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Una falsa historia de Amor por Mascayeta

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Ginevra Weasley recibió el galardón con una sonrisa, ese día se despedía de su carrera como una de las jugadoras más completas que tuvo el Quidditch mundial, en cada uno de los equipos que participó como jugadora principal o en préstamo, se destacó sin importar la posición. ahora, siete años después, se retiraba para iniciar un nuevo ciclo en su vida.


Ginny se marchaba de las canchas, más no del mundo deportivo, tenía varias propuestas, y la que más le llamaba la atención era la de cronista, continuaría viajando, compartiendo con gran parte de los equipos que conocía y podía narrar de manera objetiva los pro y contra de cada uno, no obstante, si revisaba su vida personal, indicaba que necesitaba dar una estabilidad al lobo dentro de ella. estabilidad.


Como Omega conoció el sentimiento de ser madre con Harry, satisfizo sus celos con amores pasajeros después de la separación, y de la marca que alguna vez lució orgullosa, ya no quedaba sino el recuerdo, las maravillas del láser muggle y la constancia médica de que ella fue quien la rechazó.


La pelirroja sonrió al notar que su compañero sexual se aproximaba, una que perdió al escuchar que el Alpha tras felicitarla, le presentó a una Beta como su prometida, la chica la invitó amablemente a la boda en abril, Ginny se sintió ridícula, aceptó con falsa cortesía sabiendo que de llegar la tarjeta, alguna excusa inventaría.


El cóctel continuó sin más percances para ella, pero sí con el sinsabor de saber que, a pesar de tantos amores, ninguno logró llenar el vacío del Alpha que siempre quiso, Harry Potter.


Se marchó despidiéndose sólo del director del equipo y con la promesa de comunicarse dentro de dos semanas con la respuesta a la propuesta laboral, quería dedicarse un poco a su familia y arreglar su nuevo estatus con Lady Prewett.


Viajó al amanecer, las ventajas del Traslador Internacional entre el continente e Inglaterra, es que no había escalas, a las siete de la mañana arribó siendo recibida por Ron que lucía mucho mejor de lo que esperaba.


Ellos por ser los menores siempre tuvieron una relación distinta a la que sostenían con sus otros hermanos, la camaradería y complicidad era mayor, por eso, fue tan fácil entrar al grupo después de la guerra y enterarse exactamente qué hacía Harry cuando fueron por los horrocrux. Ginny le pidió a Ronald hacer una parada en un restaurante muggle, no quería llegar a La Madriguera sino hasta la noche como le avisó a Molly, sabía que estaría toda la familia y sería difícil ponerse al tanto de lo que sucedía.


Ron la llevó al apartamento que desde hacía unos años mantenía para sus celos, los dos hermanos hablaron de todo lo que pasaba y que por carta no se podía explicar, más cuando las expresiones que acompañaban a la historia eran parte de las razones de porque actuaron o decidieron sobre cualquier asunto.


—¿Cómo está Harry? ¿Y mi cachorro? —cuestionó Ginny al final de la tarde—. Arthur debe estar enorme, ya en unos meses entra a Hogwarts, ¡Otro Weasley, Gryffindor!


—Eso no va a suceder, y no creó que si entra a Hogwarts sea un león —la cara de la Omega junto con sus feromonas indicaron al Alpha que debía contar la historia completa.


A medida que la narración avanzaba, la Omega comenzó a llorar, cuando Ron terminó de contar el último encuentro con Teddy y que el chico era la pareja de James Potter, una de las personas que más se había opuesto a su relación con Harry. En ese instante, Ginevra transformó su llanto en ira, el pelirrojo que la acompañaba pudo notar la envidia reflejada en los brillantes ojos marrones.


—Él es el culpable, el maldito hurón debe haberlo influenciado para arrebatarme a mi cachorro. James debe estar feliz de que pudo destruir nuestra unión.


Ronald negó con la cabeza.


—-Gin, Malfoy se declaró como desaparecido hace tres años, y si no se presenta a la convocatoria de herederos, será dado como muerto.


—Dices que Harry no vive en el mundo mágico y esa zorra tampoco... —Ron detuvo el tren de pensamientos de Ginny.


Le expuso como cada seis meses Ariel viajaba con Lily y que, a pesar de Harry vivir en el mundo muggle, Dumbledore siempre trató de monitorear con quién y en qué estaba.


—Al principio fue más fácil, hechizos sencillos de rastreo y espionaje con objetos que Lily regalaba al cachorro, pero en la medida que fueron descubiertos por los Potter, Albus ha tenido que modificar la estrategia, y te aseguro, Draco y Harry no están juntos.


Para la pelirroja eso no era una garantía, conocía a Harry, en varias ocasiones cuando el trabajo y la molestia por el ambiente en La Madriguera lo abrumaba, solía escaparse y disfrutar de la soledad de la casa del Godric's Hollow.


Con una sonrisa que transmitía tranquilidad, observó a Ronald, el ojiazul sabía que algo estaba tramando su hermana, lo que fuese, ayudaría a los planes de Dumbledore, y quizás, también a los suyos.


Antes de salir del apartamento agarró de la muñeca a Ginny para que lo mirará.


—Si lo que planeaste resulta favorable, quiero que me concedas algo además del dinero pactado con Albus.


Ginevra asintió, Ronald también cambió en esos años, y estaba ansiosa de ver al resto de la familia, más ahora que aceptaba ser Lady Prewett y pelearía por recuperar a su Alpha y al cachorro que le engendró.


 


 


Harry miró el mensaje de Lily, desde el intento de secuestro de Teddy, su madre comenzó a enviarle notas donde le recordaba la importancia de estar unidos y la necesidad de hacerse presente en el mundo mágico para reclamar lo que por Ley le correspondía.


El celular volvió a vibrar y aparecía la hora a la cual lo esperaban en la cena especial que programaron en La Madriguera para discutir sobre la situación de seguridad que las familias en la lista que la Ley de Herederos promulgó.


Para que no lo molestará más, Harry le escribió que estaba en una clase, que agradecía la invitación, pero le quedaba imposible asistir. Ella no sabía donde vivían, la casa de James al igual que su apartamento se guardaban tras un hechizo desilusionador modificado, una técnica aprendida con Inefables del ministerio hindú. Las veces que Lily se quedaba con Ariel, desde que descubrieron que le colocaba rastreadores y compulsiones, implementaron una protección que evitaba tanto pociones y hechizos, e inhabilitaba amuletos. ¡Gracias a Merlín por hacer tratos con las criaturas mágicas!


De igual forma, para no darles la oportunidad de encontrarlos, siempre trataban de que las vacaciones las pasará en una de las propiedades que quedaban en Londres muggle o los enviaban a centros vacacionales cuando eran por espacios de tiempo largo. Hasta el momento había resultado la estrategia, pero que Ronald y Lupin lograran ubicar a Teddy, tenía a James en alerta.


Una vez su madre le respondió que quería verlo de manera urgente en los próximos días, Harry supo que había algo más en esa invitación.


Cerró el chat y se centró en los documentos enviados por su padre, le quedaba una hora más antes de tener que ir a recoger a Ariel a las clases de Artes Marciales.


Harry desde septiembre, cuando se enteró del aborto que sufrió Draco, canceló las vacaciones y aceptó el cupo del curso en Estrategia Militar que le había ofrecido James, necesitaba espacio y reconsiderar que tantos errores cometió sin darse cuenta, una semana después y aprovechando el inicio de clases en Estados Unidos, se mudó con Ariel, ambos disfrutarían esos meses ya que para el siguiente año, el niño debía elegir a que Escuela Mágica iría, y sin importar cual, estarían separados gran parte del año.


Respiró profundo y colocó la alarma para no pasarse del tiempo estimado, los informes de James eran preocupantes, desde que el CIM aprobó la Ley de Herederos, como la denominó Dumbledore, los desaparecidos habían aumentado en casi todos los países donde vivían magos. Los casos no tenían relación entre ellos, así que en cada uno se cerraron cuando las pruebas indican que se marcharon para otro lugar, sin embargo, el último suceso acontecido en España era distinto, una mujer sobrevivió al ataque y fue capaz de describir a quienes se llevaron al chico de unos quince años y que respondía por el nombre de Selein Viuern, un mago adolescente con sangre de criatura.


La abuela del muchacho era un bruja egipcia que lo crió desde que su hijo murió en la Batalla de Hogwarts y su nuera encarcelada por considerarse una criatura oscura, así que el menor recibiría la herencia familiar, era el único reconocido por la magia Gobblin.


Harry repasó cuadro por cuadro y con zoom las imágenes de la cámara de seguridad del parqueadero donde ocurrió el asalto, por la manera de actuar podía asegurar que no eran Aurores a pesar de portar las túnicas. Esto era más que un simple seguimiento a los herederos, era un exterminio sistemático a los opositores de la facción más numerosa del Ministerio.


La alarma sonó, guardó los papeles y cerró el computador para dejarlo en su habitación, no quería llenar a su primogénito de prejuicios o responder preguntas capciosas.


Harry llegó justo a tiempo para ver a Ariel en la última parte de la práctica con las dagas de madera que ahora portaba, las artes marciales eran una buena manera de mantenerlo ocupado y relajado, ya que el chiquillo tenía demasiada energía, pero cada vez más sus instructores le daban un nivel de dificultad más alto por la rapidez con que aprendía.


Los ojos avellana, una mezcla entre el gris, el verde y marrón de la familia Potter, de Ariel, lo observaron con alegría, tan pronto se despidió corrió a saludarlo.


Harry lo tomó de la mano escuchando la narración de lo que había hecho en el entrenamiento y en clase, subieron al coche para dirigirse a un centro comercial donde pudieran compartir una hamburguesa, el fin de semana recién comenzaba, tenían planeado ir a Kentucky Horse Park, el domingo estarían en casa y de acuerdo con los resultados de la investigación de James, tendría que decidir si volver en la fecha que tenían programada o adelantar el viaje.


La mañana siguiente recibió a Harry con un mensaje de voz de Lily, al abrirlo su gesto cambió a uno de disgusto. Esa era la razón de que fuera a la dichosa cena, Ginevra pidiéndole que regresará y le dejara ver a su cachorro.


—¿Quieres volver con esa mujer?


—¿Deseas conocerla?


Harry contestó con otra pregunta a su hijo que ya se encontraba listo en la puerta de su habitación, a veces olvidaba que tenía los genes de Euphemia, nunca llegaría tarde a un lugar donde quisiera estar.


—Tarde o temprano lo haré, aunque la verdad no me interesa conocer a alguien que tuvo que drogarte para que la preñaras, y que luego nos abandonó porque no pudiste complacer el capricho del matrimonio.


—A veces creo que eres más Peverell que todos nuestros antepasados, Draco te hubiese amado.


La frase dicha al aire creó un momento algo incómodo entre padre e hijo. Ariel recordó cómo al abrir los ojos el veinte de octubre, día de su cumpleaños número once, pidió saber la verdad, los no-mag eran fáciles de convencer diciendo que su madre murió de cáncer cuando era un bebé, pero en el mundo mágico, todos conocían la historia del gran Harry Potter, así que Draco Malfoy se convirtió en un interés que en algún instante conocería, y que por lo visto, poseía ese sarcasmo que él había heredado. Rompiendo el silencio, instó a Harry a apurarse.


—Vamos padre, sabes que hoy es el último día de la temporada principal, y noviembre siempre tiene un clima impredecible.


—Eres el mejor regalo que me dio la vida.


Ariel se rió cuando Harry lo cargó y llenó de besos sus las mejillas, el picor de la incipiente barba siempre le daba cosquillas y él se aprovechaba de eso.


El Kentucky Horse Park era uno de los sitios que más le gustaba a Ariel, aunque Harry pensaba que al cachorro cualquier cosa que llevara implícito deporte y competencia era de su predilección.


El azabache menor corrió tan pronto vio a uno de los oficiales de la policía montada, la yegua a su cargo era una blanca con crines negras que saludó feliz al niño, no era permitido, pero tan pronto como se fuera la mayor parte de los turistas, el oficial Dunkan lo dejaría montarla.


Así comenzó su fin de semana familiar, uno que iría hasta el domingo a mediodía, y de ahí a hacer tareas.


A las cinco de la tarde Ariel cepilló los ponys y se preparó para montar a Hyuga, por seguridad su padre le pidió llevar una cámara de botón en la chaqueta y mantenerla activa.


Ese día había un evento especial, así que no quería sorpresas o problemas con los invitados ebrios y más cuando lo que iba a hacer estaba prohibido.


Ariel montó a la yegua y salió al galope, llevaba varios minutos pronto se adentraría al bosque, de repente en uno de los caminos laterales un niño rubio salió de la nada asustando al animal que se encabritó, dos tipos que portaban el uniforme que reconoció como de Aurores, aparecieron levantando la varita hacia el pequeño que no sabía hacia dónde correr.


El ojiavellana percibió como la temperatura del lugar descendía, se apeó para de ir donde el cachorro que se le abrazó de inmediato, mientras uno de los tipos pronunciaba con alegría que los dos estuviesen juntos.


—La suerte nos sonríe, dos herederos por el precio de uno.


Ariel cubrió al más pequeño diciéndole que sólo lo mirará a él, el rubio asintió, escucharon la maldición asesina, pero el doble impacto retumbó alrededor de ellos dejándolos aturdidos por el sonido, provocando que ambos cerraran los ojos. Minutos después los abrieron cuando en medio del silenció captaron la mezcla de olores a champagne y whisky con notas de manzana verde y roble, y con este los nombres de sus padres pronunciados con sorpresa.


—Potter


—Draco.


 


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