Habían pasado el resto de la noche dejándose llevar por la pasión y cada uno de sus encuentros había terminado de la misma forma que el primero. En algún punto llegaron a la habitación y todo lo que estaba sobre ella terminó en el suelo.
Estaban cansados por la intensidad de cada una de las cosas que hicieron, pero también estaban satisfechos y su expresión lo decía todo. Ni siquiera tendrían tiempo para dormir antes de volver al trabajo, pero había valido la pena.
Rin descansaba sobre la cama intentando recuperarse, Haru había ido a la cocina a buscar algo para beber y regresó pronto. Se detuvo unos instantes en el marco de la puerta para contemplarlo.
El olor a cerezos aun invadía la habitación e incluso con el cabello desordenado, las pequeñas marcas que su cuerpo tenía y el sudor que perlaba su piel, para él seguía viéndose radiante. Rin era muy atractivo, y siempre le parecía perfecto así que le fue inevitable detenerse a contemplar esa vista que nadie más tendría.
—¿Por qué tardaste tanto? —su vista se clavó en él mientras extendía sus brazos esperando que se acercara.
—Preparé algo de comer ¿No tienes hambre? —regresó a la cama y le entregó un plato y un vaso, seguramente lo necesitaría y prefería estar preparado.
—Un poco, sí —sonrió para levantarse y tomar las cosas antes de besar suavemente sus labios—. Aunque en realidad preferiría tomar un baño antes, necesito refrescarme ya que no podré dormir.
—¿Quieres que prepare la bañera o usarás la ducha? —lo miraba con ternura mientras acariciaba su cabello, quería consentirlo un poco antes de pasar todo el día lejos de él.
—La bañera es una gran idea, no quiero estar de pie mucho tiempo. Aunque creo que será mucho mejor usar la ducha antes —una suave risa escapó de sus labios, era consciente del estado en que se encontraban y prefería asearse un poco antes.
—Te ayudaré, y después podríamos estar un poco más de tiempo juntos en la bañera —dejó lo que había llevado en la mesa de noche para poder levantarse y preparar las cosas en el baño.
—Así que ya no vas a ocultar lo que deseas... —quería provocarlo, le encantaba su sinceridad y era adorable escucharlo tan seguro expresando lo que quería.
—Se supone que no volveríamos a ocultar lo que deseamos, no tendría porque ser diferente con esto —no se quedaría callado sin dar pelea, Rin no sería el único en divertirse.
Mientras seguían retándose uno a otro llegaron hasta el baño, hubo algunos besos mientras se bañaban y se aseguraron de lavar el cabello del contrario mientras competían por ver quien hacía avergonzar más al otro.
Luego de la ducha Haru preparó la bañera y entró primero para que Rin pudiera acomodarse entre sus piernas. Rodeaba su cuerpo con dulzura mientras se apoyaba sobre su pecho acariciando suavemente sus brazos.
El silencio reinaba y podía percibir el olor a brisa marina mientras Haru frotaba su cabeza suavemente contra él. Solo podían pensar en lo enamorados que estaban y lo mucho que deseaban prolongar ese momento.
—Me encantaría poder pasar el resto del día así —los ojos de Rin se cerraron dejándose llevar por el calor de Haru—. Estoy cansado y quiero seguir a tu lado.
—Tu permiso acabó y yo no puedo faltar —besó su hombro suavemente mientras acariciaba sus costados.
—Es injusto tener que volver al trabajo luego de que tu esposo no te dejó dormir en toda la noche —jugar con Haru era divertido, y nada le gustaba más que ver su reacción al hacerlo.
—Quizá te hubiera dejado dormir si después de la primera vez no hubieras insistido en continuar —era obvio que respondería, no iba a ser el único responsable.
—Pudiste negarte, y lo único que se te ocurrió fue volver a besarme y traerme a la cama —era tan divertida la expresión de Haru cuando lo retaba que haría lo que fuera por verla.
—¿Tengo que recordarte quien fue el que dijo que estaba listo para tener mis cachorros? —se apoyó en su hombro girando su rostro lo suficiente para poder mirarlo.
Sabía que Rin dijo eso debido a lo excitado que estaba y que probablemente se avergonzaría al saber que lo escuchó y tenía muy presentes sus palabras, era la oportunidad perfecta para ver su reacción.
Pero no estaba ni un poco avergonzado, en realidad, la típica sonrisa retadora que le daba era lo único presente en su rostro. No entendía lo que estaba intentando, pero debía tener una buena razón para mirarlo así.
—"La mejor forma de conquistar un omega es mostrando que eres el mejor candidato para tener cachorros, tus habilidades para protegerlo son mejores y puedes darle todo lo que necesita" —recordaba a la perfección sus palabras el día que confesó sus sentimientos y también las usaría en su contra—. Te has encargado de demostrarme que eres el mejor candidato para tener cachorros, eres capaz de proteger a tus cachorros y tu omega y que a tu lado nada nos faltará ¿Por qué no los tendría? —besó sus labios suavemente mientras reía—. Además, también me has demostrado que serías un gran padre y que darías lo mejor de ti para que nuestros pequeños sean felices.
Lo tomó por sorpresa y era evidente por la expresión con que lo miraba, ni siquiera recordaba haber dicho algo como eso y lo que menos esperaba es que lo mencionara en ese momento; aunque eso no significaba su derrota.
—Entonces deberíamos intentarlo al menos un par de veces más, solo hasta estar seguros de que los tendremos...
Sus miradas volvieron a clavarse una en la otra sin dudar antes de besarse suavemente; al parecer ninguno se retractaria por sus palabras sin importa cuándo o porque lo habían dicho.