Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Las Apariencias Engañan por Beyrus

[Reviews - 188]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Recordatorio: Harry había tenido un encontronazo con Snape y después, Ron, Hermione y él, se fueron a desayunar al Gran Comedor.

Por cierto si hay alguna expresión que no entendéis, decídmelo porque lo mismo utilizo palabras coloquiales de mi país y no me doy cuenta *^_^*

Quería dedicar este capítulo a las tres personas que me dejaron un comentario en el anterior, dándome ánimos, muchas gracias tobi-chan, arturo y Astrid3

Me estaba preparando un sándwich con varias lonchas de beicon y un huevo frito, que coloqué entre las rebanadas de pan con mucho cuidado para que no se me cayera nada, cuando Ron abrió la boca para decir algo y Hermione le interrumpió para empezar a decirnos cosas extrañas sobre dichos y refranes muggles:

-Oye, Hermione… quería decirte algo… –comenzó despacito Ron. Ella le miró fijamente esperando a que mi amigo terminara-. Yo… verás… yo… -se quedó callado, supuse que estaría buscando las siguiente palabras para continuar. ¿Iría a atreverse a hacer lo que hacía años debía haber hecho? No me lo podía creer.

-Ron, ¿Qué es lo que me quieres decir? –preguntó mi amiga extrañada. Éste se quedó callado mirándola primero a ella y luego al suelo-. Bueno, cuando te decidas me avisas –dijo cortante y mi amigo con cara de pena volvió a coger su sándwich. Entonces Hermione se dirigió a mí-. Por cierto Harry, he estado pensando sobre lo que has dicho antes –mi amigo y yo interrumpimos el bocado que íbamos a dar a nuestros respectivos desayunos para mirarla de nuevo. ¿A qué se referiría Hermione? ¿Qué era lo que yo había dicho antes?- ¿No has oído ese refrán muggle que dice: los que se pelean se desean?

Supongo que entre el brusco cambio de tema y lo que me estaba diciendo mi amiga, se debía haber reflejado una pequeña confusión en mi rostro, porque en vez de esperar a que contestara, Ron intervino, intentando ayudarme.

-Mmm, recuerda Hermione que aunque se haya criado con muggles, Harry ha estado gran parte de su vida encerrado en una alacena y sin relacionarse con nadie.

-Bueno, eso no significa que Harry no lo haya podido oír alguna vez. Quizás sus tíos lo mencionaron en alguna ocasión, o quizás lo hayan dicho en algún programa de la televisión…

-Pero eso es dar por hecho las cosas, Hermione. Ya sabes que Harry está incómodo cuando tiene que hablar de sus tíos… ¿qué más da si lo ha oído o no?

-Seguramente sí que lo ha oído. Tú no has vivido en el mundo muggle así que no puedes saber con qué frecuencia se pueden repetir estas frases o no…

Ron abrió la boca para rebatirla pero antes de que la contestara, decidí hacerlo yo, porque si no, se iban a pasar el desayuno entero discutiendo y encima sobre un tema que me involucraba a mí.

-Espera Ron –le dije y éste me miró con el ceño fruncido, como si estuviera interrumpiendo una conversación muy importante-, sí Hermione, he oído el refrán ese, pero, ¿a qué viene este tema ahora? –le pregunté, mientras intentaba meterme un trozo entero de beicon en la boca.

-¿Ves cómo sí lo conocía? –le espetó triunfante a Ron.

Mi amigo intentó responderla, pero sólo salieron trozos de pan de su boca de una forma no muy agradable, por lo que tuvo que cerrarla de nuevo para poder tragar y dejar de escupirnos comida. Hermione puso cara de desagrado y me miró directamente a mí dándole la espalda a Ron, para apartar la asquerosa visión de éste engullendo y metiéndose los dedos en la boca para empujar dentro el resto de comida que no le cabía y no podía tragar.

-Pues porque últimamente me ha dado por pensar que ese refrán es cierto –me contestó.

-¿Cómo? –pregunté todavía sin entender-, ¿en serio crees que eso de que los que se pelean se desean puede tener algo de cierto?

El cerebro de mi amiga se debía haber atrofiado con tanta información almacenada. Si ya decíamos Ron y yo que ser tan inteligente no podía ser bueno…

-Piénsalo –obtuve como única respuesta por su parte, mientras me sonreía enigmáticamente y volvía a retomar el desayuno que se había preparado con huevos revueltos y brócoli.

Ron ya había decidido pasar del tema y siguió mimando a su estómago con abundante comida. Yo me puse a darle vueltas al refrán, sin tener ni idea de hacia dónde quería llegar mi amiga. Quizás fuese una forma de declararse a Ron, pensé, pero enseguida descarté la idea. Ella era lo suficientemente inteligente como para saber que nuestro amigo jamás pillaría semejante sutileza. A él había que hablarle muy claro y muchas veces ni con ésas conseguías que te entendiera. Apoyó el codo sobre la mesa y a continuación posó la cabeza sobre su mano, mirándome con mordacidad, en ese momento no sé porqué empecé a sospechar que no iba a querer oír lo que me iba a decir.

-No tengo ni idea. Venga, deja de hacerte la misteriosa, dímelo –la pedí. Y si había un refrán que mi amiga tenía que haber analizado era el de "la curiosidad mató al gato", porque éste sí que era cierto, por lo menos si se aplicaba a mí en aquel momento. Hermione carraspeó antes de soltar su magnifica deducción, que me dejó a cuadros.

-A lo que me refiero –empezó, e hizo una breve pausa para dar más énfasis a sus palabras, como si no tuvieran la suficiente energía ya de por sí-, es que ese odio que dices que te tiene el profesor Snape y que sabemos que tú le tienes a él, a lo mejor está motivado por un sentimiento más fuerte que ambos queréis tratar de ocultar –soltó de golpe y sonrió satisfecha, como si lo que acabara de decir fuera la verdad más grande del mundo.

Yo me quedé con la boca abierta, en realidad no sabía ni qué responder. Menos mal que para aquellos momentos Ron ya había terminado de saciar su apetito y había llegado a oír el discursito que me había soltado Hermione, así que intervino para hacerla darse cuenta de la soberana gilipollez que acababa de decir.

-¡¡Hermione, por Dios!! ¿Cómo se te pueden ocurrir tantas cosas asquerosas a la vez? –soltó él, con su tacto característico para decir las cosas.

-Pues no entiendo qué te parece tan asqueroso, Ronald –refunfuñó ella-, ¿tan mal te parece que Harry se enamore?

-Pero… -intenté intervenir, no sabía cómo, pero parecía que ya Hermione me había casado con Snape sin ni siquiera saber qué es lo que opinaba yo sobre el asunto. No pude continuar la frase porque Ron parecía aún más indignado que yo.

-Me parece, Hermione, que todos estos años te hemos estado sobrevalorando. Pensábamos que eras una chica inteligente, pero resulta que estábamos confundidos, ¡porque sólo sabes decir tonterías! –dijo gritando la última frase.

-Ron tampoco hace falta… -intenté apaciguar la discusión, porque aquello parecía ser el comienzo de la tercera guerra mundial, y lo que más temía era estar en medio de ésta.

-¿Y qué es lo que te parece una tontería, Don Inteligencia Suprema? –saltó Hermione, poniéndose roja y levantándose de la silla.

-Pues para empezar, ¡es una tontería que a Harry le emparejes con el murciélago grasiento! Es asqueroso, repulsivo y… y… ¡Aún me parece más estúpido que estés insinuando que Harry es gay!

En ese momento los dos estaban levantados de sus sillas. Ambos se miraban como si se fueran a fulminar. Así que antes de que pasara algo peor, decidí que aquel era el momento idóneo para marcharme de allí.

Comencé a levantarme intentando pasar desapercibido, pero parecía que aquel no iba a ser mi día. La silla hizo un nada discreto ruido justo cuando ya había conseguido ponerme de pie. Ambos dejaron de mirarse como gallos de pelea para volver sus miradas hacia mí.

-Harry –me llamó Hermione, con una voz que delataba que estaba a punto de echarse a llorar. Y es que, en verdad, muchas veces Ron no sabía cómo tratarla. Me pregunté qué habría visto mi amiga en él-. ¿Eres gay, verdad? –me soltó de sopetón, y me arrepentí de haber estado apiadándome de ella unos momentos antes. Mis ojos se dilataron, no me esperaba para nada aquella pregunta tan directa, simplemente pensaba que me iba a pedir ayuda para que pusiera paz entre ellos-. He estado observándote y he visto que no te fijas nunca en chicas, a parte de lo de Cho, que terminó un poco mal. Lo normal en tu edad sería que estuvieras todo el día hablando del tema como hacen los demás. Por el contrario…

Ron me miraba anonadado, tenía que actuar deprisa. ¡Maldita Hermione! No podía dejar de meterse en mis asuntos, claro. Y yo no me sentía preparado para confirmarle sus sospechas.

-Hermione. Sólo te diré una cosa. Quizás tengas un poco de razón cuando dices que los que se pelean se desean. Pero no aplicándomelo a mí, si no a otros dos –sonreí y miré a ambos.

Bien, había sido una forma astuta de salir del lío sin mentir. Noté que mis dos amigos se sonrojaban y aproveché el momento para salir de allí. Tanto como si seguían discutiendo, como si se enzarzaban en una lucha labio a labio, prefería no estar presente.

Salí precipitadamente del comedor sin volverme a mirarlos, cuanto más rápido me alejara de allí, mejor sería para mi integridad física y mental. Iba despistado, y de pronto noté cómo algo me rozaba suavemente el brazo. Me volví para ver qué había sido lo que me había tocado y me encontré con Snape parado en una postura más bien forzada, mirándome a su vez. Enseguida comprendí la situación. Habíamos estado a punto de chocar de nuevo, pero esta vez la culpa había sido mía. Gracias a Dios, mi profesor había conseguido esquivarme a tiempo.

En realidad, no sabía cómo hubiera podido reaccionar si de nuevo me hubiera encontrado con Snape en el suelo, encima de mí. Nuestras miradas se cruzaron y me dio la sensación de que no estaba tan furioso como antes. Quizás los asuntos urgentes que tenía cuando chocamos por primera vez, se habían solucionado.

Notas finales: Muchas gracias por leer hasta aquí y ya sabéis cualquier opinión, corrección... lo que sea, a comentar! Que en realidad es el sueldo de los que escribimos Fan fics :P

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).