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Una habitación en silencio. (Traducción finalizada) por yuniwalker

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La corta y fuerte temporada de lluvias finalmente había llegado a su fin. 

El mundo brillaba como si ahora estuviera muy limpio, las hojas, atrapadas en la luz del sol, comenzaron a parecer pequeños cristales y, a veces, cuando soplaba el viento, chocaban entre sí hasta provocar sombras interesantes contra la tierra. De vez en cuando, en las brechas que formaban las ramas, el viento se deslizaba y la luz del sol caía en su dirección hasta hacer parecer que un montón de diamantes se estaban derritiendo y cayendo desde el cielo. Y fue justamente en ese momento, que un sedán de lujo intervino en la escena tranquila y acogedora. Era un intruso del complejo de apartamentos pero, gracias a su sutil brillo negro y a la manera tan lenta en la que estaba conduciendo, se fundió con el paisaje sin llamar la atención. 

El sedán se detuvo en un estacionamiento para "familiares" y "visitantes autorizados" y después de un rato, un hombre finalmente se bajó del asiento trasero solo para ver a ambos lados igual a si estuviera un tanto desubicado con el lugar en el que se encontraba ahora. En ese momento, el viento sopló por su espalda así que pareció no tener más remedio que arreglar su cabello desordenado utilizando los dedos a modo de cepillo. Estaba vestido con ropa ligera. Llevaba una simple camiseta negra sin adornos ni patrones, y pantalones de mezclilla que dejaban sus tobillos expuestos. Además, siempre estaba bien peinado con cera, pero ahora lo había recortado lo suficiente como para verse mucho más joven que la edad que decía tener.

"Muy caliente."

El hombre murmuró esto con disgusto porque el suelo le estaba quemando los pies. Y tal vez había sido porque su molestia era completamente evidente, pero su acompañante, que estaba en el asiento del conductor, se bajó del auto y caminó con él para sostener una sombrilla encima de su cabeza. A diferencia del primero, que vestía ropa ligera y gafas de sol, el que se bajó del asiento del conductor tenía un traje a la medida y una bolsa en la mano.

"CEO, olvidó el regalo".

"Cierto, cierto. El regalo".

Y casi le arrancó el regalo de la mano, incluso aunque podía decirse que el joven de traje ya esperaba más o menos un comportamiento como ese.

"Espero que le guste."

Sin embargo, acostumbrado o no, pareció estar nervioso de no poder ver los ojos del director debido a sus gafas oscuras así que, aunque solía ser un tipo calmado y tranquilo, ahora definitivamente no iba a poder prepararse para su próximo cambio de humor. Y eso lo ponía de nervios.

"Dame las llaves del auto."

El hombre lo dijo con una suave sonrisa en el rostro, como si estuviera de buenas. El secretario le entregó las llaves y se quedó mirando como las tomaba y las metía en el bolsillo trasero de su pantalón. Palmeó el hombro del muchacho antes de irse y dijo:

"Te doy toda la tarde libre."

"Sí, señor."

"Dile a mi hermano mayor que lo lamento mucho, pero que no puedo ir al viaje familiar".

La familia del director ejecutivo realizaba un viaje al extranjero en verano e invierno todos los años. No solo participaban sus cuatro hermanos, sino también las esposas de ellos y sus niños. Choi Hee-seo solía ir de viaje familiar con Kang Do-yoon y Choi Yeo-jeong antes del divorcio, pero este año, ella se fue de viaje al extranjero con su madre así que en realidad no había mucha razón para estar presente. Por supuesto, si Choi Hee-seo decía que no podía ir, su hermano mayor, Choi Hee, iba a estar muy decepcionado y enojado pero, igual no había nada que pudiera hacer. Ahora, quería sentirse unido con... Otros miembros de la familia.

Era la una en punto del fin de semana. Isaac y Lee Taek, que trabajaban para uno de los cinco conglomerados más prósperos de este país, también estaban en casa para este momento así que era un buen momento para una pequeña reunión de hombres. Y la verdad era que quería ver la cara de Kim San más que la impactante reacción de sus dos hijos. Uff, solo pensar en esa ricura de hombre había hecho que le doliera la ingle.

Afortunadamente, no había nadie en el complejo de apartamentos así que Hee-seo entró hábil y rápidamente en el edificio donde aparentemente vivía la familia de Kim San e incluso llegó hasta la puerta principal sin tener que dar explicaciones. Pero para Hee-seo Choi, que vivió en una isla privada cuando era joven, en su propia mansión de lujo durante la pubertad y en una mansión que era mucho más grande que la mayoría de las escuelas privadas del país ahora que era adulto, entrar a un apartamento para gente común le dio un sentimiento extraño. ¿Cómo podían vivir tantas personas juntas en un lugar tipo gallinero? Parecía estrecho desde el exterior pero, cuando entró, era putamente asfixiante. Y era muy corriente para los estándares de Choi Hee-seo. Recordó que el secretario había insinuado que esta casa también era bastante cara pero, igual no le pareció posible.
Choi Hee-seo se quitó las gafas de sol y chasqueó la lengua. Le había dado mucho dinero, casi la mitad de la que él tenía en el banco. Pero Kim San patéticamente lo guardó y se lo dio a los niños justo igual a si fuera un pendejo. Bueno, si lo era. Después de todo, el dinero fue gastado en fondos falsos creados por los niños ¿Kim San sabía eso? Choi Hee-seo sonrió, anticipando cada movimiento siguiente.

Que los niños hubieran logrado que Kim San no pudiera hacer nada sin ellos, usando el sistema de tutela para adultos, era increíble. Después de todo, el sistema de tutela no era algo que pudiera ser aprobado fácilmente así que hasta quería aplaudirle a los niños por ser tan diabólicos como para pasar por procedimientos difíciles y bastante engorrosos uno por uno hasta conseguir que Kim San quedara en sus manos. Ese era un amor realmente apasionado. Hasta Choi Hee-seo quedó un poco perplejo la primera vez que lo supo.

Pero ahora que los hijos habían hecho una parte del trabajo, era hora de llegar y mostrarles cómo se hacía lo demás.

Ya se había divorciado. Ya había esperado hasta que el cuerpo de Kim San se recuperara... Y también, ya habían sido mucho del Hee-seo que actuaba como un hombre paciente.

Choi Hee-seo, miró la puerta del ascensor, que había llegado hasta el lobby con un "ding, ding" y un chirrido. Luego se abrió. Subió lentamente, agarró el regalo contra su pecho y presionó el número del piso que había memorizado en su cabeza.

Mientras tarareaba, el ascensor se detuvo. 

Choi Hee-seo se bajó y giró la cabeza hacia la derecha. Se acercó, se paró frente a la puerta y notó la cerradura que tenía adelante. Esa cosa se había instalado como cualquier chapa de cualquier otra casa en Corea, así que puso su mano sobre su cintura y lo pensó "¿Hago sonar el timbre? ¿O debo abrir la puerta con la llave de la tarjeta que traje por adelantado?" Pero las preocupaciones no duraron mucho porque Choi Hee-seo sacó la llave y tiró del pomo de la puerta hasta que se abrió con solo un empujoncito.

Hee-seo se quitó los tenis y estaba a punto de poner los pies en el suelo cuando, escuchó el sonido de un par de pasos a la distancia y entonces, encontró a Kim San de pie en el pasillo que estaba conectado a la puerta principal. El hombre tenía una cara extraña, y sus dos hijos, justo detrás de él, parecieron bastante sorprendidos por el intruso como para poder decir algo al respecto.

Kim San ya había sido intimidado muchas veces. No tenía miedo.

"Hola, mi amor."

Choi Hee-seo levantó la mano y la agitó en su dirección. Kim San se cruzó de brazos lentamente y lo miró a la cara como diciéndole "¿Es enserio?" Sin embargo, Hee-seo Choi solo atinó a sonreír tan brillantemente como una flor en pleno crecimiento.

"Vine a verte."

Los rostros de Isaac y Lee Taek estaban distorsionados por la voz fresca y hermosa de su padre, que siempre sonaba como si estuviera cantando una canción. Por el contrario, la expresión de Kim San era bastante contundente.

"Vete."

Kim San se acercó rápidamente, agarró su cuello y lo amenazó con fuerza. Choi Hee-seo se rió a carcajadas y agarró la muñeca de San. Sus manos estaban más flacas que como las recordaba. Hee-seo dejó el regalo en el piso y habló, acariciando sus dedos, la muñeca, el antebrazo y los hombros de Kim San.

"¿Por qué te ves tan mal? Hasta te di tiempo para que te recuperaras ¿Ni eso fue suficiente?"

"Vete."

"¿No vas a decirme?"

Choi Hee-seo envolvió sus brazos alrededor del cuello de Kim San y susurró esta pregunta como si fuera un niño curioso. Los ojos de Kim San se había calmado un poco porque, aunque quería enfadarse con él, su bebé estaba en la casa y no quería mostrarle una parte que era infinitamente desagradable. 

Y eso solo hacía que fuera muy divertido estar con Kim San. 

Choi Hee-seo bajó las manos y agarró con fuerza las nalgas de San. Durante su vida de casado, nunca tuvo la oportunidad de pensar en este delicioso trasero porque su mente no se lo permitía. Ahora, su corazón estaba latiendo con fuerza ante la idea de tenerlo entre sus manos después de tanto tiempo de haberlo extrañado. 

"Nunca fuimos solo amigos así que... ¿Puedo ver tu cara? ¿O tienes miedo de que tus hijos te castiguen con sus vergas solo por estar conmigo?"

La ira de Kim San finalmente explotó.  Kim apretó los puños tan fuerte como pudo y aterrizó un golpe directo en la cara de Choi Hee-seo. El sonido de huesos, chocando contra los suyos, resonó con fuerza en toda la casa así que Yoo Dam, que estaba comiendo su papilla, salió corriendo para ver lo que estaba pasando en la entrada. Por supuesto que Lee Taek tomó a la niña entre sus brazos antes de que siguiera avanzando y la llevó de nuevo a la habitación. Preguntó "¿Papá?" pero Taek estaba más concentrado en impedir que viera a Choi Hee Seo que en responderle. Isaac se mantuvo a las espaldas de su padre todo este tiempo.

Choi Hee-seo, quien fue golpeado por Kim San en la cara, rápidamente giró la cabeza para evitar el siguiente puño, esquivó la patada que iba dirigida a su cabeza, agarró a Kim San por el cuello y lo empujó contra la pared hasta hacer un terrible sonido de "¡Pam!" Luego, Kim San-i, que miraba a Choi Hee-seo de una forma increíblemente aterradora, atrajo al hombre jalándole del cabello, lo sostuvo y lo atacó con un puñetazo corto y rápido directo al abdomen. Hee-seo contorsionó su rostro, bajó lentamente la parte superior de su cuerpo y en el momento en que Kim San levantó el puño y dio un paso atrás como para tomar vuelo, Choi Hee-seo se tocó el área golpeada, extendió la mano y agarró nuevamente la muñeca de Kim San como para pedirle que se detuviera. Y ante el comportamiento tenaz y persistente del hombre, San Kim simplemente exhaló. 

Choi Hee-seo, que había soportado todo el dolor que le había dado hasta el momento, solo se apoyó contra la pared y se resbaló hasta que se quedó completamente sentado. Respiró hondo y con fuerza, miró a Kim con una sonrisa triste que nunca le había visto poner encima y luego, pareció tocarse de nuevo la cara como para verificar si había sangrado o no. Tenía las mejillas muy golpeadas, hinchadas y rojas, pero, aunque estaba frunciendo el ceño por el dolor y pareció a un paso de comenzar a quejarse, su rostro era tan, tan bonito, que Kim San se sintió hasta un tanto avergonzado.

"San-ah, me haces estar tan triste..."

Kim San no estaba enojado, ni siquiera a pesar del repentino comentario. En realidad, para él, Choi Hee-seo era otro niño más y por consiguiente no importaba tanto. Apretó los puños de nuevo, como si estuviera listo para atacar en cuanto se acercara, pero Choi Hee-seo solo pidió un "tiempo fuera".

"Mi hermoso San se está haciendo viejo. Solía ​​doler mucho cuando me golpeabas, pero ahora no lo hace tanto. Estoy realmente muy triste."

Choi Hee-seo se veía triste de verdad, por lo que Kim San no tuvo palabras que ofrecerle. Cuando el hombre comenzó a hablar, realmente pareció que estaba a punto de derramar un montón de lágrimas y hasta la cara le cambió a tal punto que pareció una belleza triste en una pintura oriental.  Pero por supuesto, Kim San no se dejó engañar por esto y por el contrario, las palabras "loco bastardo" permanecieron en su boca igual a si estuviera a centímetros de gritarlas. Lo mismo estaba sucediendo con Isaac pero, al igual que su padre, no quería maldecir o pelear en una casa donde tenían a su bebé. La niña, que no sabía ni tenía que saber nada, tenía que ser protegida.

"Papá, deja eso. Choi Hee-seo está loco. No puedes luchar contra eso."

Hee-seo sonrió cuando dijo que estaba loco. Sin embargo, aunque se reía como un lunático, su voz era tan buena que hasta se sintió como un evento agradable. Luego, Choi Hee-seo, que se puso de pie como un zombie apaleado, mientras se apoyaba contra la pared y se sostenía el estómago, emitió un sonido de dolor y enderezó completamente la espalda. Miró el rostro juvenil de Isaac y habló mientras acariciaba su propia barbilla, que pareció ser de cerámica fría.

"Es cierto que estoy loco, pero ¿Qué? Ustedes tampoco están tan cuerdos que digamos."

Isaac miró a Choi Hee-seo sin decir una palabra. No eran los ojos que miraban a un padre sino, ojos que enfrentaban a un enemigo. Por supuesto, Hee-seo estaba bastante divertido porque la reacción era la esperada.

"No esperaba que me trataras como a un padre, pero… ¿No deberías devolverme el favor al menos? Ya sabes, por ese regalo de la última vez."

Hee-seo se frotó la nuca y sonrió de nuevo. Los hombros de Isaac temblaron ante la expresión que ocasionalmente mostraba en la televisión cuando hablaba de sus muchas empresas y hoteles así que se sintió como algo... Un tanto irreal.

"¿Que pasa?"

Lee Taek, que apenas había dejado a Yoo Dam en su habitación, se acercó rápidamente y preguntó esto igual a si quisiera que dejara a su hermano. Isaac miró a Choi Hee-seo sin responder, luego agarró el hombro de Lee Taek y le susurró el problema al oído hasta que los ojos del joven cambiaron a algo que se sintió como "estar en problemas". Luego, Choi Hee-seo se dio la vuelta, se acomodó la ropa, y buscó a Kim San para poder hablarle. Resultó que Kim también había estado observando la confrontación entre sus dos hijos y su padre, pero no pareció que quisiera intervenir como cuando eran unos chiquitos.

"Cariño."

"Por Dios. Solo... ¿Qué quieres?"

Preguntó Kim San, frunciendo el ceño y mirando a Choi Hee-seo, el donante de genes de sus hijos.

"Tal vez solo quería ver si los niños eran tan bastardos como yo".

"Creo que ya sabes la respuesta."

Choi Hee-seo, que se puso serio, como si nunca hubiera sonreído para empezar, levantó la cara, se sostuvo la mejilla que le habían golpeado y volteó para mirar de nuevo a la cara de los jóvenes que aparentemente eran sus hijos. Era una sensación extraña, como si se estuviera mirando en un espejo. Pero mientras Taek se proponía a expulsar al intruso de su casa e Isaac buscaba el teléfono para llamar a la policía, escuchó una pequeña vocesita desde la distancia. Yoo Dam, que los había estado observando a los cuatro a través de una rendija en la puerta, no pudo resistir su curiosidad y saltó en su dirección extendiendo las manitas para no caerse de cara. Kim San, quien solo la tenía a ella ahora, corrió y la abrazó antes de que alguien más lo hiciera. Pero Choi Hee-seo se acercó a la bebé casi de la misma manera en la que él lo había hecho. Por supuesto, la niña se sobresaltó al ver a Hee-seo, que tenía un rostro similar al de sus hermanos mayores y que era además increíblemente alto. El hombre sonrió y tocó sus mejillas así que los ojos de la pequeña se abrieron de inmediato. Era imposible no notar la refrescante sonrisa que pareció tener toda la luz del sol encima.

"Hola, cariño."

Yoo Dam emitió un sonido de balbuceo y enterró su rostro en el cuello de papá.

"Es perfecta. ¿Debería decirle "mi nieta"?"

Kim San miró a Choi Hee-seo con ojos severos y le dijo que "se callara". Hee-seo solo acarició con cuidado el cabello de la niña esta vez.

"¿Recuerdas lo que te decía cuándo éramos jóvenes? "Quiero una hija que se parezca a ti"."

"No. En realidad no."

Kim San habló y empujó el hombro de Choi Hee-seon para que le dejara ir de vuelta a su habitación. Pero Choi Hee-seo no sucumbió. Se acercó a Kim San con tanto cariño que hasta pareció como si fueran una pareja normal.

"Pues yo lo recuerdo bien. Fue antes de que supiera que podías embarazarte, de lo contrario yo... ¡Ah!"

Kim San-eun pateó la espinilla de Choi Hee-seo con una actitud que gritaba que no permitiría que siguiera hablando de eso así que, Hee-seo, que dejó escapar un breve grito, respiró con fuerza mientras se acariciaba el pie.

"¡Puta madre! ¡Eso duele!"

Kim San, quien tenía la regla de hierro de nunca maldecir frente a sus niños, volvió a atacar a Choi Hee-seo de una patada. Pero el hombre ni siquiera había tenido tiempo de gritar.

"Te dije que te callaras".

"..."

Las maldiciones estuvieron a punto de salir, pero Choi Hee-seo logró mantener la boca perfectamente cerrada todo este tiempo. Tampoco quería maldecir delante del bebé así que, el hombre, que todavía tocaba su espinilla, levantó los ojos para poder mirarla y aparentó que todo estaba de maravilla. Los ojos negros de la chiquilla, como los de un becerro, lo miraban atentamente sin importar lo que hiciera o para donde caminara.

"¿Me dejas sostenerla por un momento?"

Isaac saltó:

"¿No tienes algo más que hacer? En serio. Tienes que irte ahora."

"No seas impaciente, ni siquiera hemos tenido una reunión todavía".

Choi Hee-seo sonrió y se acercó a Isaac y Lee Taek. Abrió los brazos y sostuvo a sus hijos como si fuera un padre repentinamente muy amable. Isaac y Lee Taek, que ni siquiera pudieron resistirse a lo que Choi Hee-seo comenzó a hacer, intentaron empujarlo para irse, pero la boca de Choi Hee-seo se abrió primero. Agarró con fuerza los cuellos de los gemelos y les susurró al oído para que sólo ellos pudieran escuchar:

"¿Les gustaría apostar como hombres? ¿Qué verga creen que ame más su padre?"

Mientras Lee Taek lo miraba a los ojos, preguntándole por qué estaba haciendo eso, Choi Hee-seo acarició suavemente su espalda abajo de la ropa como si lo estuviera seduciendo. Luego susurró, muy cerca de él, y de esa manera que provocaba que hasta pudiera ver sus ojos marrones:

"No tienen oportunidad. Hasta yo podría follarme a los dos si no me dieran asco."

"..."

Su voz se derritió como mantequilla en el aire seco y frío y envolvió los oídos de los dos. Isaac y Lee Taek se miraron por un momento, pero Kim San-eun estaba muy ocupado tratando de apaciguar a Yoo Dam, quien lloraba en sus brazos, como para notar lo que estaba pasando entre ellos.

Lee Taek, que estaba increíblemente enojado, de repente entrecerró los ojos y miró a Choi Hee-seo. La verdad era que el hombre había sacado a relucir lo que siempre había pensado. ¿Qué verga le gustaba más a papá? Y por supuesto, eso también provocó que el deseo de ganarle a los otros contrincantes surgiera desde un lugar extraño de su pecho.

"Ven, ven aquí..." 

Kim San se apresuró a salir del pasillo porque Yoo Dam ya estaba gritando. Quizá a la bebé no le gustaba la corriente de aire entre los tres o tal vez estaba sospechando algo. Lee Taek se volvió para mirar a Choi Hee-seo pero el hombre solo estaba allí, sonriendo igual al gato Cheshire. Isaac levantó la mano y agarró el hombro de Taek al ver que ya había apretado los puños.

"Deberíamos detenernos aquí. Apostar con Choi Hee-seo es..."

"Sí, pero..."

Lee Taek miró alternativamente a Isaac y a Choi Hee-seo. No le gustaba para nada lo que estaba insinuando, pero eso no quitaba que tuviera muchísima curiosidad. La razón fue fácil de encontrar: Cuando era joven, su padre, que tuvo relaciones sexuales con Choi Hee-seo, estaba gimiendo y gritando con muchas ganas. Se veía muy sexy con su cara roja, arañando la cama y llorando mientras decía que quería más. Y esa imagen de su padre, jadeando y retorciendo su cuerpo, se atascó en su cabeza y no se fue ni siquiera en todos estos años. Entonces, la sola palabra de Choi Hee-seo amplificó la curiosidad y el deseo de enseñarle que ahora ese hombre le pertenecía completamente. Además, a papá no le gustaba Choi Hee-seo. Es más, lo odiaba tanto que quería matarlo. Pero, también deseaba escucharlo diciéndolo frente a todos. Que dijera que prefería a sus hijos. Más específicamente, que lo prefería a él. Que lo abrazara con ternura y que admitiera su amor. Por supuesto, siempre lo hacía de una u de otra forma, pero ahora necesitaba ver a papá solo con él.

"La verdad... Si tengo curiosidad." 

Isaac frunció el ceño ante las palabras de su hermano menor. En realidad, hasta quería abofetearlo. Isaac realmente no deseaba estar de acuerdo, pero si decía que no, sintió que ninguno se detendría y en su lugar, solo le dirían que esperara en otro lugar mientras tenían sexo con Kim San. E imaginarse a los tres, tirados en una cama, le produjo un incendio en el interior que pensó que no iba a detenerse nunca. Su estómago se sintió enfermo y su cabeza se calentó y se calentó igual a si fuera a explotar de ira. Y en lugar de ver a Lee Taek y Choi Hee-seo follar con su padre, definitivamente pareció mil veces mejor compartirlo. Después de todo, papá era su amante. El primer y último amante de su vida

Isaac, que estaba todavía un poco preocupado, miró a Choi Hee-seo, que tenía una cara sonriente, y dijo:

"Si papá extrañamente dice que está de acuerdo en tener sexo contigo, entonces también aceptaré. Pero solo será una vez. Una vez. Y cuando veas que no te quiere, entonces vas a dejar de acercarte a mi familia ¿De acuerdo?"

El tono de voz de Isaac era apagado y suave, y a primera vista pareció estar tranquilo, pero sus ojos eran amargos. Era realmente una mirada destructiva y aterradora. Sin embargo, en lugar de miedo, sintió que se parecía tanto a él en ese aspecto que hasta se rió.

"Una vez es suficiente para mí. Siempre me he preguntado quién le gusta más a Kim San así que, podría decirse que solo estoy aquí para resolverlo".

Hee-seo Choi, que habló con firmeza y brevedad, como si hiciera un juramento, arrojó la llave en dirección a los gemelos. Lee Taek lo agarró en el aire y después de ver que era una tarjeta, se rió a carcajadas porque eso lo explicaba todo. Se había preguntado cómo demonios había entrado, pero resultó que era porque el maldito tenía una llave maestra. De repente, hasta recordó lo que había dicho su padre de él: "Una persona que solo piensa en si mismo y en su beneficio, sin importar lo que tenga que hacer."

"Eres una basura, Choi."

Choi Hee-seo, quien apretó la mejilla de su hijo como si pensara que era lindo, dijo:

"Ay, cariño. Basura y todo, pero al menos no me cogí a mi papá".


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