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Más que una mascota por DenisseZepol

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ChanYeol tomó otro sorbo de su vaso, y observó el cuerpo de Baek relajarse con su liberación. Kris había hecho un buen trabajo con su formación. Era una mascota que cualquier maestro se sentiría orgulloso de llamar suya. 


 


Se había sorprendido por un millón de cosas diferentes desde que conoció a Baek, ninguna de las cuales explicaban la posesividad repentina que sentía hacia su nueva mascota. Él no compartía sus mascotas, el simple pensamiento de que alguien pusiera sus manos en esta belleza hacía que ChanYeol quisiera hacer trizas algo lenta y dolorosamente. Baek le pertenecía ahora y estaría condenado antes de dejar a cualquier otro tenerlo. 


 


—¿Cuándo fue la última vez que te duchaste? 


 


Las pestañas de Baek se agitaron rápidamente cuando la realidad poco a poco volvió a él. 


 


—Uh... hace algunos días, Amo. 


 


Eso explicaba la suciedad en la ropa del muchacho, y el leve mal olor viniendo de él. ChanYeol señaló hacia una puerta en el lado opuesto de la habitación. —Ese es el cuarto de baño. Vete a lavar. Te voy a encontrar algo de ropa hasta que podamos conseguir algunas más. 


 


Baek se apresuró a levantarse y dirigirse a la ducha. ChanYeol esperó hasta que oyó la ducha encenderse antes de apoyarse de nuevo contra la barra. Maldita sea, ver correrse a Baek fue suficiente para que se le pusiera dura pocos minutos después de correrse. 


 


La mascota era gloriosa en su placer. 


 


Todavía no tenía ni idea de lo que iba a hacer con una mascota. Había pasado tanto tiempo desde que había tenido una, que se preguntó si se acordaría cómo hacerlo. Poseer alguien era un asunto serio. No sólo era ahora responsable de Baek, si no que estaba obligado por ley a proveerle todo lo que necesitara. 


 


Las leyes que regían a una mascota eran simples. Una mascota sólo necesita seguir las reglas establecidas por su maestro. Ella daría su total obediencia a su maestro, así como su cuerpo y su sangre. 


 


Para un maestro, las leyes eran un poco más complicadas. Era deber de ChanYeol cuidar de todas las necesidades que Baek tuviera. Tenía que proporcionarle un lugar donde vivir, comida, y guía. Pero lo más importante, tenía que darle protección 


 


Había muchas cosas en el mundo que podrían ser un peligro para una mascota, la menor de las cuales eran los otros Doms. Una mascota sin dueño era un pase libre para cualquier persona. Y, a veces, una mascota con un dueño lo era si su dueño no era lo suficientemente fuerte para protegerla. 


 


Por suerte, ChanYeol tenía una reputación como alguien que no daba una mierda por nadie. Había muy pocas personas que eran tan estúpidas como para cruzarse en su camino o intentar llevarse a su nueva mascota. Pero todavía habría algunos. Tenía que asegurarse de que todo el mundo supiera que Baek era suyo y que estaba totalmente fuera de los límites. 


 


Cuando oyó la ducha apagarse, sabía que su tiempo de reflexión se había terminado. Se apartó de la barra y entró en su habitación para buscar algo para que el muchacho se vistiera. Hubiera preferido que Baek solo corriera por ahí desnudo, pero la mascota necesitaba un tratamiento cuidadoso hasta que se sintiera a gusto con ChanYeol. 


 


Cogió una camisa blanca de algodón sencilla de uno de sus cajones y la llevó al cuarto de baño. La colocó sobre el mostrador y luego se apoyó contra la pared junto a la puerta mientras observaba a Baek terminar de secarse. 


 


Apretó la mandíbula cuando el chico se volvió y ChanYeol vio las marcas en su piel pálida otra vez. Realmente no le gustaba verlas allí. Nunca había hecho ni una sola marca permanente, en todos los años que había sido un Dom, a una mascota. Ni comenzaría con el muchacho. 


 


ChanYeol se apartó de la pared y llegó hasta el armario de encima del lavabo. Cogió un pequeño tubo de medicación y cerró el armario. No quitaría las marcas de la espalda de Baek del todo, pero ayudaría a que se desvanecieran. 


 


—Vas a ponerte esta crema en la espalda cada noche hasta que las marcas se desvanezcan, Baek. 


 


—Sí, Amo. 


 


—Te la voy a poner ahora. Date la vuelta. 


 


ChanYeol apenas mantuvo su gemido de pura lujuria atrapado entre sus dientes cuando el culo levantado del pequeño muchacho se presentó ante él. Lo había notado antes, cuando Baek estaba desnudo en el cuarto de estar. Era lo que le había hecho a ChanYeol decirle al hombre que le chupara la polla. 


 


Era un culo hermoso. 


 


Rezó para que sus manos no temblaran mientras frotaba delicadamente la crema cicatrizante sobre la suave piel. No se perdió el pequeño estremecimiento que sacudió el cuerpo del muchacho cuando sus manos se acercaron demasiado a la polla de la mascota. 


 


—¿Cuáles eran tus funciones con el Maestro Kris? 


 


Baek se estremeció de nuevo. 


 


—Obedecer al Maestro Kris y seguir las reglas que el estableció para mí. 


 


—¿Y cuáles eran esas reglas, Baek? 


 


Cuando no respondió de inmediato, le golpeó ligeramente en el culo. 


 


—Te he hecho una pregunta, muchacho. 


 


—Lo siento, Amo —dijo rápidamente—. Estaba tratando de recordarlas todas. 


 


—Sólo dime. 


 


—Limpiar lo que ensuciaba el Maestro Kris, mantener su casa organizada, no le gustaba el desorden. 


 


—¿Qué más?


 


—Proporcionarle al Maestro Kris mi sangre.


 


Eso era normal. Eso era básicamente lo que las mascotas hacían. —Sigue. 


 


—Estar siempre listo en caso de que el Maestro Kris me necesitara. Nunca mirarlo a la cara a menos que recibiera instrucciones precisas para hacerlo. No se me permitía correrme a menos que el Maestro Kris me lo dijera, y bajo ninguna circunstancia se me permitía tocarme de una manera íntima. 


 


Ésas eran todas las reglas básicas con las que vivían las mascotas, aunque ChanYeol no estaba a de acuerdo en que su mascota no le mirara. Prefería experimentar la conexión que sentía al mirar a su mascota a los ojos, especialmente durante el sexo. 


 


Lo cual le recordó otro tema más delicado. 


 


—¿El Maestro Kris nunca te compartió? 


 


—No, Amo. —Las palabras fueron susurradas suavemente, como si Baek temiera justamente eso. 


 


—Yo tampoco lo haré. — ChanYeol cerró el tapón del tubo de crema cicatrizante y lo dejó en el armario para hacer algo mientras pensaba en cuán enojado le hacía sentir la sola idea de compartir a Baek. 


 


Agarró el brazo del muchacho y balanceó a Baek cerca de él. Quería asegurarse de que entendiera cuán serio era con sus reglas. Cogió la mandíbula del muchacho e inclinó su cabeza para que pudiera ver en los ojos del muchacho. 


 


—Me perteneces a mí ahora, Baek. No te voy a compartir, y espero que mantengas tu cuerpo y tu sangre para mí. Si alguien trata de tomar cualquiera de las dos, lucharás contra ellos hasta tu último aliento. ¿Está entendido? 


 


Los ojos verde lechosos de Baek se abrieron con cada palabra que ChanYeol dijo. 


 


—Sí, Amo. 


 


—Tengo muy pocas reglas, Baek, pero las que tengo, espero que las sigas. Si no lo haces, podrás ser castigado. Si no entiendes una regla, o te sientes confuso, habla conmigo al respecto. Nunca voy a pedirte nada que no puedas manejar. 


 


—Sí, Amo. 


 


—¿Tienes alguna pregunta hasta ahora? 


 


La frente del muchacho se arrugó como si estuviera dándole una seria reflexión a la pregunta que quería hacer. —Sólo hay una cosa que me confunde, Amo. Al Maestro Kris no le gustaba que le mirara, especialmente cuando le estaba chupando. No sé cuándo está permitido y cuando no. 


 


ChanYeol asintió. —Una pregunta muy buena. 


 


Baek sonrió. 


 


—No espero que me mires cada segundo de cada día. Eso no sería sano. Pero espero que tus ojos estén en mí cuando te esté hablando o cuando tengamos sexo. 


 


—¿Sexo, Amo? —La sonrisa se cayó de los labios de Baek cuando se curvaron hacia abajo tan rápido como los ojos del muchacho se abrieron. 


 


Esa fue una reacción extraña para que la tuviera una mascota, y eso confundió a ChanYeol. Nunca había tenido una mascota que no cumpliera con sus necesidades sexuales, así como con su necesidad de sangre. —¿No tenías relaciones sexuales con el Maestros Kris? 


 


—Normalmente chupaba su polla cuando estaba bebiendo de mí. 


 


—¿Eso es todo? 


 


—Sí, Amo. Al Maestro Kris no le gustaban las mascotas masculinas. 


 


—¿Entonces por qué te mantenía? 


 


El rostro de Baek se sonrojó de un bonito color rosa mientras sostenía su muñeca. —Mi sangre, Amo. 


 


Sangre era sangre por lo que sabía ChanYeol. —¿Qué pasa con eso? 


 


—El Maestro Kris decía que era especial. 


 


ChanYeol agarró la muñeca de Baek y se la llevó a la nariz. Olió la piel, notando un suave olor metálico que estaba presente en el torrente sanguíneo de cada mascota. Un golpe rápido de su lengua transformó ese olor cobrizo en un sabor tan bueno que gimió y casi cayó de rodillas. La piel de Baek tenía un gusto divino. 


 


Los ojos de ChanYeol se encontraron con los verde lechosos de Baek mientras hundía lentamente sus colmillos en la suave piel de su muñeca. Un placer diferente de todos los que había sentido lo inundó al segundo que la sangre de la mascota golpeó en su sistema. ChanYeol gimió cuando su polla se endureció al instante y empezó a palpitar en sus pantalones. Empuñó su mano libre en el cabello de Baek y lo empujó hasta ponerlo de rodillas. ChanYeol no estaba tan ido como para perderse el pequeño brillo en los ojos de Baek cuando abrió la cremallera de los pantalones de ChanYeol y liberó su polla. 


 


Las sensaciones combinadas de los labios de Baek envolviendo su polla dolorida y el abrumador sabor de la dulce sangre del hombre enviaron oleadas de placer a través de ChanYeol como un maremoto. Apenas necesitó más de un par de estocadas dentro de la boca de Baek antes de que estuviera disparando su carga, llenando a Baek con su rápida liberación. 


 


ChanYeol se dejó caer contra el mostrador y trató de recuperar el aliento. Nunca se había corrido tan rápido o tan duro en su vida. Si esto era lo que el Maestro Kris había experimentado, no era de extrañar que hubiera mantenido a Baek. La experiencia había sido increíble. No podía ni siquiera comenzar a imaginar lo que sería follar el pequeño culo respingón, al mismo tiempo que bebía su sangre. 


 


ChanYeol retiró cuidadosamente sus colmillos y lamió la mordida cerrándola. Sabía que los pinchazos gemelos se curarían en cuestión de momentos, y habrían desparecido totalmente dentro de una hora. Y extrañamente, por primera vez en su vida, lamentó ese hecho. Quería que su marca permaneciera en Baek. 


 


Y eso asustó a ChanYeol más que nada. —Vístete, Baek.


—Sí, Amo. 


 


ChanYeol lo dejó en el baño y fue a sentarse de nuevo. Estaba a mitad de su bebida cuando la presencia de Baek llenó de nuevo la habitación, caminando hacia él y cayendo de rodillas a sus pies. 


 


Extendió la mano y acarició sus dedos por la longitud del pelo rubio fresa. Ahora que estaba lavado era suave como la seda, colgando en bellos rizos ondulados hasta la mitad de la espalda. Podía imaginar meter su mano en aquellos rizos mientras sostenía a Baek y bebía su sangre 


 


—¿Amo?


 


—¿Si, Baek?


 


—¿Cuántas veces necesita alimentarse? 


 


ChanYeol sonrió. —Soy un viejo vampiro, Baek. Sólo preciso beber todos los días. 


 


—Oh


 


—¿Va a ser un problema, Baek?


 


—No, Amo, es sólo que... —dijo Baek apretando sus labios. 


 


ChanYeol se deleitó en su necesidad de tener la mano en el pelo de Baek e inclinó la cabeza hacia atrás. 


 


—¿Sólo que, Baek? 


 


—No comí nada en los últimos días, Amo. Si precisa alimentarse nuevamente en cualquier momento, voy a tener que comer alguna proteína o voy a empezar a estar enfermo. 


 


ChanYeol se dio una bofetada mentalmente. Debería haberlo considerado, en vez de coger lo que quería de su mascota. Gruñó cuando liberó el pelo de Baek y se puso de pie. Se movió por la sala y fue hacia la cocina. No tenía mucho en su cocina ya que no tenía que alimentarse de comida humana, pero tenía algunas cosas por si tenía invitados. 


 


Eso no pasaba a menudo. 


 


ChanYeol rápidamente hizo un plato de queso y galletas, después lo llevó hacia la sala de estar para Baek y lo sostuvo ante él. Una vez que lo cogió, caminó hasta el teléfono y pidió una lista de provisiones en el mercado local. 


 


—En el futuro, Baek —dijo ChanYeol cuando caminaba de vuelta hacia el sofá— vas a comer correctamente en todo momento. Si empiezas a sentirte débil o mareado, me lo vas a decir inmediatamente. ¿Lo has entendido? 


 


Baek asintió mientras masticaba un poco de comida. Tragó y después sonrió. —Sí, Amo. 


 


—Termina de comer. — ChanYeol apuntó el plato que estaba a la mitad—. Es todo lo que tengo en este momento, pero pedí comida para ti. Lo traerán mañana. 


 


—Sí, Amo 


 


ChanYeol gruñó en respuesta. Él no hablaba mucho y muchas veces prefería sus propias cosas que la de los otros. Las personas generalmente no tenían sentido para él, especialmente otros Dom. ¿Por qué diablos robaban y se llevaban mascotas que ya eran de alguien? 


 


No tenía sentido. 


 


Había mascotas suficientes para todos. El robo de las mascotas al principio era mínimo pero rápidamente se convirtió en una norma que comenzó la maldita guerra. 


 


El mundo entero era consciente de los Dom y había sido así desde hacía muchos años, cuando el mundo paranormal se reveló para los humanos. Desde entonces, algunos seres humanos voluntariamente se entregaron como mascotas, como una manera para ser cuidados y protegidos. Otros fueron secuestrados y vendidos como esclavos donadores de sangre. Entonces, otros seres humanos se unieron en pequeños grupos para protegerse de los Dom, aunque no lo hicieron muy bien. 


 


Los Dom eran más fuertes y más rápidos que los humanos. Podían desaparecer en la noche en un abrir y cerrar de ojos. Los seres humanos no eran un desafío para los Dom. 


 


ChanYeol quería saber a qué grupo pertenecía Baek. —¿Como llegaste al servicio del Maestro Kris? 


 


—Fui vendido al Maestro Kris en mi vigésimo primer aniversario, Amo. 


 


—¿Vendido? — ChanYeol gruñó. No estaba de acuerdo con el negocio de secuestrar y vender mascotas que no querían serlo. Prefería que sus mascotas estuvieran con él porque lo escogieron, no porque no pudieran decir nada. 


 


Las comisuras de los labios de Baek se fruncieron. —Voluntariamente, Amo. Mi sangre fue la dote proporcionada por mi familia y el Maestro Kris se aseguró que no me faltara nada. Estaba muy feliz con el acuerdo. 


 


—¿Te gustaría ser devuelto a tu familia? —Las palabras tenían un sabor rancio en la boca de ChanYeol pero se negaba a tener una mascota que no quisiera serlo, aunque se la hubieran dado. 


 


El rostro de Baek inmediatamente se puso pálido y sin color. —¡Amo, no! —gritó—. Por favor, qué hice... 


 


No importaba cuál fuera la situación, ChanYeol no toleraría faltas de respeto ni permitiría que una mascota levantara la voz en su presencia. Levantó una ceja hasta que Baek cerró los labios y bajó los ojos. 


 


—¿Acabaste? 


 


—Sí, Amo. —La voz de Baek era mucho más moderada esta vez, nunca gritaba así, incluso si todo su cuerpo estaba tenso. 


 


—No voy a tener una mascota que no quiera estar conmigo, Baek. ¿Lo has entendido claramente? 


 


—Sí, Amo. 


 


—Si decides estar aquí, entonces tu contrato será modificado para que incluya mis reglas y lo firmarás en mi presencia. Si deseas que te devuelva a tu familia, voy a arreglar eso también. Esa es la única decisión que vas a tomar. Si firmas en la línea de puntos, no voy a renunciar a ti. Entonces no te olvides de lo que quieres, porque una vez que firmes el contrato y tengas mi marca en ti, no podrás volverte atrás. 


 


En un movimiento inusual, Baek levantó el rostro y miró a ChanYeol directamente a los ojos. —Quiero estar aquí, Amo. 


 


A ChanYeol no le gustó la sensación de alivio que las palabras le trajeron. No estaba acostumbrado a eso. Tuvo mascotas en el pasado, pero si se quedaban o no, no hacía que se quedara sin respiración. 


 


¿Por qué ahora y por qué esta mascota? 


 


—Mencionaste antes que tu sangre era especial —dijo ChanYeol—. ¿Qué tiene de especial? —Por supuesto, beber de Baek fue como beber ambrosía directa de los dioses, pero aún así, no podía dejar de preguntarse si había algo más que eso. 


 


—No lo sé. El Maestro Kris sólo dijo que era especial. 


 


ChanYeol frunció el ceño cuando una confusión de pensamientos pasaron por su mente. Tenía que ser algo más que eso. 


 


— Baek, los hombres que mataron al Maestro Kris, ¿qué sabían sobre tu sangre? 


 


—No lo sé, Amo, pero me estaban buscando. 


 


ChanYeol asintió, llegando a sus propias conclusiones. Si el Maestro Kris había enviado a Baek con él, tendría un propósito. Lo más probable es que fuera porque sabía que él tenía una reputación de no dejar que los otros le jodieran. Baek estaría seguro con él. 


 


—Estoy listo, Amo. 


 


—Muy bien. Lava el plato y después ven a la cama. 


 


ChanYeol esperó que Baek saliera de la sala antes de levantarse e ir para el cuarto que estaba tras la puerta de acero. Rápidamente tecleó el código requerido para abrir la puerta y luego entró. Una verificación rápida de los monitores mostró que nadie estaba afuera, lo que agradeció. Le preocupaba que alguien lo hubiera visto llegar a casa y tratara de llevarse a Baek. 


 


ChanYeol se aseguró de que el sistema de alarma estuviera totalmente funcionando antes de salir del cuarto y cerrar la puerta tras de sí. Le gustaba ser capaz de dormir sabiendo que estaba seguro en su pequeño búnker. Incluso si la casa se quemara, su búnker le mantendría a salvo de la luz del día. Se desvistió y se dejó caer en la cama, sintiéndose exhausto por su orgasmo anterior. Si iba a tener orgasmos como el que acababa de tener, no sabía si sería capaz de salir de la cama. Especialmente si su pequeña sexy mascota estaba en ella.


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