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Inefable por Menma Lightwood-Uzumaki

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Notas del capitulo:

Aclaraciones:


1) Los únicos objetos que de trajo Deidara de Akatsuki fue su siempre confiable arcilla, algo de dinero, el artefacto que utiliza en su ojo izquierdo y los Kunais que por alguna razón esa gente siempre lleva metida en el culo.


2) Coloque que Itachi dejo un cuervo para vigilar a Sasuke luego de su visita a Konoha básicamente porque cuando lo vió ahí estaba muy sorprendido de su crecimiento, signo de que tenía años sin verlo, mientras que el día de su pelea no hubo nada de eso, por lo que se da a entender que estuvo vigilando su crecimiento más de cerca, y como trabaja con los cuervos me pareció una idea lógica.


Ahora sí señores.


Este capítulo contiene una sorpresa que es exclusiva para mi pequeña uva, Edmary y Lady. No diré porque pero espero que su memoria sea buena y logren captarlo a la primera :3


Seguimos con la lírica ;3


Edit: Kaory, en vista de que ahora se que me leíste Inevitable Destino en su momento quiero que sepas que este capítulo también va para tí. Te mando un saludito para la cuarta vez que vuelvas a leer esto UwU

                       XVII

   My life is what I'm fighting for

Can't part the sea, can't reach the shore

And my voice becomes the driving force

   I won't let this pull me overboard

   God, keep my head above water

           Don't let me drown

              It gets harder

Sentado armoniosamente en la rama de un árbol, un hombre cerraba los ojos en lo que la brisa le sacudía un poco el cabello. Se le veía tranquilo, imperturbable. Su rodilla doblada hacia arriba servía de base para su codo, allí donde su brazo derecho caía sin tensión hacia un lado; Parecía a simple vista un día tranquilo, algunas nubes grises surcaban el cielo pero probablemente no lloveria hasta mañana, ya que aún a esa hora del día seguían sobreviviendo unos halos translúcidos de luz que se colaban entre las hojas de los árboles, iluminando el paisaje. Todo se veía perfecto para tomar una siesta, pero ese no era el motivo por el cual él estaba allí.

Entonces el aire se sacudió por la repentina aparición de un extraño remolino, aunque él no se inmutó en lo absoluto.

De hecho, lo había estado esperando.

Una vez que todo el resto del cuerpo se hizo presente, se pudo vislumbrar la figura de otro hombre sentado en el mismo árbol, solo que en una rama contraría. Justo detrás de dónde la otra persona estaba.

El recién aparecido alzó la voz una vez que terminó de sentarse en una despreocupada posición similar a la suya.

– ¿Debería presentarme adecuadamente está vez? – Había algo de sarcasmo en su forma de hablar, posiblemente debido a que también le había engañado a él con respecto a su verdadera identidad.

– No – Sin abrir los ojos, el hombre se inclinó un poco a un lado, dejando ver un perfil incapaz de perturbarse por un tema como ese – Quien eres realmente es irrelevante ahora.

– Siempre tan práctico... – Más que una burla, existía en su voz una apreciación que casi le roba una seca sonrisa – Es una suerte que no cometiera el error de creer que eras un Uchiha cualquiera.

No recibió contestación a cambio, y no le sorprendió. Conocía sin problemas su carácter aún si el mismo podía traerle algunos problemas, en especial por esa manera tan particular que tenía de hacer las cosas. El de la máscara vivía rodeado constantemente de ninjas extremistas, la mayoría de ellos no reconocerían el lugar en el que estaban parados por mucho que lo intentasen, y que esa patética y altanera característica no formase parte del otro hombre resultaba toda una sorpresa si consideraba que no le faltaban motivos para actuar con arrogancia; Se acomodó mejor en su sitio y suspiró, tomando una hoja caída con su mano para observarla con falso interés.

– Hace tiempo viniste a mi con la intención de que trabajaramos juntos para expiar los pecados de nuestro clan. Al menos, así es como yo pude interpretarlo – La hoja ardió en su mano hasta consumirse, justo como las almas de los Uchiha lo habían hecho – Resultó bien de todas maneras, conoces mi forma de pensar y me arriesgo a decir que conozco un poco la tuya.

– ¿Has venido aquí para recordar el pasado, Obito? – Su indiferencia le hizo torcer una esquina de la boca, hastiandole lo suficiente para hacer que se inclinase a verle.

– He venido porque si todo el teatro de tu exilio no fue indicio suficiente, lo que pasó hace días si que lo es – Su único ojo visible se entrecerró considerablemente – Tú no hubieras dejado a ese chico morir.

Su implicación no obtuvo ninguna respuesta notable, pero por dentro Itachi había chasqueado la lengua. El evento de hace unas semanas era uno que no le había comentado a Deidara, principalmente porque no lo había preguntado, pero también porque admitirlo resultaba bastante complicado para él, incluso vergonzoso.

Había sido demasiado obvio y lo sabía.

No es como si entre sus intenciones hubiese estado el ser indiscreto, pero todo el asunto se había desenvuelto de forma tan rápida que ni siquiera su analítico cerebro pudo procesarlo a tiempo. Es cierto que había salvado a Deidara de morir, pero entre eso y terminar de analizar completamente la idea de un embarazo en el cual estaba involucrado, existía un trecho enorme que le dejó frío apenas terminó de atravesarlo. Estaba como apagado, quieto en un estado potente de obnubilación que apenas le permitía respirar adecuadamente. Su mente trastabillaba en una batalla para tratar de comprender el cómo había llegado a ese punto, no siendo fácil cuando el latido de su acelerado corazón no dejaba de retumbar en sus oídos. Tenía el semblante paralizado, como si de repente su cerebro hubiera optado por la quietud exterior mientras que por dentro todo su adolorido sistema parecía temblar; Hacía demasiados años que Itachi Uchiha no batallaba tanto para encontrarle el sentido a algo, menos cuando todo lo que necesitaba saber ya lo había visto las veces necesarias como para que su mente prodigiosa pudiera comprenderlo, y sin embargo ahí estaba, de pie en el mismo lugar, sin ninguna idea de que hacer a continuación, sintiéndose más que irracional cuando, a pesar de lo absurdo, una pequeña sonrisa se asomó entre sus labios.

Algo más que la enfermedad le estrujó el corazón, casi dejándole sin aliento, y aquello fue el desafortunado reconocimiento de que sus propias emociones le estaban traicionando, haciéndole derretir suavemente el corazón con una emoción que era incorrecta sentir.

Entonces sintió ese chakra aparecer muy cerca del lugar, y aquellos sentimientos defensivos que debió sentir con respecto al asunto hicieron acto de presencia, solo que no de la manera que debía ser.

Estuvo afuera de la habitación con una lentitud casi mortífera, dejando caer su espalda contra la madera de la puerta cerrada. En esa postura le encontró Obito al llegar frente a él, y por la forma en que su cabeza se había ladeado ligeramente, intuyó que tenía el porte de perro guardián que había imaginado.

– Vengo a llevármelo – Su voz era fuerte pero no conflictiva, esto debido a que Itachi no era conocido por poner peros en las decisiones de Akatsuki, y ambos conocían el motivo.

Él no dijo nada, pero tampoco se movió.

Obito contrajo un poco el rostro bajo la máscara, tomando su mutismo como signo de necesitar más detalles.

– Pain ha dado su aprobación para prescindir de Deidara por el bien de Akatsuki. No ha sido fácil y tampoco podría decir que está feliz con la situación, pero tampoco se opone a la idea si es con un buen propósito.

Siguió sin obtener respuesta alguna, y aunque su silencio pudiera resultar indiferente, lo cierto es que el enmascarado no recordaba un momento en el que le hubiera visto tan oscuro y predominante. Podía jurar que incluso se veía más alto de lo que era; Intentando obviar ese curioso detalle, el mayor de ambos hizo amago de acercarse, tal vez pasar por un lado y entrar, pero los puntos negros fusionándose en líneas curveadas le hizo ver que era una mala idea.

Su semblante oculto se contorsiono por la confusión, pero también por la molestia.

– Itachi – Pronunció en medio de un gruñido – Pain ha dicho que está bien, el líder de Akatsuki está de acuerdo.

– Yo no.

Lo súbito de sus palabras, tan firmes y afiladas, le hicieron abrir los ojos.

– ¿Que has dicho? – Su rudeza no consiguiendo ablandarlo, a fin de cuentas el otro Uchiha seguía siendo alguien de cortas explicaciones y no hacia falta repetir algo que al enmascarado le había quedado más que claro – ¿Acaso se te ha nublado el juicio?

– El que lo haya hecho o no, no es algo que sea de importancia.

– Lo es si te metes en mis asuntos.

– Por como yo lo veo, eres tú el que se está metiendo en los míos – Escasamente Itachi dejaba entrever en su gesto filosófico una chispa de altivez, pero cuando lo hacía lograba la particular hazaña de romperle los nervios a más de uno, y Obito no fue la excepción.

A él no podía importarle menos si de ambos solamente Itachi tenía derecho de opinar, lo único que tenía en cuenta es que seguía siendo un peón de Akatsuki cuya única función era obedecer sin importar las condiciones. Su fuerza, así como su intelecto se volvían irrelevantes si consideraba que la obediencia era la primera norma que todos los miembros del grupo debían cumplir, no importa lo poderosos que sean. Que no pudiera verlo, o peor, que no le importase en lo absoluto, resultaba de lo más impactante para cualquiera que lo viera.

– No creo que estes dimensionando el problema como deberías – Seguía intentando apelar por el diálogo, sabiendo lo poco recomendable que era entrar en una disputa contra él – No estoy aquí por mí, y lo sabes. Dichoso sería si pudiera dejarlo ahí donde está, pero tengo órdenes que cumplir.

– Entiendo – Siguió sin inmutarse – Pero eso no será posible.

– Estás arriesgando demasiado por muy poco... – Advirtió fríamente en lo que levantaba un poco la voz, pero aquello no logró diluir la parsimonia del otro Uchiha.

– Yo seré quién decida eso.

– Me veo entonces en la obligación de informarle a...

– No importa – Le cortó de inmediato, terminando de sorprenderlo cuando sus ojos negros le observaron con una frialdad que hace muchísimo no le veía utilizar – Lo único que realmente debes saber es que has venido hasta aquí por algo que solo conseguirás arriesgando la vida. Si te preocupa que decirle a Madara, puedes decirle eso.

El ojo visible del enmascarado se entrecerró hasta convertirse en una línea carmesí brillante.

– Sabes que podría aparecer ahí dentro sin problemas.

– De haber podido lo hubieras hecho en un principio – Su comentario solo sirvió para empeorar su humor, y aún si su boca estuviera predispuesta a exteriorizar ese mal genio, Itachi anticipó su intención con una mirada sombría – Olvida las amenazas vacías, Obito. No conseguirás nada con ellas.

El genio de su clan no cometió el error de darle la espalda a un ninja tan rastrero como él, por lo que abrió la puerta sin dejar de verlo y dió un paso atrás para entrar de nuevo a la habitación. Le cerró la puerta sin escuchar ninguno de sus comentarios venenosos, centrándose mejor en aquel exuberante escalofrío que le recorrió de pies a cabeza cuando continuó con la misión de pasarle a Deidara el chakra que necesitaba para mejorar. Su piel se sentía cálida bajo sus dedos, y se le cerró la garganta al pasarlos por su abdomen.

"Magnífico..." Fue el primer pensamiento coherente que su cerebro pudo formar. Aún si ya conociera perfectamente el desagrado que Deidara sentía, aún si le esperaba el merecido regaño de su existencia cuando despertase, aún si su frágil burbuja de fantasía se fuese a reventar muy pronto, esa palabra siempre le encajaría perfectamente a toda la situación, incluso al propio Deidara. Itachi siempre supo que era justo así, magníficamente único y explosivo, solo que jamás creyó que en ese sentido tan irreal.

Deidara frunció el ceño, quejándose en sueños del dolor que seguramente su cuerpo aún estaba resintiendo. Le duró poco, sin embargo. Un chakra fluido y constante amino su dolor casi al instante, devolviéndolo al área del subconsciente donde los sueños eran más agradables.

No sé separó de su lado en ningún momento, queriendo cuidarle mientras que sus fantasiosos pensamientos le creaban un mundo que sencillamente no era posible, pero deseaba muy en el fondo que si lo fuera. La sola acción de volverse a permitir así fuese solo en su cabeza el imaginar todo lo que egoístamente había querido para si mismo era reconfortante, casi como si la esperanza de algo imposible fuera suficiente para aliviar, así sea ligeramente, sus propias heridas punzantes.

Luego aquel chakra apareció de nuevo, pero esta vez no venía solo.

Pain podría ser uno de los ninjas más temidos en todas las naciones, pero en el minuto que un Sharingan mortífero se posó en su rostro con una quietud fantasmal, sus intenciones de discutir el asunto en la habitación donde Deidara dormía perdieron fuerza con rapidez. Ambos se midieron cuidadosamente con los ojos. No se tenía miedo, realmente no, simplemente reconocían que eran ninjas poderosos con los que había que ir con cuidado, y más en situaciones tan delicadas como estas en las que Nagato podía visualizar sin problemas la cruda amenaza en su forma de mirar, era detonante, fiera y llena de determinación, conocía esos ojos porque se los había visto a Yahiko cuando defendia a cada niño huérfano de la lluvia que pudiera ayudar, o cuando se atravesaba con valentía en frente suyo y de Konan. Esa era la mirada de alguien que tenía algo preciado por defender, y ese sentimiento, lo pareciera o no, le hacía mucho más peligroso de lo que ya era.

– ¿Y? – Había interrogado con seriedad, intercalando la mirada entre ambos Uchiha – ¿Que está sucediendo?

Obito le había remarcado entonces lo que ya habían hablado, que tenía el permiso de llevarse a Deidara ahora que estaba en condiciones de hacerlo sin morir en el proceso. Habló de relaciones políticas y de las ventajas de sus acciones para Akatsuki aún si la parte del chantaje a Sasuke se mantuvo en secreto. Técnicamente tampoco mencionó el tema de la concepción, más bien se centró en relacionar las habilidades de Deidara como una fuente de energía diversa e ilimitada que podría serles útil en la guerra, y que por ende debería estar en una posición diferente al resto del grupo, así evitaba que les quitase de su propia energía y al mismo tiempo le permitiría absorber a otras personas poderosas para elevar su rango.

Su explicación resultaba increíblemente convincente, en especial cuando le recordó a Pain que su estatus como líder reconocido por todo el equipo le obligaba a hacer todo lo que estuviera a su alcance por el bien del grupo, así como también el que por muy influyente que fuese Itachi Uchiha como aliado, no tenía el derecho alguno de insmicuirse en un problema que solo le competía a ellos dos; Pain había escuchado todas y cada una de sus palabras en silencio, esperando recibir una respuesta igual de consistente en el momento que giró la cabeza en dirección al otro Uchiha. No familiarizaba mucho con nadie que no fuese Konan, pero conocía lo suficiente a ese chico, había llegado siendo prácticamente un niño, aunque eso no le había quitado la mortalidad ni tampoco la capacidad para hablar mejor que muchos de ellos.

Es por ello que cuando finalmente le pregunto si iba a cumplir con sus órdenes y apartarse del medio, esperó cualquier respuesta intelectual, cruda, indiferente o seria que a su prodigiosa mente se le ocurriese.

Todo, excepto...

– No.

Obito había movido la cabeza con incredulidad en lo que Konan le daba a Pain una breve mirada de indecisión, pero él se le había quedado viendo, rememorando en la mortalidad de esos ojos oscuros un montón de pensamientos que creyó destruídos en la etapa más temprana de su niñez.

En su escondite, Nagato había sonreído a medias, mientras que en la base Pain no mostró expresión alguna cuando miró de nuevo al enmascarado.

– Déjalo.

– Pain... – Su molestia era tan grande que parecía estar a un paso de incinerar todo en endemoniadas llamas negras.

– He dicho que lo dejes. Este equipo es perfecto con todos los integrantes que lo conforman, Deidara incluído. Destruye ahora lo que hemos construido y solo lograrás retrasar el plan. Lo que quieres es que ascienda de nivel, ¿O me equivoco? – El Rinnegan se vió circunspecto – En este lugar hay suficientes ninjas con la capacidad de instruirlo sin correr el riesgo de que pierdan energía de más, no son novatos. Cada miembro de Akatsuki es lo suficientemente capaz de sobrevivir a una batalla, mucho más a un Kinjutsu. Lo que sea que ellos dos decidan hacer con la evolución de la técnica es su problema, lo único que nos compete a nosotros como líderes es asegurarnos de que cumpla con sus obligaciones con el equipo y no escape.

– No podrás evitar que intente irse, Pain.

– El si lo intenta o no es irrelevante, el punto es que estará vigilado de la misma manera que lo ha estado los últimos años, de modo que te puedo asegurar que si no logró escapar antes, no lo conseguirá ahora.

– Antes no estaba involucrado él – Giró a ver de manera crítica a un Itachi que se mantuvo en silencio, a lo que Pain se vió curiosamente elocuente.

– No creo que eso sea del todo cierto – Ofreciéndole su propia ojeada de reconocimiento al joven Uchiha – De todas formas, Akatsuki te pertenece más que a cualquiera, así que si tú intención es mantenerlo cautivo en un lugar, no hay otro mejor que este.

– Tu habilidad de teletransportación debería facilitar las cosas – Habló Konan, ignorando con maestría la molestia en aquel Sharingan – Ahora que todos saben quién eres no hay motivos para que guardes distancia, con el hecho de que vengas de vez en cuando a fiscalizarlo por tu cuenta debería de ser suficiente.

– Está hecho entonces – Asintió el líder una vez a modo de dar por finalizado el asunto.

Itachi intuyó que Obito aún tenía demasiadas cosas que decir, por lo que dió una breve inclinación de cabeza antes de volver a la habitación, tenía mucho en que pensar como para distraerse con los posibles comentarios venenosos que aquel hombre pudiera decir. Además, él mismo se lo había buscado, su mentira de solo querer la habilidad de Deidara había sido buena, pero eso también significaba que en cierto modo el asunto del embarazo resultaba un estorbo, pues era evidente que todo el proceso que conlleva le reducía de una u otra manera las habilidades que podía emplear. De allí entonces el que ambos líderes consideren más importante la presencia de Deidara dentro de Akatsuki, ya que de cualquier forma, y basándose en la propia teoría del enmascarado, perder ese embarazo sería producente para la misión y para el mismo artista como guerrero.

Itachi era experto en decir mentiras, por lo cual sabía mejor que nadie que al momento de inventar una era necesario abarcar todos los espacios en blanco, y el que Obito le hubiera restado tanta importancia a la energía Uchiha que cargaba solo había generado que excluyesen a todos los demás del tema. Pues si no era algo relevante para Akatsuki, entonces no había motivo alguno por el cual los demás se involucrasen.

Tras aquel momento de tensión, el Uchiha volvió a ubicarse a su lado, volviendo a quedarse solo con el latir de su corazón y los incesantes pensamientos que no dejaban de surgir cada vez que le escuchaba quejarse, ¿Necesitaría más chakra? ¿Estaría sintiendo mucho dolor? ¿Como le afectaría a Deidara todo ese estrés? ¿La batalla habría dañado algo en su interior que sus ojos no pudieran ver? Le causaba ansiedad pensar que aquel minúsculo vórtice de energía compartida podría estar a punto de colapsar frente a sus ojos sin posibilidad de hacer nada al respecto, la idea le sacudía tanto como el volver a ver como ese chico daba su último aliento. Odiaba demasiado la guerra y las muertes, y cuando alguna de ellas involucraba a las personas que le importaban casi podía resentir físicamente el peso de aquel dolor emocional.

Sentía preocupación por él aún si no podía calcular en que momento había comenzado a hacerlo. Lo hizo cuando se enteró que perdió momentáneamente sus brazos así como también al verlo colapsar a los pies de su compañero. Ambos habían sido momentos en los que desgraciadamente la audiencia le había impedido mostrar esa preocupación, más no por ello le abandonaría por completo. Siguió de cerca la recuperación de sus extremidades con la misma diligencia que ahora utilizaba para cuidarle en ese momento de debilidad. 

No lo lamentaba, se sentía cómodo estando en esa habitación junto a él, como si ese pequeño espacio estuviera lleno de cosas muy valiosas. Solamente faltaba su hermano. Si Sasuke hubiera estado ahí a Itachi no le hubieran faltado motivos para decir que todo lo que tenía estaba allí dentro.

A partir de entonces había tenido algún que otro encuentro ocasional con el otro Uchiha, siendo más graves cuando se corrió el rumor de que Deidara había despertado. Obviamente fue a comprobarlo por si mismo, pero así como las veces anteriores, un muro de contención implacable estuvo justo en medio para bloquear sus malas intenciones.

– Tengo que ver si sigue vivo – Espetó con rudeza la tercera vez que volvió a aparecer.

Itachi le observó con apatía.

– No necesitas entrar para eso.

– No puedes estar hablando en serio – Encontraba increíblemente absurdo que le orillase a utilizar sus habilidades para sentir la presencia de alguien que estaba a menos de tres metros, literalmente le bastaba con asomarse un segundo para comprobarlo.

Itachi pasó de su frustración para dirigirse a la cocina, no había comido nada ese día y necesitaba energía si quería mantener un estado decente de salud. No obstante, una vez llegado al final del pasillo giró la cabeza para ver a un Obito que no se había movido y miraba la puerta con una especie de rabia indecisa.

El de la máscara sintió entonces el peso de aquella mirada que casi amenazaba con aplastarle, leyendo en el Sharingan contrario una mortalidad equivalente a la suya. Más que incitarle parecía estar esperando ver si era lo suficientemente suicida como para intentar entrar, casi transmitiendole en silencio todo lo que podía suceder si se le llegase a ocurrir tal osadía.

De modo que por tercera vez consecutiva, Obito recogió su indignación y despareció con el Kamui.

Teniendo en cuenta aquello resultaba lógico que Obito no se creyera en lo más mínimo el cuento de la muerte de Deidara, sin embargo, se había asegurado de que todo fuese lo suficientemente realista. El ataque a Akatsuki había sido tan repentino que nadie pensaria que creó con antelación un clon que estuviera rondando relativamente cerca del artista en ese momento, así como tampoco podrían decir que había intervenido en la pelea contra Madara ya que se había asegurado de mantenerse a la vista de su líder, por lo que se habría dado cuenta si intentaba irse, cosa que no hizo. Su chakra solo pudo ser sentido junto a su compañero gracias a que su compatibilidad con el chakra del Kinjutsu le hizo camuflarse lo suficiente como para que ambos pasaran desapercibidos mientras escapaban; Claro que su plan contaba con fallas, como que utilizar así sea por poco tiempo el Susanoo era arriesgado y más cuando Uchiha Madara era experto en sentir energías, pero como todo había sido demasiado rápido y confuso para captarlo con nitidez, no tenía ningún motivo para admitir su engaño.

Itachi siguió naturalmente con su papel, alzando un poco las cejas como signo indiscutible de incredulidad.

– ¿Madara desconfía de sus propios ojos?

– Uchiha Madara desconfía hasta de su propia sombra, yo no soy la excepción y puedes apostar que tú tampoco. Quizás aún no sepa exactamente como, pero está seguro de que tuviste algo que ver. Lograr desaparecer del mapa con tantos asesinos de alto rango alrededor no es algo que Deidara hubiera conseguido solo.

– Me parece que subestimas sus habilidades, sobretodo cuando ya escapó de tí una vez.

El enmascarado chasqueo la lengua, recordando de paso el regaño que eso le había traído.

– Es un rubio astuto y escurridizo, no puedo negarlo. Pero ni él podría llegar a tanto.

– ¿Burlar a todos y desaparecer? – Echó la cabeza a un lado como si la conversación no fuese de su interés – Puede hacerlo, de hecho ya lo hizo. Por algo estás aqui, viendo sombras donde no las hay.

– ¿Realmente crees que me convenceras de que logró escaparse sin ayuda?

– Lo que tú pienses es casi tan irrelevante como quien eres – Aquella sabia despreocupación indiscutiblemente le irritó un poco – Deidara no está, eso es algo que solo a tí y a Madara les concierne. Mis motivos para estar en Akatsuki son diferentes y nada de lo que ha pasado va a cambiar eso.

– Deberías considerarlo – Se inclinó a un lado para ver su perfil con seriedad – Porque si se descubre tu participación en esto tus motivos van a pender de un hilo.

– ¿Eso es una amenaza?

– A Madara no le importa tu camino de insurrección para salvar a tu hermano, lo único que lo hace son sus propios intereses, así que si cometiste el error de meterte en medio entonces si, puedes tomarlo como una amenaza.

– No esperaría menos del verdadero Uchiha Madara – Aquello, más que una observación, parecía un insulto sutil a su actuación – Sin embargo, buscas en el lugar equivocado.

– No intentes pasarte de listo conmigo, Itachi.

– ¿Que te hace pensar que perdería mi tiempo haciéndolo? – Su antipatía rozaba el aburrimiento, consiguiendo que finalmente Obito optase por hablarle sobre un delicado tema que él nunca tomaría con aquella indiferencia.

– Permíteme entonces recordarte que tenemos un pacto de paz por conveniencia que puede llegar a romperse con mucha facilidad, asi como la única condición que me inpusiste esa noche.

"No tocar a la Aldea... ni tampoco a Uchiha Sasuke" Era imposible que no lo recordase, pues la primera vez que sus ojos se volvieron mortalmente fríos con la intención de intimidar fue cuando le dejo en claro a aquel ninja que lastimar a su hermano estaba absolutamente prohibido; Itachi finalmente abrió los ojos, mirando de reojo al otro Uchiha con una fijeza casi perturbadora, el rojo en su iris quemaba como el fuego, y los trazos negros del Mangekyo solamente servían para aumentar el nivel de peligro.

– En ese mismo pacto que mencionas se dejó en claro que el tema de Sasuke Uchiha queda fuera de cualquier otro asunto, si ahora estás dispuesto a romper ese acuerdo para mantener tu alianza con Madara, me figuro entonces que también estás dispuesto a asumir las consecuencias de tu decisión.

Obito igualó su frialdad en lo que su ojo le estudiaba.

– ¿Estarías dispuesto a pelear aquí y ahora?

– ¿Que es eso en comparación a todo lo he hemos hecho? – Contestó a cambio – Nada. Una batalla contra ti no significa nada para mí salvo demostrarte lo que sucede cuando decides cambiar de opinión por conveniencia. No me meto en tus asuntos siempre y cuando tú no te involucres en los míos. Si eliges ignorar eso, puedes comenzar cuando quieras.

Obito se quedó en silencio unos segundos, sosteniendole la mirada en una especie de silencioso desafío que no duró demasiado, muriendo tras un pequeño resoplido que soltó al levantarse.

– Definitivamente no has cambiado nada – Itachi se ahorró esa obvia respuesta, manteniendo la misma actitud en lo que el otro hombre se cruzaba de brazos – No romperé mi palabra, así que te puedo asegurar que no me meteré con tu hermano. Sin embargo si te diré una sola cosa y espero que no la olvides, vamos a encontrarlo en donde sea que esté escondido ahora, y una vez que lo hagamos no cometeremos el mismo error dos veces. Si aún tiene lo que buscamos, no volverá a escapar – El remolino apareció de nuevo, comenzando lentamente a tragarselo – Espero que sea verdad eso de tener en claro tus prioridades, porque si deseas vivir lo suficiente para salvar a Sasuke de si mismo, deberás alejarte. A menos claro, que desees compartir el mismo destino que Deidara.

El aire se sacudió una última vez antes de que el Uchiha desapareciera por completo, llevándose sus promesas de muerte. Itachi se quedó allí, con el Sharingan activo en una respuesta inconsiente ante el peligro que ahora rondaba sinuosamente por todo por lo que había trabajado. Estaba en una situación difícil y lo sabía, ahora tenía a más personas que proteger y lo peor del asunto es que no podía estar con ninguna. A Sasuke no se le podía acercar porque debía mantener el engaño, a Deidara tampoco tan seguido pues sería perjudicar su posición secreta, y en cuanto su hijo... aún estando en el mismo lugar dificultaba que Deidara le dejase estar tan cerca como secretamente quería, mucho menos con tanta incomodidad rondando sus interacciones.

De modo que en general si queria que todo estuviera bien debía seguir observando a la distancia mientras se calmaban los humos desde su posición, luego vería como hacer para ir organizandolo todo.

Recordó las últimas palabras del enmascarado y se tensó. No importaba el costo, le había dado su palabra a Deidara y la cumpliría. Saldría vivo de esa situación y le otorgaría la libertad que en un principio le ordenaron quitarle. No rompería esa promesa así como tampoco rompería la que le hizo a su padre, protegería a Sasuke sin importar cómo y le daría su muerte como tanto la deseaba, solamente debía encontrar la manera de hacerlo todo sin que ningún lado saliera perjudicado más de la cuenta.

Cerró los ojos con cansancio. Y se suponía que acabar con el clan Uchiha había sido tarea difícil.

– Uchiha.

A los pies del árbol, el azabache observó a Kakuzu.

– ¿Que pasa?

– Reunión de equipo, Pain sigue queriendo volar algunas cabezas.

Manteniéndose indiferente, bajó de dónde había estado y caminó con el mercenario de vuelta a la base. Lucía comprometido por fuera, pero por dentro no paraba de darle vueltas a la ultima imagen que le había ofrecido uno de sus cuervos. Veía a Deidara dormir en el sillón aún cuando tenía más de una cama para hacerlo, totalmente desparramado sobre la superficie acolchonada mientras con su Sharingan podía ver cómo la energía en su interior se mantenía constante, fluida, sana...

Kakuzu no lo vio porque el cuello cerrado de su capa se lo impedía, pero el Uchiha sonrió un poco.

Si... definitivamente volvería pronto.



             OoOoOoOoOoOoO



Unos cuantos días transcurrieron desde la última vez que Deidara tuvo compañía en su nueva residencia, llevar la cuenta era difícil cuando no tenía un calendario para orientarse, pero se figuraba que debieron pasar un poco más de tres semanas.

Los días eran relativamente tranquilos, había intentado distraerse entrenando pero su rutina habitual no le satisfacía y tampoco podía practicar con el Kinjutsu ya que técnicamente no sabía que pasos debía seguir. En una situación diferente habría experimentado hasta conseguir el truco, pero teniendo de por medio aquellos revoltosos genes Uchiha debía obligarse a ser menos suicida, ya que por mucho que anhelase la idea de crear desastres y destruir pueblos, sucumbir a la idea de poner a prueba la resistencia de la no-bomba ante el fuego abrasador de una explosión era imposible, por lo menos no sin que al atrofiado corazón de Itachi le diese un infarto.

Por otra parte se llevaba bien con su nuevo compañero de vivienda, y cada vez que le daba comida de la suya le traía algún regalo como flores, caramelos o incluso billetes arrugados.

Deidara sabía que debía estarse robando esas cosas del pueblo que estaba cerca del lugar, y fue por eso mismo que quiso ir a verlo.

– ¿Vienes, animal? – Le echó un ojo al ciervo en su ventana, quien de inmediato alzó vuelo y comenzó a revolotear a su alrededor, expectante de a dónde iría.

Llegó luego de una hora de viaje. Ciertamente Itachi se había asegurado de estar lo suficientemente apartado de los curiosos, pues se fijó que para llegar a su hogar ni siquiera había un camino de tierra. Todo estaba estratégicamente bien oculto pero tampoco se le dificultó el ubicarse, a fin de cuentas estaba acostumbrado a viajar y su buena memoria contribuyó a que no olvidase el camino de regreso.

Deidara confirmó entonces que no era un sitio tan pequeño como había esperado, contaba con un mercado que podías recorrer en un par de minutos y la gente en su mayoría eran adultos algo ya mayores, pero tenía su encanto. Se había puesto una capa gris por precaución y se subió la capucha antes de pasar por la entrada. Sin la banda con el símbolo tachado ni la capa de Akatsuki debía resultar difícil reconocerlo, más si la actividad ninja en el lugar era casi nula. A pesar de ello se amarró el cabello en una coleta baja y no se llevó el visor de su ojo izquierdo. Dejándolo al fondo entre las cosas que se llevaría el día que le tocase partir.

Por dónde quiera que pasaba le ofrecían algo, desde flores y adornos hasta condimentos y ropa. Deidara se transportó en el mar de cabezas con maestría, observando todos los productos y sintiendose algo chistoso por estar haciendo una actividad tan normal y tranquila como ver precios de floreros.

– ¿Te gustaría comprar unas galletas? – Aquella sugerencia había surgido de pronto, haciéndole fijarse en el rostro de una mujer que, aunque tenía planeado ignorar, el olor de lo que estaba vendiendo le hizo detener de todas maneras – Tengo del sabor que gustes, pero aquí entre nos, las de chocolate son mejores – Su tono de complicidad era persuasivo, causándole algo de interés cuando le ofreció una para que pudiera comprobar el sabor por su cuenta.

Deidara no dió nuestra de ello, pero se le derritió una parte del alma al darle un mordisco pues si estaban tan buenas como decía que eran; Ciertamente nunca había sido muy fan de los dulces, en general prefería por mucho las comidas grandes y saladas, de esas que le dejaban satisfactoriamente lleno para dormir y con más energías para después entrenar, pero hoy le había bastado probar un poco de aquellas galletas para saber que necesitaba más de esas o de seguro no dormiría por las ansias.

Fue una suerte que tenía en los bolsillos algo de efectivo, pues no tenía intenciones de gastar lo que le había dejado Itachi en un capricho, aunque no siquiera fue necesario considerarlo. Entre el par de monedas que se había traído y la caridad de su amigo emplumado pudo satisfacer sin culpa sus súbitas ganas de ingerir algo dulce.

"Ya estoy viendo que me dará diabetes antes de salir de esta..." Había sido mitad broma, mitad pensamiento pesimista. Aún estaba tratando de superar el incómodo sentimiento de pánico que aún no desaparecía por completo de su pecho, pero aceptaba que el que pudiera hacer una broma a medias al menos suponía un cambio.

Le lanzó un pedacito al cuervo y siguió con lo suyo.

La tarde continuó cayendo en lo que el vagaba una y otra vez, recorriendo todos los rincones del lugar, confirmando que a pesar de su tamaño tenía una amplia variedad de productos para ofrecer; Terminó tomando un pequeño descanso antes de partir, con una pequeña taza de té y su vigía reposando en un techo cercano.

El único motivo por el cual su receso no fue tranquilo fue gracias a un pequeño alboroto que se formó justo en frente de su mesa. Tenía entendido que estaban en un mes bastante turístico, por lo cual solían venir personas de otras aldeas de paseo, y tomando en consideración lo que estaba pasando, Deidara supuso que alguno de ellos había perdido a su hijo, porque el enano de dos años a unos cuantos pasos de su posición estaba haciendo todo un escándalo por haber perdido a sus padres.

La gente alrededor parecía conmovida por las lágrimas del pequeño, pero a Deidara no le generó simpatía, quizás porque recordaba que él no había llorado el día que sus padres se fueron. La negación le había durado como dos años, y para cuándo finalmente pudo aceptarlo su rencor fue tan inmenso que no le permitió llorar.

El artista intuía quienes debían ser los padres porque les había visto todos juntos de reojo hace unos cuantos minutos, pero no hizo nada al respecto. Estaba convencido de que no era su asunto, de modo que se limitó a terminar su taza de té hasta que alguien logró dar con el paradero de los adultos, creando en consecuencia una escena, a su criterio, de lo más escandalosa y cursi cuando finalmente se encontraron con su mocoso desaparecido.

Aún no había acabado la algarabía cuando él se fue, volviendo a casa con algunas de sus compras ondeando al viento por la velocidad a la que iba. No lo notó, así como tampoco notó mucho el paisaje de regreso, estaba bastante ocupado pensando en una cosa que le tenía intrigado, y era el gesto de genuina emoción cuando aquellas personas se reencontraron. Aquello le hizo pensar en esa palabra en específico, y en como aquel sentimiento tendía a ser la reacción natural que había estado acostumbrado a ver cuándo veía a personas pasar por situaciones como la suya.

Y no lo entendía.

¿Se suponía que así es como se debería sentir? Escasamente había escuchado a alguien conocido exteriorizar sobre los sentimientos negativos que conlleva un embarazo, quizás por temor a escuchar alguna represalia al respecto. En aquellas épocas Deidara no habría expresado ninguna en particular, quizás solamente un honesto desinterés ya que su mente joven en ese tiempo había sido incapaz de procesar todas las complicaciones que aún ahora siendo adulto tenía problemas para digerir. La parte crítica y depresiva ya la estaba afrontando y podía comprenderla sin problemas, pero sentía que jamás iba a poder ser capaz de experimentar esa dichosa emoción aún si lograba superar la crisis, a lo máximo que aspiraba era a estar neutral, y sin embargo sabía que eso no era algo tan sencillo de lograr.

Ciertamente no podía decir que la situación no le revolvía profundamente, es solo que cuando pensaba concretamente en el remolino de energía que cargaba no era capaz de sentir absolutamente nada ¿Esa también sería una palabra correcta? ¿O podría estarla confundiendo con otra? No sentía mucho con respecto al tema ahora que lo pensaba, le preocupaban otras cosas como todo lo que tenía que hacer para que los genes pudieran desarrollarse sanamente y el desgaste que eso conllevaría, pero si se ponía a analizar el hecho de que, literalmente, estaba formando a una futura persona, se le venía un gran y monumental vacío. Como si no tuviera nada que decir, ¿O quizás como si no hubiera nada que sentir? ¿Que significa exactamente ese nada?

"Tal vez lo mismo que sintieron por mi..." Sus padres le habían abandonado a conciencia hace muchísimos años, así que supuso que ellos tampoco habían sentido esa dichosa emoción por él, porque de haberlo hecho no se habrían marchado en primer lugar, ¿Así es como se suponía que funcionaba el amor paternal, no? A lo mejor y la emoción era cuestión de suerte y él no había sido uno de los afortunados. Tal vez el que no hubiera podido influir ese sentimiento en sus padres hacía que la no-bomba no pudiera influirle a él. Quizás sencillamente su vida formaba parte de un círculo vicioso que estaba condenado a seguir repitiendo, pues así como sus progenitores, él también pensaba irse y nunca volver.

Por lo menos ahí podría decir que tenía una opinión al respecto, pues si era completamente honesto sentía que el hacerlo no era algo malo en lo absoluto. A fin de cuentas a él le había dolido el abandono de sus padres porque creció con ellos, porque les vió ofrecerle un amor que poco a poco se fue apagando hasta que simplemente se extinguió junto a su presencia, fue como si de pronto su pequeña existencia no fuese suficiente para llenar el vacío en sus corazones, y por mucho que su amor infantil no hubiese mermado, eso no fue suficiente para retenerlos consigo; Viéndolo de esa forma Deidara sentía que le estaba haciendo un favor al no conocerlo, lo único que podía desear es que tampoco se pareciera a él, así jamás tendría alguna referencia por si llegaba a sentir curiosidad, y podría en el futuro chocar su hombro sin tener conocimiento alguno de que en algún punto del pasado, sus existencias dependieron del otro.

Podría ser un pensamiento algo cínico, pero si hubiera tenido que escoger entre vivir con personas que nunca le amarían o simplemente jamás haberlas conocido, habría escogido la segunda opción.

Al menos él no le causaría ese dolor.

Tenía ese pensamiento bastante claro, pero seguían revoloteando dudas en su mente, más que nada porque aún cuando ya había terminado de procesarlo, le causaba un profundo interés el como aparentemente la idea de tener un hijo podía llegar a hacer feliz a alguien.

"Felicidad..."

¿Se suponía que debía haberse enterado de la noticia y brincar de felicidad por que iba a ser padre? ¿Así es como funcionaba el mundo? ¿Le debería hacer feliz un evento inesperado aún cuando no lo había planeado y mucho menos querido, por que así establecían que debía ser? ¿A eso lo reducían? ¿Realmente esa era la forma correcta de hacer las cosas?

Si así era entonces no se había equivocado al escoger la vida criminal, porque seguir las reglas no era para nada su estilo.

Las normas dictaban que debía estar al menos un poco alegre, y lo estaba, estaba conforme por estar lejos de Akatsuki, tener libertad y un prospecto de vida como siempre lo quiso, pero en cuanto a su embarazo sencillamente no podía encontrar nada, ¿Sería lo mejor que siguiera de esa forma? ¿Sus emociones saldrían en algún momento o solo se quedarían encerradas hasta que volviera a sentirse como antes? Siendo objetivo lo mejor era que continuara de esa manera hasta el final, así al menos su mente estaría tranquila en lo que podía preocuparse por su cuerpo, pero no creía contar con tanta suerte. Había experimentado en las últimas semanas más subidas y bajadas emocionales que en toda su adolescencia, y presentía que solo irían a peor.

Visualizo su casa con rapidez, seguía casi igual a como la había dejado salvo por la ventana que daba a la sala, pues ahora estaba cerrada y él recordaba claramente que la había dejado abierta. Hacia eso porque ese era el lugar favorito del cuervo y cuando la cerraba solo conseguía que el animal se quejase hasta que la volviera a abrir; Cauteloso, entro a su hogar con una de sus creaciones listas para detonarlas y un Kunai por si acaso.

A sus oídos llegó un ruido de tropiezo, y reaccionó de inmediato.

– ¡Carajo...! – Exclamó de pronto una voz medianamente grave y desconocida, teñida con un poco de humor – Relájate, rubio.

Medio tirado en el piso de su sala estaba un chico de una edad que bien podía ser cercana a la suya, una de sus piernas estaba aprisionada por uno de sus cienpies hechos de arcilla y usaba la mano derecha para tratar de quitarselo, la izquierda no la movía porque el Kunai le había traspasado la manga de suéter contra la pared, dejándola en alto.

Tenía unos ojos cafés curiosamente distintivos, y los usó para verle con gracia al apuntar a su pierna.

– ¿Sabes? La necesito para caminar.

– No haber aparecido de esa forma entonces – Una mirada y su obra de arte abandonó la extremidad del recién llegado para irse a una esquina,  esperando obedientemente a ser detonada; Deidara observó con aire crítico al chico arrancarse el arma y acomodarse la ropa – Se suponía que vendrías hace una semana.

El extraño reparo en él con cierta curiosidad.

– ¿Sabes quién soy?

Tiene un cabello de lo más peculiar, eso es lo que ella dijo – Comentó en lo que miraba sin reservas la melena de su nuevo invitado.

Su mirada inquisitiva no cohibió a su visitante, estaba demasiado acostumbrado a las miradas como para que la de Deidara le molestase, por lo que procedió a ponerse de pie. Era alto, no tanto como Kisame pero ciertamente era más alto que Itachi, en eso se le asemejaba un poco a Kakuzu, pero hasta ahí llegaban las similitudes, porque mientras el mercenario tenía un gesto de profesionalismo avaro, aquel chico portaba un semblante de niño travieso que le gustaba joderle la vida a las personas, completando el cuadro con una cabellera castaña que traía medio recogida. Eso en lo absoluto era particular, lo que si destacaba era ese color blanco casi brillante que tenía en un grueso y solitario mechón de pelo, estaba ubicado justo en la coronilla y caía de forma tal que le cubria parte del rostro.

Deidara había visto cabellos de colores diferentes, pero esa combinación en específico no la había visto hasta ahora.

Tras soltar una risita para nada culpable, el compañero de Kaiyah le extendió su mano, apretandole con toda confianza cuando se la estrechó.

– Lamento la demora, tuve un encuentro con algunos cazarrecompensas y he tenido que desviarme.

El artista arqueó una ceja.

– ¿Por dos semanas?

– Era un camino largo – Ni siquiera se esforzaba en ocultar su entretenimiento.

– De seguro que si – Echó los ojos a un lado, no siendo tan exigente con la puntualidad ya que debía aceptar que la soledad de esas semanas le había caído bien – ¿Entonces que? ¿Eres criminal?

– ¿Quién mejor para atender a un criminal que otro criminal? – Respondió a cambio sin borrar la sonrisa – Admito que no conozco personalmente al Uchiha pero tu caso me interesa, y nunca es tarde para aprender algo nuevo, ¿Te llamas Deidara, no? Ví tu rostro en el libro bingo hace algún tiempo, tengo entendido que formaste parte de Akatsuki.

– Tres años – Asintió él.

– Y sobreviviste, eso es toda una hazaña considerando la cantidad de gente que entra y nunca más vuelve a salir. Akatsuki me ha quitado a más de un compañero en estos años, supongo que ahora se han invertido los papeles – Deidara anotó mentalmente el indagar un poco más sobre el pasado de sus médicos, pues contando con un historial delictivo como los suyos de seguro la historia detrás de ellos ha de ser interesante; El chico meneó un poco la cabeza con galantería – Mi nombre es Ren, por cierto.

– Ren... – Pronunció para después fruncir las cejas – Bien ¿Y cuál es tu especialidad?

– Técnicamente no tengo ninguna – Confesó entonces de una manera tan despreocupada que el rubio se le quedó viendo como si no tuviera cerebro – Digamos que soy un viajero con mucha curiosidad, he estado en muchos lugares y en la mayoría de ellos he adquirido información sobre técnicas prohibidas como la tuya. Es cierto, la mayoría de ellas no evoluciona, pero para ser francos tampoco es como si alguien las usara para saberlo.

– Cierto – Cabeceó un poco, la mayoría de Kinjutsu solo son utilizados en casos de riesgo y casi nunca se enseña cómo manejarlos, de allí a que normalmente cuando se suele robar alguna técnica similar termina siendo la primera vez que se usa desde su prohibición – ¿Qué fin tienen tus viajes?

– Originalmente era por ocio, luego descubrí lo interesante que puede llegar a ser la investigación de campo, así que me dediqué a eso – Hizo una pequeña pausa para reír como su disfrutase de algún chiste privado – Siempre me ha gustado saberlo todo, incluso lo que no debería. Quizás suene algo entrometido, pero gracias a eso tengo mucho conocimiento de sobra y es justo eso lo que pienso aplicar contigo.

– En pocas palabras eres un chismoso muy inteligente – No se pudo guardar la burla, pero eso a Ren no le afecto, incluso se lo tomó a gracia.

– Se podría decir, aunque también he puesto en práctica algunas de mis investigaciones así que tengo una idea de cómo funcionan este tipo de habilidades en particular. No digo que eso nos resuelva la vida, pero es un buen punto de inicio.

– Algo es algo – Exhaló entonces, decidido a no llenar con más pesimismo un día que ya de por sí había sido bastante pesado.

Ren captó su atención al cabecear a un lado con entusiasmo.

– ¿Comenzamos? Hay un par de teorías que quisiera comprobar primero.

A pesar de lo extraño que pudiera resultar, a Deidara se le hizo mucho más fácil congeniar con Ren que con Kaiyah, tal vez era por su carácter directo al grano muy parecido al suyo o porque su sentido del humor, a pesar de lo irritante, le distraía en cierta forma, pero aunque no pudiera decir que estaba cómodo en su presencia, si aceptaba que estar a su alrededor no resultaba tan asfixiante como con su compañera, quizás porque no lo veía como un verdadero médico sino más bien como un investigador; Aparte también congeniaba bastante con sus métodos, pues en vez de pedirle que se recostase o algo similar, le pidió que entrenara un poco mientras sentía como cambiaba su energía. Ren aparentemente era un ninja con habilidades sensoriales parecidas a las suyas, solo que con ciertas diferencias gracias a sus investigaciones prohibidas.

Estaban en el patio trasero ahora, su invitado estaba sentado bajo la sombra de un árbol en lo que él se estiraba un poco.

– Es raro que me pidas que entrene – Comentó con cierta extrañeza que hizo al otro ladear un poco la cabeza.

– ¿Por qué?

– Si hubieras escuchado el sinnúmero de cosas que dijo tu compañera que no podría hacer a menos que quisiera evaporarme no me lo preguntarías – Torció la boca de una manera amarga que a su invitado se le antojó divertido.

– No soy tan estricto como esa mujer, no me malinterpretes, es una de mis mejores colegas y la aprecio, pero Kaiyah es la clase de doctora que quiere que todos sus pacientes se vuelvan momias apáticas. No digo que no le hagas caso, pero tampoco te lo tomes tan a pecho. El ejercicio es bastante sano para tu salud, y para alguien acostumbrado a una vida activa no es del todo recomendable que simplemente te vuelvas un cadáver raquítico – Deidara presionó los labios para no sonreír; Ren continuó hablando – Lo único que si te puedo decir es que no exageres, puedes hacer ejercicio pero tampoco es como que vas a darle la vuelta al mundo o participar en la cuarta guerra mundial ninja. El chiste es buscar equilibrio.

– El equilibrio es aburrido – Suspiró él, pasando a hacer algunas flexiones – Siempre he preferido el desastre.

– Pensamos igual entonces.

– No diré que me sorprende.

– Me imagino que te doy la impresión de ser despreocupado, pero es más que solo eso. Creo que la tranquilidad es un concepto demasiado flojo para la inestable calamidad que es la vida, y si pudiera darte un consejo útil te diría que no siguieras parámetros y te arriesgases a vivir al límite.

Deidara hizo una breve pausa para ojearle con intriga.

– ¿Va en serio?

– Por supuesto – Entonces la sonrisa amigable pasó a ser sarcástica – Si no estuvieras preñado.

Rodando los ojos con algo de mal humor, el artista se pasó la siguiente hora haciendo lo que normalmente habría hecho en una sesión de entrenamiento solo que no tan exigente. No le complacía del todo pero al menos tranquilizaba sus ansias; "Si Sasori estuviera aquí moriría de nuevo al ver este ritmo tan patético..."  Pensó con cierto remordimiento al ver como es que había bajado de un riguroso régimen de entrenamiento digno de un ninja de rango S a... esto que estaba haciendo ahora.

– ¿Esperas algo de este embarazo en particular? – La pregunta de Ren le desenfoco un poco ya que no había esperado exteriorizar sus expectativas, pero no le resultó muy raro responder.

– Si, que sea uno y salga rápido.

– Como la mayoría – Le regaló una sonrisa cómica – Esperemos que así sea.

– ¿Que acaso podría ser más de uno? – Un parpadeo después y tenía los ojos abiertos, con su sistema más que predispuesto a sufrir una recaída profunda si se llegase a enterar de que cargaba a más de un Uchiha a la vez.

Quería imaginar que al menos en esa situación podría compartir un poco el sentimiento de pánico con Itachi, pero se resignó al siguiente segundo ya que de ser eso posible no se lo imaginaba haciendo otra cosa que sufriendo un infarto por la alegría.

Ren sacudió la cabeza, devolviéndole parte del alma al cuerpo.

– Tu técnica es ciertamente poderosa, y aunque puede que tenga la capacidad suficiente para crear más de uno al mismo tiempo, no es algo que pueda surgir tan fácilmente – Viendo a su nuevo paciente arquear una ceja, alzó la manos para acompañar con gestos su explicación – Verás, se supone que terminaste así porque dejaste que tu habilidad trabajase por su cuenta, sin embargo el motivo por el cual se tardó tantos años es poque nunca practicaste para utilizarla antes.

– Obvio no – Rodó los ojos sin dejar de moverse – Si no sabía que la tenía.

– Exactamente, por lo mismo no debes olvidar que los jutsus son acumulaciones de chakra que solo se direccionan por la mente del usuario, es así como pueden llegar a su potencial o incluso rebasarlo, en este caso tu cerebro no formó parte de la ecuación, al menos no conscientemente, tenías siempre el pensamiento de crear algo y al no escoger una cosa en específico la técnica lo hizo por ti, eligió el embarazo porque todo lo que absorbías convenientemente daba para que lo hiciera sin problemas, como si esa hubiera sido tu intención desde un principio.

– Nunca en la maldita vida – Gruñó entre dientes, pues eso no era algo que hubiera buscado voluntariamente aunque su vida dependiera de ello.

– Ya, pero eso no lo estabas pensando, por lo que no se negó a la posibilidad de hacerlo. Ahora, el punto aquí es que por muy poderosa que sea esa técnica sigue siendo chakra que necesita ser controlado, logró ese resultado luego de mucho tiempo y solo porque tus sentimientos estuvieron involucrados. Así que hablando de este embarazo en particular las posibilidades de que sea más de uno son inexistentes.

– Espera ¿Como que de este en particular? – Aquí necesitó hacer una pausa para observarlo con atención – ¿Que acaso se podría volver a repetir?

– Claro – Su manera tan casual de decirlo no le hizo justicia a la parálisis mental que estaba a punto de sufrir – Justo ahora lo que necesitas saber es que tu sistema de chakra ha cambiado para siempre, y si lo que quieres es llevar una vida sin más accidentes te recomendaría que empezaras a entrenar para cuidarte, porque la próxima vez la sorpresa si podría ser doble.

– No me jodas – Espetó sin apenas parpadear por la impresión – Pensé que las posibilidades serían difíciles para siempre.

Ren retuvo una risa simpática.

– En lo absoluto, recuerda que aquí estamos hablando de técnicas, y siguiendo esa lógica me imagino que sabes que la primera vez que se hace un nuevo movimiento es difícil y la mayoría de las veces sale mal. Es con el tiempo que los ataques se van perfeccionando y evolucionan hasta ser letales, y en tu caso es prácticamente lo mismo. No diré que se haría más fácil para tí sobrellevar otro embarazo, pero conseguirlo tardaría menos una segunda vez ya que tu cuerpo tendría más experiencia para ello.

– Que horror – Comentó casi de inmediato, inevitablemente algo espantado por el hecho de que su sistema pudiera adaptarse a estar en una situación tan traumática aún si su cerebro apenas podía procesarlo.

– Tranquilo, rubio – Le ofreció un gesto relajado que buscaba detener una futura crisis – Aún con todo eso no quita que siga siendo difícil para ti concebir aún con la técnica, ya no tanto por tu genero sino también por la naturaleza de tu chakra.

Deidara frunció el ceño.

– ¿Acaso aquí también aplican los elementos o que?

– Por supuesto que sí – Por su manera de responder fue evidente que ese detalle era muy obvio – Hay muchas cosas que influyen a nivel interno si hablamos de este tema, y la compatibilidad siempre es importante. Por ejemplo, en un caso normal la sangre es lo primordial, y de no existir un equilibrio podrían haber consecuencias como lo es la incompatibilidad Rh. En este caso aplica lo mismo pero con el chakra ya que es lo que está sosteniendo todo. Tu naturaleza es de tierra, por lo que conseguir un resultado positivo con un usuario que maneje el elemento agua sería difícil porque tú poder destruiría el suyo, a menos que sea alguien muchísimo más fuerte que tú, y sin embargo podrían haber problemas si el chakra mezclado no lograse acoplarse bien en tu cuerpo, por lo que podrías terminar muriendo de todas formas o en su defecto tener un mocoso que maneje los dos elementos, aunque lo primero sería más probable – Se detuvo un momento para ver si lo estaba comprendiendo, luego continuó explicándole – Ahora, si nos ubicamos en el círculo de las cinco naturalezas elementales de chakra, la tierra y el fuego estan en equivalencia porque ninguna es más débil o fuerte sobre la otra, eso significa que siempre y cuando ambos poderes estén al mismo nivel todo debería resultar bien. Ciertamente Itachi Uchiha es más poderoso, pero tu técnica es de nivel prohibido por lo que pudo estar a la altura suficiente para que no surgiera la incompatibilidad.

– Todo me suena demasiado conveniente – Meneo la cabeza en lo que intentaba terminar de procesar la intriga que le causaba el hecho de ser tan compatible con ese Uchiha.

Su segundo médico se acomodó un poco mejor, haciendo que su pálido mechón de cabello reluciera a la luz del sol.

– La clave está en la monogamia – Comentó él, alzando los hombros – Lo primordial aquí es que no olvides que las posibilidades pueden variar de acuerdo a la cantidad que tengas de los tres factores fundamentales: Compatibilidad, tiempo para absorber chakra y sexo. Esta vez resultó más factible gracias a que conseguiste todo de una sola persona, de haber existido más habría sido mucho más difícil ya que si de por sí es complicado el equilibrio entre dos personas imagina con tres... O cuatro, todo dependería cuántas personas estuvieran involucradas.

– Pero existe la posibilidad de que vuelva a pasar incluso si hay más de una – Indagó seriamente, ya que al ser una persona más inclinada a las relaciones pasajeras, no quería dejar nada por sentado.

– Por supuesto, pero todo dependería de las personas y que papel tenga cada una – Se llevó entonces una mano al mentón para formar un gesto pensativo – Vamos a ponerte un ejemplo sencillo para que lo entiendas mejor. Tengo entendido que el Uchiha tiene un hermano ¿No? ¿Cuál es su naturaleza de chakra?

– Fuego... – Entonces rememoró brevemente la voz de Kisame hablando sobre el fallido Chidori con el que había intentado atacar a Itachi – Y rayo, supongo.

– Muy bien, entonces imagínate que estuvieras en la posibilidad de pasar el tiempo suficiente con el chico como para absorber su energía, pero tú única pareja sexual ocasional siga siendo el Uchiha. Aquí un embarazo no sería viable porque el elemento rayo no es compatible con la tierra y eso no permitiría que los genes, aún si no son los suyos, pudieran adherirse a tu sistema. ¿Entendiste? Bien, ahora imagina el escenario al revés, que pasaras mucho tiempo con el Uchiha en Akatsuki pero que el sexo lo tengas con su hermano – Deidara hizo una mueca extraña al imaginar tremenda escena e inevitablemente el otro hombre se rió por ello – Ahí la probabilidad sería alta ya que tu chakra y el de Itachi son complementarios, y aún si el del hermano no lo sea eso no importaría realmente ya que lo único que debería portar serían los genes, y que estos sean compatibles con la mezcla de energías que ya está hecha. En un caso diferente no sabría decir si funcionaria ya que muchas personas no se complementan, pero en este caso hipotético siendo ambos del mismo clan y encima hermanos no habría ningún inconveniente.

Tras darse un momento para parpadear y no perder el rumbo de la conversación, el artista torció la boca.

– Siguiendo esa misma hipótesis, aparte de mi ¿A cual de los dos le pertenecería el desastre?

– A Sasuke – Respondió sin dudarlo, observando a su paciente hacer un gesto de incredulidad – Lo que va a importar siempre es que ambas partes aporten chakra y genes. Mediante tu cuerpo ofreces la genética y con el Kinjutsu el chakra, así que no hay problema, mientras que el chico aportaría su sangre a través del sexo y aunque no ofrezca directamente el chakra ya que no sería suyo, al ser compatible con el de su hermano solo debería fusionarse para que el resultado sea el mismo. Por lo tanto, y aunque haya puesto de su parte, el embarazo jamás podría ser de Itachi porque para eso debió haber aportado directamente su sangre.

– ¿Y no existe la posibilidad de que su chakra se fusione con los genes de su hermano?

– No, porque aunque muchas personas dominen el fuego u otro elemento, cada persona tiene un código genético único que no puede copiarse. Es por eso que aunque alguien pueda absorber tus ataques de tierra con otra técnica similar, se les haría muy complicado el clonarte, ¿O por qué crees que los ninjas prefieren hacer el Edo tensei en vez de hacer clones de la persona? Porque es más sencillo revivir a un muerto que hacer una copia exacta de otro ninja vivo.

– Vaya... – Aún no paraba de hacer el entrenamiento, pero se quedó pensativo ante todo lo que había escuchado. En resumidas cuentas nunca sería un asunto fácil, pero el hecho de que existiera así fuese una mínima posibilidad seguía dándole escalofríos – ¿Que puedo hacer entonces para no suceda nunca más?

– Ahí la verdad no tengo ninguna respuesta – Contestó en un tono algo bajo al ver los hombros del rubio caer con desilusión – Pero podríamos averiguarla con un poco más de estudio.

"Algo es algo"  Una cosa en la que se había estado esforzando era en tratar de no enfurecerse tan rápido. La idea de terminar nuevamente de esa manera por solo querer vivir su vida le hacía enojar, pero intentaría no explotar hasta que tuviera la certificación de que no tenía más esperanzas. Hasta que eso sucediera, procuraría no ceder a la idea del suicidio.

Una hora después, el chico se desperezo de su cómoda posición y alzó la voz.

– Muy bien, es suficiente.

Sentándose para recuperar un poco al aliento, Deidara se quedó en silencio para escuchar los resultados de su segundo doctor.

– Lo primero que te puedo decir es que la energía sincroniza bien con la tuya hasta cierto punto, debe ser por ello que a veces se descontrola, ¿Has tenido algún problema últimamente?

– Más o menos... – Contó entonces el incidente que había tenido con el fuego en la cueva, en su habitación de Akatsuki y algunas veces con la llama de la estufa, aunque se ahorró el comentar que apenas la utilizaba porque seguía teniendo el apetito por los suelos.

– Bien, no es tan fuerte ahora como imagino que fue en un principio, tal vez por ello has pasado de controlar fogatas a solo una llama pequeña, es probable que muy pronto todo ese chakra deje de circular por tu sistema y solo se enfoque en el desarrollo del pequeño monstruo.

– Eso ya lo había estado esperando...

– Sin embargo – Alzó un dedo – Hay varias cosas que me preocupan de eso. Lo primero es que no solamente se está estancando, parece también llevarse parte del chakra Uchiha que no le corresponde. No estoy seguro de si es porque consume más de lo que esperábamos o solo es una etapa, pero si continúa a ese paso podrías necesitar que te pasen más chakra cada cierto tiempo.

– Fabuloso – Bufó, como si ya de por si no fuese complicado lidiar con Itachi ahora también debía pedirle que le siguiera pasando de su energía para no terminar más moribundo que él – ¿Que más?

– Lo segundo es que es una capa de chakra excesivamente gruesa, pero me da la impresión de que se irá adelgazando sola a medida que pase el tiempo, por lo menos lo suficiente para poder traspasarla. De lo que no estoy seguro es de si permitirá que tu cuerpo agarre la anestesia.

– No importa – Le resto importancia con un encogimiento de hombros – La he pasado bastante mal antes, no creo que haya mucha diferencia.

Súbitamente, Ren dejó a un lado su cara de profesionalismo para cruzarse de brazos, poniendo una cara divertida en lo que algo parecido a la burla le chispeaba en los ojos.

– ¿Tienes alguna idea de cómo es un parto, Deidara?

– Mira, a mí me arrancaron los dos brazos en menos de cuatro días – Erguirse con altanería le resultó imposible de evitar – Súmale a eso tener que estar de pie y extraer un demonio.

– Tomaré eso como un no – Enfatizando su sarcasmo en una ancha sonrisa – Creeme cuando te digo que no es tan sencillo como crees...

– También me persiguieron por horas mientras me desangraba y casi me desfigura la cara un jinchuriki en pleno ataque de ira – Resopló con fuerza, observandolo con fastidio – No importa como sea, nada podría ser peor que eso.

Se veía excesivamente seguro de ello, y eso al otro chico le olía a desafío.

– ¿Estás completamente seguro?

– ¿Hace falta que responda? – Su apatía solo logró ampliar su expresión divertida.

– Si estás tan confiado supongo entonces que no te molestará hacer una pequeña apuesta.

– ¿Apuesta?

– Es algo bastante sencillo, simplemente te iré preguntando cual de las dos experiencias va resultando más dolorosa, si al final resulta que no son los brazos no te quedará de otra que echar ese orgullo de lado y admitir que siempre tuve razón.

– ¿Acaso no tienes mejores cosas que hacer en vez de apostar con tus pacientes?

– De vez en cuando uno se puede permitir el gusto – Se desentendió muy tranquilo – ¿Aceptas entonces? Si tú ganas admitiré que tienes razón.

A Deidara una parte suya todo le resultaba algo infantil para su gusto, pero no podía negar que hacer algo divertido para variar resultaba refrescante; Terminó accediendo con un seco asentimiento junto a unos ojos en blanco que dejó a un lado para poder proseguir con el análisis.

– En vista de que el objetivo del Kinjutsu ya está hecho no hace falta que lo sigas utilizando para mantenerlo activo, seguirá su curso hasta que finalmente todo acabe. Eso significa que no es obligatorio crear explosiones, pero si te gana la ansiedad siempre puedes hacer algunas pequeñas explosiones lejos de ti.

Deidara dejó salir otro suspiro de amarga resignación.

– Supongo que puedo conformarme.

– Por lo demás creo que solo falta una cosa, y sinceramente es la única que me preocupa – Ante ese tono de voz tan serio en una persona tan burlona, el artista no pudo hacer más que sentarse más derecho y arrugar las cejas – Verás, Kaiyah mencionó que no tendrías muchos problemas con las hormonas y es cierto, ya que tu cuerpo no está diseñado para producir tantas naturalmente. El detalle es que es obligatorio que sea de esa forma para que todo marche bien, porque son justamente esas hormonas junto a otros procesos los que le dan la posibilidad de crecer y desarrollarse, ¿En resumen? Son un puto fastidio, pero uno necesario. Sin embargo y como te digo, tu no las produces, y aunque el chakra Uchiha ligado con el del Kinjutsu intenta imitar estos componentes para rellenar los espacios en blanco, no es suficiente. Tu técnica en términos básicos está diseñada para crear, mantener y utilizar, no de procesar o modificar, es decir, creas una figura, la dejas activa y luego explota, pero no puedes alterar su composición una vez esta hecha, no puedes cambiar la arcilla por piedras o transformarla en arena. Esto pasa porque su capacidad no está lo suficientemente desarrollada como para abarcar todo lo que hace falta, al menos no por su cuenta.

– ¿Que es exactamente lo que me quieres decir? – Tenía una mano en la cabeza y se la frotaba para que no le diera una jaqueca con tantos términos de medicina. Ya tenía algo más de experiencia con toda la terminología que giraba en torno a su habilidad, pero no por ello se le hacía sencillo captarlo siempre a la primera.

– Deidara, ¿Como cuanto se supone que tienes ahora? A las semanas, me refiero.

Obviando las ganas que tenía por responder eso a su manera, frunció los labios.

– Catorce.

– No lo parece – Su sinceridad resultó curiosamente abrumadora.

– ¿Por qué ahora?

– Está muy pequeño, demasiado diría yo. Me arriesgo a decir que no ha cambiado mucho desde que tuviste la primera revisión, y lo peor es que eso no es lo que llamó mi atención. Porque no es como si estuviera creciendo más despacio o sea una gestación de lento desarrollo como la de una Jinchuriki, literalmente pareciera más bien como si se hubiera estancado, como si ya no pudiera crecer – Miró hacia un lado, suspirando en lo que murmuraba para si mismo – Voy a tener que ir con Kaiyah, considerando que todo estuvo bien durante su visita me va a echar la culpa de todo...

"Esto simplemente no puede ir peor..." Lo único que le faltaría para completar su desgracia sería no poder continuar con su parte del acuerdo. No veía a Itachi devolviéndolo a Akatsuki pero tampoco se pondría feliz con esa noticia. El pensamiento le dió un escalofrío, y no supo exactamente si el temor era por volver al presidio que era la base o por no saber cómo reaccionaría el Uchiha. Se figuro que ambas, aunque también se sentía extrañamente inquieto de manera personal.

Ren suspiró con pesadez.

– Mi intención era quedarme hoy pero debo correr si quiero llegar con esa mujer – Se levantó y estiró brevemente – No debe andar muy lejos si eres su paciente, así que no tardaré mucho. La traeré conmigo y luego veremos qué hacer, de momento no olvides comer bien y dormir un rato.

– ¿No debería ir? – Sugirió poniéndose también de pie – Llegaríamos más rápido a la revisión.

No es que le agradase la idea pero necesitaba algo de acción para no aburrirse. No obstante, el otro hombre desechó rápidamente la sugerencia con una sacudida.

– No, tu ya gastaste suficiente energía por hoy. Además, si te esfuerzas demasiado antes de conseguirle una solución a esto todo podría terminar en desastre. Mejor quédate y espera a que vuelva, una vez que resolvamos esto tendrás una visión más clara de tus límites, solo no pierdas la cabeza.

"Como si fuera tan fácil"

– Ya que – Sus hombros cayeron en lo que resoplaba de indignación, y continuó haciéndolo hasta que finalmente su acompañante salió por la puerta, gritándole sin dejar de correr.

– ¡No mueras en lo que regreso!

– Otro imbécil más – Masculló malhumorado, aunque ya estaba demasiado lejos como para oírlo. Azotó la puerta y se metió de nuevo a la casa, arrojándole un trozo de lo que había comprado al cuervo en lo que pasaba por su puesto de vigía. Sus aleteos fueron de dicha, pero no les prestó atención está vez.

Estaba algo sucio y sudado luego de tanto jaleo, aunque lo normal era que terminase peor, pero podría intentar reprimir el pensamiento negativo por el momento. No dejaba de repetirse que pronto podría hacer lo que él quisiera, y con aquella frase llena de esperanza es que lograba relajarse un poco; Tomó un baño sencillo con la cabeza aún en las nubes, siendo ahora la confusión la que estaba dando vueltas a la cabeza. Las palabras de Ren le sorprendieron bastante, tal vez no por los motivos que alguien experimentaria, pero lo habían hecho. Y resultaba confuso que todo pareciera estar marchando mal, porque él no se sentía de esa manera. No estaba cansado de lo usual o con alguna dolencia, lo único que le seguía fastidiando era esa sensación ansiosa que le dificultaba tragar cada vez que quería comer, pero eso se lo atribuía a su propio lío emocional.

Cuando abrió los ojos ya era de noche, no había captado en que momento se quedó dormido, pero considerando el silencio del lugar supuso que aún seguía sin llegar nadie.

"Sigo sin ver nada..." Pensó dando vueltas sobre la cama. No es que envidiase a Kaiyah o a Itachi por poder hacerlo gracias a sus poderes oculares, era simplemente que quería matar esa curiosidad desde hace rato. Deseaba poder al menos ver por su propia cuenta que era lo que Ren veía tan grave en ese remolino de energías, pero sus capacidades no eran tan amplias como las suyas.

Luego le llegó ese aroma.

– ¿Que es...? – Se incorporó lento entonces, con la cabeza tanteando el aire mientras ese sutil aroma conocido llenaba el aire de su habitación. Era muy leve, casi indetectable, pero lo percibía.

Estuvo afuera de la casa muy rápido, saliendo por una de las ventanas para que el cuervo no se le pegase atrás. Podía ser a veces algo ruidoso y ahora lo que quería era discreción; Escondio lo mejor que pudo su figura en la oscuridad y se abstuvo de ir por lo árboles para no avisar de su presencia. Se encontró caminando a ciegas en las oscuridad por un tiempo que le resultó incalculable pues estaba demasiado concentrado intentando averiguar dónde había olido ese aroma antes.

Su búsqueda pareció eterna, pero terminó llegando a un claro bastante lejos de su punto de partida, en donde unos árboles gruesos se veían chamuscados en ciertos sitios.

Ahí fue que recordó de dónde provenía el olor.

"Savia..." La corteza de uno estaba goteando una savia transparentosa que desprendía un olor húmedo y picoso. Lo reconocía porque cuando había estado en cautiverio con el dúo de Uchihas, descubrió algunos de los secretos del fastidioso suero que le hacía dormir en menos de un segundo, y aunque nunca pudo descifrar cual era el elemento principal de la fórmula, si averiguó que la mezcla solo resultaba si se ligaba con esa savia en específico, eso le eliminaba el desagradable olor que venía naturalmente del elemento secreto y a su vez parecía suavizar sus efectos para que no le afectase demasiado; Para ver si era efectiva la savia era necesario quemarla un poco y ver que color adquiría. El humo causado por tanto incendio fue lo que debió trasladar el aroma tan lejos.

Madara había mencionado que solamente dos personas sabían cómo fabricar ese suero, él mismo y Kabuto Yakushi. Y como no veía al último involucradose en el tema de los Uchiha de manera tan personal como para ir directamente a buscar el material, entendió sin problemas dos cosas.

La primera: Uchiha Madara sabía que no estaba muerto, le buscaba y estaba más cerca de lo que creía.

Y a pesar de como eso pudiera sonar le preocupaba más la segunda, porque no solo habia un árbol incendiado, o dos... eran muchísimos. Casi un tercio de toda la zona. Con toda esa materia prima podría tener litros de ese suero en pocas semanas con mucha facilidad. Es por ello que se puso en alerta, porque no importaba lo muy oculto que estuviera ahora mismo, o su inteligencia para escapar de lugares imposibles...

Si Madara lograba encontrarlo, algo le decía que no se le haría sencillo escapar de nuevo.





Continuará...

Notas finales:

Aclaraciones:

1) La incompatibilidad RH viene cuando la madre es RH negativo y el bebé RH positivo, haciendo que su cuerpo reaccione a la sangre del feto como si fuera una sustancia extraña, creando anticuerpos que pueden terminar en un aborto o causando algunas malformaciones. Para prevenir esto se deben hacer pruebas y en el caso de ser positiva la incompatibilidad, creo que hay inyecciones para evitar lo anterior. En el caso de Deidara es más o menos lo mismo si su pareja hubiera sido un elemento no complementario con la tierra como lo es el agua o el rayo, en ese caso las consecuencias podría haber sido que la energía mutase en una bomba por la inestabilidad, y en un caso muy afortunado que simplemente la cría pudiera manejar ambos elementos, aunque eso no suele pasar muy a menudo.

2) Ren es un personaje de mi anterior Fanfic publicado en la página, y si señores, es exactamente el mismo, pero OJO, aquí no lo voy a poner haciendo de las suyas como figura, simplemente necesitaba otro personaje y pensé en él ya que siendo un Dios él puede ir a todas las dimensiones que le provoquen, incluyendo esta, pero no se va a meter más que para hacer su trabajo, aparte de que quería mostrar un poco más el hecho de que las figuras no solamente existen para crear drama, también son bastante listas.

Y si, también porque extrañaba a las figuras. ¿Que ustedes no?

Necesitaba un punto más relax para la trama y esta desgraciada me pareció una opción ideal.

3) No, no van a aparecer las otras dos xD

4) No es necesario leer el otro fanfic para entender nada, ciertamente haré algunos guiños a su personaje en Inevitable Destino pero nada que afecte esta trama.

Y bueno, que les pareció la sorpresa? Es un hecho que el trío de figuras es irremplazable pero el tener aquí a la número tres para mi es épico, solo insisto en que no se preocupen, esta historia es pesada y no pienso desviarme en lo absoluto, solo que como les dije necesitaba otro personaje y este me pareció la opción ideal.

Pequeña uva, recuerdas que dijiste que extrañabas a las figuras? Pues bueno, no sé si será la gran cosa pero hice esto con mucho amor. Te quiero :3 ahhhh por cierto, se viene en el próximo episodio algo que también querías ver 7w7

Lady, para ti hay galletas cuando quieras. Te mando un plato lleno de ellas allá en tu casita, me avisas que tal me quedaron UwU

Les mando un beso!

Con amor, Menma.


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