Capítulo 1
“Mi primer beso”
Winry observaba pasmada la fiesta de cumpleaños que habían organizado Alphonse y Hoenhein para Edward y, al igual que Winry, el festejado se sorprendía por ello también. No comprendía ese amor que le tenían los dos hacia él, sobre todo Hoenhein, ya que Edward nunca le había demostrado un aprecio muy grande que digamos a su padre y aún así él era capaz de hacer cosas para que su hijo no se sintiera mal ni solo. ¿Era real el hecho de que realmente quisiera ser su padre de corazón?, pero si nunca antes de la muerte de su madre se había interesado por él, ¿por qué ahora lo hacía? Anteriormente Alphonse había mencionado que su padre le había ayudado a descubrir la verdad sobre sus sentimientos, que había sido como un guía para él y cuando terminaron de hablar, Hoenhein estaba apoyado en el marco de la puerta de la habitación de Edward. Cuando éste se dio cuenta de que su padre se encontraba ahí, Hoenhein había desviado la mirada, pero no pudo ocultar su sonrisa. En ese momento Edward quiso decirle un par de palabras, pero no pudo, pues Alphonse le había tironeado del brazo para que bajaran a ver lo que con tanto amor le habían preparado y éste no pudo ni referirse a su padre, aunque no le molestaba del todo el no hablar con él, pero ahora, justo en estos momentos, Edward quería averiguar más sobre aquel hombre tan extraño para él, quería averiguar sobre el hombre que se dijo “padre” de ellos durante tanto tiempo, a lo mejor quería acercarse más a esa persona, a lo mejor no era tan malo como él creía, y quizás, pero sólo quizás, podría hacerle un lugar en su corazón.
Alphonse llevó a su hermano escaleras abajo, para llegar al comedor, donde estaba dispuesto de tal manera que parecía que a alguien se le festejaba, y pensando en ello, Edward recordó que ese día era su cumpleaños y cinco puestos en la mesa se encontraban disponibles para lo que se veía, que era una cena. Edward no comprendía el por qué de tantos puestos en la mesa, sin embargo el timbre le sacó de su trance. Hoenhein abrió la puerta de donde las siluetas de Pinako obasan y Winry aparecieron, Alphonse estaba con una gran sonrisa en su rostro y no paraba de mirar a su hermano, Winry se acercó a la mesa y observó con admiración todo lo que Alphonse y Hoenhein habían hecho para Edward, y éste se paró al lado de la chica sin que ella se diese cuenta de su presencia.
-Todo esto… -dijo con un tono que pronto pasaría a ser de suma alegría –es todo para ti Edward –Le miró cariñosamente y le entregó un presente que escondía dentro de una bolsa –eres muy afortunado en tener a tu padre y a tu hermano. Ellos te quieren mucho y se preocupan demasiado por ti.
Acto seguido Winry abrazó al festejado mientras éste correspondía su abrazo diciendo
-Muchas gracias Winry, si ustedes no estuvieran…
Alphonse le miró culpable, pero con firmeza dijo
-Nunca vas a estar solo, porque siempre va haber alguien de nosotros con el que puedas estar, sobre todo… yo. –acto seguido Alphonse bajó la mirada ruborizado.
Pinako obasan, quien observaba la escena, fumó de su pipa y se acercó a Hoenhein para ayudarle a poner las cosas sobre la mesa, mientras conversaba con él. Edward no podía escuchar lo que hablaban los dos, pero el simple hecho de ver la sonrisa en el rostro de su padre le hacía que su corazón se llenara de paz y seguridad. Era cierto, él los apoyaría en todo lo que ellos hicieran, porque para él estaba primero la felicidad de sus dos hijos antes que cualquier otra cosa. Se arrepintió de corazón el haber sido tan orgulloso con su padre y no haberle dado la oportunidad de conocerlo mejor, pues ahora se daba cuenta de que su padre siempre había velado por él y nunca había dejado de cuidarle. La actitud que había tomado Hoenhein, de tratar de no cruzarse con él, era meramente para que Edward no se sintiera incómodo con su presencia… Cuánto daño le había hecho a aquella persona que pensaba tanto en su hijo.
Alphonse moraba cuán sumergido estaba Edward en su trance, pero cuando quiso hablarle a éste se le llenaron los ojos de lágrimas y corrió donde su padre, quien recientemente había dejado un par de bandejas en la mesa y sorprendido sentía cómo su hijo le abrazaba mientras lloraba en sus brazos.
-Edward… -no tenía palabras para expresar lo que ese momento le hacía sentir. Su hijo, aquel niño que siempre lo evitó estaba abrazándole con fuerza mientras se refugiaba en el pecho de su padre. Tan cálido, tan lleno de sentimientos fue ese abrazó que Hoenhein no hizo más que agacharse un poco y abrazarle de vuelta. Edward posó su mejilla en el hombro de su padre y muy ligeramente dijo unas palabras que su padre jamás olvidaría…
-Gracias, te quiero… “papá”…
Hoenhein no pudo soportar su alegría y se le cayeron un par de lágrimas. Winry y Alphonse junto con Pinako obasan se sonrieron entre sí por ver cómo Edward, por fin, aceptaba a Hoenhein como su padre. Por fin tendría unos brazos firmes que le ayudaran a seguir en pie.
Pronto todos se sentarían al rededor de aquella hermosa mesa para poder degustar las delicias que con tanto cariño había hecho Alphonse y su padre para su querido Edward. Cantaron, rieron, y esa tarde fue la más hermosa en mucho tiempo para Edward, quien se encontraba feliz por haber dado por fin su gran paso con su padre y su hermano.
Luego de esa agradable velada, Winry y su tía se fueron a su casa, pues los padres de Winry volverían en la noche de un largo viaje de capacitación médica que hicieron a un país vecino y debían esperarle en casa, así que se despidieron del festejado y se marcharon, mientras que en casa de los Elric se ponían de acuerdo para dormir los tres juntos por primera vez.
Que feliz se encontraba Hoenhein por este día, quien soñaba porque esto no acabase nunca, pues al fin podría cumplir con la promesa que le había hecho a Trisha, su difunta esposa. Por fin podría cuidar de la familia que tuvo que abandonar hacía años, al fin su vida volvería a tener sentido…
A la mañana siguiente Edward y Alphonse dormían en la cama de su padre quién ya se había levantado y preparaba el desayuno para sus queridos hijos. Cosa que hacía cada mañana antes de ir a trabajar, pues él era el sustento de la familia y debía ocuparse de los gastos de la casa también, así que todas las mañanas salía muy temprano de casa.
Al despertar los dos jóvenes se encontraron solos en la habitación cosa que no les pareció extraña, pues sabían que era día de semana y su padre debía salir a trabajar para mantener los gastos de ésta. Alphonse miraba como su hermano se desperezaba estirándose con gran ímpetu en a cama, él sólo podía sonreír. Las cosas comenzaban por fin a funcionar en casa, Edward había aceptado a su padre y le había aceptado a él también, sin embargo no se había atrevido a besar a su hermano, a lo mejor él no se sentía preparado y eso era alo que quería hacer sólo con el consentimiento de Edward, era algo que debía hacer los dos sincronizadamente, era algo que debían querer con el corazón…
Bajaron los dos a la cocina para poder desayunar, ayer una conversación importante se había cerrado por el cumpleaños de su hermano mayor y Alphonse sabía que debían aclarar un par de cosas antes de que esto siguiera, sin embargo cuando fue a hablarle unas palabras a su hermano, éste se acercó por su espalda y le abrazó. Las mejillas de Alphonse tomaron un tono rojizo al sentir como su hermano le abrazaba tan calidamente y tomó las manos de Edward para luego pronunciar “te quiero nîsan”. Edward se quedó un momento oliendo la cabellera de su hermano menor, aquel perfume le embriagaba, estaba llenando sus pulmones, su piel, su tacto con aquella esencia de desprendía Alphonse, para luego decir “yo te amo Alphonse”. El menor de los Elric se sorprendió ante la respuesta de su rubio hermano, más su corazón se sintió muy bien, aquella paz que sentía nunca antes le había vivido y, aunque fuese extraño para Alphonse, éste comenzaba a vivirla de una manera muy distinta a como había vivido el resto de su vida. Sentía que estaba creciendo, sentía que ya no era un niño, pues un niño no podía sentir este tipo de emoción por alguien. Se alegró de estar viviendo ese momento y su rostro denotaba pura felicidad, nada más que eso, era algo tan magnífico, tan increíble que simplemente se dejó querer por su hermano, quien seguía en su espalda mientras con una mano acariciaba el cabello de Alphonse y con la otra le sostenía el torso con suaves caricias muy tiernas.
-Si, yo también te amo, Ed.
Una pequeña risilla provino de la garganta de su hermano mayor.
-Lo sé Al.
-Siempre estaremos juntos, ¿verdad?
-Siempre que tú lo desees yo estaré contigo, Al.
-Siempre querré estar contigo nîsan.
-Entonces yo también, mi querido Alphonse…
Edward rodeó a Alphonse, quien seguía sentado en una de las sillas de la mesa de la cocina. El corazón del último comenzó a palpitar demasiado rápido y fuerte y sus manos se colocaron heladas, mas aún así estaba sudando, Edward vio la reacción de su hermano menor y le cogió de las manos para ver si podría entibiarlas con la temperatura de su cuerpo y no estuviese tan incómodo, quería darle seguridad, quería que dejara aflorar todas las cosas que estaba sintiendo en ese momento, aunque su hermano menor era demasiado tímido y recatado. Edward sabía que la personalidad de su hermano y la de él eran totalmente opuestas y por lo mismo le iba a costar trabajo darle confianza a su hermano para que se abriera a él, para que le dijera lo que sentía, sin embargo estaba dispuesto a pasar por todo lo que tuviera que pasar, hacer todo que tuviera que hacer y lo que estuviera al alcance de sus manos para lograr poder contentar a Alphonse en todo ámbito. Los dos estaban concientes del nuevo paso que habían dado y por todas las cosas que debían pasar para ser felices.
-Ed… -Edward miraba fijamente a Alphonse quien tenía las mejillas marcadas con un notorio rubor.
-Dime Al.
-Yo quería que supieras que eres lo más importante para mí y…
-Lo sé –dijo muy seguro Edward –me lo has dicho ayer.
-… es cierto, lo…
-No. No te disculpes, que no es culpa de nadie el sentir que quieres decirle a la persona que amas cuánto la necesitas y qué tan importante es que esté en tu vida. Yo también te amo y quiero que estés siempre conmigo. Eres la persona más importante y especial para mí, hace tiempo que dejaste de ser mi hermano para pasar a un ámbito mucho más importante, yo sin ti ya no podría vivir, una vida sin ti estaría vacía…
Aquellas palabras sorprendieron al pequeño Alphonse quien miraba sonrojado y sorprendido a su hermano.
-Nîsan –dijo Alphonse sin poder evitar recaer en los brazos de su joven hermano mayor. Edward levantó el rostro de Alphonse para acariciarle su mejilla, aquella pálida mejilla entintada por un rubor causado por las palabras del mayor de los Elric. Frotaba suavemente el rostro de su hermano menor y no pudo evitar sonreír, le causaba una dicha estupendamente grande el estar con Alphonse.
-Te amo Alphonse, no puedo parar de repetir eso.
Alphonse, quien había permanecido sentado se levantaba para quedar más cerca del rostro de su nîsan, éste por su parte, abrazaba de la cintura a su pequeño e indefenso hermano para, después de acariciarle su cabello, se acercaba muy lentamente a los labios del menor. Todos los músculos de Alphonse se tensaron, mas sintió cómo los labios del rubio se juntaban con los suyos y se consumaban en un tierno y acogedor primer beso, lo que fundió su amor por el otro hasta que fuera solamente uno el que se sentía por ambos, un amor difícil ya de quebrantar por alguien. Aquel beso les dio la llave para saber todo acerca del otro, para poder ser algo más que un simple hermano para le otro, algo para poder ser más que hermanos…
Capítulo 1 Fin