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Una habitación en silencio. (Traducción finalizada) por yuniwalker

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Como resultado de estar tirado en el auto junto con Lee Taek todo este tiempo, la cita que le prometió se canceló completamente. E igual a si su hijo nunca hubiera estado interesado en salir al cine para empezar, solo pareció mirar a Kim como si fuera más entretenido él que todo lo que ocurría fuera de la ventana.

"Mi amor."

Kim San, que tenía un cigarrillo en la boca y las piernas extendidas contra el tablero, giró la cabeza al escuchar su voz. Lee Taek le sonrió.

"Tengo una pregunta."

"¿Qué?"

Kim San-eun había gritado tanto que apenas y podía hablar. Su hijo le tocó las mejillas y luego hizo lo mismo con las comisuras inflamadas de sus ojos. Kim suspiró. El hombre tenía una personalidad realmente arrogante, pero tenía que decir que su rostro era tan condenadamente bonito que de verdad no podía odiarlo. Es más, ni siquiera se le ocurrían buenos insultos que decir.

Taek levantó la mirada, inclinó la cabeza y preguntó:

"Ya tuviste sexo con Choi Hee-seo, con hyung y conmigo así que... ¿Con quién te gusta más?"

"... ¿Qué?"

La mano que sostenía el cigarrillo tembló ligeramente, y fue peor cuando descubrió que los ojos de su hijo eran infinitamente serios. Kim San, que había pensado que era absurdo, apagó el cigarro contra la puerta y dijo:

"¿Eso es importante para algo?"

"Lo es".

Y ya que había contestado tan rápido, Kim San no tuvo más opción que mantener la boca cerrada. ¿Qué tenía que hacer con este tipo? Siempre que hablaba le dolía la cabeza y comenzaba a hacerle sentir extraño.

"Solo dime. ¿Quién es el mejor? ¿Quién es el mejor, papá? ¿A quién de nosotros dejarías que te cogiera todos los días?"

"Por favor…" Tomando una respiración profunda, Kim San apartó la cara y habló de nuevo. "Cállate."

Y Kim San de repente abrió la puerta y la empujó hacia abajo para poder salir de allí. Fue duro porque le estaba doliendo muchísimo la espalda y el trasero, pero no quería estar con su hijo en el coche cuando había comenzado a ponerse tan extraño. Pero en el momento en que Kim-san salió tan enojado, Lee Taek también se bajó y lo siguió dentro del edificio. Kim San frunció el ceño cuando la mano de su hijo le tomó la cintura y lo giró:

"¿Qué quieres?"

Kim San miró a su hijo y preguntó. Lee Taek, que estaba fumando un cigarrillo también, sonrió y puso los brazos alrededor de sus hombros. Trató de empujar su pecho utilizando ambas manos pero, la realidad era que ahora se había vuelto tan fuerte que no tuvo ningún efecto. Kim San se puso pálido.

"Mi amor, ¿Estás bien?"

En raras ocasiones, cuando el rostro de Kim San se ponía así de mal, Lee Taek preguntaba esto igual a si estuviera realmente preocupado. Incluso aunque entendía que él lo había ocasionado para empezar.

"¿Cuándo vas a trabajar?"

Cuando San Kim lo atacó con otra pregunta, Lee Taek se rió:

"Tengo una semana libre".

"Entonces ocúpate de otras cosas en lugar de decir estupideces. Ver a Yoo Dam, por ejemplo."

Kim San habló con frialdad y entró al complejo sin importarle rectificar si su hijo venía atrás o no. Sin embargo, mientras esperaba frente al elevador, sintió que Taek se acercaba lentamente hasta él, incluso extendiendo la mano para tocar el botón que ya había pulsado. Kim San miró la puerta todo este tiempo.

"¿No estás preocupado por Yoo Dam?"

Kim San miró a su hijo y respondió:

"¿Debería? Ustedes no son el tipo de personas que le harían algo a la niña. Yoo Dam, es su hija y sé que la aman. No tengo motivos para pensar lo contrario."

Ante sus palabras, Lee Taek sonrió ampliamente y abrazó a Kim San tan fuerte como si fuera un peluche.

"Me alegra que digas eso". Luego inclinó la cabeza y le susurró al oído: "Entonces seguramente podemos hacerlo igual de bien con un segundo ¿No?"

Kim San golpeó el abdomen de su hijo con el codo utilizando toda su fuerza así que, Lee Taek, que evidentemente había soltado todo el aire gracias a eso, se tocó las costillas y se quejó sin hacer mucho ruido. 

Llegó el ascensor. 

Kim San entró, se apoyó contra la pared del ascensor y se abrazó la cintura para intentar calmarse. También fue difícil irse del auto al departamento y podía decir honestamente que fue un milagro haber llegado tan lejos sin retorcerse en el camino. San trató de bajar la espalda para reducir el dolor pero, muy por el contrario, unas punzadas especialmente fuertes subieron por su columna hasta hacer que no tuviera más opción que enderezarse de nuevo.
Kim, que intentó recuperar el aliento, inhaló lentamente y luego se adelantó tan pronto como se abrió la puerta.

Después de ingresar la contraseña de tres dígitos, la reja se abrió, y lo recibió un cálido airecito que era producto del aire acondicionado que estaba encendido. No se escuchaban llantos ni balbuceos y tampoco había pasitos corriendo hacía él, así que intuyó que Yoo Dam estaba dormida porque así la había dejado antes de irse.

Abrió la habitación y asomó la cabeza: La pequeñita e Isaac se habían dormido en el suelo así que ella estaba utilizando el brazo del hombre como una almohada y, además, ambos tenían el estómago completamente expuesto al aire y las piernas apuntando para la misma dirección. Kim San, que miró a sus niños con ojos amistosos, se acercó con cautela, tomó una manta y los cubrió a los dos para que no les diera frío. Tocó el cabello negro que cubría la frente de la bebé y también hizo lo mismo con sus mejillas regordetas y hermosas. Tal vez era porque se trataba de una bebita que se parecía demasiado a él, pero, ella siempre le pareció la más hermosa de todos. Sin embargo, obviamente fue el resultado de la inmoralidad de él y de sus hijos así que, cada vez que la miraba, además del amor que tenía por ella, sentía como si siempre hubiera una espina en la esquina de su pecho. No quería admitirlo, pero su carita atormentaba a Kim San. Por supuesto, como siempre, pensaba que la niña era inocente y por tanto no podía abandonarla ni hacerla menos. Pero era difícil. Kim San ni siquiera supo que decir, así que se tragó un suspiro y se levantó.

Estaba a punto de salir de la habitación cuando le sujetaron la muñeca.

Isaac lo estaba sosteniendo, incluso cuando tenía una cara de sueño impresionante. Sin embargo, cada una de sus facciones eran tan bonitas que solo con que le mostrara una sonrisa pequeña, la habitación se convertía en un jardín de flores.
 
"¿Dónde estabas?"

Preguntó Isaac, estirando sus brazos hacía él.

"Caminando."

Ante la respuesta inmediata, Isaac se quejó. Se levantó, encendió la lámpara de noche para la bebé y llevó a Kim San a la sala de estar para poder hablar con él "de hombre a hombre".

"Papá lo hace demasiado ¿No? ¿Por qué dejas a tu bebé y decides marcharte como si nada?"

Era demasiado problema para responder, por lo que Kim San solo se concentró en su teléfono celular y en ver videos de su chef favorito. Lee Taek se acercó y tomó su teléfono para que le hiciera caso. Kim San se enojó y miró a su hijo a la cara por lo que a Taek solo se le ocurrió levantar las manos como para pedir una especie de tregua. Isaac pareció enojado.

"¿Y qué estuvieron haciendo todo este tiempo? Si se puede saber."

Kim San miró a su hijo sin ocultar su disgusto, pero Lee Taek habló sin rodeos:

"Era nuestra cita".

"Ah, una cita. Mira nada más."

Sus dos hijos, con rostros similares y complexiones similares también, se miraron el uno al otro igual a si estuvieran diciendo algo en secreto. Kim San los observó, luego arrebató el teléfono celular de la mano de Taek y dijo:

"No empiecen una pelea en la casa. Recuerden que la niña está dormida".

Pero esta vez, fue Isaac quien le quitó el teléfono de las manos.

"Come... Lo preparé desde antes de que desaparecieras así que será mejor si te lo acabas pronto. Luego veremos que pasa con el celular."

"..."

Kim San agarró su espalda adolorida y se puso de pie. También le ardía el trasero y la parte interna de los muslos, pero pensó que estar en movimiento era mil veces mejor que quedarse allí escuchando.

Cuando Kim jadeó de dolor, Lee Taek le dio unas palmaditas en la espalda:

"Trabajamos duro para hacer al segundo bebé, ¿No es así, papá?"

Kim San miró a su hijo por un momento. Quería darle una bofetada e incluso apretó el puño igual a si estuviera a nada de acercarse para romperle la nariz. Pero, perdió la fuerza en un segundo y ​​terminó por no hacer nada.

Kim solo se sentó a la mesa. Lee Taek la limpió, colocó frente a él una cuchara, un par de palillos e incluso le tendió un plato para que se sirviera. Isaac había hecho arroz y sopa de algas pero, aparte de eso, había muchas guarniciones como carne al vapor, verduras y huevo. Y gracias al hambre tan voraz que tenían los niños últimamente, descubrió que había ganado un poco de antojo por comida que antes no le interesaba.

Kim San recogió la cacerola de tteokgalbi y lo probó. Estaba tan buena como de costumbre.

"Es delicioso. ¿Lo hiciste tú?"

"No. Lo compré en el supermercado."

Kim San asintió con la cabeza y luego dijo, mientras rompía el arroz integral con sus palillos:

"¿Le diste de comer a la bebé?"

"No quiere."

Aunque Kim San lo miró de una manera bastante aterradora, Isaac se mantuvo firme en sus palabras. Recogió los rollitos de huevo, bellamente hechos, y los colocó en el tazón de arroz de papá para que los probara.

"Sabes lo difícil que es alimentar a un niño que se niega a comer, ¿Verdad? Y yo creo que si no quiere comerlo, no debería hacerlo. Ya querrá cuando tenga hambre. Cuando se despierte, la pondré aquí conmigo y comeré a su lado para que vea lo rico que está."

"Aún así, deberías haber alimentado al bebé. ¡Ya pasó mucho tiempo desde que lo hizo!"

Cuando San Kim se enojó y les dijo que "tenían que tener un poco más de cuidado con la niña", Isaac suspiró e hizo una pregunta:

"Papá nos crió de esa manera. ¿O no?"

Cuando los niños eran pequeños, tal vez de 5 o 6 años, y  se resistían a comer, entonces papá los sentaba en la mesa y comenzaba a almorzar frente a ellos. Pensaba que si hacía eso, iban a empezar a sentirse hambrientos y entonces se acercarían sigilosamente y le pedirían un poquito de eso mientras abrían la boca en un círculo perfecto. No obstante, nunca fueron particularmente quisquillosos con la comida así que, aparte de un par de berrinches ocasionales, nunca tuvo ni una sola dificultad para alimentarlos.

"Y funciona."

Isaac miró a papá con ojos inocentes.

"Por ejemplo, cuando dijiste que no querías comer, te dimos semen hasta que comenzaste a pensar que era delicioso."

En respuesta a ese comentario verdaderamente espantoso, Kim San dejó la cuchara porque el sabor del arroz había desaparecido de su boca. Lee Taek continuó:

"En ese momento, aunque mi padre dijo que no quería comer, lo hiciste tan perfectamente bien que hasta nos dieron ganas de felicitarte."

"¿O no lo recuerdas?"

Kim-san se estremeció como si fuera una ramita bajo el viento. Le dolía la cabeza y hasta pensó que dejaría de comer porque ya no tenía apetito. Isaac suspiró de nuevo cuando vio que había dejado los palillos en la mesa.

"Por supuesto, ahora ya no vamos a hacer eso. En ese momento, estábamos un poco locos así que no pensamos bien en los daños."

"Todavía están locos."

Kim San lo paró, pero vio todas las guarniciones que su hijo estaba colocando encima del arroz. Sus hijos estaban haciendo lo mismo que él hacía cuando eran bebés. Si no querían comer, no tenía que forzarlos pero debía darles sus guarniciones favoritas para estimular su apetito ¿Sería mejor si se lo comiera para evitar que siguieran hablando? ¿Sería bueno que les siguiera la corriente y pareciera obediente esta vez?

Kim San, que tenía la cabeza baja, justo como si estuviera contando los granos de arroz de su plato, dejó la cuchara esta vez y miró para adelante hasta reparar en sus dos hijos. Los niños, que en realidad ahora se habían convertido en adultos funcionales de la sociedad, se veían orgullosos y perfectos sin importar de que lado los viera. Y sí, hasta hubo momentos en que su corazón comenzaba a latir con fuerza cuando notaba que tenían el cabello bien peinado con cera y los cuerpos enfundados correctamente en ropas que remarcaban sus virtudes. No quería pensar mucho en el tipo de amor en que se basaban sus pensamientos porque ni el mismo lo sabía. Sin embargo, Kim San no podía dejar de recordar el cariño desafiante de su hijo diciendo que quería otro tipo de afecto de su parte.

"No importa si somos padre o hijo." Dijo "Mientras te guste, está bien."

Al final, Kim San solo pensó que se estaba volviendo tan loco como lo querían poner.


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