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Una falsa historia de Amor por Mascayeta

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Harry golpeó el saco de boxeo una vez más, la sala de menesteres era especial por eso, cumplía los deseos facilitando a los estudiantes lo que necesitaran, y él quería desahogar la frustración.


Dentro de una semana saldrían al receso de navidad, y no había podido avanzar en nada con Malfoy, por otro lado, James estaba a punto de enloquecer entre las deudas que Lily generaba a diario —con ayuda de Molly—, y la dificultad de encontrar pocioneros buenos para levantar la empresa.


Parecía que el único maestro de pociones excelente y al que le recomendaban siempre, era a Severus Snape


El último golpe rompió el saco dejando salir la arena que cayó depositándose en una pequeña pila, fue pensarlo y el cuarto cambió a una habitación con baño, que facilitaba un agradable ambiente que le permitiría descansar.


Observó el reloj, en dos horas tendría que ir a la clase de la tarde, y con esta, el último intento de que el Príncipe se dignara a aceptar su amistad, ya que sabía por la indiscreción de Goyle, que el platinado se iría ese fin de semana.


En momentos así deseaba que el chico fuese otro de sus administradores para que las cosas con él fluyeran más fácil, pero no. El maldito hurón lo detestaba desde antes de entrar a Hogwarts.


Se recordó porque lo hacía, su amor por James, él era su ejemplo a seguir, incluso por encima de Lily que siempre se mostró indiferente a todo menos a las órdenes de Dumbledore, y a los caprichos de la Weasley mayor.


Harry pensó en el secreto que Molly le guardaba a su madre, ya que nada más justificaba la actitud que tenia ante cada sugerencia que la mujer le hacía.


Cerró la llave y se secó para vestir el uniforme, la corbata roja y dorada fue colocada sin ajustar sobre el cuello y la camisa blanca de algodón con la túnica desabrochada, mientras anudaba sus zapatos la vibración de su varita lo hizo mirarla con hastío, era la única manera que Dumbledore tenía para localizarlo cuando debían iniciar una de las locas travesías para los horrocruxes.


Aunque también podía ser para regañarlo por querer dejar el equipo de Quidditch. Le gustaba el juego, empero, su "objetivo" lo abandonó para dedicarse a tomar más asignaturas y, debía reconocerlo, después de segundo año una de las motivaciones para el juego era enfrentar a Malfoy. El rubio era bueno, tal vez si hubiese estado como golpeador Slytherin habría ganado más partidos contra Gryffindor.


Harry deseó que no fuese sobre ese tema porque su decisión era inamovible, Ginny era más la capitana que él, el equipo la escuchaba y podía jugar en cualquier posición, era una jugadora completa, lo que en el fútbol muggle dirían un "diez".


Harry abandonó la Sala de Menesteres, caminó por los corredores hasta llegar cerca de la oficina del director, poco antes de llegar escuchó unos gritos que atraparon su atención.


Con cuidado de no ser descubierto se asomó observando la escena, Malfoy estaba en el piso siendo atacado por varios murciélagos transparentes que explotaban en su ropa mientras Ginny se reía en compañía de Ron y Hermione.


Ver la ropa del platinado sucia, tosiendo e intentando frenar el maleficio de moco murciélago, no le causó gracia, y menos que Ronald se aprovechara de la debilidad del Slytherin para alzarlo y golpearlo en la cara reventándole la nariz.


Por instinto avanzó, la presencia de Potter envalentonó aún más al pelirrojo que invitándolo a la diversión, lo instó a apuntar a Malfoy. Ante la negativa de Harry, Ron pronunció el conjuro Redactum Skullus que afortunadamente se estrelló contra una barrera que a duras penas logró invocar el recién llegado profesor Snape.


—¡Ciento cincuenta puntos menos para Gryffindor por atacar a un estudiante!


Hermione aulló de la ira enfrentándose a su docente ofendida.


—Es claro que un Alpha defectuoso como usted no puede detectar lo que realmente ocurrió aquí —dijo con soberbia Granger que se interpuso entre Snape y Draco que seguía en el suelo con temblores—. Ese mortifago trató de abusar de una Omega, merece la expulsión.


Harry se sorprendió por la grosería, y que la joven no le importase una reprimenda, pero cuando oyó la voz de su abuelastro, comprendió el montaje


—Si es verdad lo que afirma la señorita Granger, debemos actuar de inmediato Severus.


El hombre de negro bufó por la orden de Dumbledore. Ignorándolo apartó a la estudiante que lo agarró del brazo utilizando la voz de Alpha para obligar su retiro del lugar.


Harry vió como Snape respiró profundo y llevó su mano a lo que pudo reconocer como una marca en el cuello, mientras enfrentaba a Granger que seguía mandándolo a irse y dejar que los Aurores apresaran a Malfoy.


Podía jurara que no pasaron más de cinco minutos cuando el ambiente se puso bastante frío, y las feromonas de Lucius Malfoy alertaron de su presencia.


—Quítese señorita Granger, de lo contrario la expulsión será para usted y sus secuaces —el semblante del pocionero cambió por uno de burla—, y nunca más se le ocurra ponerme una mano encima.


Harry sabía que Severus se controlaba para no lanzar un Avada a la engreída sabelotodo.


—¿Por qué no han dejado que Snape atienda a mi hijo?


—Señor Malfoy, ¿A qué debo su presencia? —dijo Albus extrañado por la forma tan rápida que llegó.


—Draco tiene buenos amigos que avisaron del ataque del Trío Dorado, perdón, me corrijo, me informaron que el grupo de acosadores a tu servicio lo agredieron —repuso el platinado mayor caminando hasta donde Severus que comprobaba el estado de Draco, una simple mirada confirmó a Lucius sus sospechas y arrugó el ceño al notar los golpes que recibió.


Harry envidió el entendimiento entre ese par, antes de ser excluido de lo que harían, aprovechó a alzar al Slytherin que se acunó en su pecho y olfateandolo pronunció de manera entrecortada un Alpha.


El chillido de Ginny junto al reclamo de Ronald, hicieron que Harry expulsará sus feromonas en advertencia de que guardaran silencio.


—Llevaré a Draco a Malfoy Manor, e informaré al Ministro del incidente.


—No conseguirá nada señor Malfoy, "un Alpha o Beta que intenta violentar a un Omega irá a prisión" —recitó Granger con una prepotencia que causó gracia al líder del Clan de Invierno—, además, es portador de la marca tenebrosa.


—Su ignorancia confirma que Dumbledore le regala las notas para que Draco o Nott no sean los primeros —Harry sonrió porque sabía que ese era el peor insulto para Hermione—. Potter, quítele la camisa a mi hijo, y Dumbledore, espero que cuando envíes a tus esbirros, por lo menos les expliques qué características tiene mi clan.


Harry arrugó la cara porque eso significaba dejar a Malfoy otra vez en el suelo, lo despojó de la prenda, tragó saliva al ver el cuerpo del chico, con rapidez lo revisó asegurando que no había marca para volver a vestirlo.


A pesar de la evidencia, el Director negó una vez más la petición de Lucius, procediendo a invocar su Patronus para que viniesen los Aurores.


Severus apretó la mandíbula, cargó a Draco y avanzó por el medio de los Weasley y Granger, al estar frente a Dumbledore procuró permear la ira y el asco que sentía por el anciano en la frase que pronunció.


—El joven Malfoy será llevado a su casa por mi, si no me dejas salir, quiero que le expliques a los Aurores y al Wizengamot porque tú "niño dorado" atacó a un No Revelado. Recuerda quién es Lucius Malfoy y el título de Draco.


Los cuatro Gryffindor vieron al Director apartarse emanando un agrio olor que les hizo taparse la nariz.


Harry aprovechó para seguir a Snape y al señor Malfoy, en la entrada de las mazmorras Theodore Nott y Blaise Zabini esperaban con las cosas de Draco, un Reducio permitió que todo fuera al bolsillo del patriarca que agradeció informando que recibirían una lechuza para año nuevo, y que pasarán la invitación a la señorita Parkinson.


Potter vio a Severus entrar con Draco a su habitacion, antes de que Lucius desapareciera detrás de la puerta, se interpuso pidiendo unos segundos en silencio.


—¿Qué quiere señor Potter? ¿Verificar que mi hijo no podrá acusarlo del ataque?


—Yo...yo no tuve nada que ver en eso —expresó sacando del mayor el gesto de asombro que tantas veces vio en el rostro de Draco—. Él no se merecía eso. Yo lamento lo que los Weasley hicieron y lo que Granger dijo...dele mis saludos.


Lucius conocía del interés repentino que Potter mostró por su hijo, lo miró con desconfianza, él era experto en mentir y manipular, el chico fingía muy bien, pero su actitud no presagiaba nada bueno. Aunque era mejor saber si podía sacar provecho de lo que se traía entre manos. 


—Recibirá noticias mías señor Potter. Gracias por su preocupación.


La puerta de la habitación de Snape se cerró en la cara de Harry que apenas si pudo ver el interior, suspiró alejándose del lugar, lejos de allí sonrió, dio el primer paso a la victoria, Lucius veladamente le hizo la promesa.


Llamaría a su padre, era momento de contarle a James el plan.


Sin embargo, su sonrisa desapareció al ver a Lily en el Gran Comedor acompañada de Molly quien sostenía a una llorosa Ginny, su madre al notarlo se dirigió a él dándole una bofetada mientras le reclamaba por no proteger a su Omega.


—Si no hubiese llegado a tiempo, Ron estaría en la cárcel, si prefieres eso, entonces la próxima vez dejaré que suceda.


—No me hables así —Lily estaba furiosa, su hijo la enfrentaba sin respeto, lo importante era Ginny, no Ronald ni Granger.


Levantó de nuevo la mano para darle otra cachetada, la voz de James se escuchó detrás de ella, no era una amenaza, se lo había dicho más de una vez y ella siempre evadia el tema, pero ahora no había forma de negarlo.


—Te lo dije Evans, volvías a tocar a Harry y nuestro matrimonio se acababa.


—James, mi muchacho, ella sólo lo corregía.


—No te metas en esto, conoces la historia de nosotros y no voy a permitir que la repita con Harry.


El llanto de Ginny logró que la atención se centrará en ella y los dos Potter tuviesen tiempo de alejarse del grupo para encaminarse hacia la Oficina del Director que los había citado. Mientras se alejaban pudieron oír la forma lastimera en qué Lily y Molly calmaban a la Omega, así como la discusión que Ron y Hermione comenzaron con Dumbledore por lo que Snape dijo antes de marcharse.


Para Harry la situación de sus padres no era desconocida, James decía que Lily con los años cambió y para mal, o quizás estaba tan enamorado que no notó lo evidente, además, él quería complacer a su madre, ella parecía fascinada con la pelirroja y en su quinto año, cuando Snivellus salió del panorama, por fin pudieron convertirse en pareja.


Una vez en la Oficina del Dumbledore, Harry preguntó a qué se refería con "repetir la historia".


—Hay errores que se cometen por estupidez, sé que escuchaste como saqué al Omega de Sirius siendo responsable de su destino —sonrió de forma triste a su hijo—, pero también por culpa de tu madre, casi asesinó a alguien que merecía una oportunidad diferente a la tuvo que aceptar.


Harry observó a James que hablaba demasiado triste, incluso podría afirmar que era desilusionado por su situación con Lily, abrió la boca para preguntar a qué se refería, pero Albus apareció dando una respuesta que concluyó la conversación.


—Tu padre se refiere a la doble deuda de vida que Severus Snape tiene con ustedes.


—¿Snape le debe la vida a mi padre?


—Es una historia que en ese momento no importa —menciono el anciano Alpha ignorando la curiosidad del joven—. Los cité porque tenemos un problema mayor, y James, hijo, considero que la única solución es vender Potter Manor y la empresa.


—¿Estás loco? —gritó el mayor de los Potter enfurecido—, si vendemos todo en unos meses estaremos en la inopia, ¡Tus gastos y los de Lily me tienen jodido!


—¡La guerra no es barata!


Los siguientes reclamos sobre los gastos de Albus no tenían nada que ver con el conflicto, y como decía James tenía otros ingresos, pero siempre estaba sin dinero.


—¡Por eso Harry va a casarse con Ginevra! ¿Acaso no lo ves? ¡Tienes la herencia de los Prewett!


—¿Cuál herencia? Viejo te están engañando, Arthur y Molly vaciaron esa bóveda hace años —se burló James al ver que los Weasley fueron más inteligente que el Gran Mago Albus Dumbledore—. Yo llevo manteniéndolos años, tu querida Lily no hace más que pasarle dinero a esa familia.


—¡BASTA! —Harry hubiese disfrutado más del estado de shock del anciano, pero no dudaba que pronto su madre o Molly aparecerían para saber que sucedio con Snape y su amenaza. No era como lo que tenía planeado, pero tampoco quedaría sin un galeón por Voldemort o el viejo—. Yo sé cómo solucionar el problema, pero lo haré con una condición.


Albus lo pensó por un instante y luego asintió, James lo supo de inmediato, ceder tan rápido equivalía que ya tenía la manera de no cumplirá la promesa.


—Jura que no me obligaran a casarme con la Ginny y te diré lo que quiero hacer.


«Chico astuto» sonrió James, pero no significaba que otras circunstancias lo romperían.


El juramento Mágico se hizo bajo la promesa de que romperlo equivalía la muerte para Dumbledore, dejando libre a Harry para darlo por finalizado cuando estimara conveniente.


—Se puede saber porqué no quieres unirte a la señorita Weasley —cuestiono enojado Dumbledore.


—Porque mi esposo será Draco Malfoy, el Príncipe del Clan de Invierno.


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