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Castigo Divino por Mascayeta

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—Me alegra volver a verte —la frase fue acompañada de un abrazo cálido y sincero.


Risako no pudo menos que alegrarse por la amabilidad de Kirishima, él mantenía las características de gentleman que le convertían en el prospecto perfecto para toda mujer humana o de Licosura.


—Deberías felicitarla por su nuevo cargo como "Líder del Clan Takatsuki".


El ácido comentario de Takano, no borró el gesto amable de la Alpha, sabía que la antipatía que el ojiavellana sentía por ella se debía a la relación de amistad con Miyagi, y para su infortunio la relación de respeto y "solidaridad masculina" que en los de su especie equivalía a que, si engañabas a uno, era como si los engañaras a todos. Ignoró la frase y agradeció por la felicitación de Zen.


—Me alegra oírlo, pero también lamento la pérdida de tu hermano.


—Nadie podía predecir que una simple visita a la familia de mamá concluiría en su muerte —respondió la mujer secamente.


Era cierto, su madre pertenecía a los Omega Puros denominados Ojos Grises, sus padres eran destinados y lograron a pesar de los malos presagios unirse y complementarse con el más sincero amor que había conocido.


Cuando Shinobu pasó su segundo celo, fue enviado donde los abuelos para que pudiese conocer lo que significaba pertenecer a ese subgénero; sin embargo, una semana después les fue informada la tragedia, un incendio forestal que consumió el Resguardo de los protegidos de Calisto.


—Ese es el motivo de esta reunión —pronunció Haruhiko ingresando a la sala seguido de Yô y Takahiro.


Risako percibió como su cuerpo se calentó ante la presencia del hijo mayor de Fuyuhiko Usami, liberando sus feromonas en señal de sumisión y coqueteo recibió por parte del pelinegro un saludo por medio de la inclinación de la cabeza, pero no respondió a la insinuación sexual.


Situándose en la cabecera de la mesa del comedor, solicitó a Takahiro dar la orden de servir el vino y los entremeses para comenzar la sesión. Nadie debía interrumpirlos una vez cerraran las puertas del salón.


En la medida que se acomodaban, Kirishima notó una fragancia que sin duda no pertenecía a ninguno de los presentes. El olor proveniente de Miyagi le parecía demasiado embriagante, y definitivamente estaba impregnado en su ropa y no en él. Su cuerpo reaccionó a las feromonas, algo que le extrañó, ya que desde su primer celo y la experiencia de descontrol que conllevó, no volvió a sentirlo. Sakura era humana, así que con ella conoció el verdadero y sólido amor del cortejo, el diálogo y la confianza.


Haruhiko miró el reloj, era cerca de la medianoche y la persona con quien debía dirigir la sesión no aparecía por ningún lado, esto empezó a preocuparle debido a que la hipótesis de Zen se hacía cada vez más real, lo cual cristalizaba la posibilidad de que el peligro podía estar más cerca de lo que pensaban.


Tratando de darle un poco más de tiempo, pidió a Takahiro repartir las responsabilidades que en la semana de celebración tendría cada uno; los hermanos de Ojos Dorados Takano y Kirishima estarían al cuidado de las actividades de caza, Miyagi en las de lucha como líder de los Ojos Amarillos y al ser la única Alpha mujer y por la confianza que podría despertar en los Omega, Risako quedó a cargo de los preparativos previos a la "vinculación".


—En total son 20, algunos están ya en la Colonia, pero otros llegarán mañana —concluyó Takahashi entregando en papel aparte el listado de los seleccionados por cumplir con la edad y haber manifestado su deseo de continuar en la manada.


Entre los nombres, la mayoría de las hembras eran Betas y algunas Alpha, sin embargo, el reducido grupo de Omegas tenía apellidos de los clanes principales. Bien era sabido que los líderes podían tener varias parejas que registraban en el mundo humano con los apellidos de las madres, solamente el primogénito llevaba el apellido del clan.


No obstante, como toda buena regla tiene su excepción, un día a la casa de Fuyuhiko llegó una mujer con un niño de cabello negro y ojos del mismo color diciéndole que era el hijo de su hermana y que al fallecer ella pidió que se lo entregara. No pudo decir más, aquella humana dio media vuelta desapareciendo para siempre.


La noticia tomó desprevenido a Usami-sama que no sabía cómo explicar a su Alpha Natsuko lo ocurrido. Los ojos del chico detallaban todo en silencio, para simplemente detenerse en un peliplata de ojos lila que lo observaba con la misma curiosidad, cuando quiso acercarse la loba lo retiró de inmediato dándole la orden de mantenerse alejado de su hijo, "el único y legítimo heredero del Clan de Ojos Rojos".


Eso separó a los hermanos Usami, el primogénito por ser un híbrido no fue tenido en cuenta hasta el primer celo, donde demostró que la sangre de Licaón corría en sus venas con la majestuosa transformación.


Al salir del encierro, se enteró que su madrastra marchó con Akihiko a Inglaterra criándolo lejos de él y su padre. Ahora unidos por la necesidad y la seguridad de la Manada, Natsuko tuvo que ceder y permitir que su hijo volviese a Tokio.


—Considero que la lista se encuentra incompleta —dijo Risako devolviendo el documento a Takahiro. Era lógica la afirmación cuando su nombre no aparecía ya que en la última sesión de los Mayores se acordó su unión con uno de los Ojos Rojos—. ¿Hay algo más que no están diciéndonos?


—Así es querida Risako —respondió quien con ansia esperaba Haruhiko. Los ojos lilas se clavaron en Takahiro, que desvió la mirada para evitar sonrojarse por la manera como su compañero de estudio lo observaba.


—No hay ningún error Risako, por seguridad no se revelarán los nombres de los Alpha sino hasta la noche de Belewe.


El desconcierto en la cara de Takatsuki hizo que Zen, quien hasta el momento había pertenecido en silencio, interviniera explicando la razón de la afirmación de Akihiko.


—Es claro que alguien está tratando de eliminar nuestra raza, los asesinatos han sido sistemáticos y ...


—Es una locura, ¿no me digas que esto es por la muerte de tu humana?


La manera despectiva como lo pronunció la castaña hizo que una mirada fría se instalara en los ojos de Kirishima. Conteniendo la furia causada por el comentario explicó su hipótesis.


De igual manera, la mujer no daba crédito a la información. Resultaba absurdo la afirmación, ya que no se veía clara la relación entre las muertes de los humanos y los Omega, así que solo parecía una invención de alguien que no aceptaba el fallecimiento de un ser querido.


—¡La única ciega aquí eres tú! —gritó Takano estresado por la pérdida de tiempo—. Ocho años de casuales robos que acabaron en muertes, todos los fallecidos Omegas o parejas de Alpha. ¿Quieres nombres?


Las fotos se regaron sobre la mesa con las fechas de deceso, entre estas los nombres de varios conocidos, a excepción de Sakura, eran Omega y estaban embarazados, Chiaki, Shouta, Yuu y Chinatsu. Rápidamente limpió la lágrima que indiscreta resbaló por la mejilla.


—Conoces la profecía Risako, por algo los Ojos Grises fueron aniquilados. Además, sabes que el vínculo es en Belewe, pero el lazo en Aima, así que en cualquiera de las fechas somos vulnerables.


No vio la necesidad de seguir discutiendo, asintió y pidió permiso para retirarse, los recuerdos eran insostenibles, y el sentimiento de culpa aún más. La noche que mataron Chinatsu, ellas estaban juntas, cometió el error de enamorarse de una Omega, rompió su compromiso con Miyagi y decidió abandonar todo por estar juntas.


Solo salió por la comida, al llegar la policía estaba en el apartamento, y la escena era digna de una película de Terror..., tal vez Kirishima tenía razón. 


Por ahora, cumpliría con su misión, y el único nombre en la lista que le preocupaba era el del tercero de los Ojos Dorado, el Caramel que perfectamente podría competir con sus intereses: Hiroki Kamijou.


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