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El dilema de Mark por DenisseZepol

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Mark estaba inspirado. Le encantaba su trabajo, y nada le ayudaba a olvidar sus problemas como las atronadoras mezclas del club. A menudo se encontraba perdido en el ritmo mientras cerraba los ojos y dejaba que la música se hundiera en su propia alma. 


 


Pero esta noche no podía hacer eso. No, esta noche se encontró medio mirando fuera de la cabina de cristal en que se encontraba, inspeccionando la multitud periódicamente, mientras buscaba a ese ex novio psicópata acosador suyo. Una cosa que notó fue que la multitud parecía ser cada vez más joven. Desde chicos de fraternidad con camisas polo hasta chicas góticas vestidas de negro, el Club VIPER ROOM atendía a todos ellos. 


 


Esto sólo le recordó a Mark que se estaba haciendo demasiado viejo para la mierda que Jay le estaba haciendo pasar. ¿Pero había una edad mínima para ser acosado? 


 


No lo creía. 


 


Hasta ahora Mark no había visto a Jay. Pero eso no quería decir que el hombre espeluznante no estaba en el club. Sólo significaba que Mark no estaba prestando mucha atención. Nunca lo hacía cuando se trataba de tocar la música que su público bailaba. Tal vez el hombre se rindió y decidió que Mark no merecía el fastidio. 


 


Sí, y los cerdos volaban con frecuencia por la ciudad. Espera...


 


¿Qué demonios es eso?


 


Mark vio a un chico abriéndose paso entre la multitud. 


 


Hombre, si está buenísimo ¿o qué? El chico inmediatamente cautivó a Mark, desde las largas piernas firmes con las que se estaba paseando por el club hasta el pecho cincelado que rogaba ser lamido y chupado. El hombre era un sueño hecho realidad. El desconocido era tan malditamente digno de babear que Mark se limpió la boca. Esos vaqueros desteñidos serían muy efectivos para ayudar a la imaginación sexualmente activa de Mark. 


 


¡Oh Dioses! Él tenía barba de un día.


 


¡Delicioso!


 


Mark no estaba interesado en los twinks que parecían vagar libremente en el club. El estaba bastante bien construido a excepción de su barriga, que se estaba haciendo blanda por la comida rápida. Los twinks siempre estaban tratando de coger con él. Mark no se acostaba con ellos, sin embargo. En primer lugar, sólo lo querían por su trabajo, el cual era un atractivo para tener derecho a jactarse de que el DJ los había follado. 


 


Por lo tanto no sucedería. 


 


Y porque segundo, Mark era el chico de abajo. No es que se opusiera a estar arriba, pero simplemente no podía ver a un hombre de la mitad de su tamaño detrás de él intentando ocasionarle un orgasmo. Simplemente no podía imaginárselo. Cada vez que trataba de imaginar tener a un twink detrás de él, se reía. La imagen era sólo tan loca. 


 


A Mark le gustaba un hombre con manos callosas, barba de unos días en su rostro, y un agarre firme. Él quería saber que un hombre lo estaba follando sin importar la posición en que él estuviera. Mark quería sentirlo desde la parte superior de su cabeza hasta la punta de las uñas de los pies. Y este hombre deambulando por la multitud cumplía estos requisitos perfectamente. 


 


¿Pero era gay?


 


Esa era la pregunta del millón de dólares.


 


Qué lástima que Mark nunca tuvo uno de esos infames gayradars. Nunca fue bueno eligiendo a un hombre gay de una multitud hetero. Una vez consiguió un puñetazo en la boca para demostrar que su gayradar estaba descompuesto sin posibilidad de reparación. Eso había sido suficiente para Mark para nunca suponen de nuevo. 


 


Pero podía soñar, ¿no? Trabajaba en un club mixto donde las personas heterosexuales y gays festejaban. ¿No sería malditamente demasiado perfecto si el chico fuera gay? 


 


¿A quién estaba engañando? 


 


El hombre estaba tan lejos de la liga de Mark que, tendría que comprar un billete para el transbordador a la luna sólo para alcanzar los hermosos pies del hombre. 


 


Oh bueno.


 


Un chico podía fantasear.


 


Mark tomó el vaso con whisky que había traído a la cabina antes de comenzar su turno. Siseó, disfrutando de la lenta quemazón deslizándose por su garganta mientras sus ojos seguían el avance del chico, a través del club. 


 


¿Se estaba reuniendo con alguien? Quienquiera que fuera, tenía que ser el chico o la chica más afortunado del planeta. Mark daría su huevo izquierdo por tener a alguien tan condenadamente guapo viniendo aquí para verlo. Se estremeció por los malos pensamientos que vagaban por su mente. 


 


Su atención se apartó mientras arreglaba las cosas para la siguiente actuación. Con su descanso acercándose, Mark sabía que Jae estaría aquí pronto para relevarlo. Jae no podía tocar una mezcla de club adecuadamente ni para salvar su vida. Mark no tenía idea de por qué Nichkhun mantenía incluso al tipo ahí. 


 


El público siempre sabía cuándo Mark estaba de vacaciones porque la música básicamente era un asco. Ese hecho conocido no le había ayudado cuando Jay estuvo buscando una oportunidad para hostigarlo. Todo el mundo sabía que el inicio de música mala señalaba el descanso de Mark. 


 


Inspeccionó la multitud antes de cerrar la puerta de la cabina detrás de él. Todo lo que quería hacer era usar el baño y rellenar su bebida. Tal vez podría darse prisa entonces Jay no tendría la oportunidad de encontrarlo a tiempo. 


 


Si el hombre estaba incluso aquí.


 


Mark rogó que no estuviera.


 


Mientras Mark se dirigía al baño de hombres, vio al chico sexy de nuevo. Estaba inclinado sobre la barra hablando con el barman, BamBam. Mark se preguntó si el chico sexy estaba coqueteando con BamBam. El barman era una puta y aceptaría la oferta de cualquiera chico o chica. 


 


Supongo que eso me dice que mis posibilidades son cero. 


 


Después de descargar el mingitorio y lavarse las manos, Mark dejó el baño de hombres y se abrió paso entre la multitud, dirigiéndose hacia BamBam. 


 


—Oye, Mark boy. ¿Necesitas otro Jack? 


 


Dioses, él odiaba cuando BamBam lo llamaba así. Todos siempre le decían que aún parecía un adolescente. A Mark le verificaban su identificación tan a menudo que automáticamente sacaba su identificación cada vez que se requería una prueba de edad. Ni una sola vez había sido simplemente identificado por encima o solamente subir un peldaño en el registro. Era frustrante como el infierno. 


 


—¿Eres Mark Tuan? 


 


Mark miró hacia atrás para ver al tipo sexy. ¿Cómo sabía el nombre completo de Mark? Nadie en el club lo sabía excepto su jefe, Nichkhun. ¿Quién era este hombre? Eso le hizo subir inmediatamente sus defensas con una bandera roja agitándose en su cabeza. 


 


—Eso depende de quién está preguntando —declaró Mark con cautela. 


 


El chico le dio una sonrisa de aprobación. Mark no era inmune a esta. No de momento. Pero aprendió a ser cauteloso hace años. Una atractiva sonrisa no garantizaba que el hombre fuera un buen tipo. 


 


Jay demostró la teoría una y otra vez. 


 


—Soy Jackson Wang. Amber me llamó por tu pequeño problema. —La profunda voz de barítono vibró por el pecho de Mark mientras sus ojos recorrían el cuerpo musculoso y apretado de Jackson. 


 


Mmm, mmm, mmm. Lo que daría por chupar del hombre– Espera, ¿éste era el amigo de Amber? ¿Por qué demonios había estado ocultándolo de él? Iba a tener una larga conversación con ella sobre mantener a los hombres hermosos en secreto. 


 


Dejando su bebida, Mark se giró para estrechar la mano de Jackson. El apretón era firme y agradable. Sí, amigo. No le importaría sentir esas fuertes manos sobre su cuerpo. No habría ninguna duda de que Jackson era un hombre en el momento de ser follado por él. 


 


Mark parpadeo unas cuantas veces. No estaba seguro de por qué le estaba permitiendo a su mente jugar con la idea. Jackson estaba fuera de su liga. El hombre era hermoso y para colmo tenía un cuerpo para morirse. Pero no era como si Mark tuviera la oportunidad de descubrir alguna vez cuan mortal realmente era ese cuerpo. 


 


Era demasiado malditamente tímido para siquiera intentar pedirle al hombre salir aun si pensara que tenía una oportunidad. 


 


—¿Hay un lugar donde podamos hablar, o tienes que regresar a trabajar? 


 


Mark estaba demasiado ocupado ahogándose en el color avellana de los ojos del chico para poner alguna atención a lo que le estaba diciendo. Maldición, si este hombre no era un sueño húmedo andante. Miró a Jackson y sintió que su garganta de repente se secaba y contraía cuando esos bonitos ojos avellana parecieron arder en la bajaba iluminación del club. 


 


—Lo siento, ¿Qué decías? — Mark podía sentir sus mejillas ardiendo por la repentina vergüenza de ser atrapado mirando lujuriosamente al extraño. 


 


Jackson sólo se rió entre dientes. El chico debe conseguir muchas de esas. El sonido se deslizó por la espalda de Mark y se envolvió alrededor de su polla. La risa era rica y profunda, causando que los dedos de los pies de Mark se curvaran sólo por escucharla. 


 


Jackson se inclinó un poco más cerca, su aliento deslizándose por la oreja de Mark. —Dije ¿podemos hablar o tienes que regresar a trabajar? 


 


Oh. Sí, hablar. Cierto. Trabaja, cerebro. Vamos, puedes hacerlo. Palabras. No es difícil. 


 


—Tengo un descanso de media hora, pero por lo general trato de permanecer lejos de la multitud. Salgo a la una. ¿Es demasiado tarde para ti? — Mark se giró para agarrar su vaso y tomó un trago, poniendo algo de espacio entre ellos. Sus nervios estaban desgastados en este momento. ¿Cómo podía un chico que lucía así de bien, ser legal? Él hacía a Mark querer caer de rodillas ahí mismo en frente de todos y rendirle homenaje, y Mark no era un exhibicionista. Amaba su privacidad. 


 


¿Que decía eso de cuán bien lucía el chico? 


 


—A la una está bien. Volveré, sin embargo. Los clubes realmente no son lo mío. Aquí está mi tarjeta. — Jackson entregó a Mark su tarjeta de presentación—. Si tienes cualquier problema antes de que vuelva, llámame. — Jackson se alejó llevándose el picante aroma con él. 


 


Mark quería gemir. 


 


¿Podría llamarte para algo más? Por ejemplo ¿una buena follada? ¿Una chupada? ¿Lamida? ¿Cualquier cosa? 


 


—Está bien. —Maldita sea, eso era todo lo que podía conseguir. 


 


Tal vez era ese adolescente. Seguro que se sentía así. Cuando sus dedos rozaron la fuerte mano de Jackson, Mark tragó saliva. Imágenes de esa fuerte mano envuelta alrededor de su polla lo tuvo de pie en medio del club duro como roca. 


 


Jackson le dio una de esas sonrisas galardonadas de nuevo y luego se abrió paso entre la multitud. Oh, hombre. A la una en punto tendría un buen pedazo de hombre esperando por él. Si, amigo. La hora de irse no podría llegar lo suficientemente pronto. 


 


****** 


 


Jackson meció a Kai para volver a dormir. El pobre pequeño se había despertado llorando tan pronto como Papi cruzó la puerta. Él tarareaba una canción de cuna mientras frotaba suaves círculos en la pequeña espalda de su hijo. 


 


Jackson no podía creer que su hijo tuviera ya catorce meses. Parecía que fue ayer que nació. El tiempo iba pasando tan rápido, y Jackson sentía que se estaba perdiendo mucho por trabajar. Si pudiera hacerlo, sería un padre que se queda en casa. Pero Jackson sabía que eso era imposible. 


 


Acostando a Kai de regreso en su cama, Jackson silenciosamente hizo su salida. Tenía 30 minutos para salir antes de que tuviera que encontrarse con Mark en el club. No podía entender cómo alguien trabajaba voluntariamente alrededor de todo ese ruido y esa masa de gente. Le había dado a Jackson un ligero dolor de cabeza en el corto periodo de tiempo que había estado ahí. 


 


Agarró sus llaves y se dirigió a su coche. Era una noche clara, la cálida brisa despeinada su cabello mientras abría la puerta del conductor. En noches como está, los clubs de toda la ciudad estaban abarrotados con fiesteros. El regresar al Club VIPER ROOM no era algo que Mark estuviera deseando. Pero ver a Mark era algo completamente diferente. 


 


Para el momento que llegó al club la multitud parecía haber crecido a pasos agigantados. Jackson deseo haber especificado una zona para reunirse con Mark, porque no había manera de que él encontrará al chico en éste caos. 


 


Después de esperar una media hora para que la multitud disminuyera, se las arregló para forzar su camino a la cabina del DJ. Mark estaba de pie al lado de la cabina discutiendo con un hombre. Jackson podía decir por el lenguaje corporal de Mark que estaba furioso. Sus brazos se balanceaban vigorosamente en el aire para enfatizar acerca de lo que estaba gritando. Con el nivel de ruido a su alrededor, Jackson no podía entender lo que se decía. Arremetiendo hacia delante solo en caso de que este hombre fuera Jay, Jackson finalmente llegó para situarse a la espalda de Mark. 


 


—Dije que no estaba interesado. Puede que sea gay, pero tengo estándares. — Mark empujó el dedo en el pecho del chico. 


 


—No sería tan quisquilloso si fuera tú. No eres la gran cosa. —El hombre clavo un dedo en el estómago de Mark—. Tienes que deshacerte de eso antes de que le prediques a alguien sobre estándares, imbécil. 


 


—¿Todo está bien, bebé? — Jackson sabía cuando un chico necesitaba ayuda. Él deslizó sus brazos alrededor de la cintura de Mark, tirando de Mark hacia su pecho mientras besaba el cuello del hombre. 


 


—Sí. Él ya se iba. 


 


Jackson miró al chico que no aceptaba un no por respuesta. Vio al hombre tragar duro y luego retroceder. Una vez que hubo un poco de espacio entre él y Jackson, el hombre pereció encabritarse, una mueca pasando por sus labios. —Puedes tener su gordo culo. 


 


Con una sonrisa diabólica, Jackson agarró el culo de Mark. — Lo es, ¿no? Justo como a mí me gusta. 


 


Lanzándole a Jackson una mirada de disgusto, el chico se abrió paso entre la multitud de cuerpos. 


 


—Gracias. Odio cuando actúan de esa manera. 


 


Jackson liberó a Mark, agarrando su mano y tirando de él hacia la salida. Tenía que alejarse de esta multitud. Le estaba dando una maldita migraña. 


 


Una vez fuera, el aire se sentía diez grados más fresco del calor que emanaban los cuerpos comprimidos dentro del club. Dirigió a Mark hacia su coche. —No hay problema. Vi que necesitabas ayuda. ¿Condujiste? 


 


Jackson se relajó contra su coche, los brazos cruzados. Escaneo el área para cualquiera que pusiera demasiada atención a Mark. Ayudarle no incluía a Jay persiguiendo a Mark por ser visto con Jackson. 


 


—No, caminé. No tengo coche. Para ser honestos —dijo Mark mientras su cara se sonrojaba—, no sé ni cómo conducir. 


 


Hablando de doce tonos de rojo. Mark pasó lentamente por todos ellos. ¿Cómo podría un hombre adulto no saber cómo conducir? Masajeando sus sienes a causa de la música, de la multitud gritando y la falta de sueño, Jackson se empujó a una posición de pie. 


 


—Sube. Te llevaré a casa. Podemos hablar ahí.


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