Los flashes iluminaban la sala como si fueran fuegos artificiales. Los chicos cerraban los ojos ante los estallidos luminosos, haciendo que el fotógrafo maldijera por lo bajo mientras que esperaba a que se recuperaran.
Iba a ser una corta sesión de fotos, pero se estaba alargando más de lo previsto. Sobretodo por el cambio de vestuario que el cantante se empeñaba en hacer cada cuatro fotos.
-Cambio la lente y seguimos-les dice con fastidio.
-Mientras, me cambio-anuncia Bill saliendo corriendo.
Un grito de frustración recorre la silenciosa sala, un gesto de fastidio se refleja en todas las caras de los allí presentes. Deciden tomarse un descanso, sabiendo que la elección de vestuario irá para rato.
-¿Cuánta ropa ha traído tu hermano?-le pregunta Georg a Tom.
-Me parece que toda la que había en casa-le contesta riendo.
Miran al fotógrafo, riendo más de la cara que pone mientras mira el reloj.
-Mejor desaparecemos de aquí un rato-sugiere Georg.
Caminan hacia la puerta y en cuanto nadie les ve salen corriendo y gritando por el camino como dos niños pequeños a punto de hacer una travesura, dejando atrás a Gustav con Dunja, que se miran extrañados al oír los gritos.
-Parece que eres el único que se toma en serio su trabajo-le dice Dunja con una sonrisa.
Gustav asiente sonriendo. En eso tiene mucha razón. Bill solo piensa en la ropa que se pondrá, para no aparecer con la misma en dos fotos iguales, y los demás…solo piensan en que broma harán a continuación.
Georg y Tom paran de correr cuando les falta la respiración. Se miran sin dejar de sonreír, pensando en lo que pueden hacer para divertirse tras una larga hora de poses absurdas.
-¿Cuándo nos dejarán marchar? Tengo ganas de ir a casa a jugar con la play-se queja Tom apoyándose en la pared.
-Tienes 15 años, pareces un crío de 3-le contesta Georg cruzándose de brazos.
-Eso lo dices porque siempre te gano, no sabes perder-le replica sacándole la lengua.
Georg le da un empujón enfadado, haciéndole casi caer. Se miran a los ojos y antes de contar hasta 3 ya han salido a perseguirse corriendo de nuevo. Pasan entre las cortinas que sirven de vestuarios improvisados, entrando en uno de ellos y pillando a Bill con los pantalones medio bajados.
-¡Hey!-grita subiéndoselos de nuevo.
Pero no se paran para disculparse, continúan corriendo hasta que se chocan contra la persona menos adecuada.
-Pero bueno….-dice David sujetando a Georg.
Tom frena a tiempo y da marcha atrás sin dejar de reír. Se ha salvado por los pelos. Entra de nuevo en donde está su hermano y le vuelve a pillar en la misma situación.
-¿Me quieres dejar desnudarme en paz?-grita subiendo de nuevo los pantalones.
-Vamos Bill, no seas tan crío-le dice sentándose en el suelo.
-Para crío tú, corriendo de un lado a otro. ¿Te vas a quedar viendo como me cambio de ropa?-le pregunta exasperado.
-No es algo que me guste hacer, pero me escondo de David. Ha pillado a Georg.
-Os va a caer una gorda.
-Si, nos castigará sin postre-se burla.
Bill resopla enfadado. Viendo que su hermano no va a salir, decide seguir con lo que estaba ignorando su presencia, por muy nervioso que le ponga, y más en esa situación. A punto de desnudarse y él observando desde el suelo cada movimiento.
Se baja los pantalones por tercera vez y se los quita conteniendo la respiración, cogiendo los vaqueros y poniéndoselos con prisas, perdiendo el equilibrio y cayendo encima de su hermano…
O eso parecía, hasta que unas manos le sujetan por la cintura con fuerza y le impiden caer al suelo.
-Gracias-susurra apoyando una mano en la pared.
-De nada. Déjate caer cuando quieras-le contesta riendo.
-¿Me sueltas?-le pide tras varios segundos.
Tom le obedece, pasando los dedos por su piel mientras le ayuda a ponerse en pies. Ve como se aleja de él y continúa vistiéndose sin levantar la mirada. Consciente de que le pone nervioso, se da la vuelta y se entretiene con el contenido de su maleta, sacando la caja que usa como joyero y observando su colección de colgantes.
-¿Me pasas una camiseta?-le pregunta carraspeando.
-¿Cuál?
-Me da igual, la que sea.
Tom se encoge de hombros y saca una cualquiera, que se la ofrece alargando el brazo sin mirarle.
Bill la coge al vuelo y tras quitarse la que lleva puesta se la pone velozmente sin despeinarse por el camino. Suspira cuando termina, viendo que su hermano ha entendido la señal y se vuelve con un colgante en la mano.
-Ponte este, te favorece-le sugiere.
Bill lo coge y sonríe. Pensaba que su hermano nunca se fijaba en esos detalles, pero había acertado con el colgante ideal. Se lo lleva al cuello y trata de abrocharlo en balde, viendo como su hermano acude en su ayuda de nuevo.
Le quita la cadena de las manos y la hace girarse. Rodea su cuello con ella y lo abrocha a la primera, pero se entretiene un momento en acariciarle antes de soltarle.
-¿Ocurre algo?-pregunta Bill sin girarse.
-Me gusta como hueles-dice sin poder contenerse.
-Es la gomina-le aclara en un susurro.
El pensar que su hermano está tan cerca aspirando su aroma hace que su cuerpo comience a temblar como si fuera de gelatina.
-Ya estás-le avisa, como si no lo supiera.
Bill se apresura a salir de allí. Levanta una esquina de la cortina y se gira con ella de la mano para ayudarle a salir.
-¿Vienes?-pregunta al ver que no se mueve.
-Dame unos minutos…David….-se excusa tartamudeando.
Bill asiente y le deja allí escondido, caminando hacia la sala para hacerse más fotos en grupo. Llega a ella y ve que ya están todos. Se acerca a Gustav, que mira con pena al pobre Georg, que está al lado de David recibiendo sui sermón.
-Así aprenderá a comportarse mejor-le dice guiñándole un ojo.
-Falta uno-dice el fotógrafo enfadado.
-Voy a por él-se ofrece su ayudante.
-Está en mi vestuario-le explica Bill en un susurro cuando pasa por su lado.
El chico asiente y camina con paso decidido. Resopla por el camino. No puede entender como no se toman su trabajo más en serio, lo que daría él porque le fotografiaran para que miles de chicas lloraran al ver sus fotos.
Tras cinco minutos de larga espera, Bill ve que el fotógrafo se impacienta y mira a David suplicándole que haga algo. Entonces decide actuar antes de que sea demasiado tarde.
-Voy a por Tom-le explica a Gustav antes de salir.
Corre hacia donde le dejó, con el enfado a flor de piel. No sabe como le permitió salirse con la suya, dejarle allí escondido cuando había tanto trabajo que hacer.
Llega hasta su vestuario y tira de la cortina sin contemplación.
-Tom Kaulitz, sal ahora mismo……
La frase muere en sus labios al ver lo que está pasando en ese reducidohabitáculo.
-¡Bill!....no jodas....-grita un Tom muy furioso.
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