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Una falsa historia de Amor por Mascayeta

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Lily se sirvió un whisky de fuego y beberlo con rapidez, llenó de nuevo el vaso para ir hasta el sofá frente a la chimenea.


Reconoció su error, llevaba años evitando ceder ante la desesperación de que Harry no entendiese la importancia y los beneficios del matrimonio con Ginevra, pero sobre todo, el ser consciente de que con cada negativa le colocaba una fecha límite a su vida como bruja.


¿A quién quería engañar? Esa unión significaba perder la privacidad y la poca fortuna que les quedaba. Eran años pagando por el estudio de los siete muchachos, y por cada capricho que Molly tenia para la pequeña Omega. A veces quería regresar el tiempo y deshacer el error que cometió, pero hay cosas que no se pueden cambiar, y curiosamente, dieciséis años después, James obtendría lo que ella le quitó, su libertad.


Terminó el trago y se recostó contra el respaldo de la silla, se preguntó si amar de esa manera era un error. Tenía el espejo en Snape, años de adorarla y, según Dumbledore, a pesar de la trampa que le tendió, todavía seguía enamorado de ella.


Tal vez era cierto, el Alpha continuaba soltero, y por la doble deuda de vida que tenía con James, protegía a Harry desde las sombras, actuaba como espía de la Orden con Voldemort, y le sonsacaba informacion a más de un mortifago, entre esos, al principal, Lucius Malfoy. 


Parecía que la única debilidad que tenía era el hijo de Narcissa, su ahijado, ya que ella hablaba de como se comportaba sobreprotector y permisivo con Draco. 


Para Lily ese chiquillo arrogante era un remplazo imaginario del cachorro que Snape deseó tener con ella, tal vez si Harry no se pareciera tanto a James, las expresiones de afecto de Snivellus serían sólo para su bebé.


La Beta suspiró, nadie nunca tendría comparación con su Harry, poseía la audacia y el coraje que lo hacían un héroe, la capacidad de envolver a las personas con facilidad para obtener lo que deseaba, sabía cuándo usar el encanto de su apariencia y el nombre que desde pequeño se forjó para hacer cosas que, para muchos, aún era imposibles. 


Lily se mofó de su examigo, era más que lógico que nunca ella lo elegiría sobre Potter, por eso hizo lo que debía para tener el amor y la fidelidad del hombre, una que colocó en riesgo por la insistencia de Molly y Albus quienes aseguraban que Sirius le dejó la herencia a la descendencia de Harry, por seguridad ante la inminente guerra.


Se levantó para buscar la botella y rellenar el vaso, bebió pensando en que hacer para que James desistiera de la idea del divorcio, el Alpha la amenazó con romper su relación tras el fallido intento de emparejar a Harry en el primer celo que tuvo con Ginny. Nunca lo vio tan furioso, la discusión lo llevó a recriminarle por los gastos, por la manera cómo se dejaba manipular por Dumbledore y los Weasley, y por el descuido en sus funciones como administradora de la compañía, pero lo más aterrador fue ver los balances de la empresa demostrando el desfalco, y los reportes médicos de Harry.


Lily se consideraba una mujer centrada e inteligente en la forma de actuar, pocas veces perdía el control, pero cuando se veía sobrepasada por las exigencias de Albus y los Weasley, que no dudaban en aprovecharse del secreto y la deuda mágica que los unía, bebía en exceso, llegaba a casa ebria a desfogar su frustración, y si Harry estaba presente, enfocaba su ira en él, para luego correr a pedir ayuda de sus verdugos, porque eso eran ellos.


La Beta arrugó la cara al pasar el último trago del líquido color caramelo, recordó la última vez que bebió como lo estaba haciendo en ese instante. Fue para el verano antes del tercer año de Harry en Hogwarts, el cachorro quería ir donde los Dursley y ella tenía dolor de cabeza por la resaca, la pataleta la sacó de quicio y empezó a lanzarle hechizos para que se callara y que el ojiverde esquivaba con facilidad, hasta que utilizó un encantamiento de Cuerda de Fuego, y luego varios punzantes para que las quemaduras ardieran más. 


La imagen del chico llorando y pidiéndole que se detuviera la enojaron demasiado, levantó su varita y cuando iba a pronunciar la maldición Cruciatus, algo la golpeó desmayándose. Al volver en si, Dumbledore le informó que Remus llegó a tiempo para trasladar a Harry a San Mungo y dar declaraciones sobre un ataque por parte de los mortifagos que aprovecharon la ausencia de James que se encontraba en una misión.


A partir de ahí, la relación con su hijo cambió aislándola del chico por miedo a ser delatada. El niño le tenía una mezcla de miedo y resentimiento, que utilizó a la perfección, en especial cuando necesitaba cubrir sus andanzas con Dudley y Ron. Harry seguía de cerca los pasos de los Merodeadores fuera de Hogwarts, lo único que rogaba es que no terminará muerto en una pelea callejera o estrellado contra una pared en una de esas carreras en las que participaba.


Lily exhaló dejando de lado el resto del licor. Petunia tenía razón, la Omega y ella tras conocerse que era bruja nunca volvieron a tener una relación de hermanas, pero la mujer y el mismo Vernon, aceptaban a Harry por la insistencia de Dudley, que encontró en el azabache un compinche con el que podía acceder a lo que como simple muggle no era capaz. 


En fin, más allá de eso, en el casamiento de Petunia con Vernon, ésta se aproximó para pedirle volver al mundo muggle. Era una Beta, tenía grandes opciones y una pequeña fortuna, Lily se negó incluso siendo ofensiva, Petunia mostró el último rescoldo de cariño que sentía por ella, y le advirtió que el encaprichamiento que tenía por Potter iba a llevarla a cometer el peor error de su vida, y no se equivocó.


Una tarde al regresar del médico, escuchó una conversación entre Sirius, Regulus y James, en la que esté último hablaba de la intención de marcharse para trabajar con el Clan de Invierno tan pronto fuese oficial el contrato mágico con Abraxas Malfoy.


Para Lily fue una traición oír que la empresa la dejaría a cargo de Remus y el puesto en el Wizengamot a Andrómeda Tonks. Se sorprendió cuando el menor de los Black cuestiono por ella, la respuesta de Potter fue una risita que le sonó a burla.


Huyó, no le importó saber que le tendría preparado su novio, y con eso dio inicio no a uno, sino a una cadena de errores que la tenían al borde del divorcio. Debió ser más astuta, entrar al sitio de reunión, preguntar directamente a James lo que sucedía. Ser consciente que para inicios del séptimo año, Potter tuvo que asumir el cargo de Lord por ser la cabeza visible de la familia tras la muerte de Euphemia, una responsabilidad que no podía ceder a Albus, además estaba la guerra, debía culminar sus estudios y administrar la empresa de pociones. Sin embargo, ella no pensó en nada de eso, sólo en qué la iba a abandonar junto con su cachorro.


Lily se vio saliendo tan sigilosamente como entró. Caminó sin rumbo y se vió en una de las boticas del callejon Knockturn. Bebió la poción sin medir las consecuencias, comenzó a sangrar y su magia a descontrolarse, el tipo que la atendió la sacó de allí dejándola tirada detrás de un montón de canecas y cartones. Se arrastró hasta la puerta que vislumbró y pidió ayuda. La voz de Molly y Arthur Weasley llegó en medio del dolor, para dejarla sumida en la inconsciencia.


Ahora Lily aceptaba los errores cometidos por soberbia, subió tambaleante a la habitación donde ahora dormía, James la sacó de la alcoba matrimonial usando las barreras de sangre de la casa, tuvo ganas de llorar, lo seguía amando, y él parecía no darse cuenta que todo lo hacía impulsada por ese sentimiento.


Se metió en la alcoba y siguió directo al baño, quería bañarse, tomaría alguna poción para el malestar y tras dormir un poco, hablaría con Albus, él la metió en esto, así que le correspondía salvar su matrimonio.


Se desvistió frente a la espejo, Lily vio que los años habían sido benevolentes con ella, tenía treinta y cuatro años y se veía diez años menor, su rostro carecía de arrugas, siendo enmarcado por el cabello rojo cobrizo, que exaltaba sus ojos verdes que brillaban igual que los de su pequeño Harry, la diferencia era la emoción, en los de él se reflejaba tantas ganas de vivir, en los de ella cansancio.


Lily se metió a la bañera, reprodujo en su mente como Arthur y Molly le explicaron que el embrión se defendió con su magia, que sería un ser poderoso. No le cuestionaron, el hombre le dijo a la pelirroja que iría por Dumbledore y las dejó solas. 


Molly le preguntó las razones de su decisión, Lily habló con dolor de lo que ocurría en su hogar. La sonrisa bondadosa de la mujer vino con una propuesta, se sintió viendo a la bruja de Blancanieves, pero la aceptó a cambió de la felicidad del cachorro en su vientre.


«Lily caminó por los pasillos del Ministerio hacia la zona de los hospedajes. Ese día James tendría reunión con los del Clan de Invierno, y firmaría el contrato que le permitiría acceder al cargo que quería dentro del círculo del futuro líder, el heredero de Abraxas Malfoy.


Esperó a que todos se dispersaran para meterse en la habitación de Severus Snape, el mestizo al igual que muchos otros, prefería vivir en la Academia durante el tiempo de entrenamiento, Lily siempre lo asemejan a las residencias universitarias de los muggles, y en caso de Snape, un Alpha pobre y sin ningún renombre, esa era la mejor opción


Lo sintió llegar, reconocería donde fuera el olor a especies y humo, respiró profundo, daría lo mejor en su actuación. 


Lily aguantó la risa cuando Severus la encontró sollozando y con la ropa desencajada y rota en algunas partes. De inmediato se acercó a ella preguntando que le pasaba, se abrazó a él, y miró el reloj en su muñeca para susurrarle una disculpa, y empezó a gritar pidiendo auxilio.


Aturdido, el pocionista procuró separarse, pero Lily aprovechó a rasgar su túnica y a rasguñarlo, suficiente para que el azabache la tomara de las muñecas diciéndole que se callara. Ella alzó más la voz , con un falso llanto le suplicaba que se detuviera, pronto los golpes en la puerta se oyeron y ante la imposibilidad de abrirla, la desesperación se hizo presente junto a las suposiciones.


De pronto la voz de Potter irrumpió el lugar tras una Bombarda, y Lily lo vió caer sobre Severus mientras Frank Longbottom iba hacia ella.


No supo que ocurrió después de que James le ordenó al Auror que se la llevará a enfermería. Cuando lo observó entrar, tenía la ropa con manchas de sangre y se limpiaba la de la boca y el cuello.


La tensión de la pelea con Snape quedó atrás al escuchar a la enfermera decirle que Lily estaba embarazada de unas pocas semanas, que nacería el cachorro en julio. La besó y le dijo que siempre la protegería».


La promesa se vio rota cuando la verdad salió a la luz en una conversación con Remus y Sirius, la enfrentó y ella aceptó que Severus jamás la atacó, que fue un montaje para que no rompiera el compromiso.


«—¿Que te hizo pensar semejante estupidez? —cuestionó James sorprendido—. Te iba a pedir matrimonio una vez firmara el contrato. Nos iríamos juntos, y ahora...»


James no terminó la frase, salió enfurecido, Lily se enteró que por la pelea con Snivellus perdió la oportunidad del traslado. Malfoy precisó que no podía tener enemigos entre sus filas, y Severus ejercerla como Maestro Pocionista en el Clan, para ellos la confianza entre los que estarían alrededor suyo era esencial, por eso, echó para atrás la decisión de llevarse a Potter y le dio el cargo a Sirius.


Los dos amigos discutieron y en la rabia quien pagó las consecuencias fue Regulus.


Albus fue el soporte de Lily en esos meses, no volvió a saber de Severus, Black declinó la oferta y se dedicó a buscar a su Omega con ayuda de James. Poco antes del nacimiento de Harry lo encontraron y en el primer Halloween de su cachorro, asistieron al entierro de Regulus.


Una muerte con la que cargaría en su conciencia, un daño colateral que se pagó por el bien mayor.


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