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Castigo Divino por Mascayeta

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Ignorando la hora y el lugar donde se encontraba, abrió los ojos por el delicioso olor a galletas recién horneadas que desde pequeño le ayudaban a encontrar a su hermano mayor. El lobo de ojos magenta le acariciaba el cabello azul petróleo como cuando era un niño, se acomodó y decidió dormir un poco más, protegido por Ijuuin.


El Omega mayor paró la acción para recordarle su función esa noche. Primero debían avisar a Haruhiko, luego a Henmi para que, en la medida de lo posible, no se separan Kamijou y Onodera del lado de Shinobu.


Takafumi se tapó la cabeza con la cobija e hizo caso omiso de lo que sabía eran sus ocupaciones, pero le fue difícil pasar la noche, y por más que su celo durara solo ocho horas por la intervención de Selene, quería descansar.


—A las trece horas espero verte en la sala con tu "cosplay" —dijo el Omega para molestarlo.


—Espero que tu te vistas de cocinero, haría juego con tu maldito aroma.


Apartó las mantas y se dirigió al baño, después de ducharse sacó las cosas que mantenía en donde Miyagi para arreglarse lo mejor posible y continuar con la actuación como si el día anterior no hubiese sucedido. Observó el reloj, era mediodía y debía comer algo, eso le ayudaría a recuperar fuerzas.


En la medida que se acercaba a la cocina los gritos de los dos mayores denotaban que la discusión entraba a la parte más álgida, el escuchar su nombre unido al de Yasuda fue suficiente para intervenir en favor de Yô.


—Era una cuestión de tiempo Ijuuin —Alpha y Omega lo miraron—. Agradezco su preocupación, pero si alguien debe tomar una decisión sobre Gou, soy yo.


—Ese atarbán te rechazó, casi mueres entre las fiebres y los dolores porque ya había establecido el vínculo —dijo Kyo mostrando su descontento—, sabes perfectamente que un Omega normal no hubiese aguantado, te salvó Selene.


—Y seguirá haciéndolo hermano —habló con total seguridad encaminándose a la nevera para ver que podía comer—. A las 1500 horas debemos estar en la Casa de Gobierno, Kirishima y Takano dividirán los grupos de cacería y quiero estar lo más cerca de Shinobu.


Los pelinegros entendieron que no iba a hablar más del tema, no le importaba su opinión y en el momento que se encontrará con Yasuda sabría manejarlo apropiadamente. Cuando se acercó a la mesa con los ingredientes de un emparedado, tanto Ijuuin como Yô percibieron lo que tenía a Takafumi tan tranquilo: El Anís y la Canela se mezclaban a la perfección delatando la unión del Ojos Dorados con el Guardián.


En cuestión de minutos colocó en la plancha la mezcla de carnes, verduras, queso y pan, ordenándoles servir las bebidas y sacar los aderezos. Sin ser una comida presuntuosa los tres hombres quedaron satisfechos, a la hora fijada salieron al encuentro con los líderes.


 


Por su parte, en la casa de quienes se unirían en Belewe, Hiroki y Ritsu estaban a punto de mandarlos a freír espárragos, los chillidos, las quejas, los adornos, las pinturas en la frente, fueron nada comparado con el despelote que los adolescentes de diecisiete años armaron al entrar a la estancia donde la mayoría de los novios y novias prácticamente se encontraban desnudos.


Alpha, Betas, Deltas y Omegas, buscaban quien los decorara definiendo su estatus, todo era una locura que pronto terminó con la paciencia de Kamijou quien salió dejando a Henmi y Ritsu al borde del llanto. Por su parte Risako dictaminó a Aikawa —la Beta— y las dos Deltas, entre ellas Kayama, no ayudarles en nada, así que veían divertidas la escena sin inmutarse por la desesperación de Tsumori-sama.


El malgeniado de Shinobu arrastró a Misaki para pedirle comunicarse con Yokozawa, pero la actitud de su amigo provocó que explotara en groserías.


—¿Qué diablos te sucede?


—No me importa ninguna de estas estupideces —respondió Takahashi simulando un bostezo—, quiero irme a casa y empacar para volver a la ciudad, no tengo intención de seguir este teatro.


Los alaridos de un joven Omega siendo atacado por una Beta del Belewe que quería las alhajas que llevaba el muchacho fueron suficientes para que Takatsuki obligara al Nephrite a llamar a quien lograría calmar todo ese despelote. Como era de suponerse, Takafumi dejó a medio camino de la Casa de Gobierno a Miyagi para ir corriendo en auxilio de Shinobu, quien en palabras de Misaki había sido ofendido por Risako.


El potente gruñido del profesor Dima silenció de inmediato el lugar, con rabia miró a la líder de las Delta y las otras cuatro mujeres que lo ignoraron por, a su parecer, no tener ningún dominio sobre ellas.


Takahashi lo vio entrar organizando cada uno de los grupos como si fuera un Alpha, esa era una de las ventajas por haber quedado de segundas en el torneo. Sin embargo, cuando lo observó aproximarse a Risako y Aikawa, al igual que ellas sintió verdadero miedo, el aura del Ojos Grises era de un gran oso japones de casi dos metros de altura.


Shinobu sonrió de medio lado por la manera como las tomó sacándolas de la casa y poniéndolas en evidencia por la ineptitud que demostraron al cumplir una orden directa de Fuyuhiko Usami, las dos Deltas que salieron despavoridas detrás de su jefa agacharon la cabeza por los abucheos de quienes escucharon el "rugido" del Beta.


Cuando el grupo quedó a esperas de las directrices del profesor Kuzmin, Misaki salió por la puerta trasera para encontrarse con una deliciosa fragancia a Galletas con toques de una excitante malteada de macadamia, que le recordó el olor impregnado en su ropa de la noche anterior.


Procuró seguir como si nada, pero el hombre que salió de la nada empezó a seguirlo colocándolo nervioso, al punto de decidir encararlo.


—¿Qué quieres? ¡Deja de seguirme! —el ojilila se le fue encima para arrastrarlo detrás de los contenedores de agua.


Misaki al verse atrapado por el cuerpo del que parecía un Alpha, pudo sentir como su lobo respondía ante el delicioso aroma. Gimió cuando la lengua de Ijuuin se deslizó por sobre su cuello pidiendo con la "voz" que lo soltara, Kyo dudó en hacerlo, pero al final accedió para poder acariciar el pequeño cuerpo tan igual y diferente al de su pareja anterior.


Takahashi al verse libre quiso empujarlo con fuerza para poder salir corriendo y burlarse del captor, muy por el contrario, cruzó sus brazos por el cuello de quien ya había metido sus manos por debajo de la camisa y apretaba con desfachatez uno de sus pezones.


Un jadeo y un nombre dicho en la conciencia de sus lobos fue suficiente para que se besaran con pasión. Al Omega no le importó arrepentirse después, ahora deseaba entregarse por completo al desconocido. ¿A eso se refería Henmi? ¿Él era su destinado?


Separándose de la boca que parecía atraerlo sin palabras, Ijuuin sostuvo el rostro de quien sería su amante.


—No puedo aparecerme en la cacería, pero te estaré cuidando; por favor no te separes de Ritsu y Henmi.


Misaki afirmó con la cabeza, un nuevo beso y la frase en su cabeza de "buen chico", fue contestada con un leve puchero.


Arreglándose la ropa, regresó a la casa de los Belewe para ser recibido por Shinobu que lucía hermoso con las pinturas azul y gris en su cabeza, así como con las piedras de Luna de Sri-Lanka en el cuello y frente.


Con un semblante renovado aceptó la invitación de dejarse pintar por el mismo Yokozawa. Cuando estuvieron solos Misaki bajó la cabeza buscando como iniciar la conversación. Al final fue Takafumi quien, colocándole las turmalinas, le explicó la situación.


—Ijuuin y yo somos hermanos de madre, a diferencia mía, su padre era un Alpha —le dio vuelta para peinar el suave cabello—. Meses antes del incendio su pareja quedó embarazada, en la Reserva dijeron que era de riesgo por el tamaño del niño, cuando salían de uno de los controles fueron atacados, Yuu murió y Kyo sobrevivió por un milagro.


—Yo soy ¿un remplazo? —Takafumi lo giró para ver los ojos verdes cristalizados por la idea que tuvo de la historia que escuchó.


—Eres su destinado, antes de morir Yuu le predijo que Calisto le daría una segunda oportunidad para ser feliz... alguien cuya misión sería acompañar al Elegido e incluso ser confundido con él.


—¿Me odias? —Yokozawa lo abrazó transmitiéndole un calor similar al de Takahiro cuando lo hacía.


—Jamás podré odiar al que desde hace años fue designado como mi hermanito, menos cuando es tan testarudo como yo.


Misaki rio apenado correspondiendo la muestra de cariño.


—Gracias por perdonarme.


Ritsu y Henmi se limpiaron las lágrimas por la enternecedora imagen, Shinobu y Hiroki rodaron los ojos, golpeando la cabeza de los Nephrite. El grito de los dos Omegas terminó con el acicalamiento de Misaki e hizo que el siguiente en la línea se acomodara para ser embellecido.


Al verse en el espejo Ritsu se sorprendió por sus colores, los rubís brillaban con fuerza resaltando las líneas negras que las sostenían.


—¿Sabes quien es?... Dímelo...


—Mi don, mi castigo Ricchan, él ya lo sabe, pero aún no es tiempo para que estén juntos.


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