mientras el chico reía – ¡Ay James!, mi hijo  no pudo hacer mejor elección para tener a alguien su lado

-          Tengo miedo de no estar a altura

-          Tonterías – dijo Ramonda entrando en el ascensor – cuando tenía tu edad tenia los mismo temores

-          No te imagino con miedo de tu puesto – dijo James mientras las puertas se cerraban

-          Lo mismo dirá tu nuera de ti dentro de muchos años – dijo la mujer

 

 

 

Desde una de las puertas laterales que daba al jardín salió a paso lento T´Chaka, quien en silencio miraba al lugar por donde se fueron  los miembros de su familia. No pudo evitar respira hondo metiendo las manos en su bolsillo. Había salido a tomar un poco de aire, y había terminado escuchando accidentalmente la conversación de su yerno con la mujer. James no era un mal chico, y en verdad veía su esfuerzo por hacer feliz a su hijo y lo mejor por Wakanda. Tal vez…

 

 

 

Faltaban diez para las nueve de la noche, cuando un James algo decaído veía como su esposo se preparaba para asistir a la cena en su honor. No pudo evitar suspirar al verlo preparar smoking completamente negro. Ya se lo imaginaba y le daban ganas de suplicarle que se quede para que Munroe no lo viese como un dios y… movió negativamente la cabeza para espantar esos pensamientos.

 

 

 

-          ¿En verdad no prefieres que me quede? – dijo el joven rey quitándose su reloj para darse un baño

-          Ya tome algo  para la migraña – dijo James – debe ser el cambio de clima. No te preocupes. Tú ve y demuéstrale la calidad de rey que tenemos en Wakanda. Guapo, inteligente, valiente.

-          Su reina no se queda atrás – dijo T’Challa abrazándolo de la cintura – espero que la vida nunca me haga elegir entre Wakanda y tú, porque puedo vivir siendo solo un mortal, pero sin ti jamás

-          Nunca más repitas eso – dijo su esposo con absoluta seriedad – Wakanda es primero. Nuestro pueblo esta antes que todo. Incluso que nosotros mismos

-          Te amo James – dijo T’Challa besándolo suavemente

-          Ve a bañarte, rey bobo – dijo este sonriendo mientras lo empujaba suavemente

-          Lo que mi reina ordene – dijo el moreno haciendo una venia antes de ir a la ducha

 

 

 

 


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