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Amado...¿Amado? por suou

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Notas del capitulo:

Aquí esta el segundo capitulo, espero que les guste….

  Los personajes le pertenecen  a Yun Kouya, yo solo los tomo prestados...

 
Capitulo II “Susurros”  

  Sentado en la mullida cama, recién bañado, con su pelo húmedo que vez en vez goteaba. Reía .Y sonreía. Unas suaves y calidas manos pasaban por su cabeza, rozaban lentamente sus orejas negras y la toalla que llevaba entre sus dedos largos, secaba el mojado cabello:

 

-¿Cuántas veces te lo tengo que decir?-le miraba regañándolo. Su mirada era tierna, llena de amor.

 

-lo sé, pero…-bajo su mirada.

 

-te gusta que yo lo seque ¿verdad?-le levanto la cara, para observarse en esos ojos, que tanto le fascinaban. El menor movió su cabeza en forma positiva.

 

-¿Puedo dormir hoy, aquí?-le dijo alejándose del mayor y metiéndose entre las frazadas, sin esperar a que lo afirmara.

 -claro que puedes, además ya lo has hecho

-mmm…si-le mostró una sonrisa-buenas noches, Semei-se movió acomodándose, cerro sus ojos.

 

-buenas noches Ritsuka-se acerco donde descansaba su hermanito, le dio un suave beso en la mejilla, mientras le tocaba los cabellos, para darle una caricia a esa orejas que poseía el menor.

 

  Ruido…Ruido…luego distorsión, como si alguien cambiara de canal y este no se encontrara…Voces…Voces estridentes…Voces apacibles…Su voz junto a la de alguien…Soubi… Su pelo removido por el viento, sus ojos ocultos por sus cabellos que son  guiados por el viento…Su cara girándose con lentitud, en cámara lenta, mostrando su  bello rostro…sus labios se mueven, no entiende lo que dice, pero lo observa. El adulto le ofrece su mano, la extiende a él. La recibe, pero…Si ese “pero”…La interferencia vuelve a ser más fuerte, horrible…Sus labios se mueven una y otra vez…

 

   “te doy mi alma, mi cuerpo, mi espíritu…Todo te pertenece, todo es tuyo”

 

 Alcanza a escuchar. Cierra los ojos, la sensación de sus labios atrapados por otra boca, sus mejillas tocadas por esas manos de artista…Soubi…

    Ruido…Ruido molesto, se tapa las orejas, le molesta el ruido…No lo quiere oír. Corre, se esconde en su habitación, en una esquina.

-silencio, por favor…silencio…-unas lagrimas se deslizan y lo nota.-por favor-lo repite. Los gritos son demasiado. Se abraza se encoge lo mas que puede en ese rincón. Intentando animarse.

 

   Ruido…Ruido de la cuidad, los pasos de las personas caminando, la risa de los niños, el correr de estos al entrar al colegio. Quieto ahí, mirando el gran edificio, quieto lo observa, unas cuantas miradas se dirigen a él, no le importa. Camina, tiene que entrar, “Soy grande”, se dijo y camino. Llegaba a la entrada, subía las escaleras, estas sonaban; sonaban como si nunca nadie  las hubiesen pisado. No había aire, no se sentía nada. Cerró los ojos. La sala de profesores…Había algo allí, no era la sala de profesores, una sala extraña. Se detenía y le veía. Rojo, naranja, los colores que le mostraba el cuarto, más y más profundo y largas llamas salían…Fuego…Fuego era…calor…Quemarse. Corrió, pero:

 

-¡Ritsuka!-sintió su nombre, se volteo…

 

-Semei…

 

 Ruido…Ruido a su alrededor, pasos que venían y se iban…Susurros alrededor del…una mano tibia que sostenía la suya.

 

-Ritsuka- la voz de mujer, suave y miedosa. Tierna, amable, con amor. ¿Madre? Quería abrir sus ojos, verificar que ella se encontraba a su lado. Sus parpados pesaban, se oponían a la orden que se les daba…

 

-mamá-decía con su mente-mamá-repetía. Y los ojos no abrían…No abrían…Se dio por vencido…

 

-Ritsuka- escucho su voz, esa maravillosa voz, en su interior, no a fuera. Su corazón palpitaba- vamos Ritsuka despierta- lo vio desde lejos, entre la oscuridad de ese espacio, con su porte, mirándolo-¿qué esperas? mmm-se llevo la mano cerca de los labios-o quieres que te bese?- con una sonrisita oculta.

 

-¡¿eh?!- su cara se tornaba roja. El rubor lo delataba y el mayor se acercaba.

 

…Oscuridad… ¿Por qué estaba oscuro ahí?... Y Soubi se acercaba mas, su caminar lento…Su silueta alta, sus cabellos rubios meciéndose, sus ojos azules como el océano, el cielo…Cerca muy cerca…Cerro sus ojos, esperando que llegara, que tocara sus labios, que el suave contacto se realizara, que le diera fuerza…Minutos espero…minutos y nada. Abrió de par e inconcientemente los volvió a cerrar, por esa luz… ¿Luz? ¿De dónde provenía esa luminosidad cegadora? Mentalmente contó: 1…2…3…

 

     Una habitación blanca. Blanco, sin ninguna mancha, sin ningún otro color que la destiñera, que la opacara. Quieto miro el techo, luego a sus costados; estaba en una cama:

 

-…Quizás ¿ un hospital?- se dijo y poco a poco tomo asiento y se fijo mejor en el cuarto, no parecía como tal, las maquinas que debían de estar, no se encontraban. La cama, un sillón, la mesita con un florero y flores…Todo blanco…

 

    La perilla giro y dio un ligero “clic” y una mujer entro, no tenia orejas:

 

-un adulto-su mente respondió

 

-¿Cómo te encuentras?-cerraba sus ojos y su boca se ensanchaba en una larga y dulce sonrisa, marcándose algunas arrugas.

 

-bien- la miro como se acercaba, viéndola mejor de lejos se veía joven, pero tan cerca como estaba ahora, los años si habían pasado por ese cuerpo. Aunque sus ojos verdosos como pantano, les daba un sentimiento extraño ¿melancolía?...no, eso no era, pero ¿Qué?...

 

    Le tocaba la frente, le paso su arrugada mano por su cabecita y le despeino los cabellos, luego le toco sus orejas, se las acaricio y luego intento jugar con estas:

 

-¿sabes?-hablo-aun recuerdo mis orejas, eran muy parecidas a las tuyas…

 -¿Dónde me encuentro?- pregunto. Siempre había que formular esa pregunta cuando te sientes extraviado. Miro a la mujer y esta sonrió.

-En mi casa, te encontré en el piso- paro un momento y se sentó a un costado de la cama y toco una de sus manitos. Tomo aire y siguió- me preocupe, quise llamar a una ambulancia, pero al final desistí, solo te veías cansado. Te traje a casa. Cuando te sientas mejor, puedes volver a tu hogar- se paro, soltando su mano, camino hasta llegar a una pared, ahí despejo la ventana, corrió las cortinas y la abrió. El viento llego hasta él, se sintió bien al sentirlo:

 

-mira, deben ser como las cuatro de la tarde. Dormiste bastante ¿no lo crees?

 

-si… ¿Cuál es tu nombre?-había salido, él no era así o ¿si? ¿Por qué pregunto?

 

-soy Makoto Inou- se cubrió con un chal  que llevaba y regreso donde el pequeño. Sentándose a los pies de la cama lo volvió a observar, que curioso ser tenia ante sus ojos, y sus pantanosos ojos brillaron:

 

-¿tú nombre?-sonrió, una buena mujer, se diría, una limpia y clara sonrisa.

 

-Aoyagi Ritsuka- no le gustaba mucho esa sonrisa. Se destapo

 

-¿a dónde vas?-le pregunto parándose y viendo que el niño buscaba sus cosas.

 

-me tengo que ir ¿se preocuparan por mi?-mintió… ¿mintió?...

 

-eso es verdad- salio de la habitación en silencio y luego volvió, con sus cosas que llevaba el niño…

 

-gracias…

 

-gracias a ti…- le despidió desde la puerta, moviendo su mano de lado a lado- Ritsuka…

 

   El menor caminaba, miraba de frente. No se ubicaba muy bien…Rin…Rin…El sonido de un celular…Su celular sonaba, lo saco y lo contesto:

 

-¡RITSUKA!- escucho la voz de Soubi ¿preocupada?

Notas finales:

Gracias por leer....


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