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ÍMPETU E INSTINTO por Mon18Zu

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Notas del capitulo:

En este capítulo te adentrarás un poco más en el tema de los alfas.

El trayecto a Mitras se dio casi en completo silencio.

 

Rico estaba resentida con T/N, pero la alfa no tenía intención de lidiar con ello por ahora. En vez de eso, concentró sus pensamiento en su próxima reunión con el concejo de su propia compañía.

 

La única atención que le dedicó a la omega fue cuando se percató de que se había esmerado al lucir elegante, presumiendo un suave vestido crepe de pliegues rectangulares y zapatillas del mismo color con tacón en forma de cono y un lazo rosado. Sobre eso, portaba su regular abrigo de lana. Su cabello rubio platinado estaba cuidadosamente peinado, tanto como sus cejas.

 

T/N también procuró lucir decente, así que portaba un traje color cedro que incluía una camisa blanca de mangas largas cerrada a la altura de las muñecas, un grueso cinturón café alrededor de su cintura, unos zapatos marrones, una corbata y unos pantalones. El saco con solapas estaba abierto, así que podía verse el chaleco cerrado por debajo. Todo había sido cuidadosamente alisado.

 

Mientras miraba por la ventanilla los grandes edificios de la capital, con el pulgar derecho acariciando distraídamente su barbilla, decidió mirar la hora. Así que introdujo la mano derecha en el bolsillo del chaleco y extrajo el reloj de bolsillo de oro.

 

Apenas iba a ser medio día, pero debía tener cuidado en llegar justo a la hora correcta.

 

Volvió a introducir el reloj y levantó la mirada.

 

- ¿Llegaremos a tiempo, alfa? – Preguntó Rico, cerrando el libro que había estado leyendo sobre su regazo. T/N notó el ligero desánimo en su voz, pero el brío al final de sus palabras.

 

-Lo haremos – Confirmó, asintiendo ligeramente. El movimiento del carruaje se volvió casi imperceptible; las calles de Mitras estaban mucho mejor cuidadas que las de cualquier ciudad o distrito de todo el país.

 

-No te gusta que te llamen alfa – Concluyó Rico inteligentemente, está vez, mirándola.

 

-No – T/N no le devolvió la mirada – Pero sé que lo haces para molestarme.

 

-Eres un alfa – Recalcó con obviedad, como si T/N no acabara de decir aquello último. T/N la miró y observó la determinación en el rostro de la omega. Ella continuó hablando al percibir que tenía toda su atención – Más grande, más fuerte, capaz de usar su voz para obligar a otras personas a acatar órdenes. Por ello, los alfas son líderes, proveedores y protectores de sus familias.

 

-Suenas a mi padre – Comentó algo aburrida, pero Rico siguió como si no hubiera dicha nada.

 

-Eres propensa a la ira. Los alfas se ofenden con facilidad, demandan constantemente que se respete su posición de poder – Hizo una breve pausa, suspirando – Es lo que he aprendido en el poco tiempo que hemos estado juntas. Antes, creería que sería más que injusto, pero ahora me doy cuenta de que no es así – Rompió el contacto visual y miró a través de su propia ventanilla, con una dedo sobre su barbilla en un acto pensativo – Nos dan protección y nos proveen todo lo que requerimos y no solo habló de cuestiones económicas. A cambio, no piden más de lo que dan.

 

T/N no dijo nada, mirando a la omega hasta que ella manifestó, con la mirada gacha:

 

-Lamento haberte ofendido – T/N parpadeó porque no esperaba escuchar aquello.

 

-No lo hiciste – Refutó, pero ella asintió y volvieron a mirarse.

 

-Si lo hice. No esperabas que trajera ese presente conmigo. No iba a hacerlo – Confesó, agachando la mirada otra vez – Pero solo podía pensar en que no estaríamos juntas todo el tiempo, así que quería tener algo para pasar las noches cuando no estuvieras cerca, incluso cuando sabía que alguien podía descubrirla.

 

-Está bien, Rico – Le dijo, asegurándole que no estaba molesta – Creo que basta con habértelo quitado – Sorprendentemente, Rico asintió, aunque visiblemente alicaída. La alfa se estaba dando cuenta de cuánto su prima estaba aprendido sobre su posición y de cómo lo estaba aceptando – ¿Tienes algo más sobre los alfas? – Preguntó para cambiar el ánimo.

 

Rico alzó la mirada y asintió con orgullo antes de abrir los labios.

 

-Son bastantes selectivos. Prefieren procrear un solo crío porque así tienen mayor disposición para él, contrario a lo omegas, quienes preferimos procrear más de uno. También sé que por esa razón, solo se fabrican anticonceptivos para los alfas, otorgándoles a ustedes el derecho de decidir cuántos cachorros parirá su omega o incluso si va a hacerlo y cuándo será oportuno preñarlo.

 

-No te parece íntegro – Concluyó, mirando su expresión.

 

-Los omegas tenemos nuestro celo cada tres meses. Nuestra biología nos condiciona que añorar cargar con sus cachorros, pero el ciclo reproductivo de los alfas es mucho más largo, permitiéndoles reproducirse solo dos veces al año con mayor efectividad. Fuera de eso, su semilla es básicamente inútil – T/N parpadeó, porque era verdad – Pero un omega puede ser preñado incluso fuera de su celo. Mencionaste que un alfa vinculado entra en celo en respuesta al de su compañero, pero mientras no duré más de un día las probabilidades de preñar al omega son bastante bajas.

 

Se detuvo, inclinó un poco el cuello hacia la derecha y continuó.

 

-Dicho de otro modo, eso hace que el trabajo de un alfa, el de preñar a su omega, sea bastante arduo. Usualmente se requieren de seis a diez sesiones de apareamiento – Negó ligeramente, respondiendo al fin a su pregunta – Creo que estoy de acuerdo en la naturaleza de los alfas; por mucho que un omega desee ser preñado en varias ocasiones, es mucho más sabio quedarse con un solo cachorro…como mi padre lo hizo, como el tuyo lo hizo.

 

-Eso es bastante interesante – Concordó T/N – Tienes razón. Nuestro celo solo viene cada seis meses y sin un compañero, apenas dura un día entero. Y respecto a la inequitativa atribución entre compañeros vinculados, créeme cuando digo que los alfas pensamos que llevar y atesorar a nuestros cachorros es más que suficiente – Dicho eso, apartó la mirada hacia la ventanilla, dando por finalizada la conversación. 

 

Hubo silencio por unos segundos, salvo por el ruido que provocaban las ruedas de los carruajes de las calles a su alrededor. Mitras, ciertamente, era una capital bastante grande.

 

- ¿Sería agravante preguntar…?

 

-Lo sería – Aseveró la alfa, y Rico guardó silencio sin quejarse. Pero T/N consideró necesario añadir – No me ofendiste. Sabrás cuando lo hagas, si llegas a hacerlo. 

 

Apenas habían transcurrido algunos minutos cuando el carruaje se detuvo.

 

T/N descendió y esperó a Rico a su lado, sacando nuevamente el reloj de bolsillo mientras sostenía su mano con la otra. Lo descolgó de su chaleco y luego lo extendió hacia la omega. Ella le devolvió una mirada confundida.

 

-Era el reloj de tu padre – Le dijo con una amable sonrisa. Ella parpadeó, impresionada – Creo que hubiera querido que tú lo tuvieras.

 

Rico lo tomó con ambas manos, sin atreverse a decir nada por unos segundos, y T/N pudo sentir la diferencia del tamaño de sus manos. Rico lo acarició con las yemas de los dedos.

 

-Él tenía uno – Recordó - ¿Segura de que es este?

 

-Fue lo único que pudieron recuperar de la escena que no estaba roto. Tiene algunos rayones en la tapa, pero fuera de eso, funciona perfectamente – Los ojos de la omega se humedecieron, pero no soltó ninguna lágrima.

 

-Te lo agradezco – Dijo con sentimentalismo. Procedió a abrir su bolso de mano y guardarlo en el interior al mismo tiempo que el carruaje abandonaba la calle.

 

T/N giró un poco el torso, mirando el gran edificio que se extendía delante de ambas.

 

-Está reunión tomará algún tiempo. Escúchame bien – Demandó con firmeza – Solo habrá alfas allá adentro, encerrados en una habitación sin ventanas – Le advirtió con cuidado, sabiendo que la omega estaba escuchando atentamente – No te apartes de mí.

 

-No lo haré – Respondió con solidez y juntas comenzaron a caminar hacia el interior del edificio. Pero Rico miró sobre su hombro una vez y sus ojos visualizaron el edificio militar del otro lado de la calle, detrás de las altas rejas metálicas que lo resguardaban, y los soldados que andaban en la plaza vistiendo el abrigo militar. 

 


 

- ¿Hay algo interesante allá afuera? – Levi escuchó la voz de Erwin, alzándose sobre el ruido de su pluma.

 

Rico Brzenska, se dijo a sí mismo sin apartar los ojos de la pareja que recién bajó del carruaje, del otro lado de la amplia calle.

 

–Dot no mentía – Respondió casi con monotonía – Nuestra contribuyente arregló una reunión con el concejo de su propia compañía – Se explicó mirando de reojo el amplio despacho detrás de él, provocando al mismo tiempo que su lacio cabello cayera por sus cienes. 

 

Luego suspiró, haciéndolo notar.

 

Le sorprendía que Rico, a quien no la reconoció al principio por esos ropajes elegantes, la acompañara. Pero el corte y el color de cabello, las gruesas cejas y la mirada calculadora la hacían inconfundible.

 

La fotografía de su expediente tampoco le hacía verdadera justicia; era más bonita de lo que creyó. 

 

- ¿Un ególatra alfa accedería a que un omega, sin derechos a la compañía, asistiera a una importante reunión como esa? – Preguntó en voz alta, pero no se dio cuenta en ese momento.

 

Alzó la mano con la que sujetaba su taza de té por las orillas y sorbió un poco devolviendo su atención a la ventana.

 

Dot acertó sabiamente; no conocía de nada a T/N, ni siquiera tenía una primera opinión de la alfa…hasta después de haber escuchado lo que Dot tuvo que decir. Por ello, Levi sabía que T/N estaba dispuesta a defender a su prima, sin importar a quien hiciera daño en su cometido; Rico estaba bajo su protección y el hecho de que Erwin la ofendiera o no dependía más de él que del alfa.

 

Debía tener cuidado.

 

Mientras pensaba, bebió otro sorbo de té e introdujo su mano izquierda en el bolsillo del pantalón de su traje negro. Pudo escuchar los invariables pasos del alfa aproximarse, los cuales se detuvieron a un metro de distancia por detrás del omega.

 

-No es extraño – Respondió Erwin – Que haya decidido que Rico la acompañe habla mucho de ella como alfa – Levi lo miró con detenimiento, pero Erwin observaba las hermosas calles de Mitras, como si no hubiera notada su inspección. 

 

-Ahora la tienes en alta estima – Susurró Levi, quejumbroso. Inclinó ligeramente la cabeza y pudo sentir en su piel el tacto del cuello alto de su camisa, rodeado por el pañuelo; un recordatorio de su propósito. No podía permitir que nadie se diera el lujo de identificarlo como un omega no vinculado. Era mucho mejor dejar lugar a la duda, sobre todo en lo que respecta a su trabajo. 

 

Levi hizo un gesto con sus labios, devolviendo su vista al exterior. Se preguntaba que fue aquello que la alfa le entregó a Rico hace unos momentos, casi en confidencia.

 

Aún desde su posición pudo saber que tanto como él, Rico no era una persona muy alta.

 

Solo Erwin Smith y el capitán Levi se encontraban en el interior del despacho del comandante de la Legión de la cede militar en Mitras completando algunos detalles antes de partir a Trost, esa misma tarde. El escuadrón de Levi debía encontrarse en el mismo edificio, posiblemente en la plaza, aunque Levi odiaba dejarlos solos.

 

- ¿Y qué me dices? ¿Dot se equivocaba? – Levi reprendió a Erwin con la mirada, pero rápidamente su expresión se transformó en vergüenza, aunque fue sutil.

 

-Seguramente la vi al menos una vez, estoy seguro – Afirmó no con mucha convicción.

 

-Pero no la recuerdas – Erwin no pudo evitar estirar un poco la comisura de sus labios - Sé que te preocupas demasiado, incluso aunque no lo aparentas. Pero nadie puede esperar que veas por todos ellos – Levi hizo una mueca de resignación cuando escuchó aquello y rompió el contacto visual. Los mechones de su cabello negro le rozaron la frente.

 

Me preocupo demasiado, pensó con seriedad. No podía evitarlo, estaba en su naturaleza.

 

- ¿Ya terminaste de escribir tus cartas? – Cambió de tema – Llevamos aquí demasiado tiempo.

 

-Me gusta dedicar tiempo a escribir – Respondió, abandonándolo junto a la ventana y caminando hacia el escritorio.

 

-Lo sé – Se quejó Levi, pero Erwin debió ver una clase de preocupación en su rostro, porque dijo:

 

-Rico no puede ser tan frágil. Incluso con lo que le pasó, es una soldado – Levi permaneció en silencio por largo tiempo mientras Erwin ordenaba sus papeles, hasta que respondió con simpleza:

 

-Tú no puedes saberlo, no eres un omega.

 

Erwin no debatió, en vez de ello giró su cuerpo hacia Levi y esperó a que él se apartara del alfeizer de la ventana para salir del despacho. Levi dejó su taza vacía en el escritorio y al alfa no le importó.

 

No volvieron a hablar en el trayecto hacia la plaza.


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