AL CUIDADO DE UN NEKO
6 “Perdido en la ciudad”
Me siento muy solo, las calles de la ciudad son muy bulliciosas y el humo de los autos maltrata mi naricita, no eh pasado cerca de los carros por que me asustan así que ahora paseo por los callejones. En algunos de ellos encuentro vagabundos que me miran extraño, cuando ya estoy lejos aun puedo sentir sus miradas en mí, ¿que será lo que tanto me ven? ¿Que nunca habían visto un gato negro de ojos dorados? En fin, sigo mi recorrido por las calles bajas, hay basura por todas partes y ratas corren por doquier, quisiera perseguirlas pero debo encontrar una forma de orientarme por que la verdad no tengo idea de donde estoy, además quiero volver a casa con Kai, Yuriy y Brooklyn, miau.
Sigiloso como cualquier felino, me desplazo por un pasaje extraño, escucho un ruido muy fuerte cerca de mi, ¿¡y que tal si es un perro!? Y me quiere morder, ¡que voy a hacer!, me volteo a ver el origen del estruendo y para mi alivio es solo un viejo Ruso azul estirándose en un bote de basura, tiene varias cicatrices en el cuerpo y rostro debe ser un veterano de batalla.
“Oye cachorro humano ¿Qué haces en estas calles, acaso estás perdido? ¿Dónde están tus humanos?” me pregunta el viejo Ruso, ¿por qué me dice humano? Yo soy un gato hecho y derecho.
“A quién llamas humano viejo Ruso, yo soy un gato” le gruño mostrando mis colmillos
“La verdad es que para ser humano si que pareces uno de los nuestros, colmillos, garras, orejas en punta, ojos y pupilas felinas, además andas en cuatro patas, mmm… oye pequeño ven conmigo” gruño no me gusta que me llame pequeño; lo veo alejarse y decido hacerle caso, no me puede pasar nada supongo.
Llegamos a un emm…es como si fuera el centro de reunión de todos los felinos del barrio, veo algunos Persas, otros Siameses, escondido en una esquina veo a un Rex cobrizo, y varios American curl todos me miran con curiosidad.
“Muchachos ¡muchachos! ¡Esténse quietos un momento!” les ordena el viejo Ruso y apenas la orden fue dada, todos los gatos la acataron de inmediato.
“Oye viejo Kyat ¿Por qué trajiste a un cachorro de hombre?” preguntó el Rex cobrizo
“De eso les quiero hablar Rein, este cachorro es la clara prueba de que entre los hombre y los gatos hay una unión establecida, solo mírenlo es prácticamente un minino en el cuerpo de un humano, piensa como nosotros, cree ser uno de nosotros, me parece lo correcto acogerlo como uno de nuestra raza” dijo con sabiduría el veterano
“¿Estás seguro de eso Kyat? No puedo negar que piensa y se ve como nosotros pero ¿Podrá cazar y todo lo demás?” preguntó serio un Persa café que tiene una cicatriz en el ojo derecho.
“Mmm… eso tendremos que averiguarlo, oye cachorro te pondré esta prueba, tráenos 3 ratones y probaras que tan buen cazador eres, Pourt como tu fuiste el que preguntó tu lo vigilarás, asegúrate de que vuelva a salvo”
Luego de eso me encaminé en búsqueda de mis presas, a mi nadie me dice poco gato y voy a demostrarles lo excelente cazador que soy.
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En la mansión Hiwatari encontramos a un joven heredero encerrado en su habitación, acostado en su cama boca arriba admirando el techo pero con la mirada perdida, tiene entre sus manos una foto de él y Rei, juntos los dos y solamente los dos; es una foto de cuando ellos eran dúo para el segundo torneo en el que participaron. En verdad estaba preocupado por el joven chino, muchas cosas le podían pasar siendo tan…inocente como lo era en el estado en el que se encontraba, además de que estaría solo y desamparado, sin protección ni techo; un hondo suspiro escapó de sus labios luego de pensar en aquellas cosas, él tenia la esperanza puesta en que lo encontrarían pronto y sin importar lo que le dijera su abuelo, le confesaría que estaba enamorado de Rei apenas estuviera sano y salvo con ellos.
No mucho mejor que él se encontraban sus rusos compatriotas pelirrojo y peligris que se hallaban jugando un partido de ajedrez al que ninguno le tomaba importancia, solo movían las fichas por tener algo que hacer ya que sus mentes estaban perdidas en lo que podría estar pasando su pequeño neko en aquellos instantes. El ojiazul miró desalentado su propia camiseta, era una de las pocas que Rei no había destrozado, ya que solía dormir o jugar con ella, es más siempre que podía la sacaba del armario del ruso. Su compañero lo miraba con tristeza, el sabia cuanto quería Yuriy a Rei, aunque solo pareciera que este estuviera encaprichado con el chino desde que fue hipnotizado, en realidad sentía un cariño especial por este y eso era un gran avance, el recuperar sus sentimientos después de todo aquello que pasaron en la Abadía.
Por otro lado vemos a un chico pelinaranja recostado en un cerezo, los pequeños animales a sus alrededor lo miran con algo de temor escondidos tras los arbustos y es que alrededor del joven puede sentirse un aura intranquila y desesperada; y es que así se sentía Brooklyn, el no saber que hacer en una situación como esa lo alteraba, no sabía si debía esperar o si debía buscar por si solo una solución; la desesperación lo estaba agobiando hasta el punto en que no sabía si sería capaz de controlar sus emociones frente a una nueva mala noticia.
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“¡Bien hecho cachorro! Trajiste las ratas, lo ves Pourt, es uno de nosotros” Dijo feliz Kyat al ver mis presas
“Si lo se, lo vi cazar y no es nada malo, excepto por el pequeño tropiezo que dio en el callejón de la plaza” Si pues es que tropecé con unos cuantos materiales de construcción mientras perseguía al segundo ratón.
“Y dinos cachorro ¿Cuál es tu nombre?” me preguntó uno de los más jóvenes
“Me llamo Rei” dije con orgullo
“¿Y tus humanos donde están? No creo que seas un callejero” dijo Rein
“Pues… la verdad es que me perdí y no se como volver con mis humanos, se que deben estar muy preocupados por mi, en especial los 3 chicos que siempre están conmigo” digo agachando la cabeza y mirando al suelo, extraño a los chicos, en especial a Kai.
“Mmm… ¡Ya se! Te ayudaremos a encontrar el camino a tu casa, pero ya no será hoy, se esta haciendo de noche y el frío está aumentando”
Esa noche dormí junto con todos los demás gatos, dándonos calor mutuamente en una pequeña chocita abandonada. Tuve un sueño extraño, en el, yo caminaba en dos piernas y hablaba la lengua de los humanos y estaban Kai y el niño rubio que me cuidaba antes junto a uno de pelo azul que nada más he visto una vez en mi vida y estábamos jugando un juego extraño con unas maquinitas que giraban, definitivamente fue un sueño muy raro.
Han pasado 3 días desde que me ayudan a regresar a casa, al parecer me alejé demasiado de ella, pero creo reconocer el camino y se que pronto llegaré con mis queridos chicos, estoy tan ansioso de verlos. Hemos estado caminando por un barrio con casi nadie en el, por lo que nos es fácil transitar por los callejones. Cuando iba a pasar una barda que dividía el pasaje, pude escuchar el fuerte ladrido de un perro grande acercándose, traté de pasar rápido pero un fuerte tirón me devolvió al callejón anterior; ahí fue cuando entendí mi mala suerte, eran nada menos que dos enormes Dobermans que me miraban con ganas de comerme y los otros gatos estaban muy atemorizados como para ayudarme.
“Mira nada más Bezoto, lo que me he encontrado” dijo el más grande que tiene un collar rojo
“Jeje Rosco, es prácticamente un gato” dijo el otro con collar azul, mirándome fijamente mientras se acercaba a mi “Me gustan los gatos…en especial comérmelos” por Kami este es mi fin.
Cuando el tal Bezoto se me lanzó encima para morderme, logré aruñarle el hocico con todas mis fuerzas dejándole las marcas de mis garras en ellas; aunque tal vez eso no fue buena idea después de todo, ya que provocó que el otro se me tirara encima también. Puedo defenderme un poco, pero no evitar las fuertes mordidas que me dan; de repente el sonido de una bocina hace que se detengan y es cuando me doy cuenta que un lujoso auto negro está estacionado frente al callejón, espero que con eso me dejen en paz. Ahora tumbado en el frío cemento con algunas heridas en mi cuerpo y un cansancio que no me permite mantener los ojos un momento más abiertos noto como alguien se bajó de auto, es un chico mayor que Kai por lo que veo, me mira fijamente y lo último que alcanzo a ver antes de dejarme llevar por la inconsciencia es su siniestra sonrisa.
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Abro lentamente mis ojos, no sé donde estoy, lo que sí puedo ver es que ya no estoy en las calles. Frente a mí se encuentra ese chico que vi antes de caer inconsciente está sentado en un amplio sofá leyendo el periódico, alcanzo a notar lo que dice la primera plana del diario y me sorprendo, hay una foto mía en grande y dice: Se busca, cualquier información comunicarse a la mansión Hiwatari inmediatamente, el que comunique el paradero de este joven recibirá una suma de dinero considerable por parte del magnate empresario Voltaire Hiwatari. Es increíble, deben estar muy preocupados por mí.
“Veo que ya despertaste” dice aquel chico “De seguro los Hiwatari deben estar muy preocupados por ti, su pequeña mascota” de seguro este chico llamara a Kai y podre volver a casa, las cosas están mejorando.
“Miau miau” demuestro que estoy de acuerdo con él y trato de acercarme pero en ese momento noto algo, estoy amarrado con un collar morado a una de las paredes de la habitación.
“No no no gatito, tú no te iras de aquí tan rápidamente, tus amos deben estar sufriendo que no estés, y créeme los haré sufrir aun más” luego sonríe de esa manera tan espantosa otra vez antes de tomar el teléfono en sus manos, esto me está asustando.
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En la mansión Hiwatari el teléfono no dejaba de repicar una y otra vez, Kai, que se encontraba en la sala con la mirada perdida aun, fue quien lo respondió, casi sin ganas de hablar…
“Mansión Hiwatari, ¿con quien desea comunicarse?” dijo el heredero con voz apagada.
“Disculpe me preguntaba si hablo con el joven Kai Hiwatari, sino es así, ¿me podría comunicar con él, por favor?” dijo la voz al otro lado de la línea.
“Él es quien habla, ¿Quién es usted y por qué desea hablar conmigo?” pregunta rápidamente el joven bicolor.
“Oh pero que modales los míos, soy Luther Weimeister, Dime algo Kai ¿te gustan los animales? ¿Los gatos quizás?” respondió la siniestra voz.
“¿A qué se refiere? Explíquese con claridad” exigió el oji-rojo, no le agrada nada que esa persona hablara así con él, ni mucho menos al tema al que estaban llegando.
“Que impaciente, tal como tu abuelo, es que querido Kai, justo en este instante tengo en mi poder a un precioso ejemplar, en verdad es muy bello, con piel canela suave y tersa, cabellos negros como la noche y unos ojos tan dorados como el mismísimo oro fundido” Kai supo inmediatamente que se refería a Rei “¿Me pregunto, Kai qué harías si este hermoso minino saliera lastimado?”
“No te atrevas a tocarle ni un solo cabello, te quedó claro” amenazó el dueño de Dranzer.
“Hablando de eso, tiene hermosos cabellos, tan suaves y sedosos que se deslizan entre mis dedos, Ups creo que ya estoy tocando más de un cabello” Kai no cabía en su furia solo imaginar a aquel hombre manoseando a su indefenso gatito lo llenaba de ira, pero a través de la línea logro escuchar un quejido, uno que él conocía bien, era aquel que se da cuando algo o alguien te muerde; ese era su neko, que había mordido a aquel hombre apenas tuvo la oportunidad.
“Maldito mocoso, ya verás” expresó aquel hombre y luego Kai pudo escuchar el sonido de un golpe seco, como el de un manotazo y fue ahí que empezó a preocuparse por el bienestar de Rei.
“¡Que le hiciste desgraciado!” vociferó Kai al teléfono
“Kai a tu gato le hacen falta modales, tal vez deba entrenarlo un poco, si no aprende por la buenas, aprenderá por las malas” Y después de esto la conversación acabo al cortarse la línea del otro lado.
Kai quedó mirando fijamente el teléfono en su mano; Yuriy, Brooklyn, Bryan y Voltaire que llegaron al escuchar a Kai discutir por teléfono estaban expectantes por saber que estaba pasando, claro que, ya se daban alguna idea.
“Kai dinos, ¿Quién era? ¿Qué quería?” pregunto Yuriy pero Kai seguía en shock
“¡Por Dios Kai contesta!” dijo el mayor Hiwatari y dueño de la mansión
“Ese hombre…ese hombre tiene a Rei y…le ah hecho daño” dijo el fénix en un susurro
Los presentes alcanzaron a escuchar lo dicho por el heredero, pero ninguno de ellos lo quería aceptar, no, no podían concebir siquiera el hecho de que existiera un hombre tan ruin y malvado que pudiera perjudicar a tan preciosa criatura como lo era Rei; a todo esto cual sería su razón para realizar tal acto, no ganaría nada con maltratar a un chico que se creía gato, pero ahí es donde todos se equivocaban, Luther Weimeister si tenía un motivo y era un odio infinito profesado en contra de todo aquel que se apellidara Hiwatari y que forma más fácil de hacer sufrir a tu enemigo sino atacándole donde más sufra, en su punto débil y en el caso de un Hiwatari, atacando a quienes más quieren.
“Nieto dime quien tiene al joven Rei” preguntó Voltaire preocupado por la situación
“Lo tiene…Luther Weimeister” fue lo único pronunciado por Kai