La carta - Segunda Parte -
Kai cubría su rostro con ambas manos, se sentía avergonzado de lo que había dicho, ¿cómo pudo haberse permitido perder así su compostura? Era un magnifico idiota. El rey de los reyes idiotas. Eso incluso, ¿tenía sentido? Ya no importaba. Suspiró mirando el, ahora, oscuro cielo. El viento mecía sus cabellos, la frescura del aire comenzaba a repercutirle en su cuerpo, de pronto se sentía desprotegido ante el mundo. Quiso llorar nuevamente, pero estaba cansado y sus ojos muy hinchados, además no podría soportar que Reita le llamara "la reina del drama" al verlo. Aunque si lo pensaba bien y analizaba las circunstancias, el bajista tenía razón. Se encogió ocultando su rostro entre sus brazos. ¿Cuán idiota podía llegar a ser una persona?
-Jajajaja- rió Miyavi tirando las cartas sobre la mesa y al instante recogió todo el dinero.
Los demás lo miraron con odio, ya no querían seguir jugando, no tenían ganas.
-Hiciste trampa, ¿cómo es posible que alguien gane ocho veces seguidas?- se quejó Uruha.
Ruki a estas alturas no entendía nada, de todas formas no le importaba, solo quería volver a su casa y dormir.
Aoi suspiró mirando acusadoramente al solista, quien sonreía de oreja a oreja contando los billetes. Entornó los ojos y se acercó susurrándole algo que pasó desapercibido por el joven.
-¿Qué, qué? ¿Dijiste algo Aoi-kun?- miró con el ceño fruncido al guitarrista de la conocida banda "The Gazette", dicho joven se ruborizó, aclaró su garganta y volvió a susurrarle a Miyavi lo que había hecho con anterioridad.
-¿En serio?- miró con ojos saltones a Aoi, quien asintió levemente con una gran sonrisa- ¡¡no perdamos tiempo entonces!!- tomó al joven de la mano y salieron corriendo de la compañía.
Uruha miró ambas figuras mientras desaparecían a lo lejos.
-¿Qué diablos?- miró a Ruki luego, quien cabeceaba, su frente a unos centímetros de golpear la mesa- Ru. . .-
PLAF
-Ups, tarde. . .- se encogió de hombros, levantándose para buscar algo que comer, mientras el vocalista de su banda se sobaba la parte dañada maldiciendo a medio mundo.
Gackt suspiró, estaba de brazos cruzados afirmado en el marco de la puerta observando como los demás jóvenes hacían cosas tales como. . . ¿qué hacían? La verdad no quería saber, no quería después salir involucrado en orgías de compañía ni nada parecido. Rió ante su propio chiste mentalmente. Sin embargo había algo que lo preocupaba. A paso lento se fue acercando al joven solitario que estaba en una esquina abatido, con la mirada gacha y un papel arrugado en su mano. La carta.
-¿No pensas decirle?-
-¿Y qué gano con eso ahora?- respondió sin mirar al otro hombre.
-¿Qué ganas? No sé. . .si no vas por él y le decís tampoco vas a saberlo nunca-
Levantó la vista, si lo miraba desde ese punto de vista, entonces Gackt tenía razón. Pero, algo le decía que Kai no iba a creerle o simplemente, lo rechazaría, y por más egoísta que sonara, no quería verse envuelto en esa situación. Una, porque no sabría como afrontarla, dos, porque no quería perder la amistad de Kai.
-¿Qué es peor? ¿El saber que lo intentaste y fuiste rechazado o el quedarse con la duda y arrepentirse de por vida?-
-¡Maldita sea! Odio que tengas razón- refunfuñó. Gackt sonrió ampliamente gesticulando con su mano hacia un costado.
-¿Qué estás esperando, ah?-
-No sé porque me estás ayudando, cuando todo lo que hice fue. . .-
-Ya no tiene importancia-interrumpió- ¿vas a seguir perdiendo el tiempo conmigo?-
El joven chasqueó la lengua, una mirada de arrepentimiento y agradecimiento mezclándose al dirigirse al mayor antes de retirarse. Gackt movió la cabeza hacia ambos lados.
-Estos jóvenes de hoy en día- agachó la mirada al sacar el teléfono móvil que le estaba vibrando en el bolsillo. Miró la pantalla y sonrió al ver el nombre. El amor seguramente puede volverte tonto y egoísta, ese era un hecho que nadie mejor que Gackt sabía.
Buscó por todos lados, su respiración agitada, ya no podía correr más. ¿Dónde diablos se había metido Kai? Sus ojos se desplazaron hacia delante, hacia la escalera que tenía en frente y que conducía hacia el techo de la compañía. Recobrando el aliento hizo unos pasos y subió. Miro hacia los costados, a lo lejos divisó una figura tiritando. ¡¡Bingo!! Gritó en su mente, pero al acercarse más y más el nerviosismo se fue apoderando de él.
-Es una linda noche- murmuró al sentarse al lado del otro joven. Su corazón latía con fuerza. Un tun, tun, tun, tun, repitiéndose constantemente en sus oídos.
Kai se sobresaltó al ver una figura sentarse a su lado, sacándolo de su trance. ¿Cuántas horas habrían pasado? Miró hacia el cielo, dándose cuenta del ferviente resplandor de las estrellas. Tan bellas, tan inalcanzables. . .por un momento quiso ser una de ellas.
-Lo siento- agachó la mirada, sus dedos luchaban para quedarse quietos, pero no podía evitarlo. No era fácil.
-¿Por qué?- Preguntó el joven baterista sorprendido, ¿qué le pasaba a su amigo? El que debía pedir perdón era él, había sobre actuado, había tomado las cosas demasiado a pecho, y comportado como un completo idiota.
-Porque. . .bueno. . .a decir verdad. . .yo. . .-
El castaño oscuro frunció el ceño, esperó paciente a que el otro joven terminara la oración, pero luego de unos minutos en los que palabras como "yo, bueno, es que" acompañadas por balbuceos y silencios incómodos no dejaran de salir de los labios de su amigo, decidió ayudarlo a que de una vez por todas fuera directo al punto.
-¡Al grano Reita, al grano!-
El bajista suspiró, volvió a tomar aire y de una sola vez dijo:
-Yofuiquienescribiólacarta- cerró los ojos fuertemente esperando una respuesta.
Rei. . .Reita. . . ¿Reita-kun? Kai parpadeó por unos instantes. Abrió sus labios para gritarle, ¿cómo había podido hacerle semejante broma? Pero se cerraron al darse cuenta.
-Tal vez es solo una broma-
-No seas idiota, ¿quién haría esa clase de broma?-
Las incontables veces que Reita lo molestaba, las incontables veces que lo ignoraba, las incontables veces que se quedaba hasta tarde cuando tenían ensayo solo para esperarlo, las incontables veces. . .
-Lo siento- murmuró con la voz temblorosa.
Reita suspiró, lo había presentido. Lo único que deseaba en esos momentos era que el suelo se partiera y que él nunca más pudiera regresar.
-Está bien. No tenes porque-
-Fui un idiota al no darme cuenta.- interrumpió.
El bajista miró fijo a su amigo, confundido, algo aturdido.
-No darme cuenta de tus sentimientos, ni. . .de los míos-
Su mandíbula casi se estrella contra el piso al oír aquellas palabras. ¿Acaso Kai. . .?
-Podemos intentarlo-sonrió con lágrimas en los ojos. Una dulce y sincera sonrisa. Una sonrisa que iluminó todo para Reita. Si bien no era lo que esperaba exactamente se conformaba. Las cosas tomarían su tiempo, y eso, estaba bien.
-Gracias- murmuró al abrazar a Kai fuertemente.
-No, gracias a vos Reita- murmuró Kai antes de posar sus brazos en el cuerpo del otro, profundizando así el abrazo.
El día no había terminado tan mal para el baterista. Sonrió orgulloso de ser "la reina del drama" de Reita.