Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

ÍMPETU E INSTINTO por Mon18Zu

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Ya te habías enterado de los planes de la Legión, pero tienes que hablar de ello con Rico.

- ¡No puede pedirnos que aumentemos las donaciones al ejército! – Salto uno de ellos, con las manos abiertas sobre la mesa. Estaba exaltado, molesto…la estaba desafiando. Rico pasó los ojos entre los demás miembros sentados alrededor y descubrió que ninguno de ellos estaba contento, pero se esforzó por mantener su expresión serena.

 

No quería avergonzar al alfa sentada a su lado. De haber estado aquí dos semanas atrás seguramente se habría alzado sobre la mesa y habría rebatido…Habría tomado el mando.

 

Sin embargo, T/N ya había declarado que Rico estaba allí solo para escuchar. Eso no evitó que la omega se mordiera el interior de su mejilla; tenía muchas cosas inteligentes que decirle a ese hombre.

 

Y, sin embargo, T/N no respondió.

 

Rico parpadeó cuando se dio cuenta del silencio. Alzó la mirada, visiblemente sorprendida porque su omega percibió debilidad en aquella ausencia de palabras.

 

Pero cuando miró, solo vio el rostro de T/N. Estaba serena…más que ello, parecía desinteresada en aquel arrebato. Pero su postura indicaba lo contrario: tenía un brazo descansando sobre la mesa, la mano cerrada en un grueso puño, las piernas entrecruzadas y la espalda pegada al respaldo.

 

Rico desvió su mirada hacia el sujeto que se había alzado y se sorprendió al ver una acobardado expresión en su adusto rostro. La omega pudo notar cómo una delgada capa de sudor cubría su gruesa piel rápidamente.

 

¿Pero qué está pasando?, se preguntó.

 

Rico agachó la mirada sin percatarse; sus cejas tomaron una postura casi agresiva y sus labios se fruncieron. Los engranajes de su mente comenzaron a girar y dejó de prestar atención a la reunión, aunque logró escuchar algunos diálogos.

 

-La empresa armamentista envió una carta está misma mañana. La sargento Hange Zoë se presentó y, haciendo uso de las aportaciones monetarias, demandó un complicado proyecto en cuestión de tres semanas – Refutó el mismo alfa, claramente contrariado pero con una voz menos agresiva.

 

T/N recibió un papel doblado por la mitad de uno de los alfas y hubo silencio por unos minutos porque la jefa no dijo nada. Rico acarició sus pulgares desinteresadamente.

 

Cuando uno de ellos no pudo aguardar, el silencio quedó roto.

 

-La Legión no pudo esperar ni dos semanas para empezar a mover sus piezas – Agregó alguien con una voz rasposa.

 

– En tres meses agotaran todas las contribuciones que esta compañía les dé, ¡Son un lastre!, ¡Son...!

 

-Yo lo autoricé – Lo cortó T/N sin mucho esfuerzo, demandando quietud – Hange Zoë es la mejor investigadora que cualquier cuerpo del ejército pueda tener – Hizo una pausa – Pagaremos a la empresa hermana por lo que la sargento Hange Zoë solicitó, en nombre de la Legión – Declaró al tiempo que alzaba la mirada del papel.

 

¿Lo hizo?

 

Rico supo que su prima no estaba siendo sincera; su nariz había aprendido a identificar cuándo ella le mentía. Eso le daba confianza y control a Rico. Pero T/N rara vez lo hacía, a menos que hubiera una importante razón detrás.

 

No sabía cómo lo manejaría una vez que llegaran a Trost y usaran los supresores de olor nuevamente porque entonces no podría saber cuándo T/N le ocultara la verdad.

 

Eso es en lo que pensaba mientras recordaba la reunión de la tarde anterior y miraba por la ventanilla del carruaje.

 

Trost estaba a menos de una hora. El día era más cálido que el anterior y las lluvias habían amainado. Había estado tan ensimismada en sus pensamientos que no notó la postura de su acompañante: T/N estaba inclinada hacia el frente y observaba una hoja de papel con dobleces marcados.

 

- ¿Esa es…? – Abrió la boca antes de meditarlo previamente.

 

-Es lo que Hange llevó – Respondió, sin terminar la frase del todo – Es un diseño, que hizo ella misma. Puedo reconocer sus trazos.

 

-No eres de su escuadrón de investigación – Refutó, girando el cuello para centrar toda su atención en la alfa – ¿Cómo puedes reconocerlo? – La alfa le devolvió la mirada, desconcertada por su pregunta.

 

-No eres la única que es muy observadora – Volvió su mirada al papel y a los trazos – Puedo decirte cosas de los soldados de la Legión con quienes apenas he cruzado palabra.

 

Y Rico lo entendió. Ella tampoco tuvo muchos amigos siendo líder del escuadrón de élite, pero también podía hablar sobre sus subordinados como si hubiera tratado con ellos amigablemente. Observó el abrigo militar que portaba la alfa. Rico llevaba ropa de civil y eso la hizo sentir fuera de lugar, pero se concentró en otra cuestión.  

 

-Mentiste por ella. No autorizaste ese desvió de las contribuciones – T/N dobló el diseño y suspiró.

 

-No lo hice. Pero de no haber mentido el concejo hubiera rechazado brindar el dinero y yo no podría haber hecho nada – Reveló, negando un poco.   

 

Rico se quedó callada unos momentos. El movimiento del carruaje se volvió áspero mientras entraban en la zona de ingreso al distrito. Observó el paisaje exterior, que cada vez se urbanizaba más.

 

- ¿Sobre qué es? – Preguntó con algo de desinterés. Supo que T/N guardaba la hoja en su abrigo por el sonido que escuchó.

 

-Parece ser…un arma para capturar titanes – Rico debió pelar los ojos, impresionada.

 

Un arma para capturar titanes

 

Mientras se hacía a la idea, desvió su mirada hacia la alfa. Le tomó unos momentos, pero finalmente habló.

 

-La Legión quiere capturar un titan – Musitó, algo descolocada.

 

-Eso parece – La alfa asintió y se hizo para atrás, acomodando su postura.

 

EL ruido de carros por el camino, haciendo saltas las piedras sueltas, la sacó de su impresión inicial.

 

Estaban entrando al distrito.

 

-Ahora entiendo por qué mentiste – Confesó, ensimismada. T/N no dijo nada sobre eso, sino que cambió de tema.

 

- ¿Notaste lo del bar? – Giró el cuello hacia la ventanilla, pero sus ojos se quedaron sobre la omega.

 

- ¿Te refieres a lo del sonrojo de la otra omega, la mayor? – T/N sonrió; las comisuras de sus labios se extendieron un poco, pero negó.

 

-No – Hizo una pausa, breve – Me refiero al hecho de que no usaban supresores – Rico parpadeó, con una mano a medio alzar sobre la ventanilla.

 

-Tienes razón. No lo usaban.

 

La conversación quedó hasta allí por varios minutos, hasta que la alfa mencionó:

 

-Te entregarán tu uniforme en el cuartel de la ciudad. Debemos recogerlo antes de presentarnos en la ceremonia.

 


 

- ¿Está todo listo? – Preguntó Erwin, de pie. Usaba una camisa blanca de cuello alto bajo una sudadera beige y pantalones caqui.

 

-Lo está – Respondió Hange con una expresión victoriosa – Hicieron muchas preguntas al principio, pero los convencí – Agregó, apretando el puño derecho delante de su rostro. Ambos susurraban, puesto que charlaban a mitad del pasillo. Hange también iba vestida informal, aunque no propiamente como una mujer.  

 

-Bien – La elogió el alfa, tocando brevemente su hombro antes de alejarse por el pasillo. Hange asintió, más para sí misma, quien oyó los pasos del alfa por un momento.

 

- ¿Los convenciste?, ¿Cómo lo hiciste? – La cuestionó Levi, llamando su atención en una postura objetable; sus brazos estaban cruzados a la altura de su pecho y su expresión era claramente recelosa. Él no susurró, pero Hange estaba costumbrada a su actitud desconfiada.

 

Aunque esta vez, no quería responder del todo.

 

-Como no habíamos recibido aún las primeras donaciones, el concejo dudó de mi palabra. Así que me pidieron que demostrara que conocía a T/N Brzenska – Dijo, abriendo su puño y mirando la palma de su propia mano, negándose a mirar al hombre.

 

- ¿Y bien?, ¿Qué les dijiste? – Levi se dio cuenta de que había sido muy exigente pidiendo aquella información, pero no le importó. Detrás de ello estaba el hecho de que no podía identificar la emoción en los rasgos de Hange y eso lo molestó.

 

Hange lo miró, está vez detrás de sus gafas de lectura, mucho más ligeras que las gafas de combate. El brillo de sus ojos reflejaba intrepidez.

 

-Empecé por su físico, pero refutaron diciendo que aquello no era válido. Cualquiera con el más mínimo interés puede haberla visto – Levi hizo un gesto con los labios y la punta de sus cejas se curveó hacia arriba – Así que me vi obligada a mencionar la cicatriz que atravieza su cadera, pero ellos no contaban con esa información – Hange cerró los ojos, visiblemente frustrada.

 

Un breve silencio se instaló, fue casi fugaz.

 

- ¿Cómo sabes de esa cicatriz? – La demanda en la voz de Levi la obligó a abrir nuevamente los ojos y mirarlo. Ahora tenía el entrecejo fruncido, lo que resaltaba aún más aquella fina nariz.

 

- ¡No lo es lo que piensas! – Se inclinó hacia el frente, dándole frente y abriendo los brazos con exaltación – Yo jamás la he visto desnuda ni nada – Negó con las manos abiertas pero eso no hizo cambiar en lo más mínimo la expresión de su amigo. Así que suspiró profundamente, bajó los brazos y se rascó la nuca, cohibida – Una vez se quitó la camisa delante de mí.

 

- ¿Se quitó la camisa delante de ti? – Hange no pudo creer que su entrecejo se frunciera más, pero así fue, sin mencionar que sus cejas bajaron demostrando preocupación.

 

La omega soltó una exclamación de alarma y apretó los puños, nerviosa.

 

-No exactamente… – Chilló sin poder evitarlo, así que tragó saliva para calmarse, deshaciendo sus puños – Yo solo tenía curiosidad.

 

- Así que eres una fisgona – La reprendió y la preocupación desapareció de sus rasgos.

 

La mejillas de Hange se encendieron, sintió el rostro cálido y su propia vergüenza la hizo enfurecer.

 

-Levi, eso es mi problema – Lo amonestó de vuelta, pasando a su lado. Levi podía ser un omega, pero era uno muy gruñón y autoritario; uno que no se dejaba intimidar, ni siquiera por un alfa. No me movió ni un ápice mientras Hange se retiraba, profundamente molesta.

 

 – Tenemos mucho trabajo que hacer. La ceremonia está a solo unas horas – Mencionó adustamente ya varios metros lejos por el pasillo.

 

Levi aplacó su expresión y retomó su usual expresión aburrida y taciturna entretanto oía los pasos de Hange perderse. Desvió sus ojos azules hacia las ventanas superiores del pasillo y descubrió que la noche ya había llegado.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).