Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Me Gustas por Iztaxochitl

[Reviews - 22]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola a todos y todas

 

Aquí les traigo un nuevo capítulo

Un capítulo de transición, diría yo... deliciosa transición, jeje.

 

Contiene lemon

Si no te gusta este tipo de contenido, o eres menor de edad, eres libre de regresar por donde viniste

 

Sin más por el momento, ¡a disfrutar todos!

 

Amor para todos!!

El mayor de los hermanos Kaiba iba rumbo al departamento que compartía con su amado rubio; lo llevaba uno de sus choferes en su equipada limosina. Había tenido que ir a la empresa a solucionar un par de asuntos personalmente, además de que le salió una junta de improvisto; le había dicho a Joey que regresaba en unas horas, pero el resultado del día es que eran pasadas las 10 de la noche y apenas estaba en camino.

 

Kaiba suspiró, frustrado.

 

Por un lado no le gustaba dejar a Joey solo todo el día. Estaba tranquilo porque ahora Joey era consciente del peligro que corría, por lo que no creía que fuera a salir solo, pero por otro lado tenía una enorme frustración encima; había tratado de iniciar un encuentro sexual con Joey en varias ocasiones, y en todas ellas el cachorro había encontrado la manera de escabullirse.

 

Seto Kaiba no era alguien muy paciente, y estaba haciendo un grandísimo esfuerzo por Joey. La vez que hicieron el amor fue porque Joey lo inició; ambos lo habían disfrutado al máximo, y Seto había soñado con repetirlo incontables veces.

 

Por eso cada que ahora estuviera huyendo era ilógico ante el cerebro del CEO de KC. Estaba seguro de los sentimientos de Joey hacia él, que si bien no eran tan fuertes como los suyos, podía sentirlos cuando estaban juntos. ¿Por qué entonces el cachorro huía? Con todo y su cerebro súper dotada, no podía encontrar la respuesta a ese enigma.

 

–Llegamos señor Kaiba– la voz del chofer se escuchó a través del intercomunicador. Kaiba tomó su portafolio y bajó del vehículo, que se retiró casi de inmediato. El castaño avanzó hasta su departamento, sintiéndose cansado por el día pesado e irritado por su situación. Entró al lugar encontró un par de luces prendidas y un silencio total; el castaño enarcó una ceja.

 

–¿Cachorro? Ya llegué– no gritó, pero habló con energía; no escuchó respuesta alguna. Por un momento se preocupó de que el rubio se hubiera hartado de esperar y hubiera salido.

 

Avanzó por el lugar y revisó la cocina, en donde no encontró nada. Fue hacia la habitación y encontró la luz encendida, así como la puerta del baño abierta; a lo lejos podía escuchar el agua de la regadera correr. Seto sonrió para si mismo y se asomó por la puerta que el rubio había dejado abierta.

 

A través del cristal de la regadera pudo ver a Joey bañándose; se veía hermoso. Seto Kaiba sonrió para sus adentros, planeando algo.

 

Por su parte, Joey estaba disfrutando de su rico y delicioso baño de agua caliente; era algo que en verdad amaba. Desde pequeño se había acostumbrado a bañarse con agua fría, ya que él y su padre tenían que ahorrar la mayor cantidad de gas posible si querían comer y subsistir. No le molestaba el agua fría, pero bañarse con agua caliente era como tocar otro mundo.

 

Se dijo a si mismo que ya era suficiente, y cerró el agua para comenzar a secarse. Mientras se tallaba el cabello con la toalla, su mente viajó hasta Seto. ¿Por qué aún no regresaba? Le había dicho que no tardaría mucho, a lo máximo unas horas, pero había pasado todo el día y no había dado señales de vida. Muchas veces durante el día había pensado en llamarle a su celular, pero no quería interrumpir el trabajo de su novio, por lo que había descartado la idea, por más ganas que tenía de escuchar su voz.

 

Terminó de secarse y colgó la toalla el su lugar. Caminó hasta la habitación completamente desnudo, sin pena alguna; estaba solo y no le apenaba estar así. Su intención era sacar ropa para dormir, pero al entrar a la habitación se quedó congelado.

 

Seto estaba sentado en la cama, con su camisa a medio desabrochar, el cabello un poco desaliñado y una sexy sonrisa en su rostro.

 

–Seto, llegaste– su voz fue tenue; de no haber estado en total silencio, quien sabe si Kaiba lo hubiera escuchado.

 

–Hola cachorro– el castaño ensanchó su sonrisa, y con su mirada recorrió su cuerpo. –Vaya, te ves bien así– Joey se sonrojó. Había olvidado que estaba sin ropa, y se sintió avergonzado.

 

–Hem, yo... este...– el rubio no podía decir algo coherente, mucho menos cuando el castaño se había puesto de pie y caminaba hacia él.

 

Trató de tapar sus partes íntimas. No es que no hubiera estado desnudo con Kaiba antes, pero estaba demasiado apenado, y ni siquiera sabía por qué.

 

Cuando Seto llegó hasta él, lo tomó por las muñecas y puso sus manos por encima de su cabeza, aprisionándolo contra la pared. Volvió a recorrer su cuerpo con su mirada; Joey podía sentir cómo lo devoraba con esos bellos ojos azules que le encantaban, y se cohibió aún más.

 

–No te tapes; alguien tan hermoso como tú es digno de admirar– el rubio se sonrojó con más intensidad, si es que eso era posible.

 

Abrió su boca para decir algo, pero Seto fue más rápido y se la tapó con la suya propia, penetrando en el otro con su lengua. Ambas lenguas se juntaron mientras bailaban, y Seto Kaiba se sintió en el mismo paraíso; como le encantaba su chico.

 

Pegó su cuerpo al de Joey, quien sin querer soltó un pequeño gemido cuando sintió una pierna del castaño rozar sus testículos.

 

–Seto– el rubio gimió su nombre, y todo el castaño se encendió.

 

Siguió sosteniendo las manos de rubio arriba con su mano izquierda, mientras que con su derecha acarició su pecho, sacando más de un suspiró de su novio.

 

–Me encantas– le dijo Seto al oído, y luego lo lamió. Joey gimió tan alto que se preguntó si algún vecino lo habría oído.

 

La mano que exploraba al rubio pronto fue a parar a sus testículos, sacando suspiros y gemidos por igual. Mientras lo acariciaba seguía lamiendo su oreja y su cuello, a la par de que estaba moviendo la cadera y restregando su miembro en una de sus piernas.

 

–Seto– Joey quería hablar, pero era tanto lo que estaba sintiendo, que no podía hacer más que decir el nombre de su novio. –Seto... quiero bajar las manos– dijo entre suspiros, solo para casi gritar cuando Seto mordía su cuello.

 

Kaiba lo volvió a besar, mientras que le soltó las manos. El rubio puso sus manos alrededor del cuello de Seto, profundizando aún más el beso.

 

Mientras saboreaba a su cachorro, Kaiba caminó hacia la cama, en donde lo hizo recostarse mientras él se quitaba la ropa bajo su intensa mirada; parecía que a Joey le estaba despertando su lado salvaje.

 

Seto se quitó la camisa y la aventó a quien sabe dónde. Le siguieron los molestos zapatos. Desabrochó su cinturón y se iba a bajar el pantalón, cuando las manos de Joey tomaron las suyas, haciendo que se detuviera.

 

Kaiba lo miró expectante; no sabía qué era lo que ese cachorro loco planeaba.

 

–Déjame a mí– la intensidad en la mirada del rubio era casi palpable, y Seto soltó su ropa, dejándose hacer. Pronto sus pantalones estaban en sus tobillos, y Joey estaba mordiendo y chupando su ya bien despierto miembro.

 

–Cachorro...– Seto cerró los ojos, dedicándose a disfrutar. No era la primera vez que hacía eso, pero tenía tantas ganas de su cachorro que estaba demasiado sensible. Seto sabía que si solo le decía que se detuviera, no lo haría, y él no quería venirse aún. Así que empujó la cabeza rubia hacia atrás, separándose de él, mientras que se iba agachando. Pronto estaba recostado encima de su cachorro, ambos desnudos y besándose con desenfreno.

 

Kaiba movía la cadera simulando que lo penetraba, generando un exquisito placer para ambos.

 

Joey tuvo que romper el beso para soltar un gran gemido, y Seto aprovechó el momento para morder su cuello y así generarle más placer.

 

–Seto...– era todo lo que Joey decía, pero en definitiva eso era suficiente.

 

–Cachorro, te deseo– la voz de Kaiba era ronca, cargada de placer y amor. El rubio lo miró a los ojos. –Quiero hacerte el amor– Joey pudo acariciar esas palabras dichas desde el fondo de Seto Kaiba.

 

–Hazme el amor Seto– la seguridad con la que Joey habló hizo sonreír al castaño. Había deseado este momento desde el mismo instante en que habían terminado la otra vez.

 

Volvió a besar al rubio, esta vez con detenimiento, saboreando hasta el último rincón de la boca de su chico. Se separó de él para darle sus dedos a lamer, acto que Joey hizo de una manera sensual, provocándolo más.

 

Kaiba llevó su mano a la entrada del cachorro, y con cuidado introdujo uno de sus dedos mientras mantenía su mirada fija en la del otro; ambos transmitían demasiadas emociones con solo su mirada.

 

Pronto un segundo dedo estuvo dentro del rubio, quien empezó a mover la cadera en busca de más fricción y más profundidad. Seto estaba embelesado con Joey. Siempre le había parecido hermoso, y al tenerlo debajo de él gimiendo y casi suplicando por más, lo hacía ver precioso ante sus ojos.

 

Cuando Kaiba introdujo el tercer dedo, Joey no pudo hacer otra cosa que gritar de placer. Era cierto que sentía un poco de molestia e incomodidad, pero no se comparaba con el placer que Seto le estaba haciendo sentir.

 

Seto sacó sus dedos y se inclinó a besar a Joey; el beso fue lento y concienzudo, probando a su cachorro, insaciable de él. Y mientras lo besaba, empezó a entrar en él con la mayor suavidad posible. No había usado lubricante porque estaba tan excitado que pensaba que si se untaba algo, se vendría de inmediato. De hecho tuvo que hacer acopio de su gran autocontrol para no venirse en cuanto empezó a abrir la entrada de Joey con su miembro.

 

Pero era tanta la excitación por el juego previo que estaba lleno de líquido pre seminal, y eso lo ayudó a entrar con facilidad.

 

–¿Estás bien cachorro?– preguntó Seto. Había entrado hasta la mitad y se había detenido, dándole tiempo al cachorro para acostumbrarse. Joey lo vio a los ojos con intensidad.

 

–¿Sabes que no soy de cristal?– el castaño se sorprendió ante la pregunta del rubio, pero se sorprendió aún más cuando el impulsivo rubio levantó sus piernas, envolvió su cadera con ellas y lo jaló para que lo penetrara hasta adentro de una sola estocada.

 

Por más autocontrol que Seto tuviera, eso fue demasiado. Instantáneamente derramó su esencia dentro del rubio; estaba demasiado excitado. Mientras se calmaba por tantas sensaciones, Joey se acostumbraba al miembro del castaño.

 

–Seto– la voz de Joey sonaba suplicante. –Muévete– pidió el rubio. Seto levantó la mirada y la clavó en la de su chico, sonriendo con amor. Se acercó y lo besó como tanto le gustaba.

 

–¿Sabes lo que acabas de hacer?– había llevado su rostro hasta el oído de Joey, en donde le susurró con sensualidad a la par que empezaba a moverse.

 

Joey gimió en respuesta, cerrando los ojos.

 

–Te viniste dentro de mí– dijo Joey con timidez. Seto empezó poco a poco a acelerar el ritmo, haciendo vibrar a Joey hasta la última fibra de su ser.

 

–Eres un cachorro travieso– Seto empujó con fuerza hasta adentro, sacándole unos buenos gritos a Joey. –Y me encantas por eso– Seto lo besó de nuevo, esta vez de manera fugaz pues ambos estaban gimiendo en pocos segundos.

 

Kaiba sacó todo su salvajismo, toda su animalidad haciéndole el amor a su rubio. Joey solo gemía, extasiado con tantas sensaciones y emociones que Seto le hacía sentir.

 

Y Kaiba se sentía en el paraíso. Entraba y salía de Joey mientras lo veía retorcerse de placer, cosa que lo prendía aún más y lo incitaba a moverse más rápido, más fuerte, más duro.

 

Ambos chicos se estaban disfrutando al máximo, y Seto no dejaba de susurrarle palabras melosas y cariñosas que llenaban el pecho de Joey de una sensación cálida.

 

–Seto... ¡MÁS!– Joey gritó, y Kaiba le dio con todo. Mientras entraba y salía con desenfreno, tomó su miembro y lo estimuló con intensidad.

 

Fue tan fuerte y placentero para Joey que se vino de inmediato entre ambos cuerpos, gritando el nombre de su amante y apretando el miembro de Seto de una manera increíblemente deliciosa que hizo que el castaño no aguantara más y lo llenara por segunda vez con toda su esencia.

 

Se quedaron quietos, tratando de recuperar el aliento, y temblando un poco por tanto placer y tanta intensidad. Tuvieron que pasar un par de minutos para que su respiración comenzara a calmarse.

 

Seto, quien se había recostado sobre Joey, se enderezó para quitarle peso de encima. Le sonrió a su chico, y cuando iba a decirle algo, Joey lo sorprendió tomándolo de las mejillas y atrayéndolo a un delicioso beso.

 

No había nada que decir, todo había sido demostrado.

 

Joey se dijo a si mismo que no tenía por qué sentirse inseguro con Seto, ya que momento tras momento le demostraba que lo amaba. Quizás al día siguiente se armaría de valor para hablar con él de sus inseguridades; quería una relación con Seto en la que la honestidad fuera la base, y él debía contribuir a ello, sobre todo si quería que fuera una relación duradera.

 

Pero por ahora se dedicaba a besarlo justo como le gustaba tanto. ¿Quién sabe? Tal vez podrían pasar la noche divirtiéndose juntos, calmando así sus inseguridades mientras se demostraban el amor que se profesaban.

 

Porque aunque Joey no le había dicho a Seto que lo amaba, estaba seguro de estar perdidamente enamorado de él.

 

 

 

 

 

Notas finales:

Hermoso día!

Bonita noche!

 

Amor para todos!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).