Miraba con dulzura a los dos pequeños que dormían tranquilamente uno junto al otro tomándose de las manos, había escuchado antes sobre la conexión tan especial que existía entre los gemelos, pero nunca lo había experimentado.
Y es que pese a que Sakura y Niji tenían una personalidad y apariencia tan distinta; pues el primero era curioso y extrovertido, con sus grandes ojos azules mirando con atención todo a su paso y su cabello rosado que resaltaba en cualquier lugar mientras su hermano era más reservado, con sus ojos rojos casi siempre entrecerrados y los mechones oscuros con los que nunca dejaba jugar a su hermano; eran muy unidos y sabían perfectamente cuando el otro necesitaba algo.
Casi siempre era Sakura quien llamaba la atención de sus padres cuando su hermano tenía hambre o necesitaba un cambio, pero Niji sabía que hacer cuando su hermano estaba molesto o se sentía triste.
Le gustaba ver a los pequeños jugar y su reacción cuando percibían el aroma a brisa marina acercándose a ellos. Rin pudo quedarse un poco más de tiempo en casa para cuidar a los pequeños, pero Haru tuvo que volver antes y era evidente que los pequeños extrañaban su presencia.
Aunque para hacerlo más fácil para todos Haru se aseguraba de impregnar algunas prendas con su aroma, incluso lo hacía con Rin y los bebés para que pudieran sentirlo cerca mientras estaba fuera.
Rin también estaba a punto de volver al trabajo, aunque se sentía mucho más tranquilo ahora al ver que Sakura y Niji empezaban a relacionarse con otras personas y les era más sencilla la separación con ambos.
Incluso habían empezado a dormir en su propia habitación, aunque para quien fue más difícil la separación era para Rin. Sabía que los pequeños estarían bien, y seguirían monitoreándolos para asegurarse de que no les faltara nada, pero no podía dejar de pensar lo extraño que sería no tenerlos cerca.
Seguía apoyado en la orilla de la cuna donde los pequeños dormían, le gustaba verlos mientras lo hacían y contemplar cada una de las características de los pequeños. De verdad eran la fusión perfecta de él y Haru y era una de las cosas que más le gustaba al verlos.
Sin darse cuenta Haru llegó hasta donde él estaba, se apoyó sobre su hombro dando pequeños besos mientras lo abrazaba. Rin solo acarició sus manos suavemente apoyándose un poco sobre él sin dejar de ver a los pequeños.
—¿Te quedarás a mirarlos dormir toda la noche? —estaba cansado, aun si gran parte de los cuidado de sus pequeños durante el día lo hacía Rin debido a que era quien estaba en casa, al regresar lo apoyaba en todo lo que podía y estaba resultando más cansado de lo que esperaba.
—No, también tengo sueño y pronto volveré al trabajo, así que necesito descansar —se dejó envolver por su calor sin dejar de ver a los pequeños—. Es la primera noche que dormirán en su propia habitación ¿Estarán bien?
—Están mucho más tranquilos que tú, así que supongo que sí —besó su mejilla suavemente mientras se aferraba a él—. Vamos a la cama Rin, de verdad quiero estar en nuestra habitación.
Pero Rin percibió algo extraño, el aroma a brisa comenzaba a llenar la habitación y las caricias que Haru le daba eran más lentas y pausadas, además de rozar lentamente sus zonas más sensibles.
—No es solo porque quieres dormir ¿Cierto? —no podía detenerlo, sentirlo hacía que el deseo comenzara a despertar en él también y realmente no tenía intenciones de detenerlo.
—Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que estuvimos solos —daba pequeños besos sobre la marca sin dejar de acariciarlo, de verdad quería estar con él.
—Tu celo ni siquiera está cerca, no deberías estar tan ansioso.
—¿Necesito que mi celo inicie para desear a mi esposo? —giró su rostro para encontrarse y besarlo lentamente, extrañaba tanto las caricias de Rin que fingir que no era absurdo.
—Nunca dije eso —río sobre sus labios antes de darle una última mirada a los pequeños y acariciar sus rostros para comenzar a caminar hacia la habitación que compartía con Haru—. Pero ni creas que haré lo de esa vez, dos bebés son suficientes, y ya que al parecer mi esposo es el alfa más fértil del mundo no voy a arriesgarme...
—No es solo por mí que tuvimos dos niños maravillosos —sonrió entrando a la habitación antes de asegurarse de cerrar la puerta—. Pero por ahora son suficientes.
—¿Qué tratas de decir con "Por ahora"? —no pudo evitar reír antes de aferrarse a él y besarlo lentamente.
Haru estaba bromeando, y lo sabía por la manera en que lo miraba, y aun así la idea de tener más hijos le parecía una locura. Amaba a Haru y a sus pequeños, con ellos ya tenía la familia perfecta, no necesitaba nada más para sentirse pleno.