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Fábrica De Bebés por Liss83

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En algún momento se había quedado dormido, pero no supo cuánto tiempo había pasado. Un estremecimiento en sus piernas y el dolor en la zona de su abdomen fue lo que lo despertó. Escucho la risa de personas no muy lejos y sintió como su cuerpo se estremecía

 

 

 

-          Muy interesante – dijo una voz mientras todo alrededor de Ron estallaba a colores. ¡Estaba teniendo un orgasmo!

-          Draco me dijo que están pensando en dar el paso definitivo – dijo la voz de un hombre  que Ronald no pudo reconocer perdido en la bruma de placer como estaba, el cual se multiplicaba debido a la manera en como su plugin se movía suavemente en su trasero

-          La verdad es que lo hemos hablado pero no estamos seguros – dijo Blaise – ya ves  lo linda que se ve con su vestidito, pero a mí me gusta que sea niño

-          En cambio yo – dijo Draco – desde que vi a Ron por primera vez supe que tenía alma de niña. Po hecho e da pequeña Dou de mama ¿no? – y le acaricio los muslos

-          Lo bueno es que ustedes no gastan en ese tipo de operaciones – dijo una nueva voz mientras él se volvía a hundir en un sueño, ahora post orgásmico preguntándose ¿Quién se iba a operar y de qué?

 

 

 

Habían pasado varios días desde su cumpleaños ¿o era pseudo? Ya no sabía ni en qué día de la semana vivía, menos el mes, solo que al día siguiente “papá” se iba de viaje, y “mamá” le había dicho que esa noche debían “darle amor a papi” para que no los extrañase mucho. Amor. Era una palabra bastante utilizada en esa… Fábrica De Bebés, como todos llamaban e ese lugar. Pero la verdad era que ese sentimiento era lo único que no existía allí.

 

 

 

Como parte de “su desarrollo normal”, habían decidido que empezaría a gatear y a practicar con el andador cuando Blaise o Draco estuviesen cerca, aunque todo lo demás continuaría inamovible en su rutina.

Ese día mientras gateaba en el jardín había escuchado que llegaría el nuevo envió de dos mujeres y cinco hombres proveniente de Nueva York, Rio de Janeiro y Tokio. Ronald nunca había sabido si seguía dentro del territorio británico aun, pero algo era cierto, Blaise y Draco habían internacionalizado su negocio a niveles insospechado. Incluso había visto que gente árabe los habían visitado para cerrar negocios con sus “padres”.

Alguna vez le había preguntado a Blaise porque algunas de esa personas preferían pagar por un adulto que se comportara como niño, que adoptar a uno real.

 

 

 

***FLASHBACK***

 

 

 

-          No es algo que me enorgullezca mucho – había dicho Blaise quitándole el pañal sucio y limpiándoles sus partes, ahora ya no tan privadas – pero alrededor del mundo existen lugares donde las personas pagan por estar con bebes, y para no tener problemas legales, los dueños de esos sitios han optado por tener “bebes adultos”. Muchos creen que no hay mucha diferencia si el bebé está bien entrenado y cuando la policía aparece se le presenta un contrato de trabajo firmado entre el dueño del local y “el bebé”. Así que todo es legal

-          ¿y tomo hachen pa que dos bebes finmen, papi? – pregunto Ron

-          Bueno – dijo Blaise mirándolo fijamente – eso… hay muchas maneras, pero normalmente lo hacen creyendo que es un trabajo que los sacara del callejón donde duermen, con hambre y frio. Cuando ya son bebes y los llevan a las casas donde sus posibles papis jugaran con ellos, el dueño le pone fecha al contrato y así todo es legal – y se agacho para mordisquearle el vientre causándole cosquillas que derivaron que carcajadas – ¿mi mosho bebe quede juga con papi mienta mama lleda? ¿quede? ¿quede?

 

 

 

Los dientes se deslizaron debajo del mameluco, mientras Blaise le colocaba el chupón en la boca y deslizaba sus dedos por su entrepierna hasta llegar a sus glúteos llenos de crema para rozaduras. Ron apretó los ojos y se concentró en succionar su chupón. No quería pensar en que estaba a punto de jugar con su papá al “vaquerito”

 

 

 

***FLASHBACK***

 

 

 

-          Ronald ¿dónde estás? – escuchó la voz de Draco no muy lejos – amor...

-          Señor – dijo una mujer que no alcanzo a ver desde los arbustos  donde estaba oculto – acaba de llegar el cargamento que envió Umbridge.

-          Lo olvide por completo – dijo Draco justo cuando uno de los carrito en los que transportaban la basura se detuvo a su lado – busca a mi hijo y tráelo a mi oficina, ya es hora de su biberón

-          Si señor – dijo alguien y se escucharon pasos alejarse

 

 

 

Ron salió de su escondite en cuanto sintió que la pareja se había alejado y gateo hacia el carrito y apoyándose en este se puso de pie inclinándose hacia el interior del mismo. Tal como lo supuso, perdió el equilibrio y cayó dentro. Sus movimientos eran torpes, y el olor insoportable pero logro gatear hasta el fondo del contenedor de basura. Como pudo se cubrió entero con bolsas de deshecho y cerró los ojos, rogando a quien sea que lo escuchase que no notasen su ausencia hasta que fuese demasiado tarde.

Minutos más tarde sintió más bolsa caer sobre él, y luego un grito de hombre que decía “Vámonos”. El motor del vehículo se prendió, y oeste se puso en movimiento sin más sobresaltos. Ronald Weasley no pudo evitar llorar en silencio cuando sintió que abandonaban el lugar. No sabía dónde estaba exactamente, pero una cosas estaba decida, en cuanto saliera de entre esa basura, el primer lugar que pisaría sería una comisaria

 

 

 

________________

 

 

 

Blaise Zabini había crecido dentro de una familia pudiente, pero totalmente carente de amor. Las únicas muestras de cariño las había recibido de su nana, pero su madre la había corrido cuando tenía siete años al encontrarla haciéndole una caricia e su cabello el día de su cumpleaños. Hijo único, fue educado en un internado dirigido por sacerdotes que de amorosos no tenían nada. Estudiante excepcional gano una beca para asistir a Cambridge donde estudiaría psiquiatría.

Fue en su cuarto año en ese lugar donde conoció al que sería el símbolo de su libertad. Draco Malfoy pertenecía al igual que él a una de las familias más pudientes del Reino Unido, pero poco le importaba. Era irreverente, arriesgado, por sobre todo, abierta y absolutamente gay. La primera vez se habían cruzado en la cafetería y Blaise había sonreído cuando el rubio de ojos grises le había guiñado el  ojo a su paso y le había dicho fuerte y claro “Edificio cuatro norte, tercer piso, habitación 417. No necesitas tocar” y mordiéndose el labio se había alejado con un porte digno de un Zabini

¡Y vaya que había sido digno! Esa noche por poco y los expulsan debido a los gritos descontrolados que Draco daba mientras él lo poseía de la manera más salvaje posible. Ese había sido el inicio de una relación que lo llevaría a buscar de la mas manera más singular lo más grande que, según Draco, un hombre podía tener, un hijo con la persona que se amaba.

 

 

 

Sin embargo, todas las puertas se le cerraron cuando quisieron adoptar un niño. No importaba lo que hicieran ni con quien hablasen, les negaban la posibilidad de ser padres. Fue entonces cuando se le ocurrió.

En el mundo existían muchos seres que darían lo que fuese por cambiar su pasado. Por volver a ser niños y ser amados y protegidos por sus padres y a la vez disfrutar de los placeres de ser adulto. Pero como todo en la vida, todo tiene su contraparte. En ese mismo mundo también existían seres como Draco y como él que querían ser padres pero se excitaban viendo un pañal, aunque ninguno lo quería usar, y estar así con un niño estaba fuera de discusión

Pero… ¿Y si se pudiese combinar todas las cosas? ¿Tener un hijo con quien disfrutar los placeres del sexo y a la vez poder darle una oportunidad a alguien que quisiese empezar realmente de cero? Había sido así que había nacido la idea de una Fábrica de Bebes. Un lugar donde gente adinerada pagase por tener entre sus brazos personas comportándose como bebes que cumplieran absolutamente todas sus fantasías en cualquier sentido dentro y fuera de una cama y no tuviesen riesgo de ser extorsionados más adelante

 

 

 

Una de las cosas más divertidas de manejar un lugar como aquel, era tener a su entera disposición hombres y mujeres que se comportasen como niños y verlos perderse en los mares del placer gracias a sus atenciones. Pero Draco y él no querían a cualquiera como hijo suyo, tenía que ser especial. Alguien herido tan profundamente que no los aceptase de buenas a primera. Querían a alguien que se ganase el derecho a ser hijo suyo.

 

 

 

La búsqueda había sido larga, pero había valido la pena. Tras diez años convirtiendo gente sin futuro en niños sin memoria que serían solo juguetes de millonarios, Draco y él habían encontrado al ideal para ser su pequeño. Ronald Weasley cumplía con todos los requisitos. Un chico sin   madre, con un padre que solo veía un cheque mensual en él, y una necesidad desmedida de llamar la atención. Él sería su bebé

No había sido fácil entrar a su círculo, pero Draco lo había logrado, y una vez allí, le había suministrado pequeñas dosis diarias de una droga que alteraba las funciones psicomotriz de la persona, haciéndola perder paulatinamente sus facultades, convirtiéndola en algo muy similar a un bebe. Él en persona había arreglado la entrada de Ron en el hospital donde Blaise trabajaba, el resto era historia. Una donde por fin tenían la familia que toda la vida había soñado

Sin embargo en cuestión de minutos, todo cambio

 

 

 

Revisaba unos papeles cuando su celular sonó, su sonrisa apareció al ver el número que le escribió, pero en cuanto abrió el aparato su alegría se desvaneció. El SMS era simple pero a la vez significaba el fin de todo: “mi bebe se fue”

 

 

 

 


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