Era una sensación extraña, la que una mano grande y fuerte le recorriera el cuerpo, no una delicada y suave, el masaje de Joel más que desestresarlo le sumaba más rigidez a su cuerpo, el moreno no resistió mas y empujando al otro se levantó de la cama.
-Acuéstate- le ordeno Joel incorporándose después de él.
Abraham lo miro por unos segundos, tratando de controlar su reacción, gritarle que ni loco haría lo que le exigía, era lo que deseaba hacer.
-¿Qué? Vas a faltar a tu palabra- pero sabía manejarlo, se dio cuenta por primera vez el moreno, conocía su temperamento lo suficiente para saber que a la fuerza no lograría nada, en cambio atacaba su orgullo, picándolo para que saltara a la menor provocación, era una mejor estrategia.
-Debes disfrutar mucho de esto-fueron las estranguladas palabras que pronunció el ex-capitan conteniendo su ira.
-No sabes cuanto- acepto sin pena alguna el más alto, sonriendo hasta con ironía –Pero yo no fui quien te metió en esta situación pequeño- Abran respiro profundamente para contenerse, el no era bajo ni de cuerpo flaco o enclenque, pero era cierto que comparado con el otro, si bien no se veía diminuto si era más pequeño en todos los sentidos.
-Sabias que iba a caer en esas provocaciones- lo acuso con las voz amarga, pero nada afectaba al otro, que girándose se acercó a uno de los closet de la habitación, saco dos vasos llenos de winky y le ofreció uno cuando regreso.
-No me puedes culpar de tu propia torpeza pequeño- sabía lo que le disgustaba que le dijera así, concluyo el moreno al ver al otro reír cuando apretó la mandíbula de la rabia, tomo el vaso que le ofrecía y de un solo trago tomo el líquido amarillo, aunque para decir verdad tampoco era que fuera mucho.
-No me gustan los chicos- pronuncio la palabras antes siquiera de pensarlas, más sereno por el alcohol.
-Lo sé, lo dejaste muy en claro el dia que me seguiste a aquella reunión- una mueca de disgusto por fin cruzo su cara y un fiero destello cruzo sus ojos grises –Pero tú te me ofreciste- lo dijo con malicia, con la clara entonación que dejaba sobrentendido que el moreno se le había arrojado a los brazos como un necesitado.
La mano del menor se dirigió a la cara del otro como reflejo, pero como siempre el otro estaba un paso delante, lo esquivo y con un embiste lo mando directo a la cama.
-El problema de los chicos como tu Abrabam es que no saben lo que realmente sienten y reaccionan a los golpes, en vez de pensarse un poco las cosas.
-Apártate de mí- grito el muchacho al sentir el peso del otro sobre su cuerpo, pero el mayor lo tomo con rudeza del cuello casi quitándole la respiración, del susto el menor se dejó de resistir.
-Estás acostumbrado a mandar, a ser la estrella de tu colegio, el hijo modelo de tus padres, el mejor amigo de todos, simpático y hasta enternecedor…- un grito de sorpresa soltó al moreno al sentir como uno de sus pezones era mordido, trato de nuevo de resistirse pero la opresión de nuevo en su cuello lo paralizo –Pero no es lo que realmente quieres o mejor dicho necesitas, lo malo de llegar tan lejos joven es que pierdes la sensación conquistar un reto, tienes el control de todo, pero sin saber para qué o por qué- el moreno llevo sus manos a la del otro tratando que lo soltara, mientras sentía como la boca del mayor recorría su pecho unas veces rudamente otras no y seguía subiendo.
-Fuiste tras de mi como si fuera tu enemigo jurado y apenas y si me conocías, solo por una pequeña provocación- su risa sonó muy cerca de su cuello –Pero se reconocer la pasión cuando la veo y voy a disfrutar de toda la que hay en ti PEQUEÑO- los fuertes chupetones seguro marcarían la piel de su cuello, pero eso no era lo que estaba asustando a Abraham, no terminaba de procesar lo que el otro le decía, estaba aterrado por primera vez en su vida pero no por lo que el otro podía hacer sino por lo que estaba sintiendo, estaba siendo dominado por el otro, doblegado hasta cierto punto y lo peor de todo es que se estaba excitando con ello.
Con toda su fuerza Abraham logro que la mano del otro se alejara de su cuello y tiro al muchacho fuera de la cama.
-NO- grito rojo como una amapola e hiperventilando como un toro furioso –ME IMPORTA UN CARRRIZO TU PSICOLOGIA BARATA, TEN POR SEGURO QUE CONMIGO NO VAS A HACER LO QUE TE DE LA GANA!!!-
-Con que me salió un esclavo rebelde- le recordó -pensé que el que perdía tenía que hacer lo que el otro ordenara sin chistar-
-MALDITA SEA- grito todavía furioso el moreno –LO HARE- se contradecía, pero parecía estar el mismo dividido por lo que sentía –PERO SIN CHISTAR POR DIOS QUE NO- golpeo con fuerza la cama y al sentir algo de alivio siguió haciéndolo hasta que se logró tranquilizar.
-¿Mejor? luchador- le pregunto con mofa Joel, se había parado y lo observaba tranquilo.
-NO- rugió el moreno, pero la verdad ya estaba más tranquilo –Hare todo lo que me digas siempre que no abuses y que no tenga que ver con lo que querías hacerme aquí- dijo señalando de mala gana la cama, Joel lo miro sorprendido por un momento, pero pasado eso, vino la risa
-Jajaja- el moreno lo miro con rabia, pero antes de que dijera algo, por lo que seguro le daría otro golpe, tomo una camisa del colegio, un abrigo grueso y los tenis de deporte, pero antes de cerrar la puerta se detuvo.
-A partir de mañana me quedo aquí- murmuro y después de eso si cerró la puerta con fuerza.
-Bueno… veamos de que estas hecho- murmuro el mayor, tirándose sobre la cama con una sonrisa sincera.
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Veronica mastico el pedazo de zanahoria que había llevado a su boca lentamente, frente a ella estaban sentados sus dos mejores amigos, al llegar en la mañana le había asombrado ver a un tranquilo Abraham desayunando, solo el hecho de que se levantara temprano el muchacho le preocupaba, pero además de eso estaba sin su característico buen estado de humor, más bien parecía deprimido.
Samuel en cambio parecía molesto, había llegado después de ella y sin decir palabra se sentó y comenzó a comer.
La pelirroja los miraba a los dos sin saber a cuál era más prudente abordar primero.
Las mesas de los comedores de ese colegio parecían pequeños cubículos de una fuente de soda elegante, le daban suficiente privacidad para hablar al grupo.
-Bueno me van a decir que les pasa o me obligaran a bañarlos con comida para que reaccionen- los dos se sobresaltaron al escucharla.
-No te metas- gruño Samuel mientras Abrahan decía –Ni preguntes-
-Que respuestas más maduras…- siseo la chica molesta, pero no asombrada por las respuestas.
-Tus amigos están enamorados tigrita- la voz detrás de la pelirroja la hizo prácticamente saltar de su asiento, todos voltearon a ver a Victoria que se sentó al lado de Verónica –Ustedes son las primeras personas que veo que se deprimen por saber que hay alguien detrás de ustedes- los tres se pusieron rojos.
-Ciertamente enamorado no… primero muerto- Samuel fue el que contesto y casi ladro su respuesta, la morena se sonrió por su reacción.
-Muchacho según me habían dicho te tenían a punto de caramelo no de ácido- el rubio se levantó golpeando la mesa, tanto Abraham como Veronica lo vieron sorprendidos, Samuel no era violento y nunca reaccionaba así.
-¿Que dijiste?- los dientes del chico crujieron de la cólera
-Cálmate Samuel- pidió en susurro Veronica.
-¿Qué te pasa güero?, pareces resentido y me harás creer que como amiga tengo que pasar el dato y créeme es mejor por las buenas que por las malas- esas palabra funcionaron de maravilla para tranquilizar al chico, el rostro de Samuel se puso pálido, pidió perdón por su reacción a sus amigos y se marchó a pesar de que Veronica le insistía en que se quedara.
-¿Qué fue eso?- le exigió respuesta la pelirroja a la otra chica, pero esta solo centro su atención en el otro chico que casi se encogió en su asiento a pesar de su tamaño.
-¿Quieres que comente algo?- le pregunto la chica al moreno, este se sonrojo pero a pesar de la pena aun enfrento su mirada.
-No soy tan fácil de intimidar preciosa- Veronica abrió la boca incrédula, ¿Qué demonios pasaba?.
-Bien, no durarías mucho si lo fueras, pero aquí esta Joel y creo que él y tu tenían un entrenamiento especial para la mañana- ciertamente Caid y el capitán del equipo habían llegado hasta donde desayunaban ellos.
-Mujer, no te metas donde nadie te ha llamado- fue el saludo del capitán, no se sentaron y Joel parado al lado de Abraham parecía esperar por algo, el moreno no le hizo esperar.
-¿Qué quieres?- le pregunto con el ceño fruncido.
-Pues desayunar a diferencia de otros- dijo mirando el desayuno del chico que estaba casi completo -así que no dudes en servirme bastante comida- el moreno apretó los puños, pero aun con su furia se paró llevándose su bandeja, yendo a buscarle la comida del otro.
-¿Qué pasa aquí?- pregunto sintiéndose tonta la pelirroja y comenzando a molestarse.
-Eso me gustaría saber a mí, Samuel se fue molesto Victoria y ni me saludo cuando intente hablarle, espero que no te estés metiendo en terrenos ajenos- el chico se sentó del lado donde estaba Abraham.
-No me culpes por tus problemas, él estaba así antes de que yo le hablara y por si no lo notan estoy tratando de estar a solas con mi pelirroja para darle los buenos días como corresponde- dijo molesta al ver que Joel también tomaba asiento.
-Pues ahórrate los saludos- estallo Veronica, haciéndose espacio para salir, pero una vez libre en vez de irse se detuvo frente a las tres personas que ocupaban la mesa –Mas les vale explicarme lo que pasa-
-Si me das un beso fogoso hasta el abecedario cantando te explico- ronroneo la morena.
-Eres terreno alejo bombón- comento tranquilo Caid, como si fuera lo más lógico y Joel solo le alzo una ceja como retándola a hacerlo hablar.
-No se las dejare fácil- soltó la pelirroja.
-Qué carácter- soltó entre risas Caid, en ese momento llego Abraham con el desayuno de Joel.
-Justo a tiempo- intervino el capitán dirigiendo la mirada al moreno –Tu amiga quiere saber que pasa y quien mejor que tú para explicarle- la bandeja de comida callo ante el capitán de mala gana.
-Sencillo- dijo sin mirar a la pelirroja sino al capitán con disgusto –perdí una apuesta y estoy al servicio de este mal nacido por las próximas tres semanas- Veronica lo miro asombrada pero no comento nada.
-Bueno, el hombre es valiente- lo felicito Caid.
-Pero distraído ¿Piensas que Caid va a comer de mi comida también?- pregunto Joel.
-Pues él tiene pies y manos, puede irlo a buscar-contesto de mala gana el moreno –Y antes de que pienses mandarme déjame aclararte algo, solo tienes derecho a pedirme que haga cosas por ti, si me pides que por ejemplo que le busque agua a tu amiga no creas que después iré a buscar una para ti ni para nadie más por el resto del día, si sedes tu puesto lo pierdes, no pienses que como perro faldero iré tras de la pelota cada vez que la tires-
-Pero que esclavo más mal entrenado- hizo un puchero Victoria.
-¿Esclavo?- intervino por fin la pelirroja que se había puesto roja de ira -¿Esclavo?- volvió a repetir como si le costara creerlo, pero no dijo más nada, tomo la bandeja que Abraham había traído para el capitán del equipo y se la arrojo en la cabeza al muchacho.
-¿Te has vuelto loca?- le grito Joel y se paró amenazadoramente, Abraham se puso entre ambos, pero fue la mano de Victoria la que impidió que el chico siguiera avanzando hacia la pelirroja.
-Cálmate, esto le costara caro- fue lo que le dijo y miro a Veronica molesta.
-Vámonos- la pelirroja tomo del brazo a Abraham y se lo llevo con ella, pero antes de estar lejos oyó que Caid comentaba
-Viéndolos agradezco que el mío sea el más dócil-
¿Se refería a Samuel?.
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Encontrar a Samuel no fue tarea fácil ese día, el chico había faltado a clases y en un colegio tan grande buscarlo parecía tarea imposible, cuando lo lograron encontrar, eran pasadas las cuatro de la tarde, estaba recostado en la arena con la tercera base de almohada, estaba en los estadios de beisbol del colegio, el equipo no entrenaba ese día y el sitio estaba vacío, el tiempo era claro, pero con suficientes nubes para apaciguar los rayos del sol.
Abraham se acostó a su lado y Verónica se sentó de piernas cruzadas, ninguno intento hablar, Samuel miraba el cielo, pero era claro que había visto a sus amigos llegar.
-Creo que me he enamorado- suspiro el rubio, después de hacer una mueca de disgusto.