Sintió como sus manos le recorrían con la devoción acostumbrada y él simplemente se dedicaba a dejarse llevar por las embriagadoras caricias a las que era sometido
Los labios de su compañero recorrían su pecho haciendo que agarrara con mayor fuerza las sábanas sobre las que su cuerpo yacía
Una suave caricia en su mejilla le hizo abrir los ojos perdiéndose en los orbes de color miel de su acompañante, en su rostro se formó una cálida sonrisa que le fue devuelta por el aristocrático rostro de su atractivo amante
Suspiró cuando acarició con calma sus hombros bajando hasta sus manos para unirlas en su promesa de amor eterno pero ambos sabían que no era fácil
Dejó que besara su hombro, su cuello, su oreja, su mejilla y hundió su lengua en la boca que le exigía demandante mayor contacto
Agarró el cuello del hombre profundizando el beso y rozando sus hombrías mientras ambos ahogaban el gemido en la boca del otro
- Mi príncipe - susurró el hombre en su oreja - No, mmm, no me torture - la masculina voz le nubló el juicio e hizo que el más joven empujara al hombre sobre él quedando ahora encima
- Lo necesito - le dijo mientras acariciaba el musculado cuerpo del atractivo hombre sintiendo sus ojos de halcón clavados en los negros que poseía - sabes que te necesito - susurró el príncipe sobre su piel haciendo que el otro estuviera cerca de perder el control rindiéndose a lo que aquel atractivo muchacho de cabello verde le ofrecía
- Basta mi señor, esto no debería ocurrir - susurró pese a estar haciendo lo contrario que expresaban sus palabras al tomar la imponente hombría del menor entre sus manos
- ¡Donde mmmm, demonios está el problema! - Alzó dolido la voz aquel al que llamaban príncipe - ¡Te ahh amo! -
- Lo sé y sabe que yo también le amo y que lo que más deseo es poder tomarle sin restricciones pero, mi señor, eso no es posible - argumentó el de ojos de halcón con una mueca de tristeza - sabe tan bien como yo que esto acabará mañana -
- Tómame entonces, yo sólo deseo ser tuyo - continuó entre gemidos
- No puedo - soltó el mayor con un hilo de voz soltando la ya satisfecha erección del príncipe
- Mijok, pero yo... yo- dijo provocando al hombre moviéndose sobre la erección del pelinegro
- Basta mi señor, usted es un príncipe y yo soy un vulgar soldado - dijo apartándole
- ¿Un vulgar soldado? Maldita sea, eres el mejor general y espadachín del reino de ese maldito bastardo - gritó el peliverde molesto por el rechazo
- Príncipe Zorro - dijo el hombre cambiando el tono a uno más cercano - no hable así de su futuro esposo - continuó con un deje de tristeza en su voz
- No quiero casarme Mijok, ¡te amo! -
- Esto no debió pasar, lo mejor será que me vaya, mi príncipe -
- No, por favor, quédate conmigo, te necesito mi amor - suspiró el príncipe
- Lo siento - susurró el general antes de abandonar el cuarto del príncipe -
Zorro cayó rendido al sueño entre lágrimas
...
A la mañana siguiente el príncipe tomó un manto con el que arroparse antes de salir corriendo rumbo a la sala del trono en la que su fiel amigo Ruffy dijo que había problemas
Entró y cerró los ojos antes de mirar con ira a su futuro esposo ante lo visto
Su amor, la única persona a la que había amado en toda su vida, su Mijok, yacía en el suelo encadenado y a punto de ser atravesado por la cruel espada del rey con cientos de soldados a su alrededor, acabando con la esperanza de escapar junto a su amor muy lejos de todo lo que les impedía estar juntos
Alzó la mirada con odio hacia el causante de la postura de su amado general y cayó de rodillas ante él tragándose su orgullo
- Déjele ir y prometo ser el más fiel de sus soldados y el más sumiso de sus amantes, juro que haré lo que me pida pero déjele ir - argumentó con la cabeza gacha ante la pérdida de su normalmente inquebrantable orgullo frente al soberano
El rey sonrió antes de pronunciar un quedo "denegado" y atravesar al ojidorado con su espada
- MIJOK - gritó dolido mientras las lágrimas recorrían su rostro - NO - cayó sobre el cuerpo de su amado tomándole las manos mientras las lágrimas caían sobre el pecho ensangrentado de su adorado ojos de halcón
- Te amo - susurró desde el suelo tomando la mano de su príncipe lo mejor posible debido a su ataduras - siempre - susurró en su último aliento
- NO - chilló antes de desmoronarse sobre su amor
- Llevaos a ese traidor - dijo el rey - nadie toca lo que es mío - argumentó mirando con sorna al príncipe peliverde
- Yo NUNCA seré tuyo, me oyes bastardo NUNCA - dijo levantándose del pecho teñido de sangre del general con el arma de este en su mano - si osas tocarme te atravesaré con esta espada, cobarde, y aunque por algún casual pudieras tener mi cuerpo, cosa que dudo, debes saber que mi alma y mi corazón han muerto con él - señaló el inerte cuerpo del general - y que le amaré por siempre, pase lo que pase -
De pronto despertó envuelto en un frío sudor mientras su acelerado pecho latía con fuerza y las lágrimas de impotencia se deslizaban por su ojos
- Otra vez - susurró Roronoa antes de levantarse de su sofá y ajustarse sus tres katanas a la cintura - volví a soñarlo otra vez - murmuró rumbo a la cocina del Alma de Merry tras secar las lágrimas de su rostro