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Una habitación en silencio. (Traducción finalizada) por yuniwalker

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La temporada de lluvias había comenzado finalmente. Lee Taek, que estuvo durmiendo con la ventana abierta, se despertó con la humedad y el calor que estaban sofocando desfavorablemente todo su cuerpo hasta un grado en que comenzó a sentirse bastante difícil continuar. Lee Taek no podía soportar más el agua pegando a su rostro así que se levantó y cerró. Luego, abrió la puerta de junto y entró en la habitación de Isaac para hacer exactamente lo mismo con el cristal de su ventana. Sin embargo, cuando estaba a punto de salir, le llamó la atención ver a la pequeña Yoo Dam durmiendo con su cuerpo completamente acurrucado contra los brazos de su hermano.

El cabello de la bebé era precioso. Taek tocó su cabecita, bastante parecida a la de San Kim, y lo acomodó lo más suave posible para evitar despertarla. La pequeña agitó las pestañas por un segundo así que apartó las manos por miedo de haber hecho algo mal, y tiró del fino edredón hacía abajo en un intento por cubrirle los pies. La niña entonces dejó de agitar los párpados, se llevó el dedo a la boquita y finalmente se durmió de nuevo. Luego Taek miró a su gemelo, que dormía con el cuerpo en posición fetal, y le dio un zape en la cabeza para que dejara de ser tan irresponsable. 
Ni siquiera tenía la intención de cubrirlo con una manta porque, después de todo, a los únicos a los que Lee Taek cuidaba con su vida, eran a su padre y a su pequeña hijita, Yoo Dam.

Lee Taek caminó ahora hacia la habitación de su padre. Abrió la puerta, asomó la cabeza y notó que lo único que ocupaba la habitación era el sonido de la lluvia. El niño agarró el pomo y torció la punta de sus labios para empezar a sonreír:

"¿A dónde fuiste?"

Después de que Yoo Dam naciera, Kim-san comenzó a salir por su cuenta todos los días. A veces se iba durante toda la tarde o toda la noche, quizá porque se rebelaba contra el tema de no poder hacer nada sin su aprobación debido al "programa de adultos mayores" al que lo habían metido. Sin embargo, de todos modos y debido a la hermosa Yoo Dam, que todavía era una bebita, no podía escapar para siempre porque pareció decidido a no dejarla con ellos más tiempo de lo absolutamente necesario. La verdad era que decidir embarazar a papá fue algo realmente bueno. De lo contrario, Kim-san podría haber estado determinado y haber huido a un lugar distante hace muchísimo tiempo. Era bueno prevenir cualquier cosa que pudiera explotarles en la cara. 

Después de que se rompió lo suficiente como para abortar, se arrepintieron un segundo, se disculparon y le dijeron que cambiarían para él pero, incluso si trataron de arreglarlo, la verdad era que tampoco podían recuperar su relación por completo. Y ahora, solo había una cosa en la que pensaban constantemente cuando se ponía a actuar así de rebelde: Debieron haber embarazado a papá cuando tenían veinte años. No podían entender por qué tuvieron que esperar tanto tiempo para decidir qué hacer cuando la respuesta era absolutamente obvia. Y además, si hubieran sabido que mezclarse con él todos los días se sentía así bien, entonces desearían haberlo probado tan pronto como cumplieron los 20 años. O tal vez desde los 18.

Con un poco de pesar debido a sus pensamientos, el joven se cambió de ropa y salió. Podía ver la lluvia golpeando las paredes y las ventanas así que Taek, que había estado descalzo todo este tiempo, regresó a su habitación y se puso unas pantuflas que parecieron demasiado desgastadas para su gusto. Tomó un paraguas largo para Kim San, quien seguro salió sin llevarse uno, y se fue a la puerta incluso sin importarle sentir esa mirada que estaba tan fija en su espalda. Isaac, que estaba despierto, lo miró un momento mientras sostenía a Yoo Dam entre sus brazos.

"Emano..."

Yoo Dam le habló a Lee Taek con una vocecita realmente dulce así que, de inmediato, Isaac se acercó para pasársela. Y mientras abrazaba a la pequeñita, con los ojos inmensos y la boquita en un puchero, entonces el característico olor a leche comenzó a escapar de su cabello.
Después de que la niña mamara la comida de papá, había comenzado a notar que era muy agradable poner su nariz a centímetros de sus labios para oler el dulce de su leche. Y como si reconociera los extraños pensamientos de Lee Taek, Isaac se cruzó de brazos y lo regañó.

"Deja de actuar extraño con nuestra bebé."

"No pensé que estuviera haciendo algo extraño."

En respuesta, Lee Taek sonrió y tocó la mejilla sonrosada de Yoo Dam con las yemas de los dedos. La pequeñita sonrió y frotó su frente contra su hombro así que Taek, quien besó suavemente su orejita, levantó la cabeza y miró a su hermano una última vez. La expresión de Isaac era tranquila. Aunque Kim San se escapó de casa, sabían que no sería por demasiado tiempo esta vez porque, en realidad, casi se sintió como si tuvieran a una rehén allí con ellos.

Lee Taek dejó a Yoo Dam en el suelo, así que la niña movió sus piernas regordetas y caminó hasta sostenerse de Isaac como lo haría del pilar de la casa. El joven sonrió. Ella se parecía muchísimo a Kim San así que era particularmente bonita, con sus grandes ojos negros como si hubieran absorbido el cielo de la noche.

"¿Papá?"

Y ahora, la linda criaturita buscaba precisamente a San.

Isaac suspiró y dijo suavemente, mientras cepillaba el cabello que cubría la frente redonda de Yoo Dam.

"Regresará más tarde, mi amor ¿Quieres cenar con tus hermanos mientras tanto?"

"Papá"

Al parecer no importaba lo buenos que fueran con ella, no podían vencer a la persona que la dio a luz y la crió tan perfectamente. Pero Isaac no tenía quejas sobre ello. Fue porque a él también le gustaba muchísimo Kim San cuando era joven así que entendía el corazón tan honesto de la niña. Isaac abrazó a su hijita y dijo:

"Entonces ¿Qué tal jugar con tu hermano hasta que encontremos a papá? ¿Um? ¿Suena mejor?"

Isaac hábilmente consoló a Yoo Dam y fue de inmediato a la sala de estar. Lee Taek, que notó la orden implícita en sus palabras, se puso los zapatos y finalmente salió otra vez.
Había neblina por todos lados, como si el mundo se hubiera difuminado en un segundo. Y mientras parpadeaba lentamente para intentar ver, sus pestañas se humedecieron y pronto sintió como si la ciudad tuviera un gran velo de novia encima.

Lee Taek pasó todo derecho por el pasillo y presionó el botón para pedir el elevador. E incapaz de superar el nerviosismo, Lee Taek jugueteó con el paquete de cigarrillos en su bolsillo una y otra vez hasta que comenzó a sentirse un tanto desesperado. Sin embargo, como le preocupaba muchísimo la mirada de los vecinos que iban allí con él, no sacó ninguno hasta que llegó al primer piso. Allí, sin poder soportarlo más, Lee Taek encendió el fuego y caminó por el complejo de apartamentos mientras inhalaba tranquilamente el humo del tabaco. El agua de lluvia se metió en sus pantuflas y le mojó los dedos de los pies. No era muy agradable debido a esa mezcla de polvo y arena del estacionamiento, pero era mejor que manchar los zapatos nuevos que estaban bajo su cama.

Lee Taek entrecerró los ojos y buscó rastros de Kim San. Obviamente pensó que no estaba vestido apropiadamente y que de seguro estaba caminando como un psicópata. No, en realidad de verdad se veía como un enfermo mental pero, tampoco era que importara mucho que digamos. Un padre loco igual era su amado padre. Y estaba bien volverse loco mientras se quedara junto a ellos toda la vida. Más bien, siempre tenía el sueño en el que simplemente se volvería tan lunático que los vería como verdaderos amantes al menos una vez.

¿Pero no eran los sueños hermosos precisamente porque eran sueños? 

Lee Tak se echó a reír y se encogió de hombros. Con un cigarrillo entre los dedos, comenzó a deambular por el complejo de apartamentos como una hiena carnívora buscando comida. Miró a su alrededor, preguntándose si había algún lugar donde tirar sus colillas, y luego finalmente logró ver una espalda ancha en el estrecho campo de visión lleno de agua de lluvia. Al igual que cualquier otra persona, vestía una camiseta blanca y pantalones ligeros de algodón, pero igual se veía genial sin importar lo que se pusiera encima porque tenía un hermoso cuerpo natural. Y a juzgar por el lento movimiento de sus manos, pareció que estaba fumando un cigarrillo como él.

Con una amplia sonrisa, Lee Taek se acercó lentamente a su padre. Kim San giró la cabeza al escuchar el sonido del charco al romperse bajo unos zapatos y, al verlo, frunció el ceño ligeramente y luego se enderezó casi por completo. Kim San-eun, frotó su cigarrillo en un cenicero portátil y Lee Taek, que estaba mirando su rostro todo este tiempo, extendió la mano y acarició sus mejillas para verificar que estuviera bien.
Kim, tan en blanco como siempre, apoyó la cara en silencio en la parte ancha de su palma, como un cachorrito, y parpadeó un par de veces antes de cerrar los ojos de un modo definitivo. Era tan hermoso como en una escena fantástica de un cuento y por un momento, pareció tan encantador que Lee Taek dejó de respirar. Fuera del paraguas negro, estaba el mundo de las personas normales y dentro de él estaba el planeta secreto que solo le pertenecía a los dos.

Kim San inclinó la espalda y miró el rostro de su hijo, luego abrió los labios y dejó que los de Lee Taek se encontraran con los suyos y que su lengua lo buscara casi a tientas. Kim San movió las yemas de los dedos ante la provocación de su lengua, que sutilmente le estaba calentando el paladar, y mientras una mano sin lugar a donde ir, flotaba en el aire, Lee Taek aprovechó y agarró su muñeca para ponerla justamente alrededor de su cuello. La palma de Kim San tocó su nuca, suave y cálida, y aunque obviamente no era tan bonita como la piel de su linda Yoo Dam, aun así estaba bien para tratarse de un hombre promedio.

"Um..."

El gemido de San salió como rocío a través de la brecha ligeramente abierta de su boca. Fue una pena que su hermosa voz desapareciera junto con la lluvia así que juntó la cabeza un poquito más en su dirección, y dejó que la punta de su nariz tocara su piel para poder olfatearlo. Los ojos de Lee Taek se nublaron de inmediato, como si estuviera ebrio por el alcohol, y luego giró la cabeza hacia la derecha como para profundizar sus acciones. Los labios hinchados de papá estaban de color rojo brillante. Casi como una bonita ciruela.

"¿Puedo hacerlo una vez más, mi amor?"

Lee Taek le chupó el labio inferior y luego le preguntó esto con una voz bastante cuidadosa. Kim San-eun, que se sentó con la espalda recta y miró como los labios y la lengua de su hijo comenzaban a moverse en su dirección de nuevo, suspiró por un segundo y luego, miró a su alrededor para asegurarse de no ser vistos. Afortunadamente era temprano en la mañana así que apenas y había gente por allí. Sobre todo, estaba feliz de que el tamaño de Lee Taek fuera lo suficientemente grande como para que la mirada de los demás no viajara directamente a su cara. Además, para agregarle un "plus", Lee Taek lo había tapado con un paraguas así que en realidad no era necesario que se comiera la cabeza pensando en eso. 

Kim San envolvió sus brazos alrededor del cuello del hijo, y tiró de él en su dirección otra vez. Había labios cálidos y suaves como pétalos de rosas y el sonido de bocas, chupándose entre si, hasta ahogar la lluvia contra el suelo del estacionamiento.

Lee Taek sintió que la mano que estaba envuelta alrededor de su cuello bajaba para acariciarle ahora la espalda. De vez en cuando, si no presionaba demasiado a su padre, Kim San se dejaba llevar de un modo delicioso e inconscientemente lo tocaba como si nunca hubiera pasado nada malo entre los dos para empezar. Las lenguas se entrelazaban, quitaban la saliva de sus comisuras, se enredaban y chupaban justo como si fuera miel. Luego, la cabeza de Kim San, que se había quedado tiernamente en su dirección, cayó hacia atrás igual a si fuera empujada por el poder de su hijo y se acomodó entre sus brazos para dejar que lo acomodara justo como le viniera en gana. Se estaba portando tan obediente y precioso que hasta le colocó las manos sobre los hombros sin que se lo pidiera. Además, era lógico que no quería marcharse porque el cuerpo de su hijo era como el mar en el sentido de que era muy cómodo y tenía una sensación tan acogedora como la que le daría un suave vaivén.

Lee Taek sonrió mientras besaba esa manita que estaba justo en su hombro. Era tan lindo, que hasta sintió como si estuviera abrazando a un gatito de la calle más que a un hombre. Y tan pronto como terminó el beso, Kim abrió y cerró lentamente los ojos y le dejó disfrutar de esas pupilas negras que parecían las de un ternero. Fue perfecto ver que solo él podía reflejarse justo allí.

El niño tocó el labio inferior de Kim San con el pulgar:

"No puedes irte sin avisar, haces que me preocupe mucho."

"Estoy cansado..."

Kim San miró a Lee Taek atentamente y habló casi al mismo tiempo en que lo hacía él. Taek volvió a levantar el paraguas porque, debido al beso, su espalda había comenzado a mojarse por la lluvia aunque ni siquiera se había dado cuenta de cuando pasó. Sonrió, y finalmente tocó el flequillo de su padre para acomodar las partes largas tras sus orejas.

"Además, creo que me deben un poco de soledad después de hacerme ver como un pendejo frente a los demás ¿No crees?"

Kim San se cruzó de brazos con una sonrisa un tanto cínica. Y sintiéndose como un discípulo frente a un maestro bastante estricto, Lee Taek solo tragó en seco.

"Nosotros no queremos eso. Nadie quiere que te vean como pendejo así que, no digas algo así."

Kim San se enteró hace solo unos meses que se había vuelto "incapacitado" para hacer cualquier cosa sin las firmas de sus hijos. Los dos decían que era una precaución por su propia seguridad pero, para decirlo sin rodeos, era más que nada porque no querían ser vencidos por un hombre que ya se había recuperado lo suficiente como para darles la vuelta a los dos. Y es que después de dar a luz a su bebita, lanzaba puñetazos sin discriminación cuando estaba enojado y parecía tan malvado siempre como para catalogarlo de "peligroso".

Sin embargo, por alguna extraña razón, era como si ahora fueran bien recibidos.


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