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CAPITULO 15
TOQUE SUAVE
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Abraham miro lo que sería su habitación los próximos días, era de noche, se suponía que esa noche deberían estar en una reunión que le estaban organizando a los estudiantes de la escuela en la piscina del colegio, pero en cambio, ese fue el día que su verdugo le indico que tenía que mudarse a su habitación.
Cuando se lo ordeno-notifico, Abraham no pudo refutarle sin faltar a su palabra, así que se resignó con rabia a su suerte y por fin saco el valor para asumir su castigo.
-Puedes tomar lo que quieras siente totalmente cómodo- le dijo Joel mientras se sentaba sobre la madera de un escritorio muy elegante que estaba en una de las esquinas de la habitación con una biblioteca llena de libros de fondo.
Dudaba que alguna vez se sintiera cómodo estando en la misma habitación con Joel, pero el moreno evito decir lo que pensaba, había evitado ir al encuentro del capital del equipo por dos días, cuando este lo encaro y le dio la orden de mudarse a su habitación, ser sintió tentado a no cumplir su exigencia, pero su sentido de honestidad había superado el de autoprotección y termino hiendo a su encuentro, al final había perdido y por tanto debía cumplir su palabras.
-Te has tardado- fueron las palabras de Joel cuando lo intercepto al final de la clase, el chico no lo presiono, tal vez hubiera tenido la esperanza secreta de deslindarse del castigo, pero al final agradeció que el chico lo confrontara, no podía vivir pensando que le debía algo a ese tipo, tuviera lo que tuviera que hacer… cumpliría su parte.
La habitación era como tres veces más grande que la que le dieron a su llegada a él, pero no le sorprendía, era elegante y equipada para satisfacer cualquier pequeño antojo que pudiera tener su dueño.
-Quítate la camisa- la orden lo tomo desprevenido, pero al procesarla apretó los puños hasta casi no sentirlos –Me has quitado casi una semana de tu castigo y ahora no quieres hacerme caso, tan patética es tu palabras-
-No- ni siquiera se pensó su respuesta pero esta le salió inmediata, él sobre todas la cosas era un hombre de palabra, aunque en estos momentos maldijera por ello, sin más se empezó a quitar la camisa, desabotonándola con lentitud, no quería, pero no le quedaba de otra, cuando termino vio con impotencia como el chico que era más alto que él se le acerco, toco su piel con delicadeza y rozo con sus labios sus pezones, Abrahan vio todo lo que le hacía sin respirar siquiera.
-Estas muy tenso, ven te daré un masaje, considéralo una muestra de mi amabilidad antes de que te conviertas en todo mi esclavo- y le sonrió con descaro por el cinismo.
-No quiero tu amabilidad, ni mucho menos tu esclavo- ni tu estúpido masaje pensó Abrahan pero no llego a exteriorizarlo.
-Ya eres mi esclavo, por lo menos, lo que queda de mes y créeme si supieras lo que quiero hacerte estarías profundamente agradecido, porque te estoy brindando mi amabilidad en vez de toda la pasión que tengo concentrada por ti- Abraham lo fulmino con la mirada para no refregar el toque de miedo que esa confesión le produjo -Velo como mi forma de lograr que te vayas acostumbrado a que mis deseos serán los tuyos…-
-Solo por lo que dure esta mierda de castigo- lo corto de mala gana el menor, como para restarle esplendor a su victoria.
-Y pienso hacerte disfrutar cada minuto- sonrió en cambio el capitán, juntándose de nuevo a él y mordiéndole el cuello mientras lo estrechaba entre sus brazos y lo acercaba lentamente a la cama.
-Eres un mal nacido-
-Pero el mal nacido al que tienes que complacer- se mofo el muchacho empujando al menor en la cama, que callo de espalda y le mantenía la mirada llena de resentimiento –Voltéate-
-Por qué- Joel alzo una ceja
-Te recuerdo quien es el amo-
-Te recuerdo que dijiste que solo sería un masaje-
-No te hare nada solo voltéate- pero para angustia del menor agrego -nada que no quieras
-Si fuera así ni siquiera estaría donde estoy, no tendría un pie en esta habitación.
-Te hare cambiar de idea-
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