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Una habitación en silencio. (Traducción finalizada) por yuniwalker

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Kim San no participó del extraño intercambio emocional entre padre e hijos. Quería mantenerse lo más lejos posible y también, un tanto casual. Incluso aunque se estaba muriendo de miedo. Sin embargo, ya que estaban tan ocupados ¿Tendría que huir? ¿Tendría que hacerlo aprovechando todo el caos en la casa? Miró a la bebita entre sus brazos y la besó en la cabecita, en la nariz y en el estómago. Definitivamente verla le hacía querer irse o al menos hacer algo para poder mantenerla a salvo. Yoodam parpadeó, con sus grandes ojos negros, y buscó la mano de papá para poder chuparla. Sus deditos eran tan pequeños y regordetes que Kim sintió que podía ponerse llorar.

"Está bien."

Era un sonido descuidado y tartamudo, pero Kim San pudo escucharlo a la perfección. Su niña le estaba diciendo "Está bien" así que ¿Yoo Dam había sentido algo? Parecía estar tan ansiosa que la abrazó con fuerza y la consoló. Incluso aunque no tenía palabras que ofrecerle.

En ese momento, Choi Hee-seo entró como si fuera su casa y se sentó en el sofá que había puesto frente a la ventana de la habitación. Estiró su brazo, y lo colocó sobre el hombro de Kim San justo igual a como hacía cuando eran más jóvenes. Sin embargo, ahora Kim apartó su brazo con una cara indiferente y le dijo que se mantuviera lejos. El hombre sonrió, y le dio un vistazo más a la bebita que no dejaba de verlo. Después de todo, tenía tanta curiosidad por Choi Hee-seo que si pudiera hablar, le preguntaría quién era y lo que hacía allí en su casa.

"Es hermosa."

Le tendió el dedo índice a Yoo-dam así que la pequeña bebé lo agarró por puro reflejo.

"Le compré un regalo a la princesa."

Ante la palabra "Princesa", los ojos de Yoo Dam se abrieron como platos. Choi Hee-seo se rió.

"¿Te gustan las princesas?"

La pequeña asintió tímidamente. Kim San solo volvió la cabeza hacia la esquina y suspiró. Ya estaba cansado de todo esto. Muerto incluso.

Isaac, que estaba un poco molesto de la forma en la que Hee-seo hablaba con su bebé, tomó a Yoo-Dam entre sus brazos sin decir una sola palabra y la llevó a su habitación antes de que se emocionara demasiado con todo ese asunto de las princesas. Luego, Lee Taek se acercó y dijo que iba a hablar con la vecina para ver si podía cuidar a la niña por un par de horas. Y desde allí ya se estaba volviendo bastante sospechoso.

Kim San miró a Choi Hee-seo, que tenía una enorme cara sonriente, y a sus dos hijos ocupados con sus propios planes, y empezó a tener una mirada en blanco. Kim tomó la mano que secretamente tocaba su muslo.

"No me importa lo que estén planeando, de verdad me da completamente igual. Solo necesito que me digas algo antes."

"¿De qué estás hablando, bebé? ¿Quién haría planes tan rápido?"

Choi Hee-seo preguntó esto con cara de "no saber nada" y puso nuevamente su mano sobre el hombro de Kim San. Pero al reconocer la intención detrás del movimiento de las puntas de sus dedos, San Kim sonrió por primera vez en mucho tiempo. Sin embargo, era un gesto un poco amargado. En contraste, Choi Hee-seo envolvió sus manos alrededor de su esbelta cintura y lo abrazó justo como si hubiese esperado toda la tarde para poder hacerlo. Los labios de Choi tocaron su piel como un movimiento preocupado:

"¿O quieres que lo haga? Ya sabes que me hace extremadamente feliz complacerte."

Los ojos fríos de Kim San parecieron cortar bruscamente los juveniles de Choi Hee-seo.

"¿Sigues teniendo ese código de honor?"

"Depende de qué código sea."

"El de no herir a los niños..."

Hee-seo sonrió.

"Umm, sería cuestión de revisar."

Luego, unos instantes más tarde, Yoo Dam, pulcramente vestida con un mameluco de osito, apareció en la sala de estar sosteniendo las manos de Isaac y Lee Taek, que parecían sus guardaespaldas. Choi Hee-seo suspiró y le sonrió mientras mantenía esa postura típica de "soy un amigo confiable" y sin embargo, ambos jóvenes le regresaron una mirada bastante feroz en respuesta. Como diciendo que no se dejarían engañar por alguien tan lamentable como él. En realidad, hasta tomaron más fuerte la manita de su hija por ambos lados.

"Bye, bye, papá". 

"Adiós, cariño. Te amo."

Esa era la única razón por la que Choi Hee-seo se estaba controlando. Sin embargo, tan pronto como escuchó que la puerta se cerraba, Choi Hee-seo puso su mano dentro del muslo de Kim San como para poder abrirle las piernas incluso aunque no le había dado permiso de hacerlo. Kim lo agarró de la muñeca y lo bloqueó.

"Vamos." El hombre, quien fue atrapado por él, habló mientras miraba a Kim desde la misma altura. Ya no había alegría en sus ojos. "No te gusta que te paguen, no quieres dar más explicaciones ¿Qué debería hacer por ti entonces?"

"Dime ¿Por qué quieres estar conmigo?"

Hee-seo respondió sin pensarlo demasiado.

"Porque me gusta tener sexo contigo. Todas esas veces, la pasamos bien ¿O no?"

Kim San intentó hacer memoria de todas las veces que había tenido relaciones sexuales con Choi Hee-seo. Sin embargo, sus recuerdos eran un tanto borrosos ahora.

"...Parece que ahora solo recuerdas lo que se siente follar con tus hijos. No te culpo. Pasó mucho tiempo."

"Si vas a empezar con eso, entonces olvídalo. No sé que estaba pensando."

"Wow, cariño."

Cuando Kim San mostró signos de querer irse, Choi Hee-seo agarró la muñeca de Kim San con una cara increíblemente inquieta y le dijo que se quedara quieto. Luego, el hombre, que nunca hizo nada sin el consentimiento del otro, esperó a que se tranquilizara así que todavía ni siquiera se estaba moviendo de la forma en la que se notaba que quería hacerlo. Finalmente acarició a Kim San de arriba para abajo, justo como si fuera el dueño de un perro grande e increíblemente arisco. Suspiró:

"Nunca en mi vida, ni una sola vez he esperado algo de ti. Pero ahora necesito que hagas algo."

"¿Por qué?"

"Si no me ayudas, el único que terminará perdiendo eres tú."

"Yo nunca he perdido."

"Ya no es como antes. Tengo un par de trucos. Un vídeo tuyo para empezar."

Choi Hee-seo estaba disgustado. Sin saber exactamente que decir, se levantó, abrazó el cuello de Kim San y lo atrajo hacia su cuerpo igual a si quisiera mostrarle quien seguía teniendo el control de todo lo que tuviera que ver con el. Sin embargo, la paciencia que tenía al principio se evaporó y desapareció, dejando nada más que irritación y nerviosismo.

"¿Y qué vas a darme si lo hago?"

"Voy a darte todo."

"Debe ser muy importante."

"Lo es."

Kim San, que murmuró todo esto con una cara un tanto indiferente, bajó los ojos. Miró para todos lados, agarró a Choi Hee-seo por el cuello y lo llevó a otra habitación para intentar ser muy rápido.

Escuchó la puerta abrirse. 

Incluso si no hacía ruido, era cuestión de tiempo para que los niños vinieran hacía él.

"Escucha."

"Bebé, eres demasiado rudo".

Choi Hee-seo dijo esto en tono de broma mientras sentía como lo arrastraba al colchón. Y antes de que Hee-seo, que estaba acostado, levantara la cabeza, Kim se subió a él justo como haría si montara un caballo. Choi sonrió ante el peso que estaba comenzando a sentir en su estómago y abrazó la espalda de Kim San tan tiernamente como si fueran novios. Luego, su mano subió y la utilizó para apartar todo el cabello castaño que había comenzado a cubrirle la cara. Le acarició la mejilla, los labios y buscó algún indicio de lo que quería pedir. Sus dedos se acercaron más, como si quisiera tocar sus ojos negros y vacíos, luego bajaron y se envolvieron alrededor de la parte posterior de su cuello.

"¿Por qué llegaste aquí?"

Hee-seo Choi, que escuchó el murmullo ahogado de Kim San, tiró de él en su dirección:

"Porque estoy seguro de que mi verga es mejor que la de mis hijos."

"¿Hiciste una apuesta con ellos?"

Preguntó Kim. Choi Hee-seo sonrió, se levantó un poquito y besó los labios del hombre de la manera más lenta que logró hacerlo. Fue desagradable porque hasta pareció demasiado cariñoso. ¿Pero estaba realmente bien ir hacia la ruina tan voluntariamente? Estaba acostumbrado a tener este tipo de relación con ese hombre porque siempre fue algo de "dar por dar", pero incluir a los niños para que tuvieran un encuentro sexual con sus dos padres se sintió, terriblemente enfermo. Incluso si era algo que le convenía. Es decir, todavía eran sus pequeños. Y las caras de sus hijitos, diciéndoles que lo amaban no se iba de su cabeza tan fácil.

Vacilación, nerviosismo y culpa brillaron en los ojos vacíos de Kim San. 

Choi Hee-seo sonrió suavemente y tocó una vez más la mejilla del hombre. La calidez acogedora que le dio amplificó aún más su mente.

"Conozco a mis hijos mejor que tú. Sé lo que va a pasar hoy y sé lo que va a pasar más adelante. Sé hasta donde pueden llegar y por qué e incluso cómo. Y sé, que nunca podremos ser una familia normal. Así que..."

"¿Así que?"

"Mi bebé. Tienes una niña también ¿No es verdad? Yo no confío en ti en absoluto pero, sé que no eres capaz de hacerle daño y estoy..."

"..."

"No quiero esto para mi hijita. No puedo..."

Pero sus ojos se elevaron al mismo tiempo en que la puerta comenzaba a abrirse. Y por supuesto, allí estaban sus dos hijos. Lee Taek quedó impresionado por la extraña atmósfera de los dos hombres sobre la cama así que Kim tomó la mano de Choi Hee-seo, quien todavía le estaba tocando la cara, y la bajó para aparentar que no pasaba nada. Sin embargo, al observar que estaba sonriendo tan brillantemente como sus niños, tragó saliva y se estremeció con fuerza. Kim preguntó mientras todavía mantenía la espalda erguida:

"¿Quieren tener sexo conmigo... Los tres?"

"Si no te gusta, no tienes que hacerlo mi amor."

Respondió Isaac, acercándose a él para acomodarle el cabello y darle un poco de calma sobre la situación. Lee Taek se sentó a su lado, agarró las mejillas de papá y tiró de ellas para poder verlo.

"Por supuesto. Si no quieres, no lo haremos."

Después de escuchar las palabras de los dos niños, San-eun Kim vio a Choi Hee-seo. El hombre, quien notó que le estaba prestando mucha atención ahora, sonrió suavemente y le tocó la cintura como si le estuviera diciendo que "estaba de acuerdo con ellos". Sin embargo, cuando su mano tocó la carne de Kim San, los ojos de Isaac se encendieron de puro enojo y lo apartó sin decirle nada. E igual a si no quisiera que se pusieran a pelear, Kim San agarró la barbilla de Choi Hee-seo y lo obligó a mirarlo solamente a él. Choi pareció entender la señal y miró a Kim como un buen niño. Sus ojos marrones, tan brillantes como joyas, eran infinitamente serios así que Kim inclinó la cabeza, como si de pronto tuviera ganas de besarlo en la boca. Choi Hee-seo dejó escapar un gemido bajo y levantó la mano para cubrirle la mejilla. Sin embargo, Kim San no lo besó sino que puso la boca en el oído de Choi Hee-seo y susurró algo para que solo él pudiera oírlo.

"Llévate a mi niña. Saca de aquí a mi niña."

Los ojos de Hee-seo se abrieron y luego se entrecerraron al escuchar las palabras lentas y educadas de Kim San. Después de eso, San murmuró, mirando todavía a Choi Hee-seo.

"Si haces eso, lo hacemos los tres".

"Eres un pendejo."

Choi Hee-seo sonrió brevemente y luego levantó el dedo de en medio. A pesar de su gesto grosero, San Kim inclinó la cabeza y lo besó para cerrar el trato. Fue un tierno y débil beso que hizo que un gemido húmedo escapara de su boca. Al ver esto, los dos hijos apretaron nerviosamente los puños e incluso Lee Taek, que era el más impulsivo, lo sostuvo y lo alejó de él nuevamente. En ese momento, San Kim levantó la cabeza. Su rostro se había calentado por el beso tan profundo y en contraste, Choi Hee-seo pareció más serio que nunca antes. Choi dijo, mientras tiraba de la muñeca de Kim San en su dirección:

"Lo haré".

Lee Taek se acercó a él como un animal cazando a su presa. No obstante, antes de que la gran mano de Taek pudiera alcanzarlo, los dedos de Choi Hee-seo agarraron el cabello de Kim San y lo bajaron a la fuerza.

"Pero definitivamente empezaré primero".

Choi Hee-seo lo besó.

Le estaba doliendo mucho el cuero cabelludo, pero no lo demostraba. Kim puso sus manos alrededor del cuello de Choi Hee-seo, cerró los ojos, abrió la boca y sacó la lengua para aceptar la de él. Lee Taek se apresuró y se subió a la cama, le quitó los pantalones y aunque no era una habilidad, en realidad lo hizo tan rápido que encontró su pene en un segundo.

"Um..."

Las pestañas de Kim San temblaron y su apariencia comenzó a ser tan pulcra y bonita que la verga de Choi Hee-seo se fortaleció también. Kim San abrió los ojos lentamente y miró a Choi sin decir nada, Choi sonrió, besó sus labios suavemente, soltó su cabello, bajó la mano y agarró el trasero de su antiguo amante.

Allí sintió la mano de su hijo. 

Choi Hee-seo, que codiciaba los labios de Kim San, levantó la cabeza y miró a Lee Taek.

"Que mal educado."

Choi Hee-seo dijo esto mientras acariciaba el cabello de Kim San.

Kim se dejó envolver entre sus brazos y abrió las piernas para que lo tocaran justo como les viniera en gana. Era una reunión familiar un tanto incómoda.


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