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FELICIDAD ARTIFICIAL por lyra

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Bill no paraba de dar vueltas en la cama. Hacía más de una hora que esperaba a que su hermano fuera, pero algo en su interior le decía que no iba a venir. No después de la pelea que habían tenido esa tarde, y del estúpido comportamiento que vino después.

Cuando salió de la habitación después del beso que le había dado Zach se dirigió a la sala donde estaban los demás. Su hermano estaba en ella hablando como si nada con Georg, pero en cuanto le vio entrar murmuró una disculpa y salió de la sala. …l le ignoró cuando pasó por su lado y se volvió a sentar en el sofá con Gustav.

-¿Os habéis peleado?-le preguntó con curiosidad.

-No ha sido nada grave, no te preocupes.

-Es que es raro veros así, sin hablaros no dirigiros la mirada. Con lo feliz que estabas antes y ahora se te ve tan abatido.

-No te preocupes, volveré a ser feliz. De una manera o de otra lo volveré a ser-le dijo más para sí mismo que para él.

Gustav decidió no seguir preguntando. Siempre que intentaba hablar con Bill de algo serio le salía con contestaciones raras y sin ningún sentido, o al menos para él.

Pero para Bill si tenían sentido, y mucho. Sabía que si su hermano no le quería hacer feliz nunca más Zach lo haría. Se lo había demostrado con un beso y eso a él le había bastado. Tal vez si le viera feliz con otra persona, y encima con una que no soportaba, volvería a sus brazos. Y ya vería si le perdonaba o no.

Si esa noche volvía a su cama, a sus brazos, le aceptaría. Después de que se hubiera disculpado, claro. Se lo debía por las crueles palabras que le había dirigido.

Pero si no iba a verle, él ya tenía pensado donde dormir esa noche, y con quien. Si sus brazos no le acogían esa noche, sabía de otros que sí lo harían. Se lo había prometido, estar a su lado cuando le necesitara o cuando no fuera feliz.




Tom se había dirigido al baño sin saber exactamente el porqué. Sólo sabía que en esos momentos no tenía ganas de verle la cara a su hermano. Seguro que ahora se estaba riendo de él, comentando su fallo con los demás otra vez.

Se lava la cara con agua fría y se la seca mientras piensa en la venganza de esa noche. Le había prometido vengarse de él, y lo iba a cumplir. Pero no de la manera que esperaba. Esa noche no iba a ir a su cama como lo hacía todas las noches.

Sabía que su hermano no podría aguantar una noche sin él. Pero así tendría tiempo de pensar y recapacitar sobre sus actos. Seguro que al día siguiente cuando se levantara y abriera la puerta de su habitación se le encontraría rogándole una segunda oportunidad. Y él se la daría, después de que se hubiera disculpado por haberse reído en público de él y le prometiera no hacerlo nunca más. Entonces le abrazaría y le daría el beso que en esos momentos se moría por darle pero que su orgullo no se lo estaba permitiendo.



Cuando llega la hora de volver al hotel Gustav va a buscar a Tom al baño, donde se había escondido casi media hora.

-¿Te encuentras bien? Llevabas mucho tiempo dentro y nos tenías preocupados.

-Sí, es que necesitaba pensar-le contestó saliendo del baño.

-¿Y se puede saber en qué?

-En la venganza-le dijo sin más y dejándole plantado en mitad del pasillo.

“Está claro que lo mejor es callarme y no preguntar nunca más que le pasa a éstos dos”-piensa Gustav mientras le sigue hacia la salida.

Ya afuera les estaba esperando un coche. Bill ya estaba dentro, mirando por la ventanilla como si fueran muy interesantes las vistas que tenía delante: el vacío parking.

Tom se siente detrás con él pero al lado de la otra ventanilla, lo más alejado posible de él.

A Gustav no le queda más remedio que sentarse entre los dos mientras que Georg lo hacía al lado del conductor.

Nadie dice nada en todo el camino. Se podía cortar la tensión que había en el aire con un cuchillo. Parecía que estaban enfadados los unos con los otros.

Y para cuando llegan al hotel las cosas no habían cambiado. En el ascensor todos están ansiosos de llegar a sus habitaciones de una vez. Sobre todo Gustav y Georg, que no paran de lanzarse miradas entre ellos como para querer preguntarse que era lo que les pasaba a los gemelos.

Cuando llegan a su piso salen y cada uno tira para su habitación. Las de Gustav y Georg estaban en la punta opuesta del pasillo, así que se despiden de los gemelos y ya más relajados se van charlando por el camino.

Bill y Tom lo tienen más difícil, pues sus habitaciones pegaban una con la otra. Siempre las escogían juntas, para que cuando Tom se deslizara a la de su hermano en mitad de la noche no le pillara nadie en pijama por el camino.

Cuando llegan a las puertas de las habitaciones todavía continúan sin mirarse ni hablarse. Ni siquiera se despiden para darse las buenas noches. El único sonido que sale de ellos es el portazo que ambos dan a la puerta de su habitación.




De eso hace ya dos horas, un de las cuales se la había pasado Bill dando vueltas en la cama sin poder pegar ojo pensando en la pelea.

Pero había otra cosa que le robaba el sueño. No lograba sacarse de la cabeza el beso que le había dado Zach. Fue maravilloso, y con mucha ternura. Se pasa los dedos por los labios como buscando algún resto del beso que aún siguiera allí mientras no puede evitar sonreír al recordarlo.

Se levanta de la cama deprisa. Se acabó la espera. Sabe que su hermano no va a ir, se lo impide su maldito orgullo. Y si lo que andaba buscando era venganza, eso era lo que le iba a dar.

No lo iba a hacer sólo movido por la venganza, sino también por que lo necesitaba. Necesitaba desesperadamente que alguien le abrazara esa noche, que le hiciera sentirse feliz una vez más. Y como estaba claro que su hermano no lo iba a hacer, decide aceptar la oferta que le habían hecho esa tarde.

Abre la puerta de su habitación y se asoma para ver si hay alguien por el pasillo. No hay nadie, así que cierra la puerta despacito para no hacer ruido y se dirige a la habitación de Zach, que siempre estaba muy cerca de la suya por si necesitaba algo de él, como esa noche.


Tom siente que se cierra la puerta de la habitación de su hermano y sonríe satisfecho en la cama. No había aguantado mucho sin él y venía a sus brazos, para pedirle perdón por su actitud de esa noche. Se recuesta en la cama a esperarle sin dejar de sonreír.



Bill llama a la puerta suavemente, y ésta se abre a los pocos segundos.

-¡Bill! No esperaba verte-le miente Zach- ¿Necesitas algo? ¿Qué puedo hacer por ti?

Sin decir nada Bill se echa a sus brazos y comienza a besarle con mucha pasión mientras siguen con la puerta abierta.



Tom se cansa de esperarle y decide levantarse de la cama. A lo mejor su hermano había llamado y él no le había oído. Va hacia la puerta y la abre, pero allí no había nadie. Oye unos ruidos al otro lado del pasillo y se acerca a ver que pasa. Cuando dobla la esquina sólo pudo ver cómo se cierra la puerta de la habitación de Zach. Sabe que estaba con alguien, pero no ha llegado a tiempo de ver con quien.

Se vuelve a su habitación, pero se queda delante de la de su hermano con la mano en alto como si fuera a llamar. Pero se lo piensa dos veces y no lo hace. Seguro que era lo que esperaba, que se le pasara el enfado y fuera corriendo a abrazarle. Pero no le daría ese gusto. Cuando pasara una noche sin él ya vería como las cosas cambiaban.

Y con ese pensamiento se dirige a su habitación, para pasar una noche en soledad.




Mientras, en la habitación de Zach, Bill sigue pegado a sus labios. Está ansioso de amor, y Zach estaba muy dispuesto a dárselo.

Después de haber cerrar la puerta como pudo sin separar sus labios de los de Bill, comienza a subirle la camiseta mientras le pasa los pulgares por sus costados haciendo que sonriera contra sus labios por las cosquillas. Sólo interrumpe el beso para sacarle la camiseta por la cabeza, dejando al descubierto un pecho pálido y suave que comienza a recorrer con los labios dejando un rastro de besos húmedos tras su paso.

Bill echa la cabeza hacia atrás y cierra los ojos para sumergirse en las oleadas de placer que está sintiendo con cada beso que le deja en su pecho. Con las manos le coge la cabeza para apretarla más sobre su cuerpo, para que no parara.

Pero Zach no quiere parar. Mientras sigue concentrado en su cuerpo comienza a empujarle en dirección de la cama, hasta que por fin está lo bastante cerca para darle un fuerte empujón que le tumba de espaldas con él encima.

Una vez tumbados y con Bill bajo su cuerpo retorciéndose de placer, comienza a subir hasta su cuello, donde también le deja unos cuantos besos húmedos, para seguir ascendiendo hasta sus labios, que ya están entreabiertos esperándole. Y comienza a besarle con la misma ternura que esa tarde.

Bill no deja de pasarle las manos por debajo de su camiseta, arañándole la espalda de paso. Luego las sube hasta su cabeza para empujarla contra su boca para que hiciera el beso más profundo, pues esa tarde se había quedado muy hambriento de él.

Zach lo nota y sonriendo de satisfacción le mete la lengua con fuerza en la boca, haciendo que gimiera por la sorpresa inesperada de esa fuerza.

Quiere sentirlo dentro de él, que le llenara esa noche que se encontraba tan sólo por culpa de su hermano.

Y ese pensamiento hace que se acuerde de él, que se pare a pensar… ¿Y si se estaba equivocando? ¿Y si esto fuera un error?

Trata de poner fin al beso, necesita hablar un momento con Zach, pero por más que intenta hacer que separaren sus labios de los suyos no lo consigue.

Mientras una mano de Zach le va recorriendo el estómago hacia abajo, hasta que llega a su objetivo. La posa en su entrepierna y comienza a rozarse contra él.

Bill quiere que pare.

Bueno, en realidad ya no quería.

Pero el pensar que su hermano nunca le ha hecho sentir así le hace abrir los ojos, y protestando contra la boca de Zach baja una mano y le retira la suya de su entrepierna.

Esto hace que Zach de por terminado el beso y levantando la cabeza se le queda mirando desde arriba mientras le aparta el pelo de la cara.

-¿Ocurre algo? ¿No te estabas divirtiendo?-le pregunta con mucha dulzura en la voz.

-No es eso, en serio. Me lo estaba pasando muy bien contigo-le dice Bill muy bajito.

-¿Pero…?

-Pero creo que íbamos muy deprisa. Sólo quería que alguien me abrazara esta noche y me consolara de la misma manera que tú acabas de hacer. Pero eso es todo. No quiero hacer nada más. Al menos hoy no.

-Te entiendo, no hace falta que me expliques nada más.-le dice sofriendo mientras se levanta de encima de él-esta noche haremos lo que tú quieras.

Bill le sonríe agradeciendo que sea tan comprensivo.

Zach se levanta del todo de la cama y le tiende una mano para ayudarle a levantarse. Cuando ya está de pies a su lado se agacha para recoger la camiseta que le quitó y se la va poniendo con mucha ternura en los ojos, para acabar con un dulce beso en la mejilla.

-Si todavía necesitas que alguien te abrace mientras duermes te puedes quedar. Sólo haremos eso, dormir abrazados, nada más. Te lo prometo.

-Me parece bien, si a ti no te molesta.

Entonces Zach retira las sábanas, se echa y le vuelve a tender la mano a Bill para que se eche a su lado, quien no duda en aceptarla. Zach le atrae hacia su cuerpo mientras le tapa con suavidad. Apoya su cara contra su cuello y dándole un beso en él le desea buenas noches.

Bill cierra los ojos muy feliz. Su hermano nunca haría eso. Si le pidiera que parara para solo dormir abrazados sabía que se enfadaría por cortarle y dejarle a medias. No como Zach, que le había comprendido a la primera.

Pero Zach no puede dormir. Ha estado a punto de hacer algo que nunca pensó que tendría que hacerle a Bill, y eso le repugnaba más que otra cosa. …l sólo quería a Tom, pero si no le quedaba más remedio que estar dentro de Bill, lo tendría que hacer para conseguir su primer objetivo.




Bill se despierta muy descansado. Está en los brazos de la persona más compresiva y amable que jamás ha conocido. Se está estirando cuando unos labios se posan sobre los suyos, dándole un dulce beso.

-Buenos días, dormilón-le dice Zach estrechándole más en sus brazos.

-Lo mismo digo. Bonita manera de empezar el día-le dice sonriéndole.

-Sabía que lo ibas a necesitar. Hoy te espera un largo día de trabajo: entrevistas, sesión de fotos,… y más cosas que ahora mismo no recuerdo.

-¿Y tú eres el mejor ayudante de David? Si no te acuerdas de la mitad-bromea.

-Lo haría si tus ojos no me nublaran la razón-le dijo pasándole un dedo por la frente, lo que hace que se estremeciera.

-No sé donde has estado todo este tiempo. Con Tom nunca había sido así.

Este comentario hace que Zach arrugue la frente.

-Perdona, tal vez no quieras que te cuente lo mí o con mi hermano. He sido muy insensible-se disculpa.

-Sólo un poco, pero te perdono. Todavía es muy reciente vuestra ruptura y es normal que hables de él.

-Y encima hoy toca sesión de fotos. Y están esas estúpidas fotos que nos obligan a hacer los dos juntitos como buenos hermanos. No sé si hoy podré soportar el hecho de estar con él aparentando que nos queremos mucho.

-Yo puedo ayudarte con eso.

-¿Te vas a hacer esas fotos conmigo? ¿Ocuparás el lugar de mi hermano? Porque esas fotos las haría con mucho placer.

-Es más fácil que eso, créeme- le dice incorporándose en la cama y buscando en el cajón de la mesilla.

Cuando lo encuentra abre una mano y le deja a Bill ver su contenido con una sonrisa en su cara.

-¿Qué es eso?-le pregunta Bill sentándose en la cama sin dejar de mirar su mano.

-Nada, sólo una pequeña ayudita para que este día se te pase volando-le dice sonriendo más.

-¿Son drogas?-le pregunta cogiendo la pequeña pastilla en su mano.

-No son peligrosas, sobretodo si las tomas con cuidado. Con dos al día será como si estuvieras en las nubes. Podrás hacer tu trabajo mejor que nunca, sin tener que preocuparte por ver a tu hermano.

-No la necesito, podré soportarlo sin ayuda de nada, gracias-le dice devolviéndole la pastilla.

-Quédatela, yo tengo más-le dice cerrando su mano sobre la de Bill-sólo por si te hace falta. Llévatela a la sesión de fotos, y si ves que no lo aguantas, pues te la tomas y verás que feliz te sientes en unos minutos.

Se la va a devolver cuando piensa que tiene razón. La tendrá a mano sólo por si la necesita. Asiente con la cabeza y Zach le deja libre la mano.

-Creo que es mejor que te vayas ya a tu habitación, antes de que alguien te vea salir de aquí. Y no le cuentes nada a Tom de lo nuestro. Será nuestro secreto.

Bill vuelve a asentir con la cabeza y comienza a levantarse de la cama sin abrir la mano para que no se le caiga la pastilla.

Zach también se levanta y le acompaña a la puerta. La abre y tras comprobar que no hay nadie le da un último beso en los labios y le deja marchar.

En cuanto cierra la puerta se dirige corriendo al baño. Quiere darse una buena ducha, quitarse todo el rastro de Bill de su cuerpo.

Mientras se ducha no puede dejar de reírse de la manera que ha engañado a Bill. Esa pastilla que le ha dado no es una droga cualquiera. Es éxtasis. Sabe que en cuanto pruebe un par de ellas, y con su ayuda lo hará, enseguida empezará a necesitar más para encontrarse mejor.

Con esas pastillas encontrará otra clase de felicidad.

Una felicidad que con el tiempo será mortal.

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