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Más que una mascota por DenisseZepol

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ChanYeol no podía creer que tuviera que pasar por el aro del Gordo sólo para encontrarse que el bastardo no tenía idea de quién envió a los cazadores tras él y Baek. Estaba terriblemente frustrado y listo para patear el culo de alguien cuando metió su moto en el almacén y después hizo clic en el control remoto para cerrar la puerta tras de sí. 


 


Una cosa buena acerca de su mal humor era que se habría ido tan pronto como tuviera a Baek de nuevo en sus brazos. Honestamente no podía creer que había encontrado a su compañero. Todavía no le parecía real. Temía despertarse y encontrar que todo esto había sido un sueño. 


 


—¡Baek! —le llamó, deseoso de poner los ojos sobre su pareja de nuevo—. Abre la puerta. —Bajó de la moto, en dirección hacia la habitación que guardaba la entrada a la bóveda. Esperó en la entrada, pero la puerta no se abrió—. ¡Baek! 


 


Cuando la puerta no se abrió, ChanYeol cogió el pedazo de metal y tiró. Dio un puñetazo en el panel de código y abrió la puerta. Entró en la habitación y de inmediato se dio cuenta de que algo andaba mal. Baek no estaba. Sus ojos enseguida fueron al teléfono que estaba tirado en el suelo. Un gruñido bajo se inició en su pecho y vibró en su garganta mientras caminaba hacia el conjunto de monitores. El almacén parecía desierto y no veía al muchacho en ningún lugar. 


 


—¿Cómo alguien había llegado hasta él?—ChanYeol era meticuloso con su seguridad. Incluso si alguien hubiera entrado en el almacén, nunca habría encontrado esta habitación. Cuando la construyó se aseguró de eso. Vio el papel que estaba debajo de uno de los monitores. Lo sacó sin resistencia y rápidamente examinó la elegante caligrafía. Su rugido de indignación sacudió los monitores. Estaba tan furioso que casi no podía respirar. 


 


Su muchacho había sido tomado. 


 


Tecleó un código de comando en la consola y rebobinó las cintas de seguridad. Su enojo creció cuando empezó a moverlas hacia adelante, viendo cómo JaeHyun entraba en la casa y empezaba a llamar a Baek. ¡JaeHyun! El hombre iba a tener una muerte lenta si lastimaba un pelo de su cabeza. Frunció el ceño cuando otra cosa llamó su atención. Rápidamente cogió el teléfono celular de su cintura y lo sacó, ojeando las llamadas entrantes. Maldijo en voz baja. Baek le había llamado tantas veces que su buzón de voz estaba lleno. 


 


El Hombre Gordo era el siguiente en la lista de personas que iban a sentir su ira. El idiota había puesto su teléfono en silencio y había perdido cada maldita llamada telefónica que el muchacho le había hecho. No podía imaginar el miedo que había sentido su compañero, pero podía ver su cara pálida mientras caminaba, oyendo el grito de JaeHyun a través de las paredes. Observó las tentativas de Baek para intentar llegar hasta él, y luego la nota escrita apresuradamente siendo colocada debajo de la pantalla. 


 


Estaba un poco sorprendido cuando vio a su compañero cortándose los pantalones y armándose con cuchillos. Se rio entre dientes. Su pareja podía haber sido desobediente, dejando la habitación oculta, pero no estaba creyendo todas las palabras de JaeHyun. 


 


Muchacho bueno. ChanYeol ahora tenía una pista, y la prueba de cómo se habían llevado a su pareja. Cogió la nota, aplastando el pequeño trozo de papel entre sus dedos, y luego tecleó otro comando en la consola de ordenador. No sería capaz de encontrar a su pareja por su cuenta. Necesita ayuda. JaeHyun tenía tantas casas seguras como él. Encontrar al bastardo no sería fácil, y ChanYeol sabía que necesitaría ayuda. 


 


ChanYeol hizo rápidamente una copia de las imágenes de las cámaras de seguridad y se la metió en una pequeña caja cuadrada antes de deslizarla en su bolsillo. Se acercó a un panel oculto en la pared e introdujo un código. Cuando un panel en la pared se abrió, empezó a coger armas, armándose para la batalla. Y sería una batalla. Si JaeHyun iba tras ellos además de los cazadores, entonces ChanYeol estaría luchando con todos. Cualquier persona que fuera por ellos, moriría. 


 


Cogió todo lo necesario para un ataque completo y lo metió en su mochila. Puso la mochila en su espalda y salió, deteniéndose sólo el tiempo suficiente para restablecer el sistema de alarma. 


 


Saltó en su motocicleta, salió por la puerta y en segundos estuvo en la autopista mientras golpeaba el botón de su casco que lo unía a su teléfono vía satélite. 


 


—¿Sí? 


 


Era una línea privada, muy pocas personas sabían el número, así como el hecho de que la persona que estaba en el otro lado no se identificaría hasta ChanYeol lo hiciera. —Soy Park. 


 


—ChanYeol, ¿cómo estás, hombre? 


 


—Tengo problemas, SeHun. 


 


—¿Cómo puedo ayudar? 


 


ChanYeol escuchó la preocupación en la voz de SeHun y sabía que podía contar con el hombre. Su relación no era particularmente estrecha, pero SeHun odiaban la división entre Doms tanto como él lo hacía. 


 


—Mi mascota fue robada. —ChanYeol no estaba listo para decirle que era más que su mascota. Hasta que hablara con el anciano, cuanta menos gente supieran que Baek era su pareja, mejor. Podría poner su vida en serio peligro si otro Dom lo descubriera. 


 


—¿Tu mascota? — SeHun se quedó sin aliento—. ¿Desde cuándo tienes una mascota? 


 


—Es una larga historia, y sería feliz explicándotela, pero ahora tengo que encontrarlo antes de que algo le suceda. 


 


—¿Sabes quién se lo llevó? 


 


—Oh, sí. Lo tengo todo en un video de seguridad a todo color. —ChanYeol rio con dureza—. Y mi mascota me dejó una nota antes de que se lo llevaran. 


 


—¿De verdad? ¿Él dejó una nota? 


 


ChanYeol sonrió ante la sorpresa que oyó en la voz de SeHun. —Mi mascota es muy especial. — Baek era dulce, maravilloso y la mascota perfecta. Tenía un cuerpo de infarto y labios que podrían hacer que un hombre pensase que había muerto he ido al cielo. Y no era estúpido de ninguna manera. Mientras dejaba el santuario de la casa de seguridad, tuvo tiempo para dejarle una nota y armarse. ¿Qué otra mascota haría algo así? 


 


Y mientras ChanYeol sentía una profunda necesidad de él, comprendió que el muchacho estaría asustado. Había conocido a JaeHyun, y asumió que era un amigo por la manera en que había hablado en el bar. No tenía ninguna razón para no confiar en él, especialmente si el hombre estaba diciendo que él había sido herido y necesitaba sangre. 


 


—¿Entonces, quién se lo llevó? 


 


—No te lo tomes a mal, SeHun, pero no voy a decir una palabra hasta que hable con el anciano. Es el único en quien confío en este momento. 


 


—Creo que puedo entender eso. 


 


—Voy a estar ahí en veinte minutos. Diez si corro. 


 


—¿Quieres que el anciano esté aquí en persona o será sólo una video conferencia? 


 


—Prefiero hablar con él personalmente, pero dependiendo de cuánto tiempo le lleve llegar a tu casa, me conformaré con una videoconferencia. 


 


SeHun se echó a reír. —Veré lo que puedo hacer. 


 


—Gracias, SeHun. —Desconectó la llamada y aumentó la velocidad. Cuanto más rápido llegara hasta SeHun y el anciano, más rápido podría recuperar a su pareja. Sólo rezaba para que no le pasara nada antes de que pudiera encontrarlo. 


 


*****


 


Baek no podía dejar de temblar, se sentía congelado de pies a cabeza. Su ropa estaba húmeda por la llovizna que caía y el suelo frío y duro. Incluso los arbustos en los que se escondió estaban húmedos. Estaba mojado y tenía frío y miedo. Pero hasta ahora, no había sido encontrado. JaeHyun y sus cazadores lo estaban buscando y él trataba de mantenerse oculto. Hasta ahora había funcionado. Tuvo que cambiar su escondite un par de veces cuando los cazadores estaban demasiado cerca, y odiaba su posición actual en los arbustos. 


 


Podría pensar en una centena de otros sitios en los que prefería estar ahora, seguro, resguardado y envuelto en los brazos de ChanYeol. No podía creer que había sido tan estúpido como para creerle a JaeHyun y dejar la seguridad de la habitación oculta. ChanYeol estaría cabreado. 


 


No le sorprendería que lo vendiera a otra persona. Él había desobedecido las órdenes de su amo y jodido todo tanto que ChanYeol probablemente no quisiera saber nada de él. Quería llorar pero simplemente no podía. Cada vez que lo hacía, empezaba a gemir. Y era exactamente por eso que tenía que cambiar de sitio. Sus suaves gritos habían alertado a JaeHyun y los cazadores cada vez. Había pasado más tiempo en las últimas horas con la mano metida en su boca que en toda su vida. Si ChanYeol no lo encontraba pronto, Baek no sabía lo que iba a hacer. Se congeló cuando oyó una ramita romperse. Trató de no moverse, ni temblar mucho. Un sonido, un grito, un susurro de una hoja, y lo podrían ver. Era lo único que sabía. 


 


No podía ver a través de los espesos arbustos lo suficiente para saber si venían hacia él, pero estaba seguro de que era JaeHyun o uno de los cazadores. Hasta ahora, habían sido incansables en su búsqueda. ¿Por qué? Aún no lo había descubierto. Era una mascota. Lo sabía. Pero había otras mascotas en el mundo. ¿Por qué JaeHyun estaba tan obsesionado con él? Por lo que él sabía, no había conocido a JaeHyun antes de la noche en que se encontró con ChanYeol. Pero él había sido cazado antes. ¿Por qué? 


 


¿Qué había tan especial en él que hacía que JaeHyun se obsesionara? Sabía que lo quería. Había visto la lujuria ardiente y no disimulada en los ojos del hombre cada vez que lo miraba. Sabía lo que quería. Simplemente no entendía el por qué. 


 


—Sé que estás aquí, mascota —dijo una voz desde varios metros a la izquierda del muchacho—. Puedo olerte. 


 


Baek frunció el ceño y miró sus delgados pantalones. Sabía que no apestaban. JaeHyun tenía que estar mintiendo. No le sorprendería porque había mentido sobre todo lo demás. ¿Por qué tenía que creer en todo lo que saliera de la boca de este hombre ahora? 


 


—Sal, sal, de donde quiera que estés — JaeHyun cantó. ¡De ninguna manera, ni que estuviera en el infierno! —Me estoy enojando un poco, mascota. 


 


Sus labios se estrecharon cuando los presionó juntos. Nada le encantaría más que decir lo que realmente pensaba de JaeHyun, pero los años de formación se lo impedían. Además, no estaba dispuesto a revelar su escondite sólo para gritarle al hombre. 


 


—Maldita sea, Baek. — JaeHyun gritó—. Si no traes tu culo aquí en este mismo momento, voy a pegarte hasta que estés negro y azul. 


 


Oh sí, era un incentivo para mostrarse. Baek parpadeó. Cuándo lo había planeado todo, nunca lo sabría. JaeHyun era un idiota. Prestó atención cuando oyó otra serie de pasos. Alguien estaba caminando hasta JaeHyun, y no estaba siendo silencioso al respecto. Debía ser uno de los cazadores. 


 


—Hemos buscado en cada centímetro del lugar, señor —dijo el hombre—. No hay ninguna señal de él. 


 


—Bien, no puede haber escapado — JaeHyun lo interrumpió—. No es más que una mascota, mierda, no es lo suficientemente inteligente como para escapar. Encontradlo. 


 


—Sí, señor. —¡Ahora! —gritó. 


 


Baek oyó un ruido sordo y luego el sonido de alguien cayendo al suelo. No podía espiar, pero sospechaba que JaeHyun acababa de pegarle al hombre. Dioses, era un idiota, incluso con sus propios hombres. 


 


El hombre tenía que morir, y cuanto antes mejor. 


 


—Sé que estás aquí, muchacho. Cuando te encuentre, desearás nunca haber corrido. 


 


El muchacho no pudo detener el temblor por las escalofriantes palabras de JaeHyun. Afortunadamente, oyó sus pasos desapareciendo. No estaba seguro de si era una trampa, así que se quedó bajo el arbusto, frío, mojado, y echando tanto de menos a su Amo que sus lágrimas se mezclaron con la lluvia al caer.


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