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El Alfa más fuerte. Tomo 1 y 2 (Traducción finalizada) por yuniwalker

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Goshoku estaba a punto de perderse en un hambre que nunca antes había sentido.

Kurose tenía habilidades que un Alfa ordinario no poseía, como hacer que el celo de un Omega viniera de manera inesperada o, a su vez, de un modo terriblemente intenso. Tal vez, actuando así podía sobrescribir la marca de enlace. Sin embargo, el deseo que brotaba de los dos era tan poderoso que tuvo miedo de herirlo.

"Espera..."

Estaba completamente lleno de sus feromonas.

El fluido corporal que rebosaba en sus nalgas había mojado su ropa interior de tal manera, que ya hasta estaban manchadas también las sábanas...

"¿Es doloroso, mi amor?"

Cuando preguntó, Goshoku negó con la cabeza en un segundo. El sexo con otro que no fuera su enlace debía ser doloroso pero, ahora no se estaba produciendo náuseas ni dolores de cabeza ni mucho menos unas terribles ganas de irse de allí. Por el contrario, era como si un profundo placer sin precedentes estuviera envolviendo a Goshoku desde la cabeza. Incluso aunque a Kurose aún no le llegaba el celo. 

"Borra su marca... Por favor. Quítala de mí..."

Había estado esperando por esto durante mucho tiempo. Estaba buscando a Kurose en cada parte porque quería, extrañaba y deseaba ser solamente de su Alfa. Estaba encantado de que lo abrazara pero también se estaba preocupando de lo que podía pasar ahora que todavía era el enlace de Kaminuma. 

"¿Qué tal está? 

"Bien, está bien..."

Su corazón tembló. Deseaba que se apurara porque de verdad quería tomar a Kurose dentro de él y saborearlo en la parte posterior de su estómago. Era un requerimiento silencioso pero que Kurose sabía tan perfectamente bien como si lo hubiese susurrado a su oído. Incluso comenzó a desnudarlo sin pedir permiso. 

"Ah... Espera, espera por favor."

El cuerpo de Goshoku pareció sexualmente inmaduro, se podía decir que hasta era como el de un adolescente. Comparado con eso, el de Kurose era complejo.

Goshoku miró a Kurose desde abajo, observando la manera en la que montaba sobre él, y recorriendo mientras tanto sus músculos abdominales con los dedos. Su torso tenía el encanto de una persona madura y las líneas de sus músculos empezaban a hacerle sentir envidia de lo artísticas que eran. Es decir, definitivamente había un encanto viviente que estimulaba la parte animal que tenía dentro. 

"Iida..."

"..."

Por primera vez, fue llamado por su nombre de pila. Goshoku se llevó la mano a la boca.

"¿Cómo...?"

No sabía que podía ponerse tan débil solo con escucharlo decirle así.

Después de eso, el área alrededor de su areola fue estimulada con las yemas de sus dedos hasta un punto en que sus pezones se pusieron en alto. Y aunque todavía era su cuerpo, llegó un momento en el que sintió que ciertamente ya no parecía hacerle caso. Kurose tenía el control y él reaccionaba según su voluntad. 

"Hmm... Ah..."

Sus dientes estaban clavados en su cuello y después, besó tras beso, descubrió que sus labios ahora se estaban moviendo hasta detenerse en su clavícula. Sin embargo, en todo este tiempo, las protuberancias irritadas de sus pezones estaban todavía bien sujetas por sus dedos. 

"Hmm..."

Cuando lo succionó, su espalda entonces dibujó un arco perfecto.

Ya le había dado lo que quería, pero su cuerpo estaba tan codicioso en ese momento que simplemente deseaba más.  

Quiero que toques, que me aprietes, que me penetres. Lo pensó, pero no lo dijo. Sin embargo, Kurose acarició sus costillas como si hubiera adivinado lo que quería aunque no lo transformó en una voz.

"¡Ah!"

Cuando lo mordió, entonces gritó con una voz que todavía no conocía. De verdad no podía creer que tuviera una tono tan desesperado cuando le hacían el amor, pero era evidente que lo que escuchó era una realidad. Trató de apretar su mano contra sus labios para no volver a hacerlo.

"Espera... Estoy avergonzado".

Kurose lo acostó y comenzó a acariciar la placa de su pecho con toda la palma de su mano. Luego, mientras estaba acomodando las caderas entre sus piernas para comenzar con la penetración, empezó a transmitir una majestuosidad que ni siquiera se sintió capaz de poder ver sin sonrojarse. Además, ciertamente era bochornoso que cada reacción que mostraba su cuerpo pareciera expresar sus sentimientos más honestamente de lo que lo haría al hablar.

"Ah..."

Al voltearlo, la lluvia de besos que cayó sobre su espalda hizo que su cuerpo se sacudiera otra vez. Era muy probable que se estuviera perdiendo desde que comenzó y, aún así, si además lo acariciaba y le besaba la nuca como si quisiera comérsela, comenzaba a sentir una fiebre que le nublaba la visión.

Concentró su conciencia en él...

"Muerde mi nuca... Muérdeme, Kurose."

Su voz parecía suplicante.

La marca de la mordida comenzó a ser recorrida con la punta de sus labios...

"¡Ah! Ah, ah..."

"¿Quieres que lo haga, mi amor?"

"Hmmm..."

"¿Quieres que sea tu compañero?"

"¡Sí!"

Y entonces, sus dientes le pellizcaron el cuello con fuerza. El dolor fue tan intenso que sintió que le había perforado la piel y que, en lugar de la dentadura que ya le conocía, tenía unos terribles colmillos afilados de animal. Más aún cuando Kurose estaba gimiendo como una bestia.

"¡Ah, ah, ah, ah!"

Cuanto más iba estimulando su feromona, más podía ver el cambio que ocasionaba en el Alfa. 

"Tu olor es... Intenso. Ah, joder. Es tan delicioso..."

Mirando hacia atrás, incluso notó que sus ojos se estaban pintando de rojo y que la saliva no dejaba de gotearle por la cara. ¿Se sobrescribió la marca de enlace? No podía creerlo pero, solo podía pensar que sí ahora que su feromona estaba actuando tan intensamente sobre su compañero. Lo estaba haciendo atacar como un animal feroz, igual que cuando se abrazaron por primera vez en plena calle.

"Ah..."

Un dulce suspiro salió de su boca. Como la perfecta combinación de tener alegría física y alegría mental.

Ojalá fuera verdad y el enlace con Kaminuma ya estuviera resuelto. Sonaba imposible, pero lo deseaba con cada una de sus ganas. En realidad, los dos estaban frustrados por esto, desesperados por pertenecerse el uno al otro y acelerados por las feromonas que salían hasta perderse en el aire. Tal vez, un S realmente era una existencia muy especial.

"Iida, ah, Iida..."

Kurose tomó su pene y lo frotó contra su muslo. Era más grande que cuando lo vio por primera vez, estaba dura como una espada y goteaba de su punta como la saliva de un tigre frente a su presa. Por supuesto que tanto la longitud como el grosor estaban más allá de la imaginación de Goshoku. 

"Voy a entrar...."

Fue aterrador pensar que lo rompería. Sin embargo, al mismo tiempo que imaginaba eso... Ciertamente deseaba que lo hiciera de una vez.

"Lo quiero, lo quiero, lo quiero, Kurose..."

Sus manos le tocaron la espalda. Hizo un ruido húmedo con la boca y luego, el trasero de Goshoku se tragó un dedo de Kurose con mucha facilidad.

"Respira, solo respira mi amor..."

"Ah, Kurose... Más..."

"Es tan suave… Está caliente en todas partes."

Era aterrador. Pero incluso si este cuerpo se rompía con su pene, definitivamente deseaba que lo pusiera dentro de él. Deseaba ser empujado y balanceado por dentro una vez y otra vez y, cuando se dio cuenta de esto, pensó que también se había convertido en un animal.

"Rápido..."
 
Goshoku levantó su trasero y lo movió frente a él.

Su pene entró.

Y definitivamente no podía creer que estuviera sosteniendo algo tan grande con los músculos del ano.

"¡Aaaaaah! ¡Ah, por...!"

Kurose era suyo. Su compañero. Su propio S alfa y su amante también. Suyo para siempre. Suyo incluso a pesar del maldito de su hermano.

"Ah, ah. Es increíble. Ah, Kurose, Kurose..."

Fue abrazado y penetrado dentro de su nido. Y la bestia que lo empujaba hacia abajo era tan querida por él, que hasta pareció no importarle que lo estuviera destruyendo todo. 

¿Era este el celo completo de un S Omega? 

Era tan bueno, que incluso pensó que Dios les arrojaría un rayo por disfrutar tan placenteramente de un tipo de dicha que solo se volvía más intenso cada vez. Además, todo lo que podía escuchar era la respiración áspera de Kurose y su voz diciendo: "Iida, Iida..."

"Aquí estoy... Ah, aquí estoy mi amor."

Y al momento siguiente, sintió una oleada terrible de calor en la espalda. No desapareció de inmediato, sino que mojó el interior de Goshoku hasta desparramarse entre sus piernas.

"Ah, ah, ah, ah, ah..."

Kurose siguió vertiendo su semen mientras decía: "Te amo." Y al momento final, antes de desmayarse, escuchó a Kurose gemir su nombre una última vez. Quería decirle que también lo amaba, pero la palabra desapareció bajo los labios de Kurose antes de convertirse en una oración.


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