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El dilema de Mark por DenisseZepol

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Mark estaba increíblemente herido y molesto. Sabía que había sido JiHyo quien había pedido a Jackson un trío. Ella había estado persiguiéndolo desde que comenzó en el club. Siempre estaba intentando meterlo en un trío. Él la había rechazado cada maldita vez. 


 


Sólo porque trabajaba en un club, no significaba que era una zorra como el barman BamBam. Mark tenía más respeto por sí mismo que eso. No es que hubiera nada malo con un trío, si los tres eran adultos que habían dado su consentimiento. Simplemente no era de su gusto. 


 


Mark pensó sobre las palabras que Jackson le había arrojado tan fácilmente a la cara. 


 


¿Puta? 


 


¿Jackson era serio? Mark podía contar con una mano los hombres con los que había dormido en su pasado, y no habría tenido que usar los cinco dedos para contar. Maldita sea, si esa acusación no dolía. 


 


Mark se aseguró de perderse en la multitud en su camino fuera del club, evitando efectivamente a Jay y a Jackson. No estaba de humor esta noche para ninguna de sus mierdas. 


 


Bastardos hijos de puta. 


 


Ser DJ no era equivalente a ser una puta. Jackson necesitaba tener sus malditos hechos claros. O no, porque en este momento Jackson podía irse a la mierda, para lo que le importaba. Él pudo haber enganchado al hombre más caliente de la ciudad, pero Mark no iba a tratar con otro pendejo. El preferiría estar solo. 


 


Y eso, parecía exactamente donde estaba. 


 


Caminando desde el club, Mark sintió el aire frío deslizándose sobre su cuerpo, ahuyentando el calor, pero no su enojó. Jaló la capucha de su sudadera sobre su cabeza mientras se dirigía a casa. 


 


¿Puta?


 


Maldición, Jackson.


 


Sabía que no debería de haber salido con un diez. Jackson pensó que podía hablarle a Mark de cualquier forma anticuada que quisiera. Bueno, el señor Diez estaba muy equivocado. No importa qué nivel tenía Mark, no permitía que nadie le hablara como si él fuera menos que humano. 


 


Una vez que Mark llegó a su apartamento, cerró la puerta firmemente detrás de él. Había visto el coche de vigilancia aparcado afuera. El que Jackson había asignado al apartamento de Mark. Y tan enfadado y herido como estaba en este momento, estaba medio tentado de salir allá afuera y decirles que se jodan. 


 


Pero sabía que no estaba pensando racionalmente. Sus emociones eran un caos en este momento. Mark había pensado que Jackson era diferente. El hombre seguro que actuó como si él le importara. Pero todos los hombres actuaban de esa forma cuando conocían por primera vez a alguien. Mark lo sabía por la pasada experiencia. 


 


Se alegró de que Jackson mostrara su verdadera cara antes de que Mark se hubiera acostado con él. Eso habría sido desastroso, y solamente le habría hecho sentir peor de lo que ya lo hacía en ese momento. 


 


Quitándose la ropa, Mark se metió en la ducha y se lavó. Las palabras de Jackson seguían dando vueltas en su cabeza. Simplemente no podía superar esa única palabra. Se quedó atrapada en su cabeza, como uno de esos discos de vinilo que saltan en una palabra en particular. 


 


Puta. Puta. Puta. 


 


Mark exhaló mientras apretaba los dientes, terminó de ducharse, y luego le cerró al agua. Envolvió una toalla alrededor de su cintura, se dirigió a su dormitorio, y luego se puso los pantalones del pijama y una camiseta, antes de meterse en la cama. 


 


Se quedó ahí dando vueltas en la cama, incapaz a dormir. Quizás esto lo molestaba mucho más de lo que le debería de haber molestado. No había conocido a Jackson sino por un momento, sin embargo, esa única palabra, no desaparecería. Mark quería gritar de frustración. 


 


Su teléfono sonó dos veces, ambas veces mostrando que era el número de Jackson. Mark dejó que se fuera al buzón de voz. No quería escuchar nada de lo que el hombre tenía que decir en este momento. Que le jodan. Mejor aún, que no lo jodan. Mark pondría su culo a dormir y se olvidaría de Jackson. 


 


Sonaba como un gran plan.


 


Si tan sólo pudiera conciliar el sueño. 


 


*****


 


Bam, bam bam. 


 


No otra vez. Esta vez, Mark no se levantó y corrió. Estaba enfermo y cansado de correr. El no debería de correr de su propia maldita casa. Estaba cansado, de mal humor y realmente no le importaba en ese momento. Dejó que Jay llamara a la puerta. 


 


Bam, bam bam. 


 


Tirando las mantas sobre su cabeza, Mark siguió ignorando los golpes en la puerta. Fue sólo cuando escuchó gritos y una pelea, que Mark bajo la manta. Su celular sonó, el nombre de Jackson se mostraba. 


 


Lo ignoró, cubriendo su cabeza de nuevo con la cobija. ¿Puta?


 


Jódete Jay y jódete Jackson.


 


Esta vez, cuando los golpes sonaron, eran más suaves, sin sonar como si la policía estuviera tratando de echar la puerta abajo. Jay nunca llamó suavemente. Mark sacó las mantas de encima de su cabeza otra vez y miró hacia la sala por la puerta de su dormitorio. 


 


—Abre, Mark. Soy Jackson. 


 


Mirando el reloj, Mark vio que sólo eran las diez de la mañana. Haciendo una mueca por la hora tan temprana, Mark cubrió su cabeza de nuevo. No le importaba quién estuviera en su puerta. El necesitaba dormir. 


 


Los golpes continuaron. — Mark, déjame explicar. 


 


¿Explicar? ¿Qué había que explicar? Su novio le había llamado puta. No había nada que explicar. Parecía bastante claro para Mark. Él no era una maldita puta. 


 


— Mark. Dame una oportunidad, por favor. Bueno, así Jackson sonaba sincero. 


 


¿Pero una puta? 


 


Eso había dolido peor que ser físicamente golpeado. Hubiera sido mejor si Jackson le hubiera golpeado con los puños, en vez de las palabras. Bueno, tal vez no, pero dolió, maldita sea. Suspirando fuertemente, Mark se levantó a abrir la puerta. Dejó entrar a Jackson, y luego volvió a la cama sin decirle una palabra al hombre. Quizás Jackson querría hacer esto rápido, y Mark podría dormir un poco más. Él no tenía que trabajar esta noche, pero estaba cansado como el infierno de la noche anterior. 


 


Jackson siguió a Mark a su dormitorio. Él se arrastró sobre la cama y se recostó, bostezando mientras miraba los bonitos ojos castaños de Jackson. Ese fue un gran error. Podía ver la culpa en los ojos de Jackson, una disculpa dominando fuerte sus irises. 


 


Pero lo que le conmocionó fue cuando Jackson se arrastró en la cama con él, de cucharita justo detrás de Mark, y apoyando su brazo sobre la cintura de Mark. Esto era extraño. Jackson nunca llegó a lo físico con él. El hombre siempre lo había apartado. 


 


Por un momento fugaz, Mark pensó que quizás él y Jackson estaban a punto de tener sexo de reconciliación, pero no se iba a hacer ilusiones. No tenía ningún sentido excitarse sabiendo que Jackson no iba a hacer nada al respecto, con la floreciente erección de Mark. 


 


—¿Puedo explicar por qué soy tan imbécil? 


 


El hombro de Mark se levantó ligeramente mientras se encogía de hombros. —Podrías intentar. 


 


¿Había realmente una explicación? Un imbécil era un imbécil. Nada más. 


 


—Cuando esa mujer se acercó a mí, todo lo que podía ver era a ti en una posición comprometedora en mi mente. Me sentí más allá de enojado al pensar en alguien más tocándote. Lo manejé mal y dije algo de lo que por siempre me arrepentiré. Mark, por favor dame otra oportunidad. 


 


¡No lo hagas! No te atrevas a titubear bajo esa sexy voz y caliente piel. ¡No te atrevas! 


 


¿Debería? 


 


¿Jackson cambiaría sólo de opinión y lo haría de nuevo? ¿El hombre estuvo mostrando su verdadera cara anoche? Las tres últimas semanas habían sido las más felices que Mark había tenido en mucho tiempo, sin sexo, pero feliz. 


 


Quería dar a Jackson otra oportunidad, pero temía que el chico cambiara de opinión y lo haría de nuevo. Tal vez sería peor la próxima vez. Sin saber qué hacer, Mark volteó a mirar a los hermosos ojos color avellana de Jackson. 


 


Dios, el podía ahogarse en ellos. 


 


—Eso dolió, más de lo que alguna vez puedas imaginar, Jackson. Nunca he estado en un trío. Mis compañeros sexuales se pueden contar con tres dedos, y nunca he sido una puta. 


 


Jackson hizo una mueca de dolor. Bien. Que sufra. ¿Por qué no debería sufrir el hombre? Mark estuvo ahí. Suspiro, sabiendo que no debería estar buscando hacerle daño a Jackson. Un idiota en la habitación era suficiente. Jackson busco la mano de Mark pero él la apartó. 


 


—¿Cómo sé que no vas a hacer eso de nuevo? —Preguntó Mark—. ¿Cómo sé que no vas a llamarme con otro nombre que me dañe profundamente? 


 


Jackson buscó en sus ojos, buscando algo de lo que Mark no estaba seguro. Pero podía ver el dolor en los ojos de Jackson, y supo que iba a ser un tonto y perdonar al hombre. Maldita sea esos ojos castaños. 


 


—Nunca haré esos de nuevo, Mark. Prometo intentar hacer mi mejor esfuerzo para no hacerte daño. Sólo soy un humano. Puedo decirte honestamente, que nunca he actuado de esa manera antes, pero tampoco he estado enamorado antes. 


 


Guau, ¿no le hacía sólo eso callarse a Mark?


 


¿Jackson lo amaba?


 


—¿Me amas? —Sus palabras repitieron sus pensamientos. 


 


Esa era una declaración que no esperaba oír. Mark sentía como si estuviera siendo arrojado lejos de las ruinas y que tal vez, él y Jackson podrían tener una oportunidad. Sus palmas comenzaron a sudar, y su cuerpo comenzó a temblar mientras miraba fijamente a los bonitos ojos de Jackson. Nadie le había dicho a Mark que lo amaba, excepto sus padres antes de su propia declaración de homosexualidad. Luego fue fuego y azufre. Ni siquiera Jay le había dicho esas palabras. Mark se mordió el labio inferior mientras Jackson hablaba, preguntándose qué más le iba a decir el hermoso hombre para sacar su culo de la caseta del perro. 


 


—Te amo, Mark. Me tomo un tiempo nombrar estos sentimientos, pero, sí, te amo. — Jackson dijo la última parte como la letra de una canción, la alabanza a un Dios, palabras susurradas a un amante. 


 


Maldita sea. Jackson acababa de ganar su perdón. Mierda, él era fácil. Pero, Mark tenía que saber. —¿Entonces por qué no me has tocado? 


 


Los ojos de Jackson se suavizaron mientras agarraba la mano de Mark. Esta vez permitió a Jackson tomarla. —Sabía que eras alguien especial. No quería apresurar las cosas y arruinarlo. Quería conocer al hombre primero antes de hacerle el amor. 


 


Mírenlo diciendo todas las cosas correctas.—¿Entonces, cuánto tiempo tenemos que esperar? Tengo que decirte que, mis bolas se están poniendo azules. 


 


Jackson mordisqueó su hombro mientras se reía. —No podemos permitir eso. 


 


¿En serio?


 


Bien.


 


Voy a follar. Voy a follar. Mark cantaba la canción una y otra vez en su cabeza, sintiéndose como niño en Navidad. Desenvuélveme o mejor aún, deja que te desenvuelva.


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