Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Peligroso DongHae por DenisseZepol

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

DongHae estudiaba al Señor Lee, mirándolo por encima del papeleo. Exudaba masculinidad y poder, por lo que DongHae quería sentir esas fuertes y seguras manos en todo su cuerpo. El hombre era cada maldito sueño húmedo que DongHae había tenido alguna vez, con toda su lujuria carnal y bañado en virilidad. 


 


DongHae deslizó su silla acercándola hacia el Señor Lee, inhalando la cara colonia del hombre. Dioses, hasta la colonia del hombre olía bien. Era ligera, almizclada, y DongHae tenía ganas de lamer el cuello del hombre sólo para poder olerlo más cerca. 


 


—¡Tenemos que rellenarlo, DongHae! 


 


—Está bien, Señor. — DongHae descansó su barbilla sobre su palma y miró al hombre más asombroso de la tierra. Estaba tan ocupado soñando despierto acerca de como sería, el alto y dominante hombre, en la cama, que DongHae no se dio cuenta, que su codo se había ido deslizando suavemente hacia delante sobre la mesa bien pulida, hasta que casi chocó con el poderoso cuerpo. 


 


—Siéntate derecho en la silla y presta atención, DongHae. 


 


—Oh, está bien, Señor. — DongHae vaciló, ya que no llevaba ropa interior y estaba tan duro por el Señor Lee. El hombre seguramente vería su erección si se sentaba derecho. Y estaba muy seguro que tener una erección no era uno de los requisitos del trabajo. 


 


Era una pena, porque podría haber cumplido ese requisito con facilidad. 


 


— DongHae, siéntate con la espalda recta. 


 


—Sí, Señor. — DongHae se sentó lentamente, mirando hacia abajo a su regazo, y casi gimió cuando sus pantalones vaqueros presentaban su peor pesadilla. 


 


Estaba duro como una roca.


 


Pero si el Señor Lee se dio cuenta, no dijo ni una palabra. 


 


—¿Tienes a alguien a tu cargo DongHae? 


 


—¿Larry cuenta, Señor? 


 


Las cejas del Señor Lee se alzaron, pero rápidamente enmascaró cualquier emoción que sintiera. —Eso depende de quién es Larry. 


 


—Es mi pez, Señor. — DongHae echó un vistazo hacia el escritorio del Señor Lee, preguntándose si el hombre se enojaría si se levantaba para recoger su casco. Ya había perdido seis de ellos, y estaba seguro que el Sr. SiWon no le daría otro. Tenía el logo de la empresa impreso en colores brillantes y luminosos. A DongHae le gustaban los colores, pero los arañazos y abolladuras deslucían el verde lima. 


 


—No puedes declarar una mascota, DongHae. — Mr. Lee anotó algo en el papel y luego se detuvo—. No la declaraste en el pasado, ¿verdad? 


 


DongHae volvió lentamente la cabeza hacia atrás y tragó saliva cuando vio la mirada de preocupación en el rostro del Señor Lee. Se encogió de hombros ligeramente. —Tal vez. Me ocupo de él, Señor. 


 


El Señor Lee soltó la pluma, girando completamente hacia DongHae, apretando tanto las cejas que DongHae se sorprendió que no se conectaran. —¿Cuánto tiempo has estado declarando a Larry, DongHae? 


 


—Sólo en los impuestos del año pasado, Señor. 


 


El Señor Lee dio un largo suspiro mientras agarraba la pluma de la mesa. —Vas a tener que modificar los impuestos del año pasado, DongHae. 


 


Lo que sea que eso signifique. 


 


—Además de las mascotas, ¿cuántos viven en la casa? 


 


—Solo yo, Señor. — DongHae se echó a reír, y la risa se convirtió en un sonido un poco extraño. Esperaba que el Señor Lee no lo oyera—. Pero Dizzy me hace compañía. Ella es para partirse de risa. —Se dio una palmada en la rodilla. 


 


—¿Y Dizzy sería? 


 


—Mi gata atigrada, Señor. Ataca a cualquier bolsa de papel que lleve a casa y luego corre dentro y fuera de ella mientras- 


 


—Presta atención, DongHae. 


 


DongHae se enderezó, juntando las manos delante de él en la mesa. —Lo siento, Señor. A veces me dejo llevar hablando de Larry y Dizzy. 


 


—Eso está bien, DongHae. Pero hay un momento y un lugar para cada conversación. Ahora tenemos que terminar de rellenar los formularios. 


 


—Está bien, ¿cuál es la siguiente pregunta, Señor? — DongHae se inclinó hacia delante, mirando lo que el Sr. Lee ya había escrito. Hombre, el tipo tenía una caligrafía impecable. Era tan limpia que parecía impresa en lugar de a mano. 


 


—Sólo tienes escrito L como tu apellido. Voy a necesitar tu nombre completo. 


 


DongHae se echó hacia atrás, mirando hacia abajo a sus manos. Empezó a jugar con sus uñas. —Ese es mi nombre, Señor. 


 


—¿Tu apellido es L? ¿Una simple letra? 


 


DongHae podía decir que el Sr. Lee no lo creía. Era evidente por el tono de su pregunta. Y el hombre tenía razón. Pero no había manera en el infierno que DongHae le dijera al Señor Lee su nombre completo. Había sufrido muchas burlas sobre su verdadero nombre durante años así que ponía L en todas sus solicitudes. El Señor Lee era el primero en cuestionarlo. 


 


—¿Podemos dejar esa pregunta, Señor? 


 


HyukJae levantó una ceja, pero asintió y volvió a mirar los papeles. —La responderemos luego, DongHae. 


 


—Sí, Señor. 


 


—¿Dónde está tu apartamento, DongHae? 


 


—Oh. —Esa era una pregunta fácil—. En una manzana entre la calle Quinta y la principal. Un edificio de ladrillo rojo. Vivo en el tercer piso, Señor. 


 


—¿Tercer piso? ¿Tiene ascensor? 


 


—No, Señor. El ascensor no funciona desde antes que me mudara, y eso es realmente muy malo. La Señora TaeYeon vive justo debajo de mí y es demasiado vieja para subir todos esos escalones cada día. Realmente debería trasladarse a un apartamento en la planta baja. —Los ojos de DongHae se abrieron cuando vio como los dedos de HyukJae se apretaban alrededor de la pluma en su mano—. ¿Señor? 


 


—¿Cuántas veces te has caído por las escaleras, DongHae? 


 


DongHae dejó escapar un sonido mediorisa medio gruñido. —Por lo menos una vez a la semana, Señor. El administrador sigue prometiendo que va a poner una barandilla pero- — DongHae se encogió de hombros—. Simplemente no ha sucedido todavía. 


 


DongHae saltó, cuando la pluma en la mano de HyukJae de repente se rompió, la tinta negra se roció por la mesa y los papeles que acababa de rellenar. Miró fijamente, con los ojos abiertos, como la tinta poco a poco se extendía sobre el papel, convirtiéndola en un color gris abigarrado en vez de blanco inmaculado. 


 


—¿Servilletas, Señor? —preguntó DongHae mientras se ponía de pie y empezó a buscar algo con que limpiar el desorden. De alguna manera, sabía que era culpa suya. Podría no haber tocado la pluma, pero aun así. Cosas como ésta, parecían ocurrir siempre que estaba cerca. 


 


DongHae vio una caja de kleenex en la mesita situada entre dos sillas en la pared del fondo. Empezó a correr por la habitación para agarrarlos cuando sus pies resbalaron en algunos vidrios azules que el trabajador de mantenimiento se había dejado atrás. 


 


Sus brazos se agitaban en el aire mientras trataba de mantener el equilibrio. Justo cuando empezó a caer, sintió que alguien lo agarraba del brazo. DongHae se giró y buscó quien lo sostenía. Hizo una mueca cuando sintió que HyukJae perdía el equilibrio. Un momento más tarde, ambos cayeron al suelo con un fuerte ruido sordo. 


 


DongHae levantó lentamente la cabeza, absolutamente seguro de que acababa de perder el trabajo que HyukJae le había ofrecido. Estaba acostado justo encima del hombre, después de todo. —Lo siento mucho, Señor Lee. Sólo quería coger los Kleenex. Eso era- —El resto de las palabras de DongHae fueron amortiguadas por la mano de HyukJae. 


 


DongHae cautelosamente alzó los ojos para mirar a HyukJae a la cara. Oh infierno. El rostro del hombre estaba enrojecido. Era un rojo profundo, que le recordaba a DongHae el color de un pez Tetra. Los había azules, también, pero a DongHae le parecían más bonitos los rojos. 


 


HyukJae se incorporó lentamente, manteniendo la mano sobre la boca de DongHae. —Ni una sola palabra, DongHae. ¿Entiendes? 


 


DongHae asintió. 


 


Cuando HyukJae apartó la mano, DongHae apretó los labios tan fuerte como pudo. Realmente quería este trabajo. Le gustaba su trabajo como mensajero, pero pasaba mucho frío en invierno y mucho calor en verano. Además, estaba cansado de siempre chocar su bici. Seguramente no podría ser tan torpe dentro de un edificio de oficinas. 


 


DongHae echó un vistazo alrededor de la oficina mientras HyukJae se ponía en pie. Bueno, tal vez también podría meterse en problemas en un edificio de oficinas. Pero intentaría no hacerlo. 


 


DongHae parpadeó cuando la mano de HyukJae apareció de repente en su línea de visión. Extendió la mano tentativamente y lo agarró, pero luego dejó escapar un pequeño grito cuando HyukJae, de un tirón lo puso de pie, junto a él. 


 


Oh, infiernos


 


Lee HyukJae tenía una erección.


 


Y el abdomen de DongHae se presionaba contra ella. 


 


DongHae tragó saliva y lentamente levantó los ojos hacia arriba hasta que llegó a las mejillas de HyukJae. No estaba dispuesto a mirar al hombre a los ojos. Todavía no. —¿Todavía tengo el trabajo, Señor Lee? 


 


—Sí, DongHae, lo tienes. Sin embargo, creo que tenemos que cambiar algunos de los requisitos de tu trabajo. 


 


—¿Mis requisitos de trabajo, Señor? 


 


—¿Cuánto quieres este trabajo, DongHae? 


 


—Oh, mucho, Señor. 


 


—Creo que es demasiado peligroso dejarte por tu cuenta. — DongHae no estaba seguro de si eso era una buena cosa cuando las oscuras cejas de HyukJae bajaron—. Si quieres el trabajo, entonces voy a necesitar tus servicios las veinticuatro horas del día. Eso significa que tienes que recoger tus cosas y mudarte a mi apartamento en el que estarás disponible siempre que te necesite. 


 


Las cejas de DongHae se dispararon. —¿Quiere que me mude con usted?

Notas finales:

 


 


Gracias por leer.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).