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Fábrica De Bebés por Liss83

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Las lágrimas de Ron no dejaban de caer. No podía ser. Le habían destrozado la vida solo por dinero. Viktor lo abrazo y espero que se calmara mientras le limpiaba las lágrimas.

 

 

 

-          Sé cómo sacarte de aquí – dijo Viktor en voz baja – pero tienes que confiar en mí. Hace semanas estoy a cargo de tu comida y has mejorado. Estoy completamente seguro que ni bien te pongas un pie fuera de este lugar recuperaras tu vida

-          Pedo ño van a dejanme inme – dijo Ron llorando

-          Por eso tienes que escapar, hermoso – dijo el enfermero

-          ¿onde?

-          Yo te voy a sacar de aquí, ¡Hoy mismo! – dijo Viktor – tú solo dime que quieres irte, y yo me hago cargo de todo. Antes que acabe el año volverás a ser tú mismo

-          Quedo – dijo Ron sonriendo emocionado y Viktor tomo su rostro para besarlo apasionadamente – Ño – dijo el pelirrojo – ño quedo. Ño me gutan loj ñiños. Pedon

-          No te preocupes – dijo Viktor más calmado – al menos podemos ser  amigos ¿No? – y Ron sonrió

 

 

 

Las horas pasaron lentamente para el pelirrojo. Las palabras del médico daban vuelta en su cabeza. ¡Blaise lo drogaba por órdenes de su propio padre! ¿Qué clase de monstruo eran? Tenía que ir a la policía y demostrar que era un hombre sano. Tal vez ni siquiera necesitaba meses como Viktor le había dicho, quizás con un par de días le bastarían para desintoxicarse de… de lo que sea que le hubiesen estado dando en el último año. Recuperaría su carrera. Su fortuna. ¡Su vida! Y entonces haría pagar a todos y cada uno de los que lo habían encerrado ahí. Su abogado. Su padre. Zabini. Draco, ¿acaso su amigo también estaba metido en eso? Lo dudaba. Malfoy era demasiado quisquilloso como para arriesgar su reputación de esa forma. Y entonces lo recordó.

 

 

 

Poco antes que empezara a enfermar, había entrado al cuerpo médico un nuevo preparador físico al equipo. Gilderoy Lockhart, un tipo reconocido por su ineficiencia pero muy amigo de Pius Thicknesse, presidente del club. Lockhart siempre estaba en los medios de farándulas con alguna nueva conquista. Sin embargo una semana después que el hombre había empezado a trabajar con ellos, él  había empezado a presentar los primeros síntomas de lo que sea que tuviese. ¿Y por qué  estaba casi seguro que Lockhart era responsable de todo lo que le pasaba? Simple, el entrenador físico había descubierto horas antes de su boda que él había sido el protagonista en la despedida de soltera de su prometida, la periodista de farándula Rita Skeeter.

Sobraba decir el escándalo que eso había producido en el medio, y la posición en la que Lookhart había quedado ante la opinión pública.

Definitivamente, Lookhart encabezaría su lista de venganza.

 

 

 

Un rayo de luna entraba por la ventana y le bañaba el rostro mientras desde su cama veía como la brisa de la noche movía suavemente la cortina de su ventana. Aun escuchaba a Blaise tirando el pañal que le acababa de quitar. Los usaba por simple protección ya y era algo de lo que se sentía sumamente orgulloso, pero entonces lo recordó. Todo era por la droga que le daban

 

 

 

-          Muy bien, ya todo está en orden – dijo  el médico saliendo del baño mientras se secaba las manos – ¿tienes sueño? – pregunto subiéndose a la cama y sentándose a la altura de la cabecera – ¿quieres ver televisión?

-          ¿Podemo ve Chi Ei E? – dijo Ron

-          CSE es un programa muy violento – dijo Blaise levantándolo y acomodándolo sobre sus piernas

-          Pedo yo ño soy un bebe de vedad – dijo Ron mirándolo fijamente – yo che que chodo e mentida

-          Claro, perdóname. No quise – dijo el psiquiatra sonriendo apenado – a veces olvido que… – y Ron por un momento no supo definir que ocultaba realmente la mirada penetrante del moreno, pero algo le decía que era mucho peor de lo que él alcanzaba a imaginar

 

 

 

Bostezo  cerca del final del capítulo y cerró los ojos. Casi al instante sintió un beso suave en su frente y como Blaise lo aferraba entre sus brazos. Una caricia suave en su mejilla fue acompañada de un casi imperceptible “Te prometo que estarás bien a pesar de…” Sonó un mensaje en su celular. Sintió como el medico tomaba su celular y luego tecleaba. Se movió en la cama y lo acostó sobre las sabanas. Se levantó y lo arropo antes de salir de la habitación. Ron se quedó inmóvil escuchando todo a su alrededor, cuando estuvo seguro que estaba solo abrió los ojos y exhalo. Rogaba al cielo que Viktor no demorase. Ya no podía esperar para volver a ser el mismo

 

 

 

El refrán dice que quien espera desespera, y es por eso que lo diez minutos que pasaron entre la salida de Zabini de la habitación y que la puerta se volviese abrir le parecieron a Ronald Weasley no una, sino dos eternidades. Por instinto cerró los ojos y regularizo du pulso, justo de escuchar:

 

 

 

-          Ronald despierta – susurro Viktor – tenemos que irnos antes que el doctor Zabini regrese

-          ¡Viñishte! – dijo el pelirrojo emocionado

-          Por supuesto que vine hermoso – dijo el enfermero – te prometí que hoy te irías de aquí y te lo voy a cumplir. Vamos

 

 

 

Ron vio asombrado el carro gigante que su amigo había traído y como sacaba sabanas sucias que tiraba al piso.  No entendía nada, hasta que Viktor se acercó a la cama y con cuidado lo tomo en brazos y lo coloco dentro del vehículo, fue donde entendió lo que harían.

Tal como lo supuso, el hombre colocó nuevamente las sabanas sobre él cubriéndolo completamente. Segundos después sintió como el carro se empezaba mover. Por fin estaba a un paso de la libertad

 

 

 

No podía dejar de sonreír escondido mientras sentía como doblaban en varias direcciones ante de salir a lo que debía ser la parte trasera del edificio porque sentía la brisa fresca. Avanzaron por varios minutos hasta que se detuvieron

 

 

 

-          Ron – dijo Viktor quitándole las sabanas – tienes que bajarte – y lo ayudo hacerlo – escúchame apóyate en la pared y llega hasta la puerta que esta al final del pasillo. Esta es la llave – y la clocó en la palma de la mano del pelirrojo – yo tengo que ir por acá – y señalo hacia su izquierda – te esperare afuera en una camioneta negra de vidrios oscuros. Apóyate en la baranda. Tus piernas aún están débiles pero soportaran tu peso. Suerte – y corrió por otro pasillo

 

 

 

Ron lo vio mudo perderse en la oscuridad. Respiro hondo, y como un atleta que fija su vista en la meta dispuesto a dejarlo todo sobre la pista, miro la puerta y colocándose la llave en la boca gateo hasta la puerta. Se sentía tonto, porque él era adulto y no debería comportarse así. Pero si era el precio a pagar, que así fuese. Con esfuerzo sobre humano arrastro la palma de la mano derecha hacia adelante junto con la rodilla del mismo lado y luego las del izquierdo.  Respiro hondo nuevamente y movió nuevamente la palma y la rodilla derecha hacia adelante y luego el izquierdo. Dolía cada tranco pero a la vez quería ponerse de pie y correr, atravesar ya esa puerta.

Fueron cinco largo minutos lo que le demoró atravesar el pasillo de apenas diez pasos, pero cuando por fin llego, apoyándose en la pared se puso de pie con mano temblorosa metió la llave en la cerradura y giro hacia la izquierda. Casi saltó de emoción cuando después de una vuelta la puerta hizo clic

Sus lágrimas cayeron a raudales cuando abrió la puerta y lo primero que sintió fueron los brazos de Viktor que lo cargo para llevarlo lo más de prisa posible hacia la camioneta

 

 

 

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Sentado tras su escritorio bebía su copa mirando las cámaras de seguridad veía como Ron se arrastraba por el pasillo. No pudo evitar sonreír mientras su mano libre bajaba a su entrepierna

 

 

 

-          Mi niño hermoso – susurró cerrando los ojos – ya casi estas en casa – y ahogo un gemido cuando llamaron a la puerta

-          Señor – dijo la voz del otro lado de la puerta – tenemos un problema

 

 

 

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Cerró los ojos sonriendo sintiendo el viento romper sobre su cara mientras viajaban en la movilidad con él intentando tranquilizar su alocado corazón. Viktor sonreía en silencio mientras conducía. Era increíble lo profundo que habían trastornado al futbolista en ese hospital. Casi parecía realmente un niño haciendo una travesura.

 

 

 

-          Tenemosh que i a la podishia – dijo Ron después de un rato

-          Primero tienes que comer algo – dijo Viktor buscando en la guantera – toma, te traje esto. Es blando por tus…

-          Gasha – dijo Ron tomándolo

 

 

 

Cuando salían de la ciudad le sueño venció, después de que Viktor le explicara que no se preocupara, ya que entre el esfuerzo realizado y su horario de sueño alterado, era normal su cansancio, se dejó llevar al mundo de Morfeo

 

 

 

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Se movió sonriendo sin abrir los ojos e instintivamente succionó. Se sentía a gusto. El ambiente  era agradable y el colchón blando. El aroma de talco inundaba sus fosas nasales y la nana a lo lejos lo invitaba a seguir durmiendo.

Escucho que una puerta se abría y unos pasos acercarse. Sintió una caricia suave en su mejilla y un perfume masculino. Era un Tom Felton. Sabía que lo conocía pero no recordaba de donde, pero lo tranquilizaba. Hecho sus brazos hacia atrás y estiro los músculos sin dejar de succionar. Al mover  las piernas sintió algo húmedo en sus genitales que lo despertó de golpe.

 

 

 


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