Cuando inclinó la cabeza, justo después de recordar algunas estupideces del pasado, vio los pequeños pies de su hijo. Tenía los dedos completamente mojados y en mal estado, pero seguían siendo extremadamente preciosos. Cuando acababa de nacer, sus piecitos eran tan pequeños que pensó que se romperían si los sujetaba con fuerza. Le puso unas calcetitas y besó su empeine un montón de veces como para intentar guardar su calor en la boca. Eran tan pequeñitos y hermosos que le encantaba verlos todo el tiempo.
Ahora los odiaba.
Kim San-eun levantó la cabeza y miró a su hijo para decir: "Realmente no quiero ir a casa hoy".
"¿Por qué?"
"Porque estoy aburrido. Ustedes consiguieron un buen trabajo y van para allá todos los días, pero papá está en casa sin hacer absolutamente nada."
Lee Taek se sentó junto a Kim San. Estiró los brazos y rodeó la parte superior del cuerpo de papá de un modo increíblemente cariñoso.
"Si hay algo que quieras hacer, hazlo. Nosotros podemos encargarnos de algunas tareas domésticas, Yoo Dam puede ir a la guardería y por la comida, nos turnamos de vez en cuando así que no hay necesidad de que te preocupes tanto."
Los niños compartían las tareas del hogar e iban a trabajar todos los benditos días, pero, lo único que hacía Kim San, su único trabajo, era cuidar a Yoo Dam mientras ellos no estaban. Kim San lavaba platos y limpiaba de vez en cuando pero, aparte de eso, era una vida muy tranquila. Estaba tan aburrido que quería ir a algún lado alguna vez para salir de la rutina, pero no lo dejaban ni moverse así que todo lo que podía conseguir era acostarse en su habitación y dar vueltas con su bebé entre los brazos. Los niños le dijeron a Kim San que podía hacer lo que quisiera pero, de todos modos, solo era para las cosas que ellos permitían por lo que realmente no estaba tan entusiasmado al respecto.
Lee Taek habló suavemente, como si cantara, y frotó el antebrazo de Kim San de arriba para abajo. Sintiéndose enojado por esto, Kim chasqueó la lengua y se soltó del agarre de Lee Taek de un jalón que se sintió un tanto exagerado. Sin embargo, como si la mano de Lee Taek fuera un imán y él un trozo de metal, se pegó a papá y no lo soltó por nada del mundo. Lee Taek miró al hombre, que era aproximadamente una pulgada más pequeño que él, y sonrió:
"Papá, ¿Y si tenemos una cita?"
"¿Una cita?"
Cuando Kim San preguntó esto, con una cara un poco inexpresiva, Lee Taek sonrió y acarició la mejilla de Kim San utilizando apenas un par de dedos. El joven, que abrió los labios de papá con el pulgar, murmuró en un tono bajito, como el de un secreto:
"Iremos a algún lugar cercano, tú, yo, hyung y Yoo Dam. Será como cuando éramos niños ¿No te acuerdas, papá?"
Sus ojos se abrieron con anticipación.
Cuando Isaac estuvo tan grave, después de pasar por un accidente automovilístico, iban a un zoológico o a algún parque cercano para que no se fueran a aburrir. No era una excursión muy larga. Compraba una canastita pequeña e iban al parque todos juntos. Y en realidad, lo único que tenían que hacer, era sentarse en un banco, compartir un almuerzo y hablar de cómo se sentían. Al recordar eso, Lee Taek miró a Kim y dijo, empapado de felicidad:
"¿No sería genial?"
La cara sonriente del niño era tan bonita y encantadora, que no se podía ver la maldad que había dentro,
San Kim le dijo que sí y también sonrió.
Este siempre había sido el problema.