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Una habitación en silencio. (Traducción finalizada) por yuniwalker

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Incluso con un paraguas largo, la lluvia era tan fuerte que sus hombros y dedos de los pies estaban completamente empapados. Kim San odiaba la desagradable sensación de asfixia que le ocasionaba el ambiente así que, Lee Taek solo se quedó mirando la manera en que colocaba una expresión de disgusto impresionante en la cara. Sonrió como si en realidad pensara que era muy lindo. 

Lee Taek abrió la guantera y sacó una toalla. Era algo pequeña porque en realidad lo llevaba en caso de emergencia por todo esto de las lluvias. Le limpió el agua de la cara y de las manos y lo ayudó a apoyarse en el asiento del auto. Pensó que si continuaban así, terminarían pasando todo su tiempo en el vehículo en lugar de pasear.

"¿A dónde vamos?"

Kim San preguntó esto con una cara bastante indiferente. Lee Taek, que puso su mano en el volante, apoyó la barbilla justo allí y dijo:

"¿Quieres ir a ver una película?"

¿Cuándo había sido la última vez que vio una película? Pero Kim San, que estaba pensando en esto, inmediatamente frunció el ceño y se estremeció. Cuando imaginaba una sala de cine, automáticamente le venía algo a la mente: Asientos cerca. Todos amontonados en un espacio oscuro. Eran unos niños que le tocaban los genitales con descaro hasta en un taxi ¿Qué podía esperar en el cine? Kim San miró a Lee Taek y dijo:

"No quiero ir allí. Sé lo que planeas..."

A pesar de los tristes ojos azules de Kim San, Taek le sonrió.

"¿De qué me crees capaz, mi amor? Creo que ya soy demasiado viejo para eso".

Kim San, que estaba pérdido en sus pensamientos mientras miraba la cara bonita de su hijo, abrió la boca:

"Creo que el problema es precisamente que están envejeciendo. Eran... Hermosos de niños."

"¿Qué quiere decir eso? ¿No nos amas de esta forma?"

Lee Taek envolvió sus brazos alrededor del cuello de su padre así que, como de repente los ojos del niño se pusieron serios, Kim pareció completamente aterrorizado al respecto. Tal vez lo que pensó que harían en el cine era precisamente por lo que estaban allí en el auto.
Kim agarró su muñeca como si fuera una barra de seguridad pero, al hacer eso, la sonrisa de Taek solo se profundizó. Era igual a una rosa en plena floración que emitía un olor venenoso pero dulce. Una expresión que hacía que su corazón se hundiera dentro de su pecho. No sabía ni como explicarlo. Pareció tan tierno como un cachorro, pero fatal igual que un lobo:

"Papá, por favor... Solo quiero que continúes amándonos igual que como te amamos a ti."

"Yo..."

"Te he amado desde el principio hasta ahora." Esas palabras subieron a su garganta, pero Kim San no las escupió. Los ojos del niño lo querían. Deseaban escuchar un "te amo" y tal vez hasta recibir un beso, pero era una palabra que no había sacado desde que lo violaron por primera vez. Kim San-eun solo cerró la boca como una almeja, sin decir las palabras que él necesitaba e incluso sin voltearlo a ver. Luego giró la cabeza y miró por la ventana.
Mientras tanto, Lee Taek observaba la cara de Kim San todo el tiempo, sin perderse ni siquiera la más mínima expresión que ponía encima. Los ojos de papá brillaban con fuerza así que, por primera vez, había empezado a sentir que estaba llegando al momento de verlo ser completamente sincero con sus sentimientos.

"Mi amor... Si te pido que me digas que me amas, ahora, frente a frente ¿Qué dirías?"

Escuchó la pregunta, pero Kim San no respondió. En su lugar, bajó los ojos y suspiró. Aunque su cuerpo se había recuperado por completo de todo el calvario de sus violaciones, definitivamente estaba flaco en comparación a cuando trabajaba como guardaespaldas. Perdió músculo y su cuerpo se volvió más delgado en general. Kim San, que apretó el puño, se humedeció los labios sin darse cuenta.

"El amor que buscas no es el amor que yo te puedo dar."

Ante la tranquila respuesta de Kim San, Lee Taek volvió la cabeza. Luego, fue como si una sombra gigantesca cayera sobre el rostro del muchacho así que Kim San-eun dejó escapar el suspiro que se le quedó atascado en el pecho.

"Quiero decir que... Lo que deseas de mi no es el amor de un padre".

"No lo es."

La mano de Lee Tak se colocó suavemente sobre el hombro de Kim San. Fue un movimiento tan suave y ligero como una mariposa. Luego, incrementó la fuerza y ​​decidió atraerlo hacia su pecho casi de inmediato. Le agarró la parte posterior del cuello, se acercó y le hizo inclinar la cabeza hacia un lado como si fuera a besarlo. Entonces el niño sonrió con esa cara seductora que ponía todo el tiempo.

"Aunque estoy feliz de tenerte... No puedo permitir que sigas con esas ideas de "amor de padre." ¿Entiendes? Mi amor, tenemos una niña juntos ahora. ¿Puedes seguir amándome como a un padre después de esto? Después de todo esto..."

Sonrió y tocó debajo de los ojos de Kim San con el pulgar. Como si hubiera lágrimas en su piel. Sin embargo, el corazón de Kim San tembló ante el toque tan triste y tierno de su niño, por lo que no pudo verle a la cara de inmediato por mucho que lo quisiera.

El joven agarró a la fuerza la barbilla de Kim y la elevó:

"Entonces ¿Qué tal amarnos pase lo que pase? Ya sea como familia o como novios. Solo... Solo necesito tener eso seguro."

La boca de su hijo, que se aproximó hasta el asiento del pasajero, ya no era aspera. En realidad, ahora se estaba sintiendo suave, dulce y tan madura como infinitamente educada. Luego le abrió los labios, metió la lengua y le acarició la parte de arriba del paladar y un poco de las encías. Su corazón comenzó a latir con fuerza y al mismo tiempo, se sintió como si todo el calor que tenía comenzara a se precipitarse hasta el fondo de su estómago. Era una señal peligrosa. Pensó que definitivamente iba a ser tomado por su hijo en el auto así que las yemas de los dedos que sostenían los anchos hombros de Taek se pusieron a temblar con rabia. Pero al darse cuenta instintivamente de que era causado por la anticipación del momento, San jadeó y volvió a mirar para otro lado. Taek le sonrió:

"No tengas miedo".

Lee Taek movió la boca en la oscuridad que había sido creada por la temporada de lluvias y la aprovechó para sostenerlo.

"Solo tienes que dejar que te abrace, cariño. Es fácil. No hay nada más que tengas que hacer."

Lee Taek agarró la muñeca de Kim San y luego se encargó de estimularlo con una voz que pareció infinitamente sexy. Kim se mordió los labios, pero sus ojos ya habían sido capturados por los de su hijo. Su mente y su alma eran demasiado débiles como para resistirse a Isaac o a Taek e igual que la arcilla, se sentía como si lo aplastaran por completo con ambas manos hasta que creaban la forma que mejor les convenía a los dos.

"La verga de papá está respondiendo. Dime que te abrace, cariño. Dime que me necesitas igual que como lo hago yo..."

El cuerpo de Kim San se movió en su dirección así que Lee Taek echó el asiento un poco para atrás y lo recostó mientras dibujaba una clara sonrisita en su rostro. En el auto, que compró con la clara idea de tener sexo, el hombre se movió lentamente y se acomodó abajo de su padre. De repente, Lee Taek lo levantó y le apretó el trasero, utilizando ambas manos y jugando con su piel como si fuera plastilina. Por supuesto que comenzó a existir una sensación de excitación sexual en su voz pero también, un toque de ternura...

"¿Está bien si te tomo como quiera?"

Después de todo, el cuerpo blanco de Kim San, destacando entre tanta oscuridad, era como el de Salomé seduciendo a Herodes. Igual a si estuviera envuelto en un hermoso velo, moviéndose de manera erótica mientras abrazaba lo negro del interior del vehículo utilizando sus dos brazos. Pero aunque evidentemente esto no era un baile como el que había hecho Salomé, su cuerpo igual comenzó a verse demasiado lascivo para su gusto. Perfecto, como una pintura y tan bendito para él como un crucifijo.

Entonces, la mano de Lee Taek trepó por el cuerpo de Kim como una serpiente subiendo por un árbol e incluso se permitió abrazar su espalda utilizando ambas manos. Kim San suspiró suavemente bajo los dedos que se habían mezclado con una evidente obsesión por no dejarlo ir, y luego se recostó completamente sobre su pecho. El rostro blanco de Kim brilló porque, para empezar, allí no había un padre racional. Solo un hombre travieso que reaccionaba a los placeres que le daba con la verga.

"Ya sabes que hacer, hermoso. Respira."

Tan pronto como terminó de hablar, los gruesos brazos de Lee Taek se envolvieron alrededor del cuello de San y luego, continuó empujándole y empujándole contra el asiento a pesar de que evidentemente no tenía para dónde ir. Estaba nervioso, pero era algo que no podía evitar porque no habían tenido sexo en la casa desde hace mucho tiempo. Se mostró completamente decidido a proteger a su bebé de este panorama porque, a sus ojos, solo él y sus dos hijos tenían que caer en el fuego del infierno. La niña era inocente.

Kim San escuchó el sonido de la lluvia como una canción de cuna y admiró el rostro de su hijo mientras tanto. Era una cara terriblemente bonita. Kim San sonrió ante la apariencia que brillaba en la oscuridad y luego, incluso observó fijamente la mano que estaba quitándole los pantalones. Eran unos dedos blancos, tan finos como si estuvieran creados con polvo de perla, y tan bien cuidados que hasta pareció una broma que estuviera tratando de arrancarle los bóxers.

Inhaló y exhaló.

Sus hombros temblaron. 

Cuando su rostro pálido se puso rojo como las hojas de un arce, Lee Taek finalmente le sonrió.

"Mi amor, ¿Te gustaría ayudarme con el condón?"

Lee Taek sonrió y movió su cuerpo un poco para adelante en un intento por abrir la guantera. Ese lugar estaba lleno de condones y muchísimo gel así que, agarró un paquetito y lo puso entre sus dedos antes de abrirlo y acomodarlo en la boca de papá. Y tenía que admitir que fue increíblemente sexy ver a un hombre guapo con ojos rojizos, morder solo la punta de un condón en sus labios. Tanto que el pene de Lee Taek se puso de pie en un instante.

"Oh, eres tan jodidamente sexy. Sigue así, sostén el condón."

Kim San agarró el condón con la mano y lo bajó.

"Es incómodo."

"Vamos, cariño. Quiero decir, entiendo que utilizar un condón es estúpido ahora pero, solo quería que... Comenzaremos a pensar en esto como una relación un poco más divertida ¿Qué te parece?"

A pedido de su encantador hijo, Kim San suspiró y pidió otro condón.

Para empezar, no le gustaba el látex porque le picaba los labios pero, aún así, cuando lo agarró en silencio y le hizo mirar en su dirección como para decirle que estaba bien, Lee Taek sonrió, esperó a que se relajara y sacó el segundo condón y un montón de gel. Luego, exprimió mucho del lubricante en los dedos de papá y le hizo jugar con él hasta que los ojos del hombre se abrieron de un modo un tanto exagerado. Era una escena tonta así que Lee Taek se rió a carcajadas y se acomodó para acariciar la cara de papá en un intento por calmarlo.

"Ponlo en tu ano, amor. Prepárate para mí."

La cara que mordía el condón estaba distorsionada pero, aún así, con el látex bien puesto entre los labios, San Kim movió lentamente la mano y metió el dedo en el agujero seco de su trasero. Por supuesto, gracias a sus hijos, se estaba sintiendo como si su ano se le hubiera aflojado hasta un punto en que ahora era infinitamente más fácil de manejar.

Kim frunció el ceño y metió el dedo hasta el fondo. Ya lo había dicho, no era doloroso, pero si que comenzó a parecerle increíblemente incómodo. Cerró los ojos y se movió ante la extraña sensación que lo había comenzado a estimular por dentro y entonces, justo cuando estaba a punto de meter un segundo, sintió que algo se clavaba repentinamente dentro de él. Los ojos de Kim San se abrieron de inmediato. Se escuchó un sonido de dolor y cuando el condón estaba a punto de caer de su boca, Lee Taek lo agarró y la obligó a sostenerlo de nuevo.

El dedo de su hijo había entrado también.

Los dedos de Kim San y los dedos de Lee Taek se entrelazaron en su agujero y se movieron al mismo ritmo lento. El condón que había estaba sujetándo se sacudió como lo hacía su mandíbula y además, mientras empujaba la mano para estimularle el agujero, la mano que agarraba el torso de Lee Taek se tensó hasta que comenzó a ser muy doloroso. El hijo agarró la muñeca de Kim San para intentar que se detuviera:

"¿Qué pasa, cielo? Es menos doloroso que meter dos vergas ¿No crees? Tienes que tranquilizarte."

"Ah, ah..."

Dos de los dedos largos y gruesos de Lee Taek y uno de los dedos de Kim San, se encontraron perfectamente dentro de su agujero. Las yemas se entrelazaron como si estuvieran peleando en una red y entonces, cuando hicieron ruido, el rostro de Kim se puso aún más rojo de lo que ya lo estaba al inicio. Incluso la parte de los labios que sostenían el condón comenzaron a ponerse del mismo color.

"Ah, ¡Um!"

San Kim no podía hablar correctamente porque estaba muy ocupado sosteniendo el condón entre la boca. Y mientras tanto, Lee Taek estaba rondando por su entrada para tratar de insertar un dedo más. Los ojos de Kim se agrandaron. Es decir, ¡Cuatro dedos eran un montón! No quería aceptar a la fuerza cuatro dedos, ni siquiera aunque fuera para relajarlo. Un sudor frío se formó en la frente de Kim así que, podía decirse que aunque el aire acondicionado estaba encendido, adentro comenzó a sentirse igual a si estuviesen en el infierno.

"Papá, pónmelo".

Ordenó Taek. 

Kim San mordió un poco más el condón y miró a su hijo. Los dedos de Taek se estaban torciendo dentro de él con tanto poder que no importaba cuánto gel se aplicara en su interior ni lo mucho que tratara de tranquilizarlo, la fuerza de su cintura y la fuerza que estaba colocando en sus muslos ocasionaba que temblara igual a si fuera una ramita. Y fue mucho peor debido a los dedos que se arremolinaban dentro de él. Además, quizá fue por el dolor de la apertura pero, de pronto su ano se apretó y latió tanto que se sintió como si estuviera mordiendo sus dedos.

"Ah, ah..." 

"¿Lo vas a poner, amor? ¿O debo esperar más?"

Lee Taek preguntó esto muy amablemente, disfrutando de la sensible pero caliente membrana mucosa pegada a sus dedos.

"¡Umm!"

Mordió el condón de nuevo y negó con la cabeza hasta que el condón se deslizó por sus labios.

Kim San apoyó los duros músculos del pecho de Taek con las palmas de las manos y levantó un poco más la cintura en su dirección. Podía sentir la membrana mucosa corriendo por sus dedos así que, cuando se quejó, el hijo movió los ojos un poquito para abajo y se concentró en la cara y el cuello de Kim: El hombre tenía la esquinas de los párpados rojos, como si le hubieran derramado pintura a propósito. Y eso por no hablar de todas las lágrimas que estaban colgando de sus pestañas.

"¿Por qué esto es difícil para ti? Eres experto comiendo dos vergas..."

Ante los comentarios vulgares de Lee Taek, San-i miró fijamente a su hijo a la cara y dejó que las lágrimas comenzaran a caer hasta el punto en que fue inevitable no dejar un rastro en sus mejillas. Al ver esto, el hijo sonrió de un modo completamente aterrador y volvió a empujar los dedos dentro de su culo. Las arrugas de su carne comenzaron a extenderse a través de la intrusión de sus dedos y en ese momento, el dolor que comenzó a sentir en el trasero se extendió en tantas direcciones que hizo que intentara abrir los labios nuevamente para gritar. El condón tembló.

"Mmm..."

Sin embargo, era muy bonito que continuara sosteniendo el condón como si fuera una mordaza. Sus labios arrugados, su cuello delgado lleno de venas en un intento por contener sus gemidos, y su pecho que subía y bajaba ruidosamente, todo lo enamoraba. Incluso ese interior que estaba probando con los dedos después de mucho tiempo de no hacerlo así.

"Ummm..."

La respiración de Kim San se calentó cuando sintió sus dedos, mucho más largos y gruesos que el de un hombre promedio, entrando y entrando igual a si quisiera encontrar algo allí.

"Eres delicioso, mi amor. Tan desesperado por mis dedos como para importarte que sean los de tu hijo."

Kim San, que estaba temblando entre sus brazos, entrecerró los ojos ante sus palabras tan obscenas y luego movió su mano lentamente en su dirección para intentar tapar la boca del hijo. Sin embargo, el joven tomó la muñeca de San Kim y la colocó alrededor de su cuello. Dijo:

"¿Debería detenerme aunque ya llegué tan lejos?"

Lee Taek, quien murmuró esto de un modo un tanto agresivo, finalmente sacó sus dedos. Pero ya estaba tan húmedo y caliente que pensó que, si ya era así con solo su mano, entonces el calor que tendría cuando lo penetrara con su verga iba a ser insoportable.

Lee Taek entonces miró el condón que llevaba entre los labios y se lo quitó, provocando que su boca se abriera y que una lengua roja y un poco hinchada, apareciera de pronto igual a si estuviera completamente perdida sobre lo que tenía que hacer a continuación. Lee Taek le tendió el condón solo para que lo chupara de nuevo.

"Papá, vamos. Ponme el condón ¿Quieres?"

El placer, que había comenzado a calentarse desde la parte baja de su trasero, había comenzado a enfriarse por el aire acondicionado que soplaba justo contra su culo. Kim San frunció el ceño, se movió, y la siguiente vez se dio un golpe contra el techo. Estaba en un coche pequeñito, así que no podía moverse libremente. Sin embargo, si no le ponía eso, definitivamente se correría dentro de él y comenzaría a ser muy difícil salir a la calle con el semen de su niño dentro de su ano.

Kim San sujetó el condón entre los dientes, se puso de rodillas y miró los genitales que se balanceaban enfrente de él como si ya no pudieran seguirse ocultando. Era algo realmente grande. Tan, tan grande, que no podía ni creer que podía aguantar tener dos de ellos en la parte de atrás.
Y sintiendo que su vida estaba en peligro, tragó saliva por un momento e incluso pareció como si pudiera ponerse a llorar.

"¿Por qué estás así, mi amor? ¿Ocurre algo?"

Preguntó Lee Taek, con una cara preocupada y los ojos completamente posados en la cara pálida de su papá.  Kim negó con la cabeza, se puso el condón en la boca y lo resbaló en los genitales de su hijo con ayuda de su mano. Pareció que era un poco inconveniente seguir adelante debido a sus pantalones tan apretados así que Lee Taek se los bajó y comenzó a quitárselos lo más lento posible como para evitar sorprenderlo. Lo acomodó nuevamente y lo dejó solo con una camiseta. Como era un edificio de apartamentos, existía la posibilidad de que otras personas pudieran verlo así que, cuando el rostro de Kim San se enrojeció de la vergüenza, Lee Taek, que lo vio todo, sonrió, agarró su barbilla y lo besó en la nariz. Las mejillas de papá seguían rojas y con el flequillo suelto incluso comenzó a parecer mucho más joven de lo que en verdad era. Todavía ahora, cuando salía con ellos, había muy pocas personas que pensaban en él como su padre y miles que creían que era su hermano mayor.

Lee Taek le acomodó el cabello detrás de las orejas y susurró en voz baja:

"Nadie te puede ver, mi amor."

Kim San vaciló. Hasta ahora, le había parecido increíblemente lindo que fuera tímido mientras le abrían el agujero, mientras mordía bien el condón y cuando le aflojó el culo. Sin embargo, intentando hacer que se sintiera más cómodo, Lee Taek acarició el rostro de Kim con ambas manos y dijo:

"Compré este auto para tener sexo. Todo está bien. Las ventanas están diseñadas para eso."

Kim San si sabía sobre el propósito de este auto, pero tener sexo al aire libre seguía siendo un trauma que no quería experimentar. Lee Taek, a quien en realidad le daban igual sus pensamientos, tomó a Kim entre sus brazos, agarró su pene y lo frotó en el agujero hinchado del hombre para alertarlo sobre lo que haría a continuación. Kim agarró la muñeca de su hijo y tartamudeó:

"Si lo haces con tanta fuerza… Yo no..."

Pero justo cuando estaba a punto de pedirle que no presionara demasiado, su hijo lo golpeó con la punta en un movimiento que se sintió inusualmente rápido. Kim San inhaló por un momento y se quejó. Ni siquiera había entrado bien todavía, pero estaba apretado y adolorido como si ya estuviera bien lleno con él. San abrió las piernas para aliviar un poco el dolor, pero había un límite para lo que podía hacerlo debido a que chocaba con las puerta del auto.

Incluso en la oscuridad, los genitales de color rojo oscuro que entraron en las nalgas de Kim San eran claramente visibles. Y podía notarse de inmediato que no era fácil meterse en él. Además, Kim estaba luchando tanto contra esta sensación que, cada vez que le daba fuerza a su cuerpo, la pared interior no aceptaba los genitales sino que los escupía hasta que le pegaban en las nalgas.
Lee Taek inclinó la cabeza y miró a Kim San, que jadeaba y jadeaba igual a si el aire no entrara en sus pulmones. Sus pulcras cejas estaban contorsionadas hacía arriba y sus mejillas parecieron tan rojas como si le hubiera dado un golpe de calor. Sus labios estaban húmedos, pero los gemidos y alientos que salían de él eran cálidos como un desierto y más ardientes que la humedad del verano. Lee Taek abrió los brazos y sostuvo la parte superior del cuerpo de su padre para ayudarlo a resistir. Kim San lo abrazó igual a si se hubiera transformado en el bebé ahora.

"Ah, ah, me duele..."

"Ni siquiera he puesto la mitad".

Cuando Lee Taek habló, con una sonrisa traviesa, Kim San lo miró con los ojos llenos de lágrimas y ordenó:

"¡Sácalo!"

"Pero tu trasero tiene mucha hambre, mi amor."

"¡¡Maldita sea, sácalo!!"

Lee Taek sonrió ante las duras maldiciones de papá y luego lamió sus labios como para intentar tranquilizarlo de nuevo. Le metió la lengua en la boca y la acarició el paladar al mismo ritmo que su propia respiración.

"Shhh... Lento. Será lento..." 

Kim San entrecerró los ojos. Sus pestañas temblaron como alas de mariposa y las lágrimas, que habían estado paseando junto a sus ojos, finalmente rodaron hasta descansar en la barbilla.

"Ya va, ya va mi amor..."

Lee Taek agarró el fuerte antebrazo de Kim San y lo levantó. Al mismo tiempo, la inserción se profundizó y el hombre emitió un sonido de llanto al mismo tiempo en que comenzaba a apretar los muslos.

Cuando Lee Taek bajó la parte superior de su cuerpo, el agujero se le abrió lentamente, tomó el pene de su hijo y se lo comió por completo. Y gracias a eso, incluso con un condón puesto, logró sentir que la membrana mucosa se le pegaba a su carne tanto y tanto y TANTO que Kim San cerró los ojos e inclinó la cabeza para otro lado.

"Todo va bien... Solo espera otro poco."

Su agujero estaba más rojo que una ciruela así que Lee Taek tocó suavemente este lugar utilizando los dedos. Realmente estaba tan rojo que trató de tener tanto cuidado como le fuera posible para no ocasionarle dolor.

"No metas los dedos... Por favor, ah, por favor."

Kim San, que tenía miedo de pensar que iba a agregar sus dedos ahora, murmuró esto para rogarle y bajó la cintura en un intento por comenzar con el vaivén de las embestidas. Pareció pensar que era una forma de apaciguar el violento deseo sexual de su hijo.

Lee Taek, todavía sin levantar los dedos, tocó los alrededores y bajó hasta tomar la raíz de su pene y acomodarle bien las nalgas. Quería que mantuviera la espalda recta en todo momento, pero no podía si el techo del auto estaba así de bajo. Lamentablemente, Lee Taek tenía tanto apetito que de todos modos agarró la cintura de Kim San de una manera muy violenta y lo levantó tal y como lo quería desde el inicio.
El placer brilló en los ojos de papá y un gemido bastante fuerte escapó de su boca bien abierta.

Era una visión lasciva esa de ser un padre que se atrevía a saborear la verga de su hijo para llegar al clímax.

"Quieto..."

Lee Taek agarró el pezón puntiagudo de papá con su mano izquierda y lo retorció un poco para arriba. Taek frunció el ceño ante la presión cada vez mayor sobre sus genitales.

"Respira... O va a ser difícil para mí."

Kim San dijo que "no podía." El pene de Lee Taek en su interior era demasiado grande y el espacio era demasiado pequeño para moverse correctamente. El mayor problema era que no había tenido sexo con sus niños en mucho tiempo, así que solo ponerlo un poquito le hacía sentir adolorido y cansado como nunca antes.

"Ya no puedo más... Por favor."

Al escuchar esto, Lee Taek sonrió y tocó la mejilla de su padre, que ahora estaba completamente mojada por las lágrimas.

"Tú sabes que es mentira, amor. Sabes lo mucho que quieres follar."

"Ah..."

Kim San suspiró e inclinó la cabeza para poder besar a su hijo. Fue una táctica para mantener cerrada la vulgar boca de Taek. Y mientras sacaba la lengua y se ponía a lamer los labios bien cerrados del joven, Lee Taek dejó escapar un gemido que sonó bastante excitado para su gusto. Muy enloquecido y aterrador incluso...

La boca de los dos se combinó innumerables veces, pero hoy se sintió como si lo que estaban haciendo fuera aún más dulce que todo eso. Y tal vez fue porque eran solo ellos dos pero, el ambiente se sintió acogedor y dulce, como si realmente fueran novios

"Espera... Por favor..."

"No puedo, mi amor. No ahora que me muero de ganas por entrar en tu útero."

Lee Taek palmeó su cintura y golpeó sus caderas mientras hablaba de este deseo tan pervertido que tenía por él.

Kim San movió la cintura ante la extraña sensación de que la membrana mucosa de su pared interna se estaba despegando y pegando de nuevo a su pene y entonces, cuando colocó ambas manos sobre los hombros de Lee Taek y se puso de pie, el joven lo rodeó con ambos brazos y lo obligó a bajar, empujando su pene hacia su interior de un solo golpe.

En ese instante y como si los intestinos estuvieran subiendo todos a la vez, Kim San abrió los ojos hasta el extremo y jadeó bajo la tremenda presión:

"¡Aaah!"

"Joder, ¿Vas a tener a mi bebé ahora, no amor? El hermano menor de Yoo Dam. Sería fabuloso ¡Oh, maldita sea! ¡Maldita sea, me moriría por eso! Moriría si tuviéramos otra niña."

Kim San-eun se tragó una maldición por dentro y apoyó la frente en el hombro del hijo. Comenzó a sentirse como si sus órganos salieran a borbotones de su boca cada vez que el pene largo y grueso, que parecía un enorme palo gordo, atravesaba el interior y lo golpeaba abajo del ombligo. La membrana mucosa de su ano se envolvió completamente alrededor de sus genitales y, al mismo tiempo, los dedos de los pies de Kim San se arrugaron ante la sensación de estar a punto de correrse. Incluso la mano que sostenía sus hombros se hizo más fuerte y las uñas se le clavaron en la carne como si quisiera hacerlo sangrar.

Lee Taek agarró su cabello, lo levantó de sobre su frente y le besó con ternura en los labios. Incluso hasta se sintió como si estuviera particularmente obsesionado con hacer eso el día de hoy

"Papi, papi... Te amo, papi. De Verdad… Te amo más que nada en este mundo."

Los oídos de Kim San-eun parecieron calentarse ante esta confesión pero... ¿Era realmente por esto? No, no podía ser. No podía estar temblando tanto solo por escucharlo así que, probablemente se debió al hecho de tener sexo en un auto con el aire acondicionado tan bajo. No había forma de que su cabeza se hubiera quemado con la confesión de su niño. Sin embargo, cuando giró la cabeza y metió la lengua en la boca de Taek, sintió que incluso esta pequeña acción extrañamente llenaba su pecho. Eran unas lenguas tan enredadas que pareció como si de verdad deseara darle otra niña. 

Estaba besando a su hijo igual a si le gustara o igual a si lo necesitara para poder sobrevivir. Y en medio de esto, incluso pensó que el sexo con él no era tan malo, que el olor corporal masculino que venía de su piel no era tan malo y que amaba que esos ojos marrones solo lo miraran a él. No, en realidad todo sobre su hijo era un problema. Estaba chupando todo lo que tenía y él, no tiene más remedio que perder en su contra.


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