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Más que una mascota por DenisseZepol

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La cabeza de ChanYeol le daba vueltas. Baek era su pareja. ¿Cómo podía ser eso? Era muy raro que una mascota fuera pareja. Era tan raro que sólo había ocurrido dos veces en la historia. Sus instintos protectores entraron en control mientras observaba a su compañero soñado. Las reglas del juego habían cambiado, y ChanYeol no planeaba perder. Puso una sábana sobre el cuerpo del muchacho, colocándola alrededor de su pequeño cuerpo, y luego se dirigió a los monitores. Se frotó la frente con la mano mientras se preguntaba qué haría ahora. Baek era una mascota. Él tenía los papeles. Baek era su pareja. Los papeles no servían ahora. Mierda. 


 


Sabía que tenía ir al vampiro anciano que mantenía los registros de la historia de su pueblo para registrar a Baek como su pareja. Todos los compañeros tenían que ser registrados igual que todos los Dom tenían que registrar a sus mascotas. Pero era reacio a hacerlo. Los cazadores estaban detrás de su muchacho. Un rugido se arrancó de su pecho cuando pensó en que alguien colocara las manos en su pareja. Lo rompería en pedazos. Tenía que averiguar quién puso a los cazadores en el juego. 


 


ChanYeol sacó su teléfono celular y se alejó más de Baek. Su pareja necesitaba su descanso después de todo lo ocurrido y de tanta emoción. Estaba seguro de que el muchacho no estaba acostumbrado a todo esto. 


 


— JaeHyun —dijo ChanYeol cuando el otro Dom contestó el teléfono. 


 


—Park, ¿dónde estás? 


 


ChanYeol puso los ojos en blanco. JaeHyun debía saber mejor que no tenía que preguntar. No iba a decir su ubicación a cualquiera, sobre todo ahora. — Seguro. 


 


—Escuché una buena cantidad de rumores sobre ti. 


 


Tenía la certeza de que JaeHyun los había escuchado. Es por eso que él llamó, en primer lugar. JaeHyun sabía toda la red de chismes. El hombre incluso pagaba por información para saber todo lo que sucedía a su alrededor. 


 


—¿Cuáles? —preguntó ChanYeol, aunque tenía una buena idea. 


 


—Que hay cazadores detrás de ti. Me dijeron que el Hombre Gordo sabía quién había llamado a los cazadores. 


 


—Gracias. — ChanYeol colgó sin decir nada más. No tenía ni idea de si los teléfonos de JaeHyun estaban intervenidos o no, y mientras más rápido colgara, mejor oportunidad de estar escondido. 


 


El Hombre Gordo era un tipo que vivía en el lado oeste. Él era un Dom intratable que abusaba de sus mascotas. ChanYeol odiaba al hombre, pero sabía que las guerras Dom habían causado un distanciamiento entre los propios Dom. Ellos ya no miraban unos por otros. Era el sálvese quien pueda. Y la verdadera personalidad del Hombre Gordo había comenzado a surgir cuando comenzaron las guerras. ChanYeol no quería tratar con el hombre, pero sabía que era la única manera de que pudiera averiguar quién contrató a los cazadores. Sólo había un problema para salir fuera y obtener su información. Baek. 


 


¿Qué iba a hacer con su pareja? Dejarlo sólo estaba fuera de cualquier decisión. ChanYeol moriría si algo le sucedía. El vínculo se había formado cuando se aparearon, y sus sentimientos hacia su nueva pareja sólo fueron creciendo a pasos agigantados. Sabía que iba a matar sin remordimiento si alguien trataba de hacerle daño. 


 


—¿Por qué eres tan infeliz, Amo?— Baek preguntó mientras se quitaba el pelo de los ojos. 


 


Dioses, su compañero parecía un desastre confuso. El pequeño hombre tenía una mirada sexy. —Tengo que ir a hablar con alguien, pero no te quiero en público, mientras que los cazadores estén detrás de nosotros. —Él no corrigió a Baek cuando le llamó Amo. Sabía que el título honorífico le fue inculcado y su compañero no dejaría de usarlo. 


 


—Me puedo quedar aquí. 


 


—¡No! —gritó antes de que pudiera pensarlo mejor. Baek se estremeció, y ChanYeol se maldijo entre dientes. No quería que su pareja le temiera. Cruzando la habitación, se sentó junto a la cama, cogiendo a Baek en sus brazos—. No quiero que te pase nada. 


 


Baek negó mientras se retiraba, irguiendo la barbilla con valentía, aunque sus pálidos ojos verdes estaban llenos de miedo. —Puedo defenderme. 


 


ChanYeol sonrió. —Estoy seguro de que puedes. Pero no me sentiría bien dejándote solo. Esos cazadores son implacables. Si te cogen, quemaría toda la ciudad hasta los cimientos para encontrarte. 


 


Baek inclinó la cabeza, frunciendo el ceño entre los ojos. —¿Por qué? 


 


ChanYeol gimió. El muchacho no tenía idea de lo que significaba ser una pareja. Era raro. Probablemente nunca había oído hablar antes de apareamiento y, realmente, no tenía tiempo para explicárselo todo así que le dio la versión reducida hasta que pudiera sentarse con su pareja y explicárselo todo con detalle. 


 


—Estamos comprometidos. Es algo muy raro en mi pueblo. Si alguien se entera, podrían utilizarlo en mi contra. 


 


—Oh —dijo Baek, pero ChanYeol podía ver que su compañero no entendía lo que le estaba diciendo. 


 


—Necesito que estés seguro. 


 


—Estoy seguro, Amo. 


 


ChanYeol agarró suavemente la barbilla del muchacho entre sus dedos e inclinó la cabeza del hombre hacia atrás, colocando un suave beso en sus labios. —Lo estás cuando estás conmigo. 


 


Baek sonrió, y su corazón se derritió. 


 


—Lo sé. —Dioses, el hombre era tan malditamente inocente. Quería envolver a su pareja en una burbuja protectora y mantenerlo oculto del mundo. Sólo de pensar que le pudiera pasar algo, hacía que su corazón doliera. Una idea le golpeó—. Sígueme. 


 


Sacó al muchacho de la cama y se dirigió a la habitación en la que había guardado las sábanas, encendió la única bombilla que había, empujó un recipiente vacío a un lado y tiró de la pieza de metal oxidada que colgaba de la pared. Era pequeña, no mayor que sus dedos, pero cuando apretó sobre el metal, un pequeño panel se abrió. ChanYeol pulsó el código en el panel oculto, y luego la pared trasera se abrió. Empujó la puerta el resto del camino y metió a Baek. Era una habitación oculta en el interior de la casa de seguridad. ChanYeol amaba sus rutas de escape. 


 


—Tengo un conjunto de monitores aquí. Su energía proviene de los teléfonos fijos subterráneos, por lo que, incluso si alguien cortara la energía del almacén, todavía la tendrías. — ChanYeol caminó a lo largo de una mesa que tenía un solo teléfono. Era un teléfono arcaico, que se remonta a principios del siglo XXI, pero cumplía su propósito. Lo había puesto en marcha de nuevo y conectado a la línea escondida en la habitación. Era un teléfono vía satélite, pero dudaba que quien había contratado a los cazadores lo buscara vía satélite. Escribió su número de teléfono celular y lo puso en el teléfono—. Quiero que me llames a la primera señal de problemas. 


 


Baek asintió, sus ojos llenos de miedo. —¿Cuánto tiempo estará fuera? 


 


—Si todo va bien, menos de una hora. 


 


Baek respiró profundamente y después asintió. —Voy a estar seguro aquí. 


 


ChanYeol no estaba seguro de si era una pregunta o una declaración. Acarició sus dedos en el rostro del muchacho. Amando su piel suave y sedosa. —Estarás seguro aquí. Sólo acuérdate, no importa lo que oigas, de no dejar esta habitación hasta que yo vuelva. Y si oyes algo, o ves algo en los monitores, quédate tan quieto como puedas, pero llámame. 


 


—Sí, Amo. —Su labio inferior temblaba y ChanYeol no lo aguantó. Cogió a su pareja y la abrazó, enterrando su rostro en el pelo rubio suave. 


 


—Voy a volver, Baek. Me perteneces y no voy a dejar que nadie te aparte de mí. — ChanYeol deseó tener tiempo para explicarle cuánto significaba su declaración. Si alguien hacía daño a un solo pelo de la cabeza de su hermoso muchacho, perdería toda la razón. Sería imparable en su necesidad de venganza. 


 


—¿Amo? 


 


—¿Sí? 


 


Baek inclinó su cabeza para atrás y miró hacia arriba. —¿Me va a permitir alimentarlo antes de que se marche? 


 


El corazón de ChanYeol se derritió por la necesidad profunda que vio en sus lechosos ojos verdes. Era obvio que pensaba que era todo lo que tenía para dar a su Amo. Pero había mucho más. Y quería ampliarlo tan pronto encontrara un lugar seguro para ellos. Aún así, no tenía corazón para rechazar la solicitud del muchacho. Se imaginó que era la primera vez que lo hacía. Fue hacia atrás hasta una silla que estaba apoyada contra la pared y se sentó, poniendo a Baek en sus muslos. 


 


Esperaba que Baek le ofreciera su muñeca, de manera que estaba totalmente aturdido cuando cayó de rodillas y buscó la cremallera de sus pantalones. —Oh, infiernos. —Gimió cuando la boca del muchacho tragó su polla. Envolviendo sus labios alrededor de la cabeza de su eje, empezó a moverse arriba y abajo mientras chupaba su longitud y la llevaba a la parte posterior de su garganta. 


 


El sonido del sorber húmedo de la boca del muchacho que se deslizaba hacia arriba y hacia abajo en la erección de ChanYeol, chupándolo duramente, casi hizo que se corriera ahí mismo. Extendió la mano y metió los dedos en el pelo tan pronto el placer lo inundó. Estaba tan inmerso en la sensación gloriosa de la boca en él que apenas vio la muñeca de repente aparecer delante de su cara. Parpadeó y miró hacia abajo para encontrar los ojos verdes mirándolo. 


 


Mantuvo sus ojos fijos en el muchacho cuando agarró la muñeca del hombre y se la llevó a la boca. Los párpados de Baek temblaron cuando probó la piel, suave y salada, con la lengua. ChanYeol hundió sus dientes en la muñeca del muchacho, gimiendo cuando la sangre caliente, suculenta, salpicó sobre su lengua. 


 


¿Alguien alguna vez le había sabido tan dulce? Los ojos del muchacho se abrieron y su boca se calmó en su polla. Un largo y fuerte gemido llenó la habitación, y luego Baek se estremeció. Cuando el olor de esperma llenó la pequeña habitación, ChanYeol sintió la presión en la punta de su polla y luego disparó hacia afuera, llenando la boca del muchacho, al igual que la sangre del muchacho le llenaba y le daba vida. Chupó durante unos segundos más y luego soltó su presa. Lamió la piel de la muñeca de Baek hasta que supo que el agente curativo en su saliva se extendió lo suficiente alrededor de la herida para sanar los pinchazos. 


 


Baek dejó caer polla de su boca y apoyó la cabeza en el muslo de ChanYeol. Su pecho subía y bajaba con un movimiento rápido y pequeños temblores sacudieron su cuerpo varias veces. ChanYeol siguió pasando sus dedos por el cabello del muchacho, hasta que éste dejó de temblar. Finalmente, Baek levantó la cabeza. Metió cuidadosamente la polla de nuevo en sus pantalones y luego miró hacia arriba. —Gracias, Amo. 


 


ChanYeol sonrió. Debería estar agradeciéndoselo él, no al contrario. —Con mucho gusto. —Tocó con el dedo la punta de la nariz del muchacho—. Y gracias a ti. 


 


Los ojos de Baek cayeron mientras su rostro se enrojecía. 


 


ChanYeol rió mientras permanecía de pie y, en seguida, extendió la mano hacia el muchacho. Mientras levantaba a su compañero, difícilmente podía imaginar cómo se sentía fortalecido. Fue increíble, como la sangre de Baek le dio más que nutrientes. Sentía que podía conquistar el mundo.


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