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Verdades Manchadas de Mentira por Kuroi Koneko

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Dos semanas después que aquella triste noche, el pequeño Deo salio del hospital, Kara se lo llevo. 

Efectivamente, tal como amenazo su padre, el nunca había sido registrado, para el mundo Deo nunca había existido, así que se le dio su apellido como único, considerado un niño sin madre pero al final, por lo menos existía. Se fueron de la cuidad, huyendo de lo que le daba tanta tristeza al pequeño Deo.

 

                                                                                                                     

Ancel había sufrido una contusión fuerte, por lo que no recordaba nada antes del accidente, un doctor le dijo que podía recuperar esos recuerdos con algo de terapia, pero Adel se negó, ocultando así todo indicio de que tenia un gemelo. Creció como hijo único,  tal como planeo Adel.

 

 

Pero el mundo es redondo y da muchas vueltas…

 

 

12 años después…

 

 

-         Padre ¿Por qué tuvimos que regresar a esta ciudad?- preguntaba un joven de 14 años parado en la puerta de una casa grande mientras unos señores bajaban sus cosas de un camión de mudanzas.

 

 

-         tu sabes el por que Deo…- dijo un hombre alto, de piel clara, con un cabello rubio hasta la cintura atado en una coleta baja, tres su flequillo se asomaban unos ojos azules contemplando una lista que tenia que firmar- además, tus abuelos te consiguieron un lugar en la secundaria de aquí-

 

 

-         pero no quiero ir a esa secundaria de niños ricos – decía Deo.

 

 

-         Muchas gracias por todo- decía el rubio al hombre del camión, luego el y el joven entraron a la casa.

 

 

-         Deo, tus abuelos le hablaron a la directora de tu ‘‘situación’’- dijo el rubio a Deo. Era casi tan alto como el hombre, aunque solo tuviera catorce, su piel era blanca y su cabello negro le llegaba a la cintura, llevaba el fleco cubriéndole todo el lado derecho de su cara, colgando hasta sus hombros, unos lentes oscuros cubrían su ojo visible. Llevaba una gabardina holgada, y en su mano derecha un guante negro de piel.

 

 

-         Esta bien- dijo Deo resignado dejándose caer al sillón, el rubio se sentó junto a el tomándole el hombro.

 

 

-         Deo, se que para ti es difícil volver aquí, pero después de lo que paso es al único lugar donde podemos volver.

 

 

-         Tienes Razón padre- dijo el chico- será mejor que suba mis cosas a mi nuevo cuarto-

 

 

-         Claro Deo, mañana será un día difícil- dijo el rubio suspirando.

  

 

 

-    Buenos Días a todos los que sintonizan en este soleado día de verano- decía el locutor por la radio- son las 6 con 01 minuto en este el primer día de clases-

 

 

-         Vaya, el primer día de clases- decía un joven de catorce años estirándose en su cama- será mejor que me apresure- y salto de su enorme cama dirigiéndose al baño, tras una rápida ducha  se puso su uniforme, y se miro en su espejo de cuerpo entero, su piel blanca, su cabello negro que caía hasta su barbilla, y sus relucientes ojos esmeralda, tomo su mochila y bajo rápidamente.

 

 

-         buenos días señorito Ancel- saludaba la sirvienta, bajo por una escalera cuya pared estaba adornada por las fotos de su mama, su papa o él, recorrió las estancia hasta el enorme comedor, donde un hombre de corto cabello negro  y ojos castaños leía el periódico.

 

 

-         Buenos Dias papá- saludaba Ancel

 

 

-         Oh buenos días Hijo- decía el oji-castaño mientras su hijo se sentaba a desayunar junto a el.- ¿Estas listo para ir a tu primer dia ? ^ ^-

 

 

-         Claro papi- decía Ancel feliz, comiendo tranquilamente su desayuno.

 

 

-         Bueno que tengas un buen dia- dijo su padre. Al terminar, el joven salio subiendo a un lujosos auto donde el chofer lo llevo a su instituto.

 

 

 

 

 

 

-         Despierta Deo- dijo el rubio moviéndole  el hombro al joven- tenemos que llegar temprano a tu nueva escuela.

 

 

-         ya estoy despierto-  murmuro semidormido Deo, levantándose y dirigiéndose al baño.

 

 

-         Te espero abajo- dijo Kara  al escuchar el agua de la regadera. Dejando al menor solo.

 

 

-         Por fin despierto- murmuraba Deo cerrando las llaves de la regadera, saliendo de ella secando su largo cabello, enrollándose una toalla, ahora venia lo problemático.

 

 

 Se vio al espejo, ya sin el cabello sobre su cara, y esos ojos siniestros le devolvieron la mirada,  el izquierdo amarillento verdoso con la pupila extraña, y el derecho de un gris casi blanco, pero su cara de todo el lado derecho estaba muy marcada, desde aquel accidente esa parte de su cara estaba lleno de cicatrices, quemadas, que aunque no desfiguraron en ningún momento su cara, lo hacían ver mas siniestro, tomo del botiquín detrás del espejo, unas vendas cuadradas adhesivas de color piel, cubriendo las cicatrices, dejando solo su ojo descubierto. Al terminar, dejo caer su cabello, peinándolo de manera que su fleco cubriera las vendas, dejando visible solo la parte sana de su cara. Salio del baño, tomando el uniforme, un pantalón azul y polo blanca con el escudo de la escuela.

 

 

-         es un bueno uniforme- pensó Deo poniéndoselo, solo quedaban visibles sus brazos, tomo un guante largo poniéndoselo en su mano y brazo metálico, aun que solo llegaba a la mitad del brazo, se puso una gabardina negra  y una botas negras hasta las rodillas, bastante toscas y con hebillas (KK: aclaración mía, en esta escuela el uniforme es el que mencione, pero los zapatos y abrigos son opcionales como en mi escuela, aun que no es de ricos para nada ^^U), listo, tomo su mochila y bajo al comedor.

 

 

-         te ves muy bien con el uniforme, aun que a tu manera Deo- dijo Kara pegándole en el hombro cuando bajo.

 

 

-         Gracias padre, tu tan atento como siempre- dijo Deo amenazándolo con el brazo derecho, pero golpeándolo con el izquierdo, ante la cara de espanto de Kara- jajaja te escamaste Kara-

 

 

-         ¡Solo por que eres un bestia!- dijo Kara dandole un zape- sabes muy bien que me romperías en dos si me golpeases con ese brazo, además de la fuerza que tienes-

 

 

-         No es para tanto padre jajaja- seguía riendo el  pelinegro

 

 

-         ¿Desayunaras o te seguirás riendo? – pregunto el rubio arrojándole un cojín.

 

 

-         Comeré- dijo sencillamente el pelinegro, sentándose en la barra a desayunar un suculento plato de cereal.

 

 

 

-         ¿Por que esa cara Deo?- pregunto Kara siguiendo la mirada de Deo quien contemplaba dos sartenes quemados aun echando humo.

 

 

-         Por que eres un desastre en la cocina Padre  /o^U – respondió Deo provocando un aura depresiva en el rubio.

 

 

-         Entonces cocina tu, que eres un ama de casa en potencia – dijo el rubio picándole las costillas al pelinegro quien enrojeció.

 

 

-         Eso no es cierto ¬///¬ - se defendió. Miro la hora- ¿no crees que deberíamos irnos?-

  

-         Tienes razón – dijo el rubio tomando las llaves y arrojándole unos lentes negros a Deo- vamonos-

 

 

 

 

-         llegamos señorito- le anuncio el chofer a ancel dejándolo frente aun enorme edificio de cuatro pisos y acabados contemporáneos, pintado de un tenue azul cielo, los amplios y verdes jardines le daban al ambiente frescura, bajo con cuidado tomando su mochila y acercándose a la enorme puerta de entrada.

  

-         bueno Días Ancel- saludo un joven alto y delgado de ojos miel y cabello castaño que caía elegantemente sobre sus ojos.

  

-         Buenos días  Benja – saludo el ojiverde a su mejor amigo

  

-         ¿listo para nuestro ultimo curso de la secundaria?- pregunto Benja

  

-         Claro- aseguro el ojiverde. Entrando al edificio de la Instituto Kobara

  

  

-         Veamos- dijo una mujer de edad, cabello castaño entrecano y penetrantes ojos negros, leyendo unas hojas en sus manos- sus padres me pusieron al tanto de la situación de Deo, Sr. Berit-

  

-         algo me comentaron- respondio Kara sentado junto a Deo frente al escritorio de la directora.

  

-         Tu apariencia pasa por encima del reglamento, Deo- dijo viéndolo detenidamente -  pero te entiendo- dijo mostrándole su hombro, donde había una extraña placa de metal- aun que tu caso es un poco mas extremo-

  

-         Muchas gracias directora- respondió Deo de corazón, de verdad lo agradecía.

  

-         Tus maestros están al tanto, pero solo parcialmente así que ten cuidado- advirtió la directora- tienes un permiso especial para tu cabello y los docentes creen que los lentes se deben a una enfermedad en tus ojos ¿esta bien así?-

 

 

-         Si, me ayuda bastante- respondió el pelinegro con su voz profunda  

  

-         Si no te importa Deo, me gustaría corroborar lo de tus ojos- dijo la directora, Deo dudo, pero se quito los lentes negros, abriendo lentamente sus ojos, mostrándoselos tímidamente a la directora.

 

 

-         Gracias- dijo la directora sonriendo tranquilamente- muy bien, toma tu horario y tu salón, ya estas inscrito, deberías de pasar inmediatamente –

 

 

-         Muchas Gracias- dijo Deo sonriendo desde lo profundo de su corazón, sin pensarlo mucho abrazo a la directora, se puso sus lentes y luego salio de la oficina.

  

-         Con la facha que tiene nunca me hubiera imaginado que es así de transparente- comento la directora.

 

 

-         Es un gran muchacho- dijo Kara sonriendo complacido- solo que la vida lo ha tratado mal.

  

 

 

-         buenos diasss Anceeellll- canturreaban las chicas a su alrededor cuando entro al nuevo salón

 

 

-         buenos días señoritas- dijo educadamente el ojiverde, derritiéndolas. Pasó junto a ellas y se sentó en un mesabanco junto a la ventana, detrás de Benja.

  

-         ¿Qué acaso nunca cambiaran?- pregunto retóricamente Benja, observando a las fans de su amigo, no era para menos, el lindo y popular Ancel Roth derretía corazones   desde su llegada al instituto, pero los suspiros de las chicas fueron cortados por la entrada de la primera profesora, una mujer delgada de mirada amable.

  

-         Bienvenidos a su nuevo curso jóvenes- dijo la profesora- yo seré su profesora de matemáticas, soy la señorita Brown-

 

 

-         Y comienza el horror- comento Benja, quien odiaba las matemáticas. La clase transcurría con un pesado silencio que daba somnolencia a cualquiera que estuviera en al salón, solo interrumpido por la monótona explicación de la profesora, hasta que fue interrumpida por un llamado a la puerta, fue a atenderlo saliendo del salón un momento.

 

 

-          Vaya hasta que por fin  alguno de los dioses atendió mi plegaria- susurraba benja a Ancel.

  

-         Que conveniente- dijo Ancel bostezando profundamente.

  

-         Bueno jóvenes- dijo la Srita. Brown entrando nuevamente al salón con una hoja en la mano- parece ser que tenemos a un nuevo compañero este curso- eso tuvo la atención de todos, no había entrado nadie nuevo desde que iniciaron el primer grado, debido a la soltura económica que se necesitaba para asistir. Los chicos rezaban por una linda chica, y las chicas por un nuevo  niño cute

 

 

-         Pasa- dijo la maestra interrumpiendo los delirios de todos, entro ese joven alto, delgado, con espalda ancha, con largo cabello negro hasta su cintura y un fleco cubriendo la mitad de su cara, con una gabardina negra, una cadena colgando de su pantalón, ese guante de piel en su mano derecha y los lentes oscuros que se asomaban bajo el cabello, muchos estaban expectantes, por tan curiosa apariencia- el es Deo Berit, se mudo hace poco y a partir de ahora será su nuevo compañero- las chicas se encogieron un poco en sus asientos, turbadas por el intruso entre esos niños ricos

 

 

-         Un placer- dijo Deo inclinando levemente la cabeza hablando con su fría y penetrante voz.

 

 

-         Si hay algún problema, solo dilo- dijo la maestra.

  

-         Hay un problema- dijo Deo sorprendiendo a todos por su rápida queja, escuchando atentamente

  

-         ¿cual?- pregunto la maestra.

  

-         No hay un mesabanco para mi- dijo Deo firmemente sin cambiar su tono de voz.

  

-         Pero, hay uno al fondo- dijo la maestra

 

 

-         No me refiero a eso- aclaro Deo, haciendo que la maestra se sintiera cohibida- todos los mesabancos tienen la paleta del lado derecho- dijo Deo sorprendiendo a la maestra por tan rápida observación- y yo soy zurdo-

 

 

-         Ah, ese es el caso – dijo la maestra llamando a un intendente que le trajo rápidamente un mesabanco especial, poniéndolo en el fondo del salón. Deo se agacho y  le dijo al intendente.

  

-         Gracias, fue muy rápida su ayuda – dijo dándole una sonrisa que solo el intendente pudo ver.

  

-         Pasare a sentarme, profesora- dijo Deo pasando entre las filas, haciendo sonar la cadena en cada paso, una bola de papel iba hacia el desde las primaras filas, pero el la atrapo con su mano izquierda, la compacto con fuerza y la arrojo al bote de la basura, encestando a pesar de la distancia. Se dirigió al chico que le arrojo la pelota y le dijo al oido- no te conviene molestarme niño rico…- el chico se estremecio y puso atención a la profesora, algo turbado. Deo se dejo caer en el mesabanco, sacando una pluma y un cuaderno negro, apuntando la clase ajeno a todo.

 

 Sin lugar a dudas, seria un curso muy entretenido…     
Notas finales: KK: Coments Please ^o^

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