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Morir de Amor por AzuraWhiteAki

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Morir de Amor

Yuma Tsukumo. Doctor Psiquiatra recién egresado de la Facultad de Psiquiatría. Recibido con honores y alabanzas. El joven más prometedor de toda la Academia. Un futuro grandioso y una tesis invaluable. Sí. Ese joven de tan solo 25 años ya era todo un prodigio en su campo de acción.

El hijo soñado por sus ambos padres. Mira y Kazuma Tsukumo. Apoyado por sus amigos más cercanos. Tetsuo y Kotori. Admirado por otros un año atrás de él. Kathy, Todoroki. Como los más resultantes.

Aquel joven brillante tenía todo para seguir adelante y labrarse un nombre en el mundo. Es una lástima que nadie viese la verdad tras esa sonrisa encantadora.

Debajo de ella una careta llena de tristeza y depresión.

Esta historia no es buena. Mucho menos digna de contar a un hijo. Pero si sirve para dar pesadillas a los padres. Pues ellos mismos puedes empujar a una persona inocente al más oscuro de los abismos. Duro y oscuro. Sin salida.

***

Kazuma veía con orgullo a su muchacho. Un hombre hecho y derecho. Uno que podía darle mucho renombre a su apellido que tanto se esforzaba en resaltar. Su hija Akari ya era un asunto aparte. Pues ella ya había logrado ser la mejor de la mejor en periodismo. Era la más brillante y capaz para su área. Ella nació para eso. Así como Yuma nació para aquello. Ser el mejor psiquiatra de la historia. Sí. Así de altas pueden ser las expectativas de un padre. Uno ciego. Uno que lástima sin querer. Uno que no escucha.

Como todas las mañanas, vio a su hijo partir de casa. Siempre saludando. Y siempre yéndose sin desayunar. Nada malo a su punto de vista.

Oh. El más ciego es el que no quiere ver.

***

Yuma. Un extraordinario muchacho. Uno que logro muchas cosas. Ese chico milagroso. Nuevo integrante en el hospital psiquiátrico de Heartland.

Sus notas valían la pena. Ojalá este chico pueda ayudarlo. A ese pobre preso que solo no avanza. Sus expedientes marcan como incurable. Kaito lo pensó. Quizá Yuma pueda salvarlo. Sí... Ojalá que sí.

La desesperación lleva a tomar decisiones rápidas. Erróneas. Y, sobre todo. Tontas.

Llora alma en infortunio.

Llora lamentándote en tu dolor.

***

Astral. Ese pobre ser diagnosticado con personalidad doble. Ese hombre de bello parecer. Podía convertirse en un horrible monstruo. Se hacía llamar así mismo Dark Mist. Algo egocéntrico si se lo preguntan.

Yuma con una sonrisa. Entro en aquel cuarto. Asilado del mundo. De Dios. Nada fuera de lo normal. Solo un chico de cabello blanco con una camisa de fuerza. Solo eso. Una muy pequeña ventana sobresalía en lo alto. Era medio día. Nada mal para su primer caso. Y su última tristeza.

Oh. El destino es caprichoso.

¿No es así Yuma?

***

—¿Acaso tú eres mi nuevo psiquiatra? —Cuestiono con rudeza aquel hombre. Yuma asintió. Y como lo marca la normatividad del hospital. Inició su protocolo. Una grabadora estaba en sus piernas. Una silla era en donde se sentaba. Encarando aquel peliblanco. Quien le miraba con desprecio.

—No te necesito... No necesito otro psiquiatra. Necesito que me crean... —Manifestó el paciente. Yuma lo ignoro, siguiendo con aquel protocolo.

—Bien. He terminado. Soy Yuma. Un gusto. Tu eres Astral... ¿Cierto?

—...Sí...

—Bien. Vamos avanzando. Cuéntame. Por qué estás aquí...

—Ya debería saber eso. Mi expediente está lleno de notas sobre mi...

—Es cierto. Pero yo conozco al Astral de las notas. No conozco al Astral frente a mí... ¿Podemos comenzar otra vez? Mi nombre es Yuma. ¿Tú eres?

—...—El peliblanco dudo. Pero viendo aquellos ojos rubí. Fue que contesto desinteresado. Resignado. —Astral... Mi nombre es Astral...

—Bien. Un gusto Astral. ¿Puedes contarme sobre ti?

—...Soy... Era un hombre común. Un hombre de negocios. Debo admitir que eso me gustaba. Mi padre, Elifas. Era uno de mis mayores soportes. Eso hasta que mi madre en depresión. Se quito la vida... Mi padre no fue el mismo desde entonces... Perdí mucho desde aquello...

—Entiendo... Por favor. Cuéntame hasta donde desees. No voy a forzarte. —Menciono con calma y cariño el menor. Dejando un poco extrañado al mayor. Usualmente le veían como un número. ¿Por qué este chico no? Supuso era nuevo. No tardaría en ser absorbido por el sistema.

Pobre tonto que no ve lo que hay enfrente. Encasillado en dolor.

***

Yuma examinaba las notas de su paciente. Una madre (Doncel) que se quita la vida. Un padre que cae en la más profunda agonía. Siguió el mismo destino que su esposo. Astral queda solo. Hijo único. Salió un día con su amigo Shingetsu. El cual le traicionó. Trato de matarlo en un descuido. Más Astral. Entrando en locura. Le asesino en el acto.

Astral llama a su otra parte un psicópata en potencia. Yuma le pregunto cómo se enteró de su existencia. El mayor le conto que la gano gracias a una maldición. Una muy mala. Una que le hizo esa personalidad. Una maldición que le dejo su antiguo amigo al morir. Se entero después que su verdadero nombre era Vector.

Sí. Sin duda una historia trágica combinado con fantasía al no poder afrontar la culpa y la perdida. Nada que él no supiese manejar.

El optimismo es malo en grandes cantidades.

***

Yuma pasaba más tiempo con su caso. Aquel paciente después de unos meses se volvió lo más interesante hasta ahora. Su mente brillante y su lengua afilada eran un deleite. Sin duda algo que su mente de psiquiatra ama. Conocimiento por conocimiento. Esa era la regla. Una que sin mirar. Estaba rompiéndose. Su código ético se rompía junto a ella.

Su padre no noto nada malo. Su madre apenas y volteaba a verlo con verdadero interés. Pues para ella su padre estaba primero. No notaron nunca ese error. Dejar a un hijo sin la ayuda y mirada de los padres puede llevarlos a malos caminos. Uno que Yuma ya estaba recorriendo.

***

Un año entero paso. Astral ya estaba avanzando. Su otra personalidad salía con menos frecuencia. Y si lo hacía acosaba al pobre psiquiatra. Nada más. No había nada malo en ello. No había masacres. No había asesinatos. Solo dos hombres. Uno medio loco. Otro interesado. Solo eso.

Kaito estaba feliz del avance del caso imposible. Comenzó a hacerse público. Yuma estaba ganando renombre. Estaba ganando dinero. Dinero que no estaba destinado a él. Si no a sus padres. Su excusa era para su vejez. Favor por favor. Ese era el trato. Yuma asintió y no se quejó. Pues podía estar con su amigo. Su paciente. Ese fue el tic tac. Uno que comenzó a sonar en la oscuridad.

***

Astral ya contaba al menos un año y medio. Y esta vez agradecía estar vivo. Estar afrontando sus miedos por primera vez. Sus temores. Sus errores. Yuma se volvió su luz sin querer. Una luz que poco a poco se apagaba. Él lo noto. Y entonces. Surgió el peor error del psiquiatra. Dejarse consolar por su paciente.

Oh no. El código ético se quebró. Su coraza también.

Kaito no lo noto. Confiaba ciegamente en Yuma. Cuando Yuma confiaba ciegamente en Astral y Dark Mist. El hombre con doble personalidad.

Vaya caso más cliché. Esto terminará mal.

***

Dos años han pasado. El psiquiatra dejo de hacer su trabajo. El paciente dejo de serlo metafóricamente. Y ambos. En una noche. Fue que se entregaron. Fue una noche de luna llena. Yuma conoció el lado más tierno del hombre con dos personalidades. Astral era cuidadoso. Dark Mist era pasional. Y eso le encanto. Eso le fascinó.

Lástima que el tiempo avanza y el destino también. Yuma fue cambiado de hospital por los rumores. Susurros se escuchaban en los rincones. Kaito le miro decepcionado.

Y sus padres. Solo miraron a otro lado. Dejándole solo junto a sus cosas. Su casa ya no lo era. Vaya que la vida es una mierda.

¿Qué hizo mal?

***

Alarmas sonaron. Muchas para ser solo un ejercicio en aquel hospital. Un paciente escapo. Dark Mist tomo el control.

Las noticias y su hermana se lo hicieron saber. Yuma fue a verlo. Muchas patrullas ya iban en camino. Eso no podía evitar caer en desastre. Eso no podía ser verdad.

Jamás había corrido ni manejado tan rápido. Pero cuando tomo conciencia de sí mismo. El ya estaba dentro del hospital.

La escena era horrible. Cuerpos yacían en la será. Al igual que en el interior. Sangre fresca era lo que lo hizo vomitar. Ver a su antiguo jefe con la cabeza y brazos en direcciones que no debería fue lo que le hizo avanzar. Saliendo despavorido del lugar.

Esto era malo. Muy malo. Y fue peor cuando le encontró. Su amado lleno de sangre y un cuchillo de cocina como su arma. Su cabello ahora negro. Y sus pupilas dilatadas. Ese era Dark Mist.

—Oh Yuma... Has vuelto. —Exclamo aquel asesino. Acercándose con rapidez a su amado. Envolviéndolo en sus brazos. Por fin el asesino fue neutralizado. Su cabello volvió a ser blanco. Y sus pupilas mostraron una bella mirada.

Yuma estaba asustado. Mucho. Pero había algo que le impedía escapar. Y eso era su amor a ese ser. Él lo supo. Vio las fotos de los anteriores crímenes. Y aun así no dejo de amarlo. Un alma rota amando a una descocida.

Que lindo amor. Lástima que las circunstancias no sean las adecuadas.

***

Yuma lo medito. Mucho. Pero al ver a sus padres siendo asesinados. Fue entonces que encontró la paz. Dark Mist. Se sintió querido. Amado de muchas formas. Y se lo hizo saber.

Después de escapar de aquel sitio fue que corrieron a la casa de sus padres. Los cuales amenazaron de muchas formas a la pareja. Ellos solo respondieron a sus demandas.

Dinero fue tomado. Identificaciones de sus padres también. Poco tiempo les quedaba para irse.

Su hermana llego después. Encontrando solo los cadáveres de sus padres. Lloro. Y se lamentó. Llamo a los más cercanos. Y entonces los culpables salieron a relucir. Una cámara oculta los vigilo. Y los grabo.

***

Arresto. Eso era lo que Astral leyó en un periódico digital. Más cerrando aquella laptop. Fue que se encamino a su habitación. Encontrando a su amado desnudo en aquella cama.

Ambos lejos del país que los traiciono. Lejos de aquel infierno. Yuma se culpó. Pero de inmediato su amado intervino. Él no acabaría como su madre. Él era su luz. Y no dejaría que se abandonara de esa manera.

***

Años pasaron. Y aquella historia fue leída a esos niños. No estaba bien hacer todo aquello. Eso era malo.

Hoshiyomi y Yuto miraron a sus padres. Yuma les acarició como una buena madre. Mientras Astral cerraba aquel expediente.

Es una historia cruel. Una mala historia. Una que debía ocultarse. Una que no debía repetirse. Por ello fue que la convirtieron en cuento. Para que sus hijos no siguieran por ahí. Recorriendo ese camino. Oscuro y retorcido.

Ambos niños. De 10 y 4 años respectivamente asintieron con ternura a sus padres. Eso jamás pasaría.

Por qué Hoshiyomi rescataría a ese lindo niño de cuatro años. Yuya era su nombre.

Ese niño apodado monstruo. Por tener cinco personalidades.


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