Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Una sombra entre nosotros... por Kitana

[Reviews - 101]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Exhalo un suspiro de cansancio, nunca me imaginé que los preparativos de la boda fueran algo tan agitado. No puedo evitar las comparaciones. No solo Milo es el padre ideal, no solo con Emmanuel, también con Darien, se esta encargando de más cosas de las que podría siquiera pedirle. Me ha consentido como nadie lo había hecho antes.  Como principio, cada día que estuvimos en el hospital me envió flores, pasaba más tiempo conmigo que en el trabajo, se encargó de Darien, y todavía tuvo tiempo para recibir a mi hermana en el aeropuerto.

Dioses... lo amo tanto. Aún no le he dicho a Saorí que me casaré con Milo muy pronto. Tampoco he hablado con Milo acerca de lo que sucedió en la tienda el día que nació Emmanuel.

Sería capaz de cualquier cosa si se entera... Milo es demasiado impulsivo a veces y no quiero causarle problemas, después de todo, mis hijos y yo estamos bien.

Pero de cualquier forma. Me gustaría descubrir si lo que supe ese día es cierto. Necesito saber, no  puedo más con la incertidumbre, es lo único que empaña mi futuro y no voy a permitir que esta duda me consuma.

He decidido hacerlo hoy mismo. Milo no lo sabe, si se entera, estoy seguro de que querría venir conmigo, pero es algo que quiero hacer solo. Ni siquiera se lo he dicho a Saorí. Si ella se entera, seguramente enfurecería y el problema se volvería enorme, no solo para mí, también para mi padre, a pesar de todo, lo quiero y no deseo causarle más problemas de los que ya tiene. El pobre ha quedado arruinado, y está tan amargado a causa de ello...

A pesar de que Milo ha ofrecido ayudarlo, él se niega, no ha querido verme, ni a Saori.

Mi hermana nunca va a perdonarle que la haya obligado a casarse  cuando estaba enamorada de otro hombre. Creo que es inútil intentar que se reconcilien.

Estoy listo, tomo mis llaves, algo de dinero y camino hacia la puerta, no me siento del todo bien después del parto, pero debo hacer esto. Afuera, Afrodita me espera con nuestros hijos.

- Dioses Shun... Milo querrá matarme si se entera de que te deje salir solo. No estás bien querido. - dice intentando convencerme de no ir a buscarlo.

-Tengo que hacerlo Dita... entiéndeme... necesito hacer esto por mi mismo.

- Eso lo entiendo, lo que no entiendo es porque no quieres que Milo lo sepa.

- Tú lo conoces, haría algo impulsivo y...

- Si, no quieres que haga algo que lo ponga en riesgo. No se lo diré, pero procura ser muy cuidadoso, por favor...- dice mirándome con aprehensión.

- Tendré cuidado... lo prometo, por favor, cuida bien a Emmanuel en mi ausencia.

- Lo cuidaré tan bien como a mi Luigi. - dice Afrodita más calmado.

Dioses, he tenido que rogarle a Afrodita para que no le cuente a Milo lo que sucedió ese día en la florería. Es una suerte de que Darien no se haya percatado de aquello. No habría hecho suficiente para evitar que mi niño no se lo contara a Milo. A veces Milo es sumamente sobre protector.

Tendré que ser muy cuidadoso, no quiero que Milo piense que estoy haciendo algo indebido. No puedo hacer nada que le hiera.

Bajo al estacionamiento, subo a mi auto y un poco nervioso me dirijo al lugar donde voy a resolver todas mis dudas, donde voy a encontrar todas mis respuestas. No sé si estoy haciendo bien o mal, solo sé que no puedo quedarme con la duda, no puedo vivir con esta incertidumbre.

Milo no debe saber lo que pasó ese día en la florería, no debe sospecharlo siquiera o sería capaz de despedazar a Hyoga.

No puedo creer que se atreviera a tanto, de verdad no le creí tan miserable. Se presentó en la florería a pedirme una nueva oportunidad, se lo deje bien claro, ya no hay sitio para él en mi vida, ni en la de mis hijos, tal vez podrá verlos, pero el lugar de padre ya lo ha perdido, ese lugar le pertenece ahora a Milo, él se lo ha ganado a fuerza de cariño, comprensión y amor. Mi Darien lo adora, le llama papá, y ambos son felices, no puedo ni quiero arrebatarle eso a mi hijo, no quiero negarle a Emmanuel la posibilidad de disfrutar de un padre como Milo.

Conduzco despacio, como si en el fondo no quisiera ir allá y decirle lo que siento, preguntar sobre mis dudas.

Sí solo mi padre quisiera hablar conmigo...

Al fin llego, dejo el auto a unos metros del lugar que el investigador me indicó y, hecho un manojo de nervios, me dirijo a ese bar. Simplemente me siento diminuto, nervioso, como si no hubiera nada en el mundo que me hiciera sentir mejor.

El lugar esta vacío, las sillas sobre las mesas me indican que aún no esta abierto.

- ¡Vuelva más tarde, aún no estamos dando servicio! - grita una voz masculina y profunda.

- ¿Estoy buscando a alguien! - digo, algo nervioso avanzo hacia la barra, me ‘parece banal la preocupación de Afrodita, ¿qué podría pasarme aquí?

- ¿A quien? - dice alguien saliendo de detrás de la barra. Es él, Ikky.

- A ti.

- ¿Para qué? - dice poniéndose a la defensiva. - ¿Vienes a reclamarme por lo de tu esposo? Ahorra tiempo, solo fueron negocios. - dice mirándome fijamente.

- No es por eso... yo... quiero darte las gracias.

- Perdona si me río, pero ningún esposo me había dicho eso antes.

- Quiero darte las gracias porque sin tu intervención, mi bebé pudo haber muerto.

- Solo hice lo que debía, tenía que compensarte, entendí que lo que hacía estaba mal, después de todo, ni tú ni yo somos responsables de lo que pudiera hacer el viejo. - le sonrió, él me mira confundido. - No entiendo como es que puedes venir a darme las gracias después de todo el daño que te hice, orille a tu esposo a abandonarte...

- Eso ya no importa, si te soy sincero, era cuestión de tiempo para que Hyoga y yo nos separáramos, é l...  él nunca sintió nada por mí.  - bajo el rostro, Ikky solo me mira sin poder entender lo que digo o porque lo hago, puedo ver en sus ojos que ya no me guarda rencor.

- De todas formas, espero que perdones mi intervención... fui demasiado torpe, impulsivo, ahora lo sé.

- Me alegra que podamos hablar civilizadamente.

- A mi también. Siéntate, ¿te apetece una bebida?

- No puedo tomar alcohol, tú sabes, el bebé.

- Pero no rechazaras una soda, ¿o sí? - dice levantando las cejas. - Esto es lo más extraño que me ha pasado en la vida, jamás me imagine en una situación como esta.

- Ese día...

- Ese día iba a pedirte disculpas... aunque suene absurdo, abrí los ojos y me di cuenta de que todo mi esquema estaba mal, no eras tú, ni siquiera mi  madre, el responsable de lo que paso conmigo, simplemente fueron cosas que pasaron y mi actitud no fue la mejor del mundo... me equivoqué, y no solo te perjudique a ti, también a  mi mejor amigo, Seiya y Aldebarán pelearon por mi causa, él le sacó información para dármela y que yo pudiera usarla para quitarte el marido... lo siento.

- Despreocúpate... yo... yo, lo superé.

- ¿Vas a casarte con el griego? - dice sonriendo,  no puedo evitarlo, también estoy sonriendo.

- Sí, será en dos semanas, y si quieres asistir, eres bienvenido.

- No, no creo que me presente, de cualquier forma, te felicito, por lo que sé, es un gran hombre.

- Si que lo es...

- Espero que seas muy feliz, de verdad, de corazón. - dice ofreciéndome su mano.

- Lo seré, y espero que tú también lo seas, de corazón.

- Me conformo con no ser tan infeliz. - dice riendo. - Tal vez podamos vernos de nuevo.

- Cuando quieras, sabes donde buscarme. - estrecho su mano y me alejo, al menos esta parte de mi vida esta cerrada, espero que en el futuro podamos vernos como verdaderos hermanos, que sus heridas sanen tal como han sanado las mías.

De vuelta a casa, decido desviarme un poco, necesito hacer algo antes de regresar por Darien y Emmanuel, necesito ver a Milo. Me detengo en su oficina, su secretaria me mira y sonríe, no es la primera vez que me presento aquí, y por supuesto no será la última.

- El señor Scouros esta en su privado, ¿lo anuncio? - dice sonriéndome.

- No, no es necesario, quiero sorprenderlo. - me dirijo a la oficina de Milo, de verdad tengo muchísimas ganas de verlo. Abro la puerta, Milo esta pegado a la computadora, no se ha dado cuenta de nada.

- Shaina, ya te dije que no tengo cambio para esa maldita soda, y si es por lo de la cena, tengo planes... - el mismo se interrumpe al verme. - Ho-hola. - dice nervioso. - No sabía que ibas a venir... dioses que desastre tengo aquí. - dice revolviendo aún más su escritorio.

- Vine a invitarte a almorzar, ¿quieres?

- ¡Por supuesto que quiero! ¿Dónde diablos deje la billetera? - dice rebuscando en un cajón de su escritorio. - Ah, aquí estas.... - dice tomándola de su escritorio.- Listo, vámonos antes de que Shaina nos pille en el intento.

Me toma de la mano y salimos del edificio.

- ¿Sabes? Shaina jura que si sigo comiendo como hasta ahora no entraré en el traje de bodas, ¿de verdad estoy engordando? - dice mirando su reflejo en un aparador.

- Tú la conoces, solo lo hace para molestarte.

- Eso creía yo. - dice y estampa un beso en mis labios. - No es que juzgue tus técnicas maternales pero... ¿dónde esta Emmanuel? - pregunta un poco apenado.

- En casa, Afrodita se ofreció a cuidarlo mientras hacía unas compras. - le digo.

- Excelente, así podemos tener un rato solo para nosotros, luego podemos recoger al camión en el colegio y volver a tiempo para comer, ¿te parece?

- Perfecto. - él me besa de nuevo, sin duda, es perfecto para mí, alguien a quien sin duda debes amar.

Nos dirigimos a un pequeño restaurante cerca de la oficina de Milo, él no para de hablar de la boda, a estas alturas no sé quien de los dos está más emocionado.

Lo cierto es que me siento... feliz, tan feliz como no lo había sido antes.

Entramos al restaurante, nos dan una mesa cerca de la fuente, Milo me toma de la mano y me guía hasta allá. Es tan guapo... tan dulce y atento que me hace olvidar todo lo malo en mi vida.

- ¿Sabes? Cuando te conocí nunca me imaginé que terminaría enamorado de ti... - dice mientras acaricia mis mejillas. - Nunca pensé que podría sentir lo que me haces sentir por nadie. En la vida me imaginé ser tan feliz.

- ¿De verdad? - no puedo evitar sentirme halagado.

- Claro que es verdad, tú reviviste a mi pobre corazón, y te mereces toda la felicidad que este despistado ser pueda darte. - dice sonriendo, no puedo creer que esto sea posible, que tanta felicidad pueda ser real.

- Creo que los dos nos lo merecemos. - digo bajando el rostro. - Yo.. tengo algo que decirte..

- No me digas nada que no sea que eres completa y absolutamente feliz.

- Pero... lo que tengo que decirte es...

- ¿Qué tú sabias lo que había entre tu ex y el mío? Eso lo descubrí por mí mismo. Me dolió, lo reconozco, pero sin duda, dejo de importarme hace tiempo. lo único que me importa es que ahora vamos a casarnos y seremos felices con nuestra pequeña familia.

Ahora no tengo dudas, seremos felices, no hay más secretos que opaquen nuestro horizonte, solo nos queda ser felices.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).