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Una habitación en silencio. (Traducción finalizada) por yuniwalker

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A Yoo Dam le gustaban mucho los charcos. Podía decir que se parecía demasiado a sus hermanos en ese sentido.
Recordaba que sus bebés, cuando los sacaba entre sus brazos después de la lluvia, miraban los charcos a la distancia y comenzaban a gemir y a gritar para que los dejara ir a jugar allí. Cuando lo hacía, entonces sus niños agarraban la mano de Kim San entre las suyas y comenzaban a guiarlo hasta el lugar donde estaba reunida la mayor cantidad de agua posible. Por supuesto, no había fuerza en las manitas que llevaban a su padre a jugar, pero Kim San pretendía haber perdido toda su energía y los ​​seguía hasta llegar frente a los charcos. Entonces Isaac hundía los pies en el agua, doblaba las rodillas, lo miraba y comenzaba a sonreír justo como si hubiera florecido una margarita en su rostro. Igual a si un rayo de sol brillara en sus dientes. Un brote pequeñito, pero precioso que nacía en la tierra seca.

"¡Papá!"

Aquí había otro brote. 

Era una bebita que apenas y podía caminar, con ojos negros que se parecían demasiado a los de él y el cabello acomodado en una pequeña coletita. Cuando sonreía, sus mejillas comenzaban a hundirse en dos hoyuelos perfectos y sus pupilas brillaban igual a si tuviera toda la luz del cielo metida allí. Tan bonita y perfecta que ciertamente no podía dejar de mirarla.

Kim, que tenía las manos en el bolsillo del pantalón, extendió los brazos y también los dedos e intentó que fuera allí con él. Sin embargo, la niña sonrió, se sujetó la cabecita y movió los pies una y otra vez hasta que el agua salpicó y mojó los pantalones de papá.

"Basta, Yoo Dam. Tenemos que ir a casa"

"¡No!"

Yoo Dam hizo un puchero impresionante, sacudió todo su cuerpo y cruzó los bracitos sobre su panza para darle a entender lo enojada que estaba con él. Kim se rió, le dio unas palmaditas en la cabeza de una manera bastante tonta y miró a Isaac lo suficiente como para hacer que se levantara del banco y fuera con él.

"A ver, ven aquí..."

Isaac puso sus manos en las axilas de la niña y la levantó hasta que pudo abrazarla. La pequeña abrió sus grandes ojos y miró a Isaac antes de mirar de nuevo a su papá, pero en realidad no hubo ninguna queja al respecto. Isaac le dio un beso ruidoso en la nariz:

"La verdad es que sigo algo decepcionado. Decidiste salir y jugar con Lee Taek oppa en lugar de conmigo... Eso fue muy cruel."

La bebé hizo un sonido que les hizo creer que estaba a punto de ponerse a llorar, así que Isaac lo apoyó un poquito más contra su hombro y comenzó a palmearle la espaldita hasta que finalmente se calmó. Luego volteó, y le dio a Kim San una de esas sonrisas que daban bastante miedo. La verdad era que la piel se le había vuelto de gallina ante el propósito tan visible en la mirada de su hijo. Un deseo lujurioso y persistente que estaba escondido detrás de una suave apariencia de ovejita.

Kim San-eun le dio la espalda, recordando vívidamente ese pene que le presionaba las nalgas y esas manos que no dejaban de abrirle las piernas cada maldita vez.

Y tan pronto como dio el primer paso hacia la casa, Isaac lo siguió y Yoo Dam comenzó a gritarle "¡Papá! ¡Papá!" Para intentar que no fuera tan rápido. Pero Kim San no miró hacia atrás ni una sola vez y no detuvo sus movimientos. No obstante, cuando subieron al ascensor, Yoo Dam se bajó de los brazos de Isaac y se tambaleó hasta que se aferró a la pierna de su padre justo como lo haría una garrapata. Sin embargo, sus ojos eran tan parecidos a los de Isaac que apartó la cabeza para no mirarla e incluso la ignoró tanto tiempo como pudo. Yoo Dam lo apretó otro poquito, lo llamó y lo llamó y luego se puso a llorar con todas sus fuerzas así que, Kim San, que estaba apoyado contra la pared, volvió al mundo real solo cuando notó que realmente se estaba volviendo insoportable.

¿Cómo es que Dios le estaba dando estos sentimientos? ¿Cuándo fue que el odio comenzó a transformarse en otra cosa? Y más importante ¿Por qué?

"No sé que me está pasando..."

Cuando San Kim habló en voz baja, Isaac se rió igual a si supiera lo que estaba tratando de decirle. Y lo peor es que había sido un sonido hermoso.

Kim San-eun abrazó a su bebé como si estuviera tratando de crear una barrera con ella así que la niña lo abrazó solo para intentar capturar su cabello entre los dedos.

"Creo que se llama amor."

"Creo que se llama no tener de otra."


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