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Sonata de jalea por 1827kratSN

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Tsuna solía espiar…

Tsuna solía ser extremadamente intuitivo y se fijaba en los pequeños detalles de…

Había que aceptarlo, le gustaba mirar.

Le gustaba mucho mirar a Hibari.

No de forma maliciosa, simplemente deslizaba su atención por el rostro casi sin imperfecciones de aquel guapo japonés que cargaba el linaje de generaciones. Se fijaba en la pequeña arruga entre sus cejas por la expresión enfadada por algún motivo, en la sutil sonrisa cuando jugueteaba con un pajarillo, en la espalda ancha y amenazante cuando se enfadaba, en la postura imponente, en la forma en que se deslizaba la tela sobre…

—Le gusta el azul.

Se dio cuenta de eso tras varios días de observación, los suéteres de invierno eran de ese color, las chaquetas, o las camisas a veces… El azul oscuro, sobrio, casi negro, muy pocas veces en tonos más claros, combinado con algo neutro como el blanco en pequeñas porciones.

—Hibari, ¿puedo hacerle una pregunta?

—Di mi nombre.

Lo había llamado por teléfono en medio de una idea impulsiva, y por eso no estuvo mentalmente preparado para aquella petición -orden- que surgió del altavoz del celular. Se le había olvidado que trabajaba por acostumbrarse a ser menos informal porque ya llevaban algunos meses saliendo juntos… como pareja.

—Kyo… —se le trababa la lengua— Kyoya… ¿Puedo hacerle una pregunta?

Escuchó un sonido silbante que supuso fue una sonrisa nasal, lo imaginó curvar los labios y se avergonzó.

—Puedes.

—¿Qué usará hoy?

Kyoya elevó una ceja.

—¿Quieres ver lo que estoy usando?

—Sí.

—Acabo de salir de la ducha. No uso nada.

Tsunayoshi jadeó antes de balbucear algunas cosas que negaran lo que seguramente Kyoya se estaba imaginando, lo escuchó reír suavemente a través de la línea.

—Herbívoro atrevido.

—¡No! No preguntaba… ¡No es eso!

—Lo sé.

Le tomó unos minutos recuperarse de aquella vergonzosa situación, y hasta dijo que colgaría. Quería dejar de lado su estupenda idea. Solo quería olvidar su primer desastre de esa mañana.

—Usaré el abrigo azul.

“Lo sabía”

—Y el resto será negro.

Un silencioso festejo para el castaño.

—Gracias, solo quería saber eso.

—Así que no querías una fotografía después de todo.

—¡No se burle de mí!

Solo quiso verificar su teoría, y planear su travesura. Porque también llevaría algo azul y algo negro, porque quería combinar con Hibari. Aunque sonara algo infantil o cosas de adolescente, Tsunayoshi solo quería sentirse acorde a su pareja, verse como un igual. Solo por esa vez.

Pero le ganó la vergüenza.

Y para que su plan de usar ropa combinada no fuera tan obvio, solo se colocó un suéter de aquel color y el resto lo complementó con algo platinado que contrastara. Pero estaba seguro de que Hibari se daría cuenta, y por eso, aunque aun no estuviera frente al azabache, sus mejillas estaban rojizas por la vergüenza.

Cuando lo encontró, sonrió un poco nervioso y se dio cuenta que era inspeccionado con la mirada, pero no le dijeron nada, solo le sonrieron y ofrecieron la mano para caminar juntos. Tuvieron una de esas tardes de caminata tranquila mientras platicaban de su semana, de su familia, del plan para cenar fuera y de lo que verían al llegar al departamento del castaño como planearon ese fin de semana.

Tsuna se sintió en el cielo al ir combinado con su mayor amor.

Y disfrutó mucho más de las caricias en su mejilla, de los besos furtivos y delicados, de ser abrazado mientras veían la película y se acomodaban la manta mientras rozaban sus rodillas. Era de sus mejores días.

—La siguiente vez usaremos un color que te guste, Tsuna.

El castaño enrojeció.

—Se dio cuenta.

—Había dos posibilidades. Que desearas combinar colores de nuestra ropa… o que quisieras imaginarme en alguna situación extraña en tu muy descarada mente.

—¡Yo no!

—Como un fetiche.

—¡Fue la primera opción! Yo no…

Pero le brindaron un beso furtivo, para callarlo seguramente, o para intentar darle un ataque al corazón porque no estaba preparado para algo así. Apenas si pudo responderle. Y no pudo reclamar por esa risita burlona que murió entre sus labios cuando se besaron una vez más.


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