Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Querido amigo por Cris fanfics

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

El barullo de la juventud que disfrutaba de la tarde en la calle tras un día de clases se escuchaba por todo Shibuya.


Dylan, encerrado en su habitación sin poder hacer nadapero escuchando el jaleo que se filtraba por la ventana, sintióenvidia de aquellos adolescentes. Nunca había sido como ellos, no recordaba haber salido jamás con sus compañeros después de una jornada de escuela —aunque aquello tampoco era muy difícil teniendo en cuenta que en sus últimos años viviendo con su madre ni siquiera había estado escolarizado—, sin embargo, hubiera deseado de corazón hacer las típicas cosas que, aún estando en la educación primaria, se suponía que debía haber hecho con sus amigos.


Decidió hacer oídos sordos y olvidarse del tema; cosa que le resultó fácil gracias a sus circunstancias.


Desde que había vuelto de las afueras de Tokio, tres días atrás, se había visto obligado a reposar en cama por culpa de su pie amoratado.


Había tenido suerte de no haber acabado peor —le habían dicho los agentes—, si no fuese porque estaba acostumbrado a pegar patadas con el empeine al jugar al fútbol su moretón podría haberacabado siendo varios dedos rotos.


Aun así, maldijo al robot que había atrapado a Jordan con toda su alma. Por su culpa tendría que estar como mínimo entre cinco o siete días más sin hacer esfuerzos conel pie.


— Dylan ¿puedo entrar? —la voz de Rhona detrás de la puerta de papel le distrajo de sus pensamientos.


— ¡S-sí! —Se apresuró a incorporar la mitad superior del cuerpo y colocarse bien la holgada ropa que llevaba puesta para hacer soportable el calor que en los últimos días había azotado a todo Tokio.


La chica cerró la puerta tras pasar.


A pesar de las altas temperaturas, la joven vestía una sudadera negra, unos pantalones vaqueros ajustados y unas deportivas.


Observándola, Dylan se preguntó cómo era humanamente posible hacer aquello sin morir.


Sin que ninguno dijera nada, Rhona cogió un bote de crema, que se encontraba en la mesa de noche del adolescente, y se sentó al lado de él.


— No te la has puesto todavía ¿verdad?


Él negó con la cabeza.


— Deberías —miró hacia el almohadón en el que su compañero tenía apoyado el pie derecho—. Te mejorarás más rápido cuanto más a menudo te la apliques.


— L-lo sé…


Se le notaba triste. No era para menos teniendo en cuenta que la única visita más o menos amistosa que recibía a lo largo del día era la de Rhona, que —al igual que el propio Dylan— no era muy habladora.


Seguro que si Jordan hubiera ido a verle estaría más animado, eran muy buenos amigos después de todo, y la chica sabía que no podía comparar la compañía que le proporcionaba él con la que le daba ella. Una pena que su antiguo capitán llevara buena parte del tiempo desde que habían vuelto al hostal con febrícula.


Lo único que consiguió animar un poco a Dylan desde que habían vuelto de su “visita” a la fábrica, había sido la derrota de Dvalin.


Todos los chicos, salvo Jordan, habían visto la repetición del partido entre el Raimon y el Épsilony habían celebrado la derrota de este último con una alegría nacida del rencor hacia el equipo de la Alius.


Aunque el Raimon no cayera mucho mejor a varios miembros del Tormenta de Géminis, no dejaba de ser motivador ver como aquellos que los habían tratado con prepotencia recibían una lección de humildad.


Tras un rato de silencio, Rhona preguntó:


— ¿Te vas a poner la crema?


Él no respondió, se limitó a quitarle la tapa al bote para, inmediatamente después, empezar a ponerse el mejunje con cuidado.


— Gra-gracias por venir a v-verme —se atrevió a decir Dylan, con las mejillas sonrojadas y un tono de voz muy bajo.


— De nada —sonrió.


Tan pronto como terminó de masajearse el hematoma, Dylan se limpió las manos con un papel que le había tendido ella e intentó continuar con una conversación.


— ¿Cómo os va a to-todos? ¿Han d-dicho algo sobre qué vamos ha hacer la p-próxima vez que va-vayamos a una fábrica?


Ella se encogió de hombros.


— Estamos aprovechando para descansar; usamos muchas supertécnicas la última vez, y eso quieras que no pasa factura. En cuanto a lo de las fábricas… El Servicio Secreto no ha vuelto a mencionar nada al respecto, y no será por no preguntarles.


— Ah, es-está bien.


«Bravo, eso era lo más inteligente que podías decir» se martirizó a sí mismo, sin saber de qué más hablar.


Aunque, como excusa, la joven de pelo rosa tampoco era la persona más elocuente que conocíay no le había dejado mucho margen en su respuesta para poder opinar.


Cuando la situación no podía ser más incómoda para ambos, alguien abrió la puerta sin llamar, asustándolos.


Pat, la otra chica del equipo, se quedó quieta en la entrada al ver a Rhona allí.


— ¿Interrumpo? —preguntó llevándose las manos a la cintura y mirándoles con picardía.


Dylan negó rápidamente con la cabeza, rojo como un tomate. Rhona, por su parte, ignoró la insinuación de su compañera.


— ¿Ha pasado algo?


— He venido a avisar a Dylan de que Jordan está despierto y que…


No le dio tiempo a terminar de hablar; el chico se había levantado de la cama con ímpetu… Solo para volver a sentarse de golpe al hacerse daño al apoyar el pie en el suelo.


— ¡Ay!


— ¡Cuidado! No seas bruto —Rhona le acercó sus sandalias y, una vez se las puso, le ayudó a incorporarse.


—… quiere verle —terminó la frase como si nunca la hubieran interrumpido.


— ¿Se encuentra mejor?


— Ya tienetemperatura normal. Así que no está nada mal, lo único que tiene ahora es que está molido por haber estado malo y por todo el esfuerzo físico que tuvo que hacer la otra noche.


— De acuerdo, ahora vamos a verlo —dio por finalizada la conversación mientras salía de la habitación con Dylan apoyado en ella, sin prisas pero sin la menor intención de detenerse a hablar.


Pat, al ver que ninguno de los dos iba a añadir nada más, se marchó del cuarto y volvió al salón; con un poco de suerte estarían repitiendo el último partido del Épsilon en la televisión.


**********


La puerta de la habitación se encontraba abierta, y de dentro salía más luz que la que había en el pasillo.


Rhona y Dylan se asomaron para ver el interior, encontrándose con Jordan quitando las fundas con las que había estado durmiendo los últimos días y apartándolas a un lado. La ventana y la puerta de la terraza se encontraban abiertas de par en par, iluminando y ventilando la estancia que, muy probablemente, había tenido el aire viciado antes de que ellos llegaran.


Jordan percibió la presencia de alguien más y se dio la vuelta.


En cuanto vio a Dylan la cara se le iluminó con una gran sonrisa que contagió a su amigo en cuestión de segundos.


Jordan hizo amago de darle un abrazo, pero se detuvo en seco al caer en la cuenta de que había estado enfermo y podía pegarle lo que había tenido. Pero eso a Dylan no le importaba, se soltó de Rhona y acortó la poca distancia que le separaba del chico moreno para apretarlo entre sus brazos.


— M-me alegro d-de que estés mejor. Es-estaba preocupado p-por ti.


— Gracias por lo que hiciste por mí, Dylan, si no hubieras vuelto me habrían capturado…


El joven de pelo castaño se separó de él y, apoyándose con la mano izquierda en un mueble y haciendo equilibrios con el lado derecho del cuerpo para poner el pie herido en el suelo el menor tiempo posible, le guiñó un ojo.


— N-no me merecía llamarme amigo s-si te hubiera de-dejado solo en una si-situación así, además… ¡L-lo que hiciste tú d-después fue aún más alucinante! ¡Y nos sal-salvó a todos! —Sus ojos brillaban de admiración al recordar como Jordan había usado aquella supertécnica que superaba en poder a todas las que había visto hasta el momento—. N-no tienes que a-a-agradecerme nada.


— Es bueno tener amigos hasta en el infierno, ¿eh? —respiró hondo—. Tu pie… ¿Ese moretón es por la patada que le diste al robot? —preguntó con preocupación.


— S-sí —su tono de voz era triste.


— ¿Se curará pronto?


— Si to-todo va bien en c-cinco días po-podré caminar sin ayuda.


— ¡Genial! —le revolvió el pelo con cariño para después girarse hacia Rhona, sintiéndose culpable por no haberle hecho caso en todo aquel rato—. ¿Qué tal todo?


— Bien. —Le sonrió con naturalidad antes de decir—: Es genial que vuelvas a estar como siempre.


— Gracias.


Se hizo un silencio incómodo.


— Por cierto, Jordan, he escuchado que la primera vez que te despertaste le dijiste a la agente Marge que Schiller sabía dónde estábamos, ¿es eso verdad?


El chico se puso pálido.


— ¿Ha pasado algo en todo el tiempo que llevo enfermo?


Ella frunció el ceño, nada a gusto con el cambio de tema.


— No.


— Lo que dije fue por culpa de las décimas —suspiró, evitando mirarla a la cara.


— ¿Seguro? —le fulminaba con la mirada.


— Seguro… Voy a echar a lavar las fundas, ¿me acompañáis? —cambió de tema de forma muy poco natural.


Dylan los observaba a ambos, consciente de lo que estaba pensando Rhona.


— Claro, ne-necesitas despejarte t-tras estar tanto tiempo en ca-cama. V-vamos a la la-lavandería y después t-tomemos un po-poco de aire fuera.


La chica fue por acto reflejo a ayudar a Dylan. No estaba de acuerdo con seguirle el juego a Jordan cuando era obvio que estaba escurriendo el bulto, pero sabía que si empezaba a acusarle con el dedo sin tener ni idea de qué podía ser lo que ocultaba no estaría haciendo nada útil.


Si era pertinente hablaría con el Servicio Secreto para que supieran que el antiguo capitán estaba actuando de forma sospechosa y que se hicieran ellos cargo de la situación.


**********


El patio no era muy grande, pero tenía el suficiente espacio como para que pudieran practicar individualmente —o dos personas juntas como mucho— con el balón sin verse limitados.


Dylan y Rhona se encontraban sentados en el césped, observando como Jordan daba unas patadas a la pelota y la hacía rebotar contra la pared.


— ¿C-cómo hiciste aquella t-técnica? ¿La habías es-estado p-practicando en se-secreto? —Dylan volvió a sacar el tema, con entusiasmo.


Jordan dejó escapar el esférico, que había vuelto a él tras rebotar, y se observó las palmas de las manos con expresión indescifrable.


— No lo sé. Pensé que nuestra única posibilidad de salir bien parados de allí era escapando para encontrarnos con el agente Taylor, y por eso tenía que teletransportarnos a todos hasta él. Así que cogí un fragmento de la piedra y me concentré en hacerlo…


— ¿Crees que podrás repetirlo sin el mineral? Podría ser una habilidad muy útil ahora que la Alius sabe que vamos tras las imitaciones del meteorito.


Se tomó un buen rato para responder y, por su cara, no parecía querer hablar más del tema.


— Chicos, yo…


— ¡Hasta que n-no lo in-intentes no sa-sabrás si eres c-capaz! —le animó Dylan al ver que estaba abatido.


— Tiene razón, concéntrate y prueba.


Jordan respiró hondo, dispuesto a hacer lo que sus compañeros le pedían pero sintiéndose incómodo al respecto.


Cerró los ojos y se concentró en su habitación, recordando todos los detalle de esta y viéndose a sí mismo en ella.


Volvió a mirar lo que tenía alrededor… para ver que no se había movido del sitio.


— ¿N-nada?


— No…


— Jordan, estás raro, ¿te ocurre algo?


Un sudor frío empezó a bajar por la espalda del chico de melena verde.


— Creo que aún sigo enfermo.


Dylan se incorporó poco a poco, apoyándose en la pared.


— ¿T-te notas c-con fiebre?


— No es eso, es que… —Los otros dos adolescentes no le metieron prisa para que siguiera hablando, permanecieron en silencio a la espera de que continuara—. Dejadme intentar otra técnica —dijo abruptamente, pasándose la lengua por los resecos labios.


— Vale.


Alzó el brazo poniendo la mano frente a él, la pose típica para ejecutar la supertécnica de Teleportación, pero nada ocurrió.


— ¿A qué estás jugando? Hazla.


— No puedo.


— ¿Có-cómo que n-no puedes? Eso sa-sale automáticamente.


— Eso es lo que os estoy diciendo, no noto nada… No me sale la supértecnica. —Ni siquiera él mismo parecía creerse lo que estaba diciendo.


Rhona se acercó a él y le agarró de los hombros, obligándole a mirarla a los ojos.


— Jordan, tranquilízate. Si además de estar débil por haberte recuperado hace poco te autosugestionas y pones nervioso no vas a conseguir hacerla.


Él respiró hondo.


— Está bien, volveré a intentarlo.


Pero ni poniendo en práctica el consejo de su compañera consiguió nada.


— Vamos. —Lo siguió intentando una y otra vez, poniéndose más histérico a cada nuevo intento fallido— ¡Vamos!


— Ya está bien —ordenó la potente voz del agente Marshall.


Los tres adolescentes buscaron al adulto con la mirada, encontrándolo asomado en una de las ventanas del segundo piso, observándolos.


— Agente… Sé lo que parece pero estoy seguro de que en cualquier momento me saldrá alguna técnica. —Se le notaba el nerviosismo al hablar, estaba mintiendo—. Tan solo déjeme seguir intentándolo.


— Olvídate del tema, es mejor que no te presiones.


— ¡Pero…!


— He dicho que no. —Su tono no admitía réplica—. Hemos llamado al resto de vuestros compañeros para que vayan al salón. Id ahora mismo y esperad hasta que vayamos.


— Está bien —contestó Rhona antes de que Jordan tuviera oportunidad alguna de rechistar.


El hombre asintió y volvió al interior, cerrando la ventana.


— Jordan… —Dylan cojeó hasta él.


— No pasa nada —sonrió con evidente dificultad—. No deberíamos hacer esperar a los demás, vamos ya.


Aunque el más tímido quería añadir algo más, acabó decidiéndose por no hacerlo. No se le ocurría nada que pudiera animarle de verdad, y tampoco quería desmotivarlo con tonterías.


Aceptó el hombro que le tendía su amigo y, los tres juntos, fueron al salón.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).