Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Querido amigo por Cris fanfics

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

En el cielo nocturno de Kioto siempre se podían ver la estrellas, por eso a Xavier le encantaba ir allí: le recordaba a su hogar.


La plaza con columpios para niños y un par de bancos sueltos dónde se encontraba estaba desierta. Aunque por muy poco tiempo, ya que tenía acordada una cita importante.


Sabía que hasta aquella misma mañana su amigo de la infancia se hubiera visto incapacitado para ir, pero ahora que era “libre” no tendría problemas para escapar; en todo aquel tiempo descansando en el hospital seguro que habría recuperado la capacidad de hacer sus supertécnicas, solo tenía que hacer uso de ellas.


Se intentó acomodar un poco mejor en el banco en el que estaba tumbado, pero le resultó imposible, así que se limitó a sentarse y observar a la entrada, esperando.


No pasó mucho tiempo para que una figura vestida con ropa de hospital apareciera.


Cuando Jordan se acercó lo suficiente, se miraron el uno al otro a los ojos. Un contacto incómodo y cargado de sentimientos como la vergüenza, la culpa y la indecisión.


— Me alegro de que te hayas recuperado. Estaba preocupado por ti.


Jordan pestañeó varias veces, saliendo de sus ensoñaciones, y le miró detenidamente.


Hacía tiempo que no lo veía sin estar caracterizado como un miembro de la Alius, y por ello le sorprendió comprobar lo largos que se había dejado la melena y el flequillo. Además, tampoco pudo evitar sentir un pinchazo de decepción al ver la postura arrogante que adoptaba aún cuando no usaba el nombre de Xene, tan impropia del Xavier tranquilo del orfanato.


— Gracias… Aunque, como dice el refrán: «el roce hace al cariño». Me hubiera gustado que hubieras estado conmigo en el proceso.


— No he podido venir antes —rechistó—. Si lo hubiera hecho padre se habría enfadado conmigo. Pero créeme que me hubiera gustado.


— A pesar de todo viniste para darle la caja de música a Dylan, y sospecho que esa y la vez en la que me pasaste el mensaje no fueron tus únicas visitas. ¿Es de verdad padre el único motivo por el que no diste la cara?


Xavier no supo qué responder. Suponía que Jordan podría intuir su participación en el episodio de la caja de música, pero no entendía cómo se había dado cuenta de las otras visitas… Ni siquiera el personal del hospital le había visto nunca.


— Estabais mal por culpa de la Alius y no sabía cómo reaccionarías al reencontraros con uno de los capitanes de la Academia. Pensé que lo mejor para vosotros sería no verme —afirmó sin mentir.


Jordan tuvo que reconocer que tenía razón, no en vano él apenas había superado el rencor que sentía hacia Xavier hasta apenas unas horas antes.


Entonces, sus inseguridades sobre la causa del abandono de su equipo se hicieron presentes.


— No ha sido culpa de la Alius en realidad. Ha sido culpa nuestra.


— ¿Perdón? — preguntó el otro, sorprendido por el comentario.


— Si hubiésemos sido mejores no hubiera ocurrido esto y podríamos haber seguido colaborando; los débiles no se merecen ser perdonados ni consolados, mucho menos se les debe permitir tener una segunda oportunidad —mientras decía esto tenía la mirada perdida en ninguna parte, recordando el monólogo que había puesto en práctica de forma bestial en el mismo momento en el que se había convertido en Janus.


— No digas eso —Xavier acortó la distancia entre ambos y le agarró de los hombros—. Esto no ha sido culpa de ninguno de vosotros, padre se ha equivocado al decidir que esta debe ser la forma de castigar a aquellos que fracasan, así que ni se te ocurra pensar que esa estupidez que acabas de soltar es cierta.


— ¿De verdad opinas así? —le miró a los ojos con timidez.


Xavier asintió, sonriéndole de forma tranquilizadora.


Ante este mínimo gesto por parte del pelirrojo, Jordan no pudo evitar que sus sentimientos se desbordaran.


— ¿Por qué? —Xavier no supo a que se refería con eso, pero tampoco se atrevió a preguntarlo; Jordan continuaba hablando—: ¿Por qué no pudo ser siempre así, Xavier? Desobedeces la voluntad de padre para venir a ver a tus amigos, me dices estas cosas… Eres el mismo de siempre, el chico dulce y tranquilo que fue mi amigo toda la vida, ¡explícame entonces por qué me dejaste atrás! ¡¿Qué hice mal para que me dieras la espalda?!


Xavier le observaba sorprendido, el rechazado de la Alius había terminado gritando sin darse cuenta.


Pero no había podido evitarlo. Necesitaba la respuesta a esa pregunta que había supuesto una parte importante de su depresión y posterior rendición ante el oscuro poder de la piedra Alius, que había sacado a la superficie lo peor de sí mismo.


Esperó a que el chico de ojos verdes dijera algo, pero este se limitó a rehuir su mirada y decir en voz muy baja:


— Lo siento…


— ¡Eso no me dice nada!


— Lo siento —reiteró sin añadir nada más a la disculpa.


Algo dentro de Jordan explotó. Sin darse cuenta si quiera, se lanzó sobre Xavier, acabando ambos en el suelo, e hizo el amago de darle un puñetazo.


Deseaba pegarle, pero algo iba mal. Su brazo temblaba y se negaba a hacer lo que su cerebro le exigía. Pero, aún así, quería desahogarse golpeando a aquel que le había provocado tanto dolor, así que lo intentó de nuevo… para averiguar que no podía hacerlo.


El favorito de Schiller no había reaccionado al ataque, no se había esperado ese arrebato por su parte, aunque una vez en el suelo tampoco intentó defenderse de ninguna manera. Al comprobar las intenciones de su antiguo amigo lo único que había hecho era virar la cabeza en otra dirección y cerrar los ojos.


— ¿Xavier…? —El susodicho no le contestó, estaba mordiéndose el labio con tanta fuerza que como siguiera así acabaría haciéndose sangre— Oye, para ya.


— ¡Se suponía que el único que tenía que sufrir con esto era yo! — gritó de sopetón, tapándose la cara con el brazo para que Jordan no le viera llorar.


Aunque ya era tarde para eso. Jordan ya se había dado cuenta de las lágrimas que habían empezado a salir de sus ojos a borbotones.


Sintió cómo su corazón se partía en dos. Sin pensar muy bien lo que hacía, le cogió con suavidad del mentón y le obligó a mirarle de nuevo.


Los ojos de ambos se encontraron, y los negros de Jordan brillaban de una forma extraña… pero que a Xavier le gustaba. Poco después, el antiguo capitán del Tormenta de Géminis había empezado a acercar con lentitud su cara a la de su amigo, hasta llegar al punto en el que sus labios se podían tocar al más mínimo movimiento que cualquiera de los dos hiciera.


No debían hacer eso, tanto Xavier como Jordan lo sabían, pero aún así no podían ni querían evitarlo. Cerraron los ojos y dejaron que aquella situación llegara al punto que ambos deseaban.


Al principio se limitó a un dulce y tímido roce de labios, pero pronto fue a más. Jordan empezó a acariciarle el cuello a su compañero, haciendo que a este se le pusiera la carne de gallina y sufriera pequeños temblores por el placer que le provocaba la suavidad y el cariño que estaba imprimiendo en el contacto. Y Xavier quiso devolverle aquel gesto, le abrazó y le ayudó a relajarse a base de pequeños masajes en la espalda para que ganara confianza y se apoyara en él.


Una vez pasada la barrera de la timidez y la inseguridad, siguieron besándose con más intensidad, deseando disfrutar de aquella primera y tal vez última experiencia entre ambos. Empezaron a entrelazar las lenguas, iniciando un contacto húmedo y un poco más subido de tono que, junto con la sensación de estar disfrutando de los suaves y tiernos labios del otro y escuchar a todo volumen los desbocados latidos de sus corazones, les dio una mayor sensación de intimidad. Pero, por desgracia, sus narices se rozaban, por lo que Jordan decidió separarse un momento, dejando un fino hilo de saliva entre ambos, para ladear la cabeza y adoptar una postura más cómoda. Xavier, pensando que Jordan no iba a volver a iniciar el anhelado contacto, subió las manos de su espalda a la cabeza, buscó a tientas el coletero que le agarraba el pelo para quitarlo de su camino y, una vez conseguido su objetivo, enredó los dedos en la melena y contribuyó a que comenzara de nuevo el juego.


Pronto tuvieron que parar para coger aire. Jordan se alejó de nuevo, con los ojos medio cerrados con un brillo febril de deseo y amor, mientras que el chico pelirrojo los tenía cerrados, disfrutando aún del contacto que recién había terminado.


En ese instante, ambos supieron que el momento había acabado.


Jordan relajó el cuerpo y, aún resollando, se movió un poco para apoyarse encima del brazo que su antiguo amigo había dejado caer a un lado mientras ponía la mano en su pecho, deseando notar los latidos de su corazón.


Xavier, también intentado recuperar el aire, se limitó a acercarse a él y acariciarle las mejillas con suavidad.


Tras un rato de silencio en el que ambos aprovecharon para calmarse, Xavier preguntó:


— ¿Qué he hecho? Esto no tendría que haber acabado así…


Jordan agarró la mano con la que Xavier le masajeaba los pómulos.


— Yo me alegro de que haya ocurrido. — Jugueteó con los dedos del pelirrojo antes de decir lo que tanto llevaba guardándose—. Te amo, Xavier, desde siempre.


— ¿Por qué no me lo dijiste antes? —dijo expresando pena en cada palabra.


— Si sentías lo mismo podrías haberte declarado tú. Siempre me trataste como un amigo, y las señales que me mandabas no desmentían que no fuera eso lo que veías en mí. Además, cuando más ganas tuve de contártelo, cuando pensé que tal vez sentías lo mismo que yo, fue justo cuando empezaste a distanciarte ¿qué oportunidades tuve realmente?


Xavier bufó.


— No he hecho más que meter la pata una y otra vez. Quise mantenerte alejado para no hacerte daño con mis sentimientos cuando ambos estábamos pasando por lo mismo.


— Olvídate de eso, ya no me importa. Ha pasado tanto tiempo y tantas cosas desde entonces que ahora lo único que me parece relevante es el que tú siempre me hayas querido como yo a ti —se abrazó contra él, buscando el mimo.


Xavier se incomodó ante aquellas palabras:


— Creo que te estás dejando llevar por la situación, dudo que sea eso lo que piensas en realidad.


— Tal vez —rió—. Pero es que todo esto es como un sueño y, mientras dure, quiero disfrutarlo.


— ¿Y esa forma de ver la situación?


— Quiero verlo así porque sé que por la mañana tú no estarás conmigo; te marcharás sin intención de volver ¿me equivoco? —Xavier le observó con dolor, había dado en el clavo—. Entonces todo lo que acaba de pasar no será para mí más que un sueño.


— Yo tampoco deseo que sea así, me gustaría estar siempre contigo, pero es que padre… —se interrumpió bruscamente, pensando cómo continuar—. Debo estar a su lado para ayudarle, soy su hijo y le quiero.


Jordan no dejó de sonreír ni ante aquella decisión.


— No te preocupes, ¿no has oído que a veces los sueños se hacen realidad? Pues yo lucharé para que este se cumpla.


Xavier se separó con cuidado de él e incorporó la mitad de su cuerpo.


— ¿A qué te refieres?


— Detendré a padre cueste lo que cueste y conseguiré que todos volvamos al orfanato para poder vivir como antes. No pienso perder a mi familia… No de nuevo. —A pesar de su sonrisa sus ojos estaban llenos de lágrimas, con todo lo que había ocurrido no había podido evitar comparar sus circunstancias actuales con sus vivencias de las infancia, cuando había perdido a sus padres—. Así que este es el camino que he elegido.


— No te lo permitiré. —Se puso tenso—. Conseguiré que los planes de padre salgan adelante.


Jordan se puso a su altura y le besó de nuevo, consiguiendo que durante los instantes en los que sus labios se encontraron Xavier se olvidara de lo que estaban hablando y solo pensará en él, en ellos.


Pero aquel roce no duró, ni mucho menos, tanto como el anterior.


El chico de melena verde se separó lo justo como para que su amado no pudiera huir de su mirada.


— Lo sé. Siento que esto tenga que ser así, pero tal y como están las cosas ahora mismo no puede ser de otra manera.


— Yo también soy consciente de ello, pero… ¿en serio tenemos que ser enemigos? No quiero esto.


— Estamos en bandos contrarios, pero no considero que seamos enemigos. Porque sé que esto que he decidido traerá lo mejor para todos nosotros.


Una vez terminó de hablar se levantó del duro y frío piso, sin darle la oportunidad a Xavier de discutir de ninguna forma lo que acababa de decir.


— Espero que algún día volvamos a estar como antes para poder hablar de todo lo ocurrido con tranquilidad y, tal vez, replantearnos un futuro juntos.


Xavier, aún sentado en el suelo, le miró con los ojos de un cachorrito abandonado.


Aunque aquella vez eso no le iba a ayudar a convencer a Jordan de no hacer lo que se había propuesto.


— Te quiero, Xavier.


Y sin decir una palabra más, empezó a caminar hasta la calle, de vuelta al hospital.


— Yo también a ti.


Aunque Xavier había dicho aquello en voz alta, Jordan no se detuvo ni reacciono de ninguna otra manera, así que el pelirrojo dudaba de que le hubiera escuchado.


Resignado y triste por aquella despedida temprana cuando por fin se habían vuelto a encontrar y había sacado el valor para dar rienda suelta a sus sentimientos, volvió a mirar las estrellas. Pero ni siquiera ellas consiguieron aliviar la acritud que el final de aquel encuentro había dejado en él.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).