Trascendentales
-Dile a tus compañeros que pasen, no es muy educado dejarlos esperando afuera- Law asintió, llamó a sus amigos y continuó
-Él ha incluido personal bastante… particular en sus filas, por supuesto tienen una muy dudosa reputación. Por ejemplo Shiliew, un ex soldado que estuvo prisionero en Impel Down por varios años y ahora es su jefe de guardia, además de tener subordinados de villas pertenecientes a las afueras del reino, como los soldados de BIG. Teach ha estado ayudando a criminales y se ha sabido que incluso en el reinado de Newgate ya le ocultaba cosas al emperador, no anunciaba las peticiones de los pobladores, mantenía informes falsos y afuera decía que Shirohige no tenía ganas de lidiar con los asuntos del reino. Por eso la calidad de vida iba desmejorando y con eso el rencor de la gente. Otro asunto que tal vez le interese es la historia de Portgas D. Ace
-Alrededor suyo existen muchos rumores, pero déjame decirte que conozco a ese muchacho y nada de eso podría ser cierto
-Estoy consciente, el comandante Thatch no murió por su culpa, esa era sólo la coartada del en ese entonces Daimyo para encubrir al verdadero asesino y Portgas, que representaba una amenaza para él, fue quien cargó con la culpa. Así logró sacarlo del camino y ahora puños de fuego está con ustedes ¿No es así señor Dragon?- culminó la frase con una sonrisa casi imperceptible y el revolucionario alzó una ceja
-¿Puedo preguntar de dónde sacaste esa información?
-Detrás de la fachada de paz que guardaba Hachinosu hasta hace poco, existían ya criminales de los que nadie, ni siquiera el rey, conocía su existencia, y éstos criminales tienen su propio rey a quien llaman Joker. La información en ese mundo se filtra y se expande muy rápidamente, aunque eso es porque yo soy el informante. Pero no se preocupe, lo de Ace no lo he notificado
-¿Y esperas que confíe en ti cuando me acabas de decir que eres el informante?
-Más que confianza, busco un beneficio
El revolucionario lo meditó unos segundos antes de continuar -No parece que mientas, pero te tendremos vigilado
-No tengo ningún problema
Dragon apoyó su barbilla en la parte frontal de sus dedos y miró más fijamente a su visitante -El bajo mundo... así que vienes de ahí ¿Por qué te interesa venir a mí ahora? No es muy común que alguien involucrado en ese negocio quiera aliarse con la armada revolucionaria, eso podría perjudicarle
-Digamos que si estaba involucrado en los asuntos de Joker, era en contra de mi voluntad- Dragon iba a responder, pero fue interrumpido por una voz muy familiar
-¡Hola papá!- casi gritó el intruso abriendo la puerta de par en par y pasando con total confianza
-Luffy ¿Qué tal estás, hijo?
-Bien, estaba visitando a Robin
-Ya veo, qué gusto
El recién llegado entonces miró al otro individuo en la habitación, incluso si no había notado a los que estaban en una esquina. Era un joven mayor que él, se veía mortalmente serio y tenía tatuajes en todo su cuerpo
-Hola, me llamo Luffy, me gustan tus tatuajes ¿Cuál es tu nombre? ¿Eres amigo de mi padre?
Trafalgar se mantuvo callado. La alegría del otro le causó un ligero desconcierto. Miró a Dragon y resolvió hablar -Trafalgar Law
-Tu nombre es muy difícil, te llamaré Torao- Y Law miró de nuevo a Dragon, que lo ignoró olímpicamente
-Luffy ¿Podrías ir a saludar a Ace y a Sabo? Acaban de volver y estoy seguro de que quieren verte, yo tengo unos asuntos que atender aquí-
-¿Ace y Sabo volvieron?, Geniaaal ¡Aceee! ¡Sabooo!
Law miraba fijamente la puerta por donde el hijo de Dragon se había marchado -¿Y normalmente permite que su hijo entre gritando a los cuatro vientos que usted es su padre? Tenía entendido que lo ocultaba
-Bueno…- respondió el mayor rascándose la cabeza -Luffy no es precisamente fácil de controlar, pero de alguna manera ha funcionado
-Yo ya lo sabía
-Pude notarlo, pero supongo que eso tampoco lo has mencionado allá en el bajo mundo
-Revelo lo mínimo
-Gracias… Bueno, he de confesar que estoy bastante sorprendido, no preguntaré tus motivos para aliarte con nosotros, pero sé que con la información que manejas nos puedes ser muy útil. No me vas a traicionar ¿Cierto?
-No
El hombre sonrió, algo le decía que podía confiar en el mocoso, así que obedeció a su instinto y aceptó la alianza
-Una última cosa, señor Dragon
-¿De qué se trata?
-Marshall D. Teach fue quien asesinó a Edward Newgate
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(1 semana después)
-¡Zoro! ¿Por qué no viniste con Sanji?
-¿Ehh? No sabía que tenía que traerlo
-La próxima vez vienes con Sanji ¿Él es tu amigo, no? Y ahora también es mi amigo ¿Cierto?
-Pues no lo sé, eso creo
-Bueno, no importa, te quiero presentar a alguien, ven conmigo
Por primera vez, Zoro iría a un lugar fuera del restaurante con Luffy. Se acercaba a lo que parecía una fortaleza, le pareció extraño pero siguió su camino. Dieron la vuelta por un pequeño bosque hasta llegar a un claro que realmente no estaba muy alejado y Luffy tocó la puerta en una pequeña cabaña donde abrió una hermosa mujer de cabello negro
-Hola, Luffy ¿Qué te trae por acá?- sonrió
-Robin, te quiero presentar a un amigo, él es Zoro
Robin lo reconoció al instante ¿Qué hacía el hijo de Dracule Mihawk con Luffy? ¿Sabría él que ellos pertenecían a la armada revolucionaria? ¿Sería el clan Roronoa amigo o enemigo? Le sonrió amablemente y se presentó
-Es un gusto, Zoro- Él la miraba extrañado -Adelante, pasen ¿Y dónde se conocieron?
-Zoro estaba perdido cerca del Baratie y yo lo llevé a comer
-Oe…- Le dio un codazo. Ese idiota de Luffy ¿Por qué tenía que mencionar que estaba perdido?
-Ya veo- Robin se rió sutilmente y les invitó a sentarse. La anfitriona causaba una sensación de tranquilidad y a la vez de intriga. Zoro no sabía si confiar en ella o largarse ya mismo de ese lugar, siempre había sido muy precavido, pero era amiga de Luffy así que se quedó. Mientras tanto Robin, con su afable sonrisa, se preguntaba a sí misma porqué aquel jovencito andaba como si nada cerca de la base de los revolucionarios. Luego lo consultaría con Dragon.
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(1 mes más tarde)
Tres de los nuevos refugiados solo sabían causar problemas, y es que un grupo conformado por un niño revoltoso, un anciano bromista y un adolescente exageradamente dramático no era algo muy común, de igual forma eran muy graciosos y cada uno le daba vida al ambiente a su manera. Usopp contaba historias fascinantes a los demás, que gozaban al máximo el talento para actuar de éste y lo entretenido de sus narraciones. El anciano, que se hacía llamar Brook, era un músico excepcional y ponía a todos a bailar y a cantar. Finalmente Chopper, que era lo más tierno que había cruzado la puerta de los Roronoa, no había tardado en demostrar sus conocimientos médicos sorprendentes para un niño de su edad, incluso para cualquier persona de cualquier edad.
No muy lejos de la algarabía estaban Zoro y Sanji, poniendo a prueba sus habilidades de combate en una amplia habitación destinada para entrenamientos. Ambos estaban ya completamente acostumbrados a los movimientos del otro, por lo que hablar mientras se defendían y atacaban era casi natural
-¿Qué es lo que te ha impulsado a traer este puñado de gente?- cuestionó Zoro mientras cortaba el aire con sus tres katanas- además ¿Cómo convenciste a mi padre?
-En realidad no fue difícil- esquivó un espadazo–parecía darle bastante igual, y lo hice porque después de que Marshall se convirtiera en el emperador, se arruinaron muchas personas, no podía ignorarlos
-Quién diría que el cocinero de cuarta resultaría ser una buena persona
-No digas mentiras, marimo, en el fondo también te alegras de poder ayudarlos. Te he visto reírte con sus idioteces- replicó Sanji pausando sus movimientos un momento
Zoro estaba expectante al insulto de vuelta, pero no a un halago, sintió sus mejillas arder así que decidió mirar hacia cualquier punto de la habitación para ocultarlo –Cállate, idiota- Y Sanji se dio cuenta de lo que acababa de decir. Se hubiese avergonzado de no ser porque vio al otro avergonzarse primero
-Estoy en lo correcto ¿Cierto?
-Tsk, cierra la boca y continúa- Sanji le lanzó un golpe mientras sonreía, había tomado un gran gusto por esos entrenamientos
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(Días después)
-No seas tonto Usopp ¿Quién te creería semejante tontería?
-¡¡Geniaaaaal!!- gritaba el niño al que le brillaban los ojos totalmente emocionado
-Yohohoho, parece que Chopper-san sí le creyó, Nami-San
-¡¡Wooooo Sanjiii, ven con nosotros!!
-Usopp-San ¿eres cercano a Sanji-san?- preguntó Brook con asombro mientras veía al heredero del clan acercarse
-Por supuesto, somos grandes amigos- alardeó poniéndose las manos en la cintura en ademán de triunfo
-¡Mellorineeee! esto es obra del destino, la vida requería que os suplicara una disculpa y heme aquí, un holgazán lamentando infinitamente haberos incomodado antes. No merezco perdón alguno, pero os suplico, no me neguéis lo maravilloso de vuestra presencia- chillaba Sanji mientras tomaba delicadamente la mano de la jovencita
-Ejem… No importa, Sanji-kun, pero no lo vuelvas a hacer ¿entendido?
-¡Por supuesto Nami Swaaaan!- Y luego de idolatrar a Nami un rato, los cinco tuvieron una charla bastante amena. Estaban tan entretenidos en su pequeña reunión que no notaron el momento en el que otra persona se acercó hasta permanecer a unos cuantos centímetros a espaldas de Sanji
-Hey, cejas de Sushi, ven conmigo
Inmediatamente después de escuchar al marimo hablar, Sanji sonrió, luego se dio cuenta de que no debería estar tan feliz, si solo era el musgo. Se dio la vuelta para encararlo, pero éste ya se había ido “Estúpido marimo, ni siquiera esperó a que le respondiera” igualmente Sanji se despidió y lo siguió
-¿En serio tengo que estarte guiando a donde quiera que vayas?- se burló al haberlo alcanzado
-Cállate, idiota, Luffy me pidió que fuera contigo
-Ohh, ya veo- se desilusionó un poco, pero igual siguió, lo que no podría saber es que su acompañante lo había notado y lo miraba de reojo
-Además me daba pereza ir solo- agregó el peli verde sin mucho entusiasmo y la sonrisa arrogante del cocinero regresó
-Acéptalo, no puedes vivir sin mí
-Ya quisieras ¿Quién va a querer estar con un pervertido cejas de sushi?- alegó, y Sanji soltó una carcajada. Zoro frunció el ceño, mejor se quedó callado y siguió caminando, pero su corazón se detuvo por unos segundos cuando vio a Sanji reírse de aquella manera. Últimamente sonreía más, pero ese no era el problema, sino que cuando lo hacía, Zoro no podía quitarle los ojos de encima. Lo miró embobado y cuando el otro se calmó, desvió su vista y se reprendió mentalmente “¿Pero qué mierda me pasa?” y empezó a caminar más rápido.