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EL BEBÉ INESPERADO DEL SEDUCTOR MULTIMILLONARIO por cyntia

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El vacío en los ojos de Naru le impactó. Él se apartó de Naru, mirándole a la cara al tiempo que le colocaba el corpiño del vestido para cubrirle el pecho, y miró fijamente a la pared. Entonces contempló boquiabierto su perfil.

Embarazado. Un bebé. Se sentó confundido y completamente disperso, pero Naru se las arregló para parecer estar falto de emociones. Entonces, solo porque él no sabía qué decir ni cómo se suponía que debía sentirse y porque hacía un momento estaba apretando provocativamente su miembro entre sus piernas y al instante había recibido  la noticia más inesperada, dijo las primeras palabras racionales que pudo asumir de su frialdad y de su indiferencia ante esa situación.

—¿Estás pensando en abortar?

Naru giró la cabeza hacia él y negó con la cabeza.

—Ni se me ha pasado por la cabeza.

Sasuke miró la alfombra, después lo miró a la cara y sintió la ráfaga de dolor y arrepentimiento.

—Mis padres me abandonaron cuando era un bebé. No puedo hacerle eso a mi propio hijo.

A él le dio un pinchazo en el pecho, suspiró y de repente ya no estaba confundido. No se sentía desconcertado ni agobiado por una situación que no podía controlar. El pánico cesó hasta quedar fascinado.

Él sabía que Naru tenía algo único, pero no sabía que era algo tan importante y esencial que lo convertía en la persona que era hoy. Él deslizó el brazo sobre sus hombros y le impresionó la tensión que había entre ellos. Sasuke se acercó, acercándolo en su estado rígido sobre su hombro, pero Naru no le dejaba.

—Creo que es hora de que te vayas —dijo Naru con voz áspera. Él frunció el ceño.

—¿Por qué?

—Porque esto no es lo que esperabas. —Naru habló con voz robótica mirando fijamente a la pared. Estaba inmóvil. Como si se fuera a romper en mil pedazos si lo miraba, si se movía o si respiraba.

La forma en la que Naru hablaba, la forma en la que se había quedado inmóvil, la forma en la que parecía haber perdido toda la calidez lo aterrorizaban. Como si estuviera preparándose para la batalla y no quisiera sentir nada. Él lo agarró por los hombros y lo acercó a la fuerza. Su obstinación no iba con él.

Naru le miró a los ojos porque no tenía opción, armándose de valor para enfrentarse a la furia que había en ellos.

—No voy a ir a ninguna parte. Y esto no se ha acabado entre nosotros. Puedo tomar mis propias decisiones, Naruto, como he hecho durante los últimos treinta años. Si necesito tu opinión para cambiar eso, te lo haré saber.

Naru parpadeó rápidamente cuando la humedad le anegó los ojos.

—Te estoy dando una salida teme.

Entonces se dio cuenta. Él suavizó las manos sobre los hombros de Naru y los deslizó por su cuello.

—No quiero una salida, dobe. No si eso significa que te deje solo para lidiar con esto por ti mismo.

Una bocanada de aire se le escapó por los labios entreabiertos, le temblaron los hombros y se le derramaron las lágrimas. Naru parecía aturdido cuando él presionó los labios sobre sus lágrimas antes de deslizar los pulgares sobre sus mejillas.

—¿Es por esto por lo que no contestabas mis llamadas?

—No tienes que ser parte de esto. Puedo hacer esto yo solo —argumentó de nuevo con un tono fuerte cargado de reticencia.

—Naruto… —dijo él suavemente—. ¿Es por esto por lo que no contestabas mis llamadas?

Naru desvió la mirada.

—Sí.

Él suspiró, se levantó del sofá y se sentó de piernas cruzadas sobre la alfombra, inclinando la cabeza hacia atrás para mirarlo.

—Vale. Entonces… —empezó él, respirando hondo—. Si digo algo muy estúpido, perdóname porque estoy impactado.

Naru asintió en respuesta, y él continuó.

—Ehh… Estoy intentando entender esto… ¿No quieres que esté cerca? Naruto hizo una mueca de dolor.

—¡Pues claro que sí! Pero no se trata de lo que yo quiera. Se trata de ti. Por supuesto que no tienes que estar cerca.

—Pero quiero estar cerca.

Naru hizo una pausa y frunció el ceño mientras lo miraba confundido, como si fuera incapaz de creer que él todavía estuviera allí y no se hubiera enfadado por la situación.

En cambio se estaba poniendo cómodo, por fin se aflojó la corbata y se remangó las mangas de la camisa.

—Eso es… sorprendente dijo naru. Él le cogió la mano.

—Vale. ¿O sea que estás embarazado? ¿Estás seguro de que estás embarazado?

—Cien por cien.

Él asintió y la cabeza le dio vueltas. Miró a Naru y después al vestido.

—Ahora sé sincero y dime por qué te has arreglado. ¿Adónde pensabas ir esta noche?

Naruto encogió los hombros.

—No me había duchado en dos días y ni siquiera me había lavado la cara porque he estado tumbado llorando por lo que ha pasado. —Se le rompió la voz y agitó la cabeza con vergüenza—. Así que quería lavarme y arreglarme para mí mismo.

 Incapaz de soportar la distancia física entre ellos por más tiempo, sasuke le puso la cara sobre su pecho y lo arrastró del sofá para ponerlo sobre su regazo, donde lo abrazó con fuerza.

—Siento no haber estado aquí —dijo él furioso consigo mismo e inhalando profundamente. Con las manos le acarició los hombros y los brazos y lo besó en la cabeza—. Debes de estar muy asustado.

***

—Lo estaba —susurró Naru. Aunque su subconsciente le decía que no confiara en las palabras de él, que no sacara conclusiones, relajó sus temores. Este hombre grande e intimidante sabría qué hacer. Por una vez Naru no tenía que preocuparse. Podía dejar que él se encargara de todo. Pero, ¿por qué quería quedarse? Sin duda, era un hombre increíblemente dulce que siempre se preocupaba, lo halagaba y lo hacía sentir especial. Pero, aun así, no era un hombre que quisiera tener hijos. Era demasiado desafiante e invencible como para tener esos deseos de mortal.

—Me deberías haber llamado en el momento en que lo supiste, podríamos habernos preocupado por ello juntos.

Naruto combatió la horrible urgencia que le pedía derrumbarse en sus brazos, llorar, gritar y decirle cómo se sentía.

—Pero no tenía nada que ver contigo. No tenías que sentirte atado por esto. Él se apartó y lo miró boquiabierto.

—¿Qué quieres decir con que no tenía que estar atado? Naru encogió los hombros y evitó su mirada colérica.

Él le agarró la barbilla con suavidad, pero su voz seguía teniendo el mismo tono enfadado cuando él lo obligó a mirarlo a los ojos.

—Escúchame, Naruto Namikaze. No se me ha pasado por la cabeza ni por un momento el no querer ser parte de la vida de este bebé. ¿Sabes por qué?

—¿Por qué?

—Porque no es solo tuyo. Es tan mío como tuyo. Y sería de gran ayuda que no lo olvidaras otra vez —finalizó él con delicadeza.

Naruto agitó la cabeza luchando por mantener su sensatez.

—¿Por qué te estás comportando así? —Naru se liberó de su regazo y se levantó—.

No te quiero cerca, ¿vale? Es mejor que te vayas ahora a que te vayas más tarde. En serio. Esto no es un juego de niños. No has tenido tiempo para pensarlo, así que te estoy dando una vía de escape de todo esto.

—No voy a ir a ninguna parte —dijo él con calma.

Naru lo miró mientras sasuke se ponía de pie y lo miraba desde arriba.

—¿Sabes qué? Estar embarazado quiere decir que estaré loco por las hormonas y que vomitaré en tus zapatos de Valentino y en tu limusina. Te echarás atrás en segundos.

Él frunció el ceño.

—Espera un momento. ¿Estabas…? ¿Ya sabías que estabas embarazado cuando nos vimos la última vez?

Naruto negó con la cabeza.

—No lo sabía. Solo me sentía enfermo y muy mal, y pensé que iba a estropear el interior de tu limusina de un trillón de dólares.

Él exhaló bruscamente.

—¿Tú sabes lo preocupado que estaba cuando te negaste a hablarme en el camino de vuelta después de nuestra cita?

Naru levantó las manos con desesperación.

—Solo quería salir de ese coche lo antes posible. Sasuke se rio brevemente.

—Vaya. Creía que había dicho algo o hecho algo y que me odiabas. Naru entrecerró los ojos.

—No te odio. No puedo odiarte. Es… es increíblemente difícil… no sentirme atraído por ti.

Él sonrió de forma juguetona.

—Gracias. Para mí también es... increíblemente difícil no sentirme atraído por ti. Naruto rio por primera vez en días.

—Esto es ridículo. Casi no nos conocemos y ahora pasa esto. —Naru se puso la mano sobre el abdomen sin pensar.

Él bajó la mirada a sus manos y se acercó, cubriéndole la tripa con sus enormes palmas. Naru se mordió el labio por dentro y giró la cabeza hacia otro lado cuando la culpa casi le hizo doblarse.

—No quiero que te preocupes por mí. Él le levantó la cara cuidadosamente.

—Quiero preocuparme por ti. —Él deslizó las manos alrededor de su cintura y enroscó los brazos alrededor de Naru, inhalando con fuerza cuando sus senos en desarrollo por la maternidad le presionaron el pecho.

—De todas formas, ya me estoy acostumbrando. Me has tenido muy preocupado los últimos dos días al no contestar mis llamadas. Tuve que interrumpir una reunión muy importante para poder volver aquí y verte.

Naruto abrió los ojos de par en par.

—¿Te fuiste de una reunión… por mí?

—Sí.

—¿Por qué? —Nadie hacía nada por él.

Naru estaba en una situación difícil. No sabía si estar contento porque sasuke estuviera tan interesado en él, o preocupado porque fuera un mentiroso.

Él encogió los hombros.

—Porque estaba increíblemente celoso. —Él puso las manos a los lados de su cara

—. Creía que estabas viendo a otro, y… bueno, no podía quedarme allí. Verás… Sé que no he estado aquí mucho desde que empezamos a vernos, pero puedo tener más tiempo.

 

Programaré más reuniones aquí y menos en el extranjero. Y nos veremos más, y te prometo que te voy a cuidar.

—¡No digas esas cosas, Sasuke! —gritó Naru, apartándose de él en señal de negación.

Él apretó los brazos alrededor de Naru y lo volvió a poner donde estaba.

—No. —Él puso los labios sobre su boca y Naru se calló al instante—. No te apartes.

La desesperación de su voz le sacudió hasta la médula.

—Naruto… no solo tú estás aterrorizado. Lo estoy intentando, ¿vale? —dijo él con suavidad.

Naru se dio cuenta en ese momento que su vida lo había hecho egoísta. Preocuparse siempre por sí mismo, por su propia mejora, lo había hecho egocéntrico. Esta vez no se trataba de él. Se trataba también de sasuke. Aunque al final él cambiara su decisión de querer formar parte de su vida, tener un hijo significaba que dejaría una parte de él en ese hijo para siempre. A él también le cambió. Y Naru estaba tan centrado en las consecuencias que eso tendría en su propia vida que se había negado a pensar en cómo se sentía él.

Sasuke solo lo había hecho feliz desde el momento en que entró en su vida. Él se había reído, había bromeado, había hecho que Naruto sonriera; siempre le hacía sentir que era el doncel más maravilloso e interesante del mundo. Su interés nunca había disminuido y Sasuke se había sentido inseguro cuando el estaba preocupado. Él merecía que lo tratara mejor.

—Lo siento —susurró Naru, dándole un beso intenso en la boca—. Lo siento mucho. Él sacudió la cabeza y sonrió de forma atractiva.

—No lo sientas. Sé que estás estresado. Juntos vamos a solucionarlo, te lo prometo.

Me voy a asegurar de que todo salga bien.

Naruto cerró los ojos y disfrutó de esas raras palabras, unas palabras nuevas y extrañas.

—¿Estás dispuesto a ayudar?

Él le dio un beso fuerte en la frente.

—Estoy dispuesto a tomar el control. Tú ya estás haciendo bastante. —Y entonces él le acarició el vientre otra vez.

Con un soplido, Naru sintió la primera ráfaga, el primer cosquilleo de cariño por el pequeño bebé que llevaba dentro.

Era de él y de Sasuke, una parte de cada uno. Estaban conectados eternamente. Y a él le importaba y era cariñoso con ese embrión incluso antes de que Naru lo viera de esa forma. Lo inundó la emoción, y no quería nada más que tener a Sasuke cerca.

—Me has asustado mucho —susurró Naru.

Él deslizó los brazos por debajo de Naru y lo llevó al dormitorio.

—¿Adónde vas?

 —Primero vamos a tu habitación, te voy a llevar a la cama y te voy a hacer el amor hasta que me grites que pare.

Naruto se rio en bajo mientras lo ponía sobre el colchón.

—Creo que no hay muchas probabilidades de que eso suceda.

Él se quitó la camisa con determinación, se desabrochó los pantalones y se los quitó antes de perder los calzoncillos. La risa de Naruto se desvaneció mientras se deleitaba mirando ese bonito cuerpo, las extremidades musculosas, el miembro que ya estaba algo duro a la espera de hacerle el amor. Naru se sentó y él lo besó con suavidad mientras le bajaba la cremallera del vestido. Cuando Naru se estremeció y se puso de rodillas para rodearle el cuello con los brazos, él le quitó las bragas de las caderas de un tirón.

—Cuando termine de hacerle el amor a este cuerpo… —Le cogió los dos pechos con las manos y los apretó— hablaremos de médicos y de la organización de nuestra vida.

Naruto ni siquiera lo escuchó al completo porque estaba ardiendo. Le dolían los pechos cuando él los apretaba, y el espacio entre sus piernas le palpitaba con frenesí. Hábilmente, buscó su miembro con la mano y lo agarró, pasando la palma sobre la cabeza de su miembro.

Sasuke lo empujó sobre el colchón con cuidado. Sin ponerle el peso de su cuerpo encima, él agachó la cabeza sobre sus pezones. Naru arqueó la espalda y gimió cuando él chupó con intensidad, lo que envió una fuerte punzada de deseo hasta su entrepierna.

Naru se giró deliciosamente, borracho de la necesidad que le provocaban su boca y sus manos, y luego le empujó de los hombros para que cayera sobre su espalda antes de sentarse sobre su abdomen.

Sasuke jadeaba al tiempo que le acariciaba los brazos de arriba abajo mientras Naru estaba sentado sobre sus abdominales, presionando su sexo húmedo contra su carne. Él jugó con sus pechos que estaban más abultados y que ahora dejaban ver unas venas de un azul tenue. Él las recorrió con los dedos, entrecerrando los ojos, aparentemente fascinado por los cambios que el embarazo ya había hecho en su cuerpo. Sasuke lo movió hacia abajo y los pechos de Naruto se mecieron sobre su boca.

Cogiendo uno con cada mano, apretó los labios sobre uno de sus pezones, dibujando sobre él con delicadeza y amasándolos.

Sus manos eran ásperas sobre su carne, pero sus movimientos eran más suaves.

Tuvo cuidado con Naru cuando lo empujó sobre la espalda y le puso el miembro entre sus piernas.

Como si Naru fuera frágil, le pasó la mano por su vientre, le dibujó un camino con la boca desde su pecho hasta su tripa y le dio un beso fuerte en la zona baja del abdomen, haciendo que se retorciera de placer antes de que su boca llegara al espacio que había entre sus piernas.

—¡Ahh! —Le salió del pecho un fuerte grito cuando sus labios se apoderaron de su miembro la zona palpitante y sensible de su sexo. Naru relajó las piernas en respuesta y se estremeció, levantando las caderas del colchón al ritmo de los golpes de su lengua.

***

Él estaba lleno de su delicada esencia, de su sabor, y le cogió su pene y se lo llevo a su boca. Jugó con él con la lengua, moviéndola de adelante hacia atrás una y otra vez mientras su lujuria alimentaba el intenso fuego de su abdomen.

Sasuke estaba enloquecido. Se sentía diferente a como se había sentido hacía solo un momento cuando Naru estaba medio desnudo en el sofá. Era más protector. Estaba más preocupado por su cuerpo, y la conexión que sentía con cada sonido que Naru emitía era intenso. Él intentó entenderlo aunque no lo consiguió, y apartó ese pensamiento para otro momento. Para un momento en el que él no se sintiera tan delirante por una lujuria ardiente y frenética. Posteriormente con la punta de la lengua él rodeó la entrada a su cuerpo y, en un impulso, metió la lengua dentro de Naru. Naru gritó y su cuerpo se sacudió, relajándose al instante cuando él continúo con la penetración de su lengua en su sexo.

Naru levantó las caderas y las meció sobre su boca, moviéndose cada vez con más agitación. Él pasó las manos por su trasero y gruñó cuando Naru se sentó bruscamente ofreciéndole la boca. Sus lenguas se enredaron y Naru descansó los brazos sobre sus hombros mientras dejaba que él intensificara el beso. Naru abrió más las piernas y descansó sobre las piernas flexionadas de él. Con las piernas y las lenguas enredadas, se besaron hasta que casi no podían respirar y Naru levantó su sexo para acercarlo a su miembro.

Naru se mordió el labio inferior y pasó los labios sobre su mandíbula.

—Estoy embarazado de tu bebé —le susurró al oído.

Sasuke abrió los ojos de repente, y un frenesí que nunca había experimentado le invadió las piernas. Lentamente, hizo que Naru arqueara la espalda hacia atrás y le besó la barbilla, pasándole las manos por la espalda y deslizándolas por su vientre. Dejó que Naru bajara las caderas ligeramente para acercarlas de nuevo, pero esta vez su miembro se estaba abriendo paso por la abertura de su sexo.

Naruto arqueó la espalda y gimió dejando caer la cabeza hacia atrás. Él enroscó los brazos alrededor de sus caderas, y lenta y delicadamente lo arrastró más cerca. Se le escapó un gemido de los labios cuando la fricción insoportable y empapada de carne deslizándose sobre carne le absorbió el miembro.

—¡Ohh! —El grito de Naruto retumbó en el silencio de la habitación. Su miembro se abrió paso en Naruto, abriéndolo y separándole los pliegues de su sexo hasta que estos estuvieron húmedos y aferrados a la base de su miembro.

—¡Dios! —Su humedad y su tensa calidez lo martirizaban, y él respiraba de forma pronunciada para aguantar un orgasmo arrasador. Estaba tan excitado que sentía que iba a explotar. Cada vez que se habían acostado, el condón había sido una barrera entre ellos. Esta vez, sin embargo, él sintió lo más profundo de su cuerpo directamente sobre su miembro, y era imposible describir esa sensación con palabras.

Él se retiró para ver sus ojos aturdidos, y Naru movió las caderas para que llegara más adentro y que empezara a embestirlo enérgicamente como hacía siempre.

—Estás tan húmedo y agradable por dentro. Me podría quedar aquí para siempre.

Él bajó las manos bruscamente a sus caderas. Tirando de Naru hacia su pelvis en sacudidas fuertes y rápidas, él gimió por la placentera sensación.

—¡Naruto!

Naru curvó la espalda, empujando hacia él, llevando su miembro cada vez más adentro con cada golpe.

Naru tenía su miembro apretado contra la base de su abdomen provocándole un rose exquisito y gimió. Interrumpiendo el beso, dejó caer la cabeza hacia atrás y unos intensos gritos de euforia surgieron de Naru. Y entonces, cuando se estaba sacudiendo violentamente y balanceándose sobre él, su cabeza cayó sobre el amplio hombro de él y sucumbió a la marea de placer.

Sus entrañas se tensaron alrededor de su miembro mientras se corría, y sasuke le besó la mejilla bruscamente. Empujándolo sobre su espalda con el cuerpo todavía unido íntimamente al de Naru, le quitó el peso del cuerpo de encima. Él metió las rodillas dobladas debajo de sus muslos y el miembro entre sus piernas, agarrándolo de las muñecas para atraerlo más cerca.

Naruto gimió. Con la cabeza hacia atrás, cedió por completo a las exigencias de su miembro al tiempo que Sasuke lo penetraba más profundamente, llegando con sus embestidas al final de su pasadizo. Al poco tiempo otro orgasmo lo sacudió, estremeciéndolo y haciendo que se le enroscaran los dedos de los pies.

Sasuke contempló la vista que tenía delante sabiendo que no sería capaz de olvidarla mientras estuviera vivo. Desnudo y exuberante, vulnerable, con los brazos extendidos y los crecientes pechos meciéndose cuando él lo penetraba, Naru parecía irreal.

Sus testículos lo golpeaban cuando lo atravesaba, aumentando el ritmo y el tiempo de las embestidas, jadeando, con los abdominales tensos y los bíceps sobresaliendo mientras lo sujetaba y tiraba de Naru para acercarlo con cada embestida. Él deslizó la mano sobre la parte inferior de su vientre y lo cubrió con la mano de forma protectora mientras lo penetraba.

Naruto abrió los ojos. Con su pequeña mano agarró la enorme mano de él, y ese gesto fue suficiente para que se disparara. Él se estremeció, gimiendo, enroscándose sobre Naru y presionando la frente sobre sus pechos.

Se le escapó su nombre de los labios con un gemido quebrado cuando el calor de su semen salió de su cuerpo para llenar el de Naru.

Él se movió sobre Naru lentamente y bajó la boca para besarle la barbilla. Sasuke seguía embistiéndolo con suavidad, tensando los hombros para combatir la sensibilidad de su miembro después del orgasmo.

—Me siento tan bien dentro de ti —susurró él apasionadamente—. No me puedo creer que te haya hecho el amor con protección todo este tiempo cuando podía haber tenido esto.

Naruto sonrió brevemente y frotó la mejilla contra la de él. Él le besó el cuello y Naru refrenó una sonrisa.

—Sobre todo porque esa protección no podía hacer nada para detener a tu súper esperma.

Sasuke se rio, deslizando los brazos por debajo de sus hombros para aguantar su propio peso mientras seguía apretando su miembro todavía algo duro dentro de Naru.

—Podría hacer esto toda la noche —susurró él, y sus ojos se llenaron de lujuria de nuevo.

Naru abrió los ojos de par en par sorprendido al notar que su miembro se estaba endureciendo otra vez, todavía dentro de él, y tensó su sexo a su alrededor. Naru se sonrojó y deslizó las manos por su espalda.

—Sin duda yo te dejaría hacer esto toda la noche. O toda la semana. O todo el mes.

Pero él ya estaba mordiéndole los labios, intensificando el beso al instante al golpearle su sexo rítmicamente, metiéndose por completo en su cuerpo.

—No soy frágil, ¿sabes? Solo estoy embarazado —suspiró Naru y, por primera vez, sonaba feliz por ello.

Él respiró profundamente sobre su mejilla y deslizó los labios hasta su oreja. Al mismo tiempo, extendió una mano sobre su vientre de forma protectora.

—No voy a arriesgarme. Quiero a esta cosita.


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